En un principio, y hasta el año 1875, la Rugby Union inglesa había resuelto "que un partido se definirá por mayoría de goals únicamente". Es decir que debía enviarse la pelota por encima del travesaño y entre los palos en cualquier forma que fuese (a raíz de un try, un drop, un penalty o un field-goal).
Los tries no valían sino como proporcionando una oportunidad para un tiro al goal, y si en un encuentro no se registraba ningún goal el resultado era un empate, así se hubiera señalado veinte tries.
En 1876 vino la primera reforma; el anterior reglamento riguroso fue suavizado, en el sentido de que en caso de que no se hubieran marcado goals o que hubiera empate en éstos, los partidos se definirían por mayoría de tries. De esta manera un equipo que hubiera marcado un goal era vencedor si su contrario no marcaba goals, aunque hubiera hecho varios tries.
Hasta 1889 no se fijó un valor en puntos al goal ni al try, pero en ese año quedó resuelto que el goal, de cualquier clase, valdría tres puntos y el try un punto. Desde entonces las modificaciones fueron muy frecuentes, notándose un progresivo ascenso en el valor del try.
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