domingo, 30 de octubre de 2016

Paolo Guerrero - Paolo I, rey de América

Por Martín Estévez

Rarísimo caso el de Paolo Guerrero. Exceptuando la Copa América, ha jugado 54 partidos en su selección, con 16 goles convertidos. Números normales, hasta algo bajos para un delantero. Pero todo cambia en la Copa América: suma solo 15 partidos, ¡y 10 goles! Altísimo promedio que le permitió ser goleador de las dos últimas ediciones, las de 2011 y 2015.

Rarísimo caso el de Paolo Guerrero, parte II: es uno de los futbolistas peruanos más importantes de la historia, pero jamás jugó en el fútbol de su país. Nacido en 1984, se inició en las juveniles de Alianza Lima y luego llegó a la Selección Sub 17. El Bayern Munich se lo “robó” (Guerrero no tenía contrato porque era menor de edad) y en Alemania comenzó su carrera profesional. 

En Bayern (2004-06) hizo 13 goles; en Hamburgo (2006-12) sumó 51; y luego se fue a Brasil, donde acumula 65 entre Corinthians (con el que ganó el Mundial de Clubes 2012) y Flamengo. En Estados Unidos será el gran símbolo del equipo ante las ausencias de Farfán y Pizarro, e intentará lograr la nunca conseguida hazaña de ser tres veces consecutivas goleador de la copa.

Publicado en El Gráfico N°4470 (junio de 2016)

sábado, 29 de octubre de 2016

James Rodríguez - El Mundial lo llenó de presión

Por Martín Estévez

Seguramente, James Rodríguez recordará el Mundial 2014 como el mejor momento de su carrera. A los 22 años, fue el goleador y una de las grandes revelaciones del torneo. Sin embargo, esa excelente actuación también marcó a fuego sus siguientes temporadas.

Le llovió dinero, porque fue contratado por el Real Madrid, pero también le llovieron presiones, porque partido a partido tuvo y tiene que demostrar por qué pagaron tanto dinero por él; y por qué había sido figura en Brasil. 

James comenzó su carrera en equipos chicos (Envigado de Colombia y Banfield). Dio un salto de calidad en Porto (2010-2013) y, luego de pasar por el Mónaco francés y por el Mundial, llegó al Madrid, donde muestra chispas del talento que esperan de él, pero no termina de encajar. Recibió críticas negativas y hasta se rumoreó que se iría del club. 

En la Copa América, la presión sobre este volante ofensivo de excelente pegada no disminuirá: caerá sobre sus piernas la responsabilidad de llevar a Colombia, como mínimo, a superar la primera fase. No conseguirlo sería un fracaso.

Publicado en El Gráfico N°4470 (junio de 2016)

viernes, 28 de octubre de 2016

Jozy Altidore - ¿El sucesor de Landon Donovan?

Por Martín Estévez

Luego del retiro de Landon Donovan, en 2014, la selección de Estados Unidos busca referentes. Detrás de los históricos Tim Howard (37 años) y Clint Dempsey (33) ya se postula Jozy Altidore, corpulento delantero de Toronto, equipo canadiense que juega la MLS. 

Tras un buen comienzo en New York Red Bull (2006-08), el inicio de su experiencia en Europa le resultó difícil. Apenas 6 goles entre Valencia (2008/09), Xerez (2009), Hull City (2010), Villarreal (2010) y Bursaspor (2011). Explotó en el AZ Alkmaar holandés: ganó la copa local y marcó 51 goles en dos temporadas. Decayó en Sunderland y el año pasado volvió al fútbol de su país. 

Sus números en la selección son interesantes: ya suma 81 partidos y nada menos que 27 goles. 

Altidore sabe cubrir la pelota con el cuerpo, tiene un remate furioso y no es ningún inexperto. Lo malo es que en 2016 ha convertido solo tres veces. Los consejos de Klinsmann (que algo sabe sobre ser delantero) pueden ayudarlo para enfocar la mira y para que el desgaste que realiza partido tras partido dé mayor resultado en las redes rivales.

Publicado en El Gráfico N°4470 (junio de 2016)

jueves, 27 de octubre de 2016

Nicolás Sánchez - A defender el prestigio

Por Martín Estévez

Desde hace dos años, él y Racing no paran de pelear campeonatos. Ya consolidado como una pieza importante en el fondo, repasa su larga carrera y asegura: “Solo pienso en seguir ganando”.

Principios de 2006. Nueva Chicago la pasa mal en el Nacional B y su entrenador, Rodolfo Motta, busca soluciones para la debilidad defensiva. Prueba, prueba, y no le encuentra la vuelta. De pronto, apuesta una carta fuerte: llama a un pibito de 20 años, un irregular volante central que no jugaba nunca, y le hace una pregunta: “¿Te animás a ser marcador central?”. El pibe, lo que quiere es jugar. Entonces, le dice que sí, que se anima. Más de diez años después, Nicolás Gabriel Sánchez no imagina cómo hubiera sido su vida si aquella pregunta nunca hubiera llegado. Ascendió con Chicago, fue campeón con River y Racing, y ahora es, junto a Luciano Lollo, el referente defensivo de la Academia.

“Una sola vez había jugado de central -recuerda-, pero fue por una urgencia, un problema de un defensor. Yo era volante. Por suerte, el día que debuté me fue bien, armé una linda dupla con Leonardo Sigali, y seis meses después ascendimos a Primera”.

-Toda tu infancia fue en Mataderos. ¿Eras hincha de Chicago?
-La verdad es que no. Pero, una vez que empecé a jugar ahí, entendí lo que es el club. Hoy en día sigo a Chicago, siempre le deseo lo mejor. Me gustaría, algún día, volver al club para retirarme. En Mataderos vivía con mis viejos, Saúl y Miriam, y con mi hermana Melina. Al principio compartíamos la casa con mis abuelos; y, cuando fallecieron, nos mudamos a un departamento, pero siempre en Mataderos. Hasta que, a los 20 años, me mudé con mi novia a Caballito. Mis viejos me apoyaron mucho en mi carrera. Por ahí mi papá, por ser hombre, siempre fue más seguidor, viajó a todos lados para verme jugar. Mi mamá es de guardar las notas que salen sobre mí, pero también viene mucho a la cancha: si juego de local, siempre están ella, mi viejo y mi mujer.

-¿Se ponen muy nerviosos?
-Me encantaría saberlo, ver un partido con ellos, aunque obviamente nunca voy a poder; pero sé que mi viejo es muy calentón. Durante muchos años tuvo que ponerse auriculares durante los partidos para no escuchar lo que decían los hinchas. Me imagino que, con los años, aprendió que tiene que hacer oídos sordos.

-¿Cuándo conociste a tu mujer?
-A Eva la conocí hace 11 años, estuvimos un año dando vueltas, y hace ya diez años que somos pareja en serio. Ella siempre me siguió a todos lados.

-¿Qué es lo peor de ser la esposa de un futbolista?
-Yo no lo puedo sentir, solo ella lo siente, pero debe ser difícil dejar proyectos personales atrás: sueños, trabajos, actividades. Aunque algunos piensan que es fácil por el buen pasar económico, no cualquiera deja todo por otra persona, y ella lo hizo. Cuando tuvimos que abandonar todo para irnos a Mendoza, ni lo dudó, pese a que no nos habíamos casado todavía. Y ahora que tenemos dos hijos, tiene menos tiempo todavía. Es un esfuerzo que muchas veces tiene que hacer sin mí, por los viajes y las concentraciones, así que trato de valorárselo todo el tiempo.

-¿Cuántos años tienen tus hijos?
-Joaquín tiene dos y medio; y Rafael, 10 meses. Los dos son muy parecidos, los veo idénticos. Siempre intento participar en todo lo que pueda con ellos. Menos darles la teta, creo que hice de todo (risas). No solo por ayudar, sino porque realmente me gusta. En Mendoza estábamos los dos solos, y el primer nacimiento fue por cesárea, así que ahí tuve que ayudar bastante.

-¿Cómo eras de chico?
-Muy distinto a mis hijos, al menos a Joaquín, que ya está más grande. Él es un sinvergüenza, no tiene problemas en hablar con cualquier persona. Se queda con todos, juega con todos. Yo era muy tímido.

-¿Y en el colegio cómo te iba?
-No tenía problemas. No repetí nunca y pude terminar de cursar, pero me quedó una materia pendiente: física de cuarto año. El día que tenía que rendirla, tuve partido, así que la hice apurado y la hice mal. El año pasado, gracias al Chino Saja, que me insistió y me insistió, pude rendirla. Él había terminado el colegio hacía muy poco y me llevó a la Fundación del Futbolista, donde pude aprobarla. En ese momento dudé, pero pensé que si quiero hablarles a mis hijos de lo importante que es estudiar, tenía que darles el ejemplo.

-Si de chico eras hincha de River, ¿por qué hiciste inferiores en Boca?
-Lo que pasó fue que empecé jugando en el club Parque, que en ese momento tenía convenio con Argentinos Juniors. Y poco después, Parque pasó a ser parte de Boca, así que, de golpe, todos los que estábamos en Parque pasamos a ser parte de Boca. Más allá de que mi familia y yo éramos de River, lo que yo quería era jugar al fútbol, no me importaba dónde. Hice inferiores ahí hasta que quedé libre en Octava. Con edad de Séptima, arranqué en Chicago.

-Te nombro tres entrenadores: el primero es Ramón Maddoni.
-Han pasado tantos jugadores por él, que ya lo conoce todo el mundo. A mí no me gustaba jugar en Parque, no me gustaba para nada. Yo quería jugar en el club de mi barrio, porque Parque era muy discriminado en el fútbol infantil. Lo habían echado de FAFI (Federación Amistad de Fútbol Infantil), eran como “los mejores”, y a mí me daba vergüenza. No quería ser parte de esa camada de jugadores. Pero Ramón me insistió y me insistió para que siguiera, y yo seguí yendo para darle el gusto. Después me empezó a gustar, me empecé a divertir.

-El segundo es Leandro Pérez.
-Fue muy importante en mi formación. Ramón me enseñó el amor al fútbol; Leandro me inculcó la disciplina, las ganas de mejorar, de entrenarse, de querer ser mejor. Y eso, cuando sos chico, a veces te cae pesado, pero después lo reconocés y lo valorás. Lo tuve en Chicago. Él ya no está entre nosotros y no pudo verme jugar en Primera. Por eso me gusta agradecer, siempre que puedo, lo que hizo por mí.

-El tercero es Daniel Ahmed.
-Lo tuve en la Reserva de Chicago. Fue poco tiempo, pero vos te das cuenta cuando un técnico es formador de jugadores. Daniel no se preocupaba solamente por ganar el fin de semana, a él le gustaba que el jugador mejore. No entendía cuando un futbolista llegaba al área y no definía bien; entonces se quedaba y te hacía llegar y patear, llegar y patear… Se fijaba en qué detalle fallabas, qué error estabas cometiendo, y lo corregía. Marcaba cuestiones técnicas que un jugador, por sí solo, no puede notar.

-¿Es mejor jugar en un club estable, como Godoy Cruz, aunque no se consigan títulos; o en un club como Chicago, donde descendés, sos campeón y te pasa de todo en poco tiempo?
-Mientras puedas jugar, siempre va a haber ventajas y desventajas. No voy a negar que, por ejemplo, cuando me fui de River a Godoy Cruz gané una tranquilidad que no venía teniendo. En Mendoza no fui campeón, pero jugamos copas internacionales, eso fue muy importante. En cambio, a Chicago nunca, pero nunca, lo vi tener un orden como el que tiene Godoy Cruz, pero siempre alguna alegría les da a los hinchas.

-Fuiste campeón con River en 2008. ¿Fue cumplir el sueño del pibe, o el profesionalismo te quitó la pasión?
-Cuando empecé a jugar como profesional, dejé de ser hincha. Iba a jugar contra River y, si le podía hacer cinco goles, se los hacía. Pero cuando llegué al club, con solo 21 años, se me encendió un poco la llamita del hincha. Lograr el campeonato fue hermoso y, aunque después viví etapas muy complicadas, nada empaña la alegría de aquel título.

-En River sufriste una lesión difícil.
-Sí, me lesioné el quinto metatarsiano y después me resentí, así que estuve casi un año sin jugar. Fue lo más triste que me pasó en el fútbol, más que descender.

-Tu último partido en River fue increíble: entraste en el segundo tiempo cuando perdían 5-1 contra Tigre. ¿Qué pensabas en ese momento?
-Y no solo eso: ¡era la despedida de Gallardo! Él estaba en el banco, conmigo, y se suponía que iba a entrar; pero en lugar de él, entré yo, para aguantar en defensa. Era una señal de que ese River ya estaba terminado.

-Nombrame algún otro detalle en el que ya se notaba que River no estaba bien.
-El desorden dirigencial. Si tenés ese problema, no podés lograr nada. Cuando fuimos campeones en 2008, el club ya estaba lleno de deudas, todo estaba mal. Fue un milagro lo que logramos. Pero después del campeonato todo siguió igual de mal, hasta que tocó fondo con el descenso. Estoy seguro de que ahora el club se organizó, porque es la única manera de lograr algo. Lo vivo acá, en Racing: es un club en el que caminás y se huele aire positivo, te das cuenta de que las cosas van bien, están organizadas. A nosotros no nos falta nada, en todos los sectores del club la gente está contenta. Y eso trae buenos resultados.

-Sin embargo, cuando llegaste a Racing en 2014, el equipo andaba muy mal. ¿No tuviste miedo de que te pasara lo mismo que en River?
-No. Antes de firmar con River, ya sabía que era un quilombo. En cambio, cuando averigüé sobre Racing, me dijeron que, aunque no se daban los resultados, el club estaba ordenado, que se estaban haciendo bien las cosas. Además, imaginé que con la vuelta de Diego Milito, y con el Chino Saja como líder, nos podía ir bien, que podíamos hacer algo lindo. Y creo que no me equivoqué.

Nico no se equivocó, pero sus primeros pasos en la Academia fueron tropiezos. En su segundo partido, lo expulsaron. Y, cuando volvió de la suspensión, el equipo perdió 4-0 contra Tigre y él dejó de ser titular. Le costó un semestre recuperar el puesto. “Fue difícil, estaba enojado por la decisión -reconoce-. En ese momento me había enojado muchísimo con Cocca. Muchísimo, eh (risas). Pero se me pasó rápido, porque estaba seguro de que iba a tener nuevas oportunidades. Además, al equipo le iba bien, no podía ser necio y querer que hubiera cambios cuando no se necesitaban. En ese torneo, fuimos varios los que tuvimos que apoyar desde afuera: Panchito Cerro, Germán Voboril, Chaco Acevedo… Pero, por suerte, todos en algún momento entramos y fuimos importantes”.

-Apenas expulsaron a Cabral, contra Quilmes, en el partido previo a River, ¿ya supiste que venía uno de los partidos de tu vida?
-Sabía que era mi momento. Nunca querés que le pase algo a un compañero, pero cuando pasa, sabés que es tu oportunidad. Contra River ganamos 1-0 y jugué bien. En el partido en el que el equipo me necesitó, yo estuve, y eso me llenó, me hizo sentir importante.

-¿Cómo un entrenador logra hacer sentir importante al que no juega?
-Es difícil. No pasa tanto por el entrenador, sino por el jugador. El entrenador puede hacer de todo, pero el futbolista siempre quiere jugar. En este plantel tenemos la suerte de que los que no juegan son muy inteligentes. Porque si de treinta jugadores, los diecinueve que no juegan están enojados y no colaboran, se termina ensuciando todo. En Racing se fueron cambiando fichas, pero llega buena gente y el equipo no se desarma.

-De tus 14 goles, 13 nacieron de una pelota detenida. Y el otro fue de suerte: contra Rafaela, este año, tiraste un centro y se le metió al arquero. ¿Es una cuenta pendiente meter uno llegando desde atrás o pateando un tiro libre?
-Es cierto, ¡son todos de pelota parada! La verdad es que nunca me quedo practicando tiros libres, así que por eso nunca pateo. Pero la respuesta es sí. Más allá de que por mi posición sea difícil, me gustaría terminar alguna jugada, hacer un gol llegando desde el fondo.

-Contame algún recuerdo que tengas de los dos años compartidos con Diego Milito.
-Las primeras charlas que dio. Apenas se terminó de formar el plantel que iba a ser campeón en 2014, nos juntó y nos dijo que nosotros podíamos ganar cosas importantes en otros clubes, pero que ganar algo en Racing iba a ser diferente a todo, por cómo lo viven los hinchas y por cómo nos lo iban a reconocer para siempre. Y no se equivocó ni un poco. Desde el principio, todos seguimos el camino que Diego nos marcó, nunca nadie se fue para otro lado, y hasta el día de hoy tenemos que darle la razón, porque casi dos años después, los hinchas nos siguen agradeciendo todos los días. Diego, además, nos inculcó no conformarnos. Por eso todos tuvimos tantas ganas de ganar algo más: peleamos el torneo en 2015 y nos quedamos con la espina en las dos Copas Libertadores. Ahora es el momento de seguir con otro referente, que seguro será Lisandro López, pero con la misma idea: ser campeones de algo. El plantel será muy parecido y tenemos muchas cosas por las que luchar. A mí me costó muchísimo llegar a Racing, y también me costó muchísimo ganarme mi lugar, así que en lo único que pienso es en seguir ganando.


369 Los partidos que suma Nicolás Sánchez en su carrera. Debutó el 26/6/2004, en la derrota 1-2 contra Independiente. Jugó 100 veces en Nueva Chicago (2004-2007, 60 en Primera y 40 en el Nacional B); 70 en River (2007-2010); 136 en Godoy Cruz (2010-2014); y 63 en Racing (desde 2014). De los 369, 44 fueron por torneos internacionales.

14 Los goles que convirtió Sánchez. En Nueva Chicago hizo 4, todos en el Nacional B. En River no convirtió. En Godoy Cruz marcó 7, dos de ellos en la Copa Libertadores. En Racing suma 3. Ganó el Apertura 2008 (con River) y el Campeonato 2014 (con Racing). Además, con Chicago vivió un ascenso (en 2006) y dos descensos (2004 y 2007).

Publicado en El Gráfico Nº4470 (junio de 2016)

martes, 25 de octubre de 2016

El torneo de los 117 equipos y otras historias del fútbol en 1879

Old Etonians, campeón de Inglaterra en 1879
Por Martín Estévez

En la copa inglesa, la tercera fue la vencida. En Escocia hubo un polémico y triste final. Y en Gales, el campeón defensor llegó a la final, pero...

En El Gráfico estamos repasando la historia del deporte y en nuestra recorrida hemos llegado al año 1879. Veamos qué sucedió en los torneos oficiales de fútbol durante esa temporada.

FA CUP 1878/79: La tercera fue la vencida

El 19 de octubre de 1878 comenzó la 8ª edición de la FA Challenge Cup, único torneo oficial de Inglaterra. Compitieron 37 equipos, entre ellos seis que mantenían asistencia perfecta: Barnes, Great Marlow, Upton Park, Clapham Rovers, Royal Engineers y London Wanderers, que por primera vez quedó eliminado en la ronda inicial: cayó 7-2 contra Old Etonians.

Justamente, el campeón fue Old Etonians, que había perdido las finales de 1875 y 1876. Luego de vencer a Wanderers, se impuso 1-0 a Reading y 5-2 a Minerva. En octavos de final, empató 5-5 con Darwen. Hubo desempate, y otra igualdad: 2-2. Recién en el tercer partido, Old Etonians quebró la paridad y ganó 6-2. En semifinales derrotó 2-1 a Nottingham Forest y, en la final, jugada el 29 de marzo de 1879, se impuso 1-0 a Clapham Rovers, con gol de Charles Clerke.

Scottish Cup 1878/79: Record de participantes y triste final

En la 6ª edición de la copa escocesa, que comenzó el 21 de septiembre de 1878, se batió el record de equipos participantes: ¡hubo 117! Pero ninguno de los otros 116 pudo evitar que se repitiera el campeón: Vale of Leven se consagró por tercera vez consecutiva.

En su camino hacia la final, derrotó 6-0 a Alcutha, 11-0 a Renton Thistle, 15-0 a Jamestown, 11-1 a Govan Athletic, 6-1 a Beith, 3-1 a Dumbarton y 3-0 a Helensburgh.

El partido decisivo contra Rangers se jugó el 19 de abril de 1879 y terminó 1-1. El arbitraje fue tan polémico que, como forma de protesta, Rangers se negó a jugar un desempate. Por lo tanto, Vale of Leven se consagró campeón.

Welsh Cup 1878/79: Brilló la Estrella Blanca

La segunda copa galesa resultó más humilde en su número de competidores: 15, tres menos que un año antes. Wrexham, campeón defensor, llegó a la final. El otro que avanzó fue Newtown White Star, que había superado 4-1 a Aberystwyth Town y 1-0 a Llangollen. Luego empató 2-2 con Bangor, pero le ganó 3-1 el desempate (no existían los penales). En semifinales, igualdad contra un equipo “hermano”: 1-1 con Newtown; y otro 3-1 en el segundo partido.

La final, ante 2500 espectadores, se jugó el 29 de marzo de 1879 en la ciudad de Oswestry. Con gol de E. Rees, Newtown White Star derrotó 1-0 a Wrexham. El fútbol galés tenía nuevo rey.

Newtown White Star, campeón de Gales

¡Leé acá todos los textos sobre la historia del deporte!

Publicado en la página web de El Gráfico (junio de 2016)

sábado, 22 de octubre de 2016

Braian Toledo - Al infinito y más allá

Por Martín Estévez

Es uno de los mejores lanzadores de jabalina del mundo, pero el año pasado tuvo que trabajar de peón de albañil. La historia íntima de un héroe de 22 años que sufrió hambre, violencia y el abandono de su padre.

Me llamo Martín Estévez y, desde que lo entrevisté, no puedo dejar de pensar en Braian Toledo. A los periodistas nos enseñan que está mal escribir así, en primera persona; pero yo creo que lo que realmente está mal es que haya personas a las que su papá las abandonó tres veces; que sufrieron violencia familiar; que vivieron su infancia en una casilla sin agua; que pasaron hambre no una, sino mil veces; que tuvieron que dibujar toda la noche para comprar una bolsa de pan. Creo que está realmente mal casi todo lo que le pasó a Braian Toledo, al que fui a entrevistar porque es una de las veinte personas de todo el universo que tira más lejos un palo finito llamado jabalina.

Lo que yo creo que estaría mal es contar esta entrevista como cualquier otra de las que hice. Y mucho peor sería contarla como un cuento de hadas, donde el niño pobre vence a los obstáculos y se convierte en medallista. Porque Braian tuvo que sufrir mucho para no convertir su vida en lo que el contexto le proponía: un tormento. Demasiado tuvo que sufrir. Tanto, que nunca va a dejar de dolerle. Y contarla como un cuento de hadas sería apoyar la estúpida teoría de la meritocracia, la idea de que “con esfuerzo, todo se puede”. Minga: probá vos comer una vez por día, un poco de arroz, un plato de guiso. Probá vos ir a buscar agua cada vez que se acaba, en pleno invierno, a dos cuadras de tu casa, a la única canillita del barrio Martín Fierro. Probá vos despertarte a los 8 años y ver a tu mamá llorando, sola, en un rinconcito de la casilla. Probá acercarte y preguntarte qué le pasa. Y probá escuchar, como escuchó Braian Toledo, a tu mamá decirte: “Lloro porque no sé qué les voy a dar de comer mañana”.

La historia de Braian no me duele tanto porque me la haya contado él, sino porque sigue siendo la historia de miles de pibes en Buenos Aires y en la Argentina y en Sudamérica. El la reconstruyó porque tuvo un brazo milagroso y una voluntad que no puedo explicar en estos 15.000 caracteres de texto. Pero no es justo exigirles a nuestros pibes, esos que duermen en casillas o en pensiones o en la calle, que sean Braian Toledo. Que sean héroes. Hay que indagarnos, cada uno desde su lugar, cómo hacemos para que sean cada vez menos los que tengan que pasar lo que pasó Braian. Hay que visibilizar incluso entre las páginas de una revista deportiva los problemas que, lejos, muy lejos del resultado de unos Juegos Olímpicos, nos convierten en una sociedad injusta desde la raíz.

La entrevista fue en la pista de atletismo de Marcos Paz, donde hace algunos años los yuyos llegaban a las rodillas; hoy es la única en la Argentina con una corredera sintética para lanzar. Además, hay un gimnasio, y deportistas del interior practicando, y chicos mirando. Todo eso lo lograron Braian y los que lo ayudaron a tirar ese palo finito cada vez más lejos.

“Vivo a cinco cuadras de acá. A una cuadra está la escuela donde lo conocí a Gustavo”, dice. Gustavo es Osorio, su entrenador a los 10 años y su entrenador hoy, a los 22. “Mi mamá, Rosa, me tuvo a los 20. Trabajó toda su vida de lo que conseguía. Es muy luchadora, una mujer picante, de carácter muy fuerte. Y a mí me formó así, como en una especie de regimiento. Me enseñó las cosas de forma muy dura, porque tuvo una infancia dura también. Siempre fui grandote, pero no me gustaba pelear, siempre lo evitaba y en el barrio me tildaban de maricón, de trolo, de cualquier cosa. Pero a mí no me define que me digan algo que no soy. Mis compañeros de escuela, a través de su maldad, también aportaron un poco a lo que soy ahora. Por suerte, después crecieron y cambiaron”.

¿Y tu papá, Braian?
No tengo recuerdos de él. Mi conclusión es que mi mamá, pese a todo, siempre estuvo enamorada de él. Ese es el problema. El se fue cuando yo tenía pocos meses. En un momento volvió, mi mamá quedó embarazada, nació mi hermana Débora (ahora tiene 19) y volvió a desaparecer. En la escuela me cargaban mucho: usaba anteojos, mi mamá me cortaba el pelo como si tuviera un casco y me decían chupamedias porque me sacaba 10. Y encima ni sabía quién era mi papá. Tiempo después, empezó a ir a mi casa, y enseguida mi mamá quedó embarazada de Ignacio (ahora tiene 10). Y ahí dejó de venir de nuevo. Eso es lo que vi de afuera, no me interesa saber más. Mi papá no estuvo nunca y siempre fue un problema. A veces decía que iba a traer plata, mi vieja contaba con eso, después no traía nada y ella quedaba angustiada. Tuvo que ponerle el pecho a todo. Vivimos en un país muy machista, pero mi vieja me hizo entender que muchas veces las mujeres tienen más huevos que los varones.

A los periodistas también nos dicen que está mal escribir párrafos muy largos, porque cansan a los que leen. Pero lean, lean lo que cuenta el chico de 22 años que este año competirá por segunda vez en los Juegos Olímpicos.

“Cuando tenía 8 años, me levanté a la madrugada y escuché ruidos. Espié y estaba mi mamá llorando. Le pregunté qué le pasaba y no me decía. Le insistí hasta que me dijo: ‘Lloro porque no sé qué les voy a de comer mañana, a vos y a tu hermana’. No teníamos nada. Pero nada, nada, nada. La abracé y le dije: ‘No te preocupés, estamos todos bien, estamos juntos, yo te voy a ayudar’. En ese momento me cargué la mochila de mi casa, sentí que mi obligación era sacar adelante a mi familia. A mí me gusta dibujar, entonces en la escuela les completaba las carpetas de dibujo a mis compañeros. Ellos me pagaban 25 centavos. Me pasaba toda la noche haciendo dibujos, y con eso compraba un kilo de pan. No era mucho, pero al menos llegaba de la escuela con algo. Un día mi mamá me retó, porque yo tenía que ir a dormir. Entonces esperaba a que se durmiera, me levantaba a la madrugada y recién ahí empezaba. Algo tenía que hacer para que comiéramos. Son cosas que no están bien, pero algunas veces pasé por una quinta que había cerca y agarré un choclo o un repollo, y comíamos eso. La empecé a acompañar al trueque: ella hacía tarta de acelga y la cambiábamos por leche o por harina. Mi mamá cocinaba un guiso mundial con dos cosas, con lo que tuviera. La ayudaba a lavar la ropa, porque no teníamos agua, no había caños. Teníamos que caminar dos cuadras hasta un lugar donde había una canilla. Yo llenaba tachos de 20 litros, los llevaba y ella lavaba a mano, incluso en los días de mucho frío. Y yo lavaba los platos. También vendía cobre y aluminio con Pancho. Mis primos Pancho, Iván, Marisel y Romina fueron como hermanos para mí. Un día, cuando nació Ignacio, estábamos solos, porque los grandes se habían ido a trabajar. Mi hermanito lloraba y lloraba del hambre que tenía. Entonces agarramos el cobre que habíamos juntado, que era poco, y le pusimos arandelas en el medio, para que nos dieran un poco más de plata. Pero una quedó floja. El tipo se dio cuenta, se enojó, nos echó y ni siquiera nos devolvió el aluminio. Hasta eso pasábamos para conseguir un poco de leche. Todas las noches, cuando dormía en el piso, me preguntaba si quería dormir así toda mi vida. Y no, no quería. Pero ¿cuál era el camino? Tampoco lo sabía. Yo tenía 9 años y lo pensaba en serio, me mataba pensando. Por eso, cuando un nene de 9 años me habla, yo lo escucho en serio, de verdad. Cuando te habla un nene, es tan en serio como cuando te habla un adulto”.

¿Por qué dormías en el suelo?
Hasta los 12 años tenía una cama para nenes, pero dejé de entrar. Tuvimos que tirar el colchón en el piso de la casilla. Pero era finito y había mucha humedad, así que poníamos cartón y lonas en el medio. Me acuerdo de que en el 2009 tuve un viaje con la delegación argentina y la primera noche, en nuestra pieza, hicimos un quilombo tremendo. Entró el técnico y nos retó. “Es culpa mía, profe, disculpe”, le dije. Pero él siguió enojado. Entonces le tuve que explicar que estábamos corriendo todo porque yo no podía dormir arriba de una cama: me daba vértigo. Al otro día, en el desayuno, me fue a buscar, le conté mi historia, se emocionó y me pidió disculpas. Y a partir de ahí, mis compañeros ya sabían que yo dormía en el piso.

Imagino por qué te iba bien en la escuela…
Sí: para no llevar más problemas a mi casa. Fui abanderado hasta los últimos dos años, cuando empecé a faltar por los viajes. No sé cómo, pero yo de chico percibía la tristeza de mi vieja. Entonces sentía que mi obligación era estudiar, que se sintiera orgullosa de mí. Que viera que el esfuerzo que hacía para darnos de comer tenía su fruto. Mis 10 eran para que mi mamá me abrazara, para que se sintiera orgullosa. Para mí, sacarme un 9 era malo.

¡¿Un 9 era malo?!
Me ponía mal cuando me sacaba un 9. Mi amigo Federico se acuerda de que incluso, por sacarme un 9, me he puesto a llorar.

“Llorabas por otra cosa, Braian”, hubiera querido decirle. Todos, casi siempre, lloramos a destiempo. Braian lloraba la infancia perdida, las obligaciones. Lloraba porque su mamá no lo abrazaba. Usaba al 9 de excusa para descargar el dolor. Pero no tenía derecho a decirle eso. También me pregunté mucho tiempo si tengo derecho a contar la violencia física y psicológica a la que fue sometido. Pero si Braian lo contó abiertamente, frente al grabador, creo que es porque contarlo le hizo bien, y tal vez verlo publicado le sirva para sacarse una mochila y cerrar un capítulo durísimo de su vida: el de la violencia familiar.

“Me fui de mi casa hace dos años. Ya tenía 19, 20 años, y a mi mamá se le iba la mano. Un día me levanté y tenía el ojo izquierdo morado. Me miré al espejo y me dije: ¿Merezco vivir así? ¿Qué le falta a mi familia? Nada. Tienen todos los lujos. Sentía que no era un mal chico, que no merecía eso. Mi prima Romina me ayudó a escaparme, y alquilé un departamento. Estuve más de un año sin hablar con mi mamá, hasta que sufrió un problema de salud y la perdoné”.

¿Te llevás bien con tus hermanos?
Débora tiene una personalidad parecida a la que yo tenía: habla poco, es tímida. Ignacio es diferente porque no pasó lo que pasamos Débora y yo. Es un diablo, pero conmigo es un santo. A mí hermana le ofrecí pagarle los gastos de sus estudios, con la condición de que intente terminar. “No te pienses que me llueve plata”, le digo. No es por desmerecer ningún trabajo, pero no quiero que ella tenga que limpiar casas, como mi mamá. Porque ahora mi mamá sufre mucho de la espalda y tiene las manos lastimadas por tanta lavandina. Para ayudarla, tuve que construir una casa.

¡¿Qué?!
Con lo que gano entre la beca que nos da el ENARD y lo que recibo de algún sponsor, no me alcanzaba para pagar un alquiler y ayudarla a ella. Entonces decidí que, para dejar el alquiler, había que construir una casita. ¡Pero ni para comprar materiales tenía! Le pedí prestado a mi amigo Marcelo y me ayudó Sebastián, el marido de mi prima. Tampoco tenía para pagarle a un albañil, así que a él le pagaba lo que podía; y yo estuve todo el año pasado trabajando de peón. El trabajaba de 7 de la mañana a 6 de la tarde en otro lado, y cuando terminaba, me ayudaba a construir mi casa. Es un tipazo. Yo preparaba pastones, los materiales, le alcanzaba las cosas. Trabajábamos hasta las 11 de la noche, porque al otro día yo entrenaba y él se iba a laburar. Y los sábados y domingos, casi todo el día. Terminamos en enero de este año, pero todavía estoy devolviendo la plata que me prestaron. Es lindo porque extrañaba terminar de entrenar e irme caminando. Siempre hice eso cuando volvía de entrenar: miraba al cielo, soñaba, pensaba…

¿Te das cuenta de que, con todo lo que te pasó, que seas un gran atleta es diez veces más valorable?
Siento que hice lo que tenía que hacer. No me parece extraordinario, tal vez porque soy muy exigente conmigo. Cuando algo sale mal, ando triste, lo traslado a todos lados. Y eso no está bien. Si no me permitía un 9, podés imaginar que no me permito un error en un entrenamiento. Debe ser difícil lidiar conmigo, a veces. Cuando era chico soñaba que iba a jugar a la pelota para ayudar a mi familia; que iba a ser arqueólogo para ayudar a mi familia; o que iba a ser artista para ayudar a mi familia. Siempre pensé que cada posibilidad era una esperanza. Y terminó siendo la jabalina. Dije: “Esto es fácil, es como tirar piedras con los chicos”. Vos decís que es valorable, pero cuando te va mal, en Argentina te hacen pelota. A mí me pasó en Londres 2012. Fui a competir con 18 años: era el hombre más joven del país en un juego olímpico. Quedé 28° de 45: no era malo para mi edad, porque un lanzador alcanza su mejor nivel a los 26, 28 años. Pero llegué acá y recibí mil críticas: que era el peor, que “se acabó Braian”. Todo eso me afectó mucho, hasta que lo entendí: si no saben que un lanzador de 18 años nunca le va a ganar a uno de 26, su crítica no sirve. ¿Cómo le voy a ganar al tiempo? Al tiempo no se le gana. Ni siquiera en estos juegos voy a alcanzar mi mejor nivel: el pico será en 2020 y 2024, con 26 y 30 años.

Antes no comías porque no tenías qué. Ahora, porque tenés una dieta estricta...
Sí, ¡terrible! (risas) Me costó un montón la rutina de la comida. Cuando empecé a competir, me decían “comete un pollito a la plancha con ensalada”. ¡Y en mi casa no había eso! Era guiso de arroz, polenta… Hoy entiendo que eso no me aporta lo que yo necesito. El doctor Prada me dice si necesito más verduras, o hidratos, o proteínas. Desde hace dos años, cuando voy a un cumpleaños, llevo mi vianda con lo que tengo que comer. Me transformé en un conejillo de Indias: no como lo que quiero, no me acuesto a la hora que quiero y todo lo que hago gira en torno a una sola cosa: lanzar lejos.

¿Le hablaste alguna vez a una jabalina?
Siempre. La jabalina forma parte de mí. Le doy besos antes de lanzar, tengo jabalinas en la pared de mi casa. Yo le decía a mi novia: primero está la jabalina y después estás vos (risas). Si me sacás la jabalina de la mano, no soy yo.

Hacía frío en Marcos Paz, pero no nos queríamos ir. Braian contó mil cosas más, mientras se preocupaba por saber por qué camino íbamos a volver. Estaba con la bicicleta de su novia. Lamento que no haya lugar para detallar que, entre sus momentos importantes, eligió el retorno tras ser campeón juvenil en Singapur 2010, porque fue la primera vez que su mamá lo abrazó. O para explicar que una empresa extranjera (Nemeth) le “regala” jabalinas, pero que no las puede entrar al país sin pagar 1000 euros por cada una; que tiene que viajar al exterior a buscarlas. O para hablar sobre su tatuaje con el nombre de Jan Zelezny, el checo que tiene el récord mundial de jabalina. Pero preferí dejar espacio para que explique por qué le gusta tanto la palabra infinito. 

“El infinito es no ponerte límites –dice Braian, y sale vapor por su boca en medio de una pista construida gracias a su valentía–. Yo puedo soñar con lanzar 90 metros, pero no me tengo que limitar a eso. Tengo que apuntar al infinito. El infinito es hasta donde llegue, sean 88 o 95. El infinito es donde cada uno puede llegar. Recién cuando termine mi carrera voy a poder decir ‘el infinito era eso’. El infinito será todo lo que pude hacer, el infinito es haber dado lo máximo de mí”.


Recuadro - El entrenador no se cambia
Gustavo Osorio es el entrenador de Braian Toledo. Y lo fue siempre. “Lo conocí en la escuela –recuerda Braian, era profe y nos invitaba a practicar en la misma pista en la que me entreno ahora. Para mí, el atletismo era aburrido, pero cuando Gustavo nos mostró cómo lanzar jabalina, me gustó. La primera vez que tiré, la jabalina me pegó en la espalda. Me enojé, agarré la mochila y me fui. Gustavo me insistió en que tenía que volver, siempre le agradezco eso. Seguramente vio condiciones en mí. Si no fuera por él, no me hubiera enterado nunca de que podía lanzar lejos”. La relación vivió un gran cambio: “Dejé de tratarlo de usted recién ahora, lo respeto mucho. En este último año empezamos a decirnos en la cara las cosas que nos molestan, porque ya somos como una pareja. Ahora tenemos una relación mejor que antes”

83,32 los metros que lanzó Braian en el Mundial de Pekín 2015. Estableció el récord argentino. En ese torneo finalizó en el 10° puesto. La mejor marca sudamericana es del paraguayo Edgar Baumann: 84,70. Además, Toledo tiene el récord mundial juvenil (la jabalina pesa menos): lanzó 84,85 metros en 2010.

Publicado en El Gráfico N°4470 (junio de 2016)

miércoles, 19 de octubre de 2016

Ciclismo (1946)

Campeonato Sudamericano Montevideo 1946
Ganador: Brasil.

lunes, 17 de octubre de 2016

El tenista que se retiró campeón y otras historias de 1878

Jamie Anderson, los Hadow y los Boston Red Caps
Por Martín Estévez

Seguimos repasando la historia del deporte. Se juega el torneo de Wimbledon por segunda vez. Hay ganadores repetidos en el Abierto Británico de golf y en la principal liga de béisbol del planeta.

En la página web de El Gráfico estamos repasando la historia del deporte. En nuestra recorrida hemos llegado a 1878. Ya te contamos todo lo que pasó en el mundo del fútbol, pero veamos qué ocurrió durante ese año en el resto de las disciplinas.

Wimbledon 1878: Se retiró campeón

Se jugó la segunda edición de Wimbledon, principal torneo de tenis del siglo XIX. Participaron 22 jugadores británicos y no se anotó Spencer Gore, campeón un año antes. El ganador, esta vez, fue Frank Hadow, que en la final derrotó 6-4, 6-4 y 6-4 a Lestocq Erskine. Lo curioso es que Hadow vivía en Ceilán (actualmente, Sri Lanka) y jugó el torneo porque estaba de vacaciones en la ciudad. El título le daba la posibilidad de acceder directamente a la final de 1879, pero Hadow nunca más volvió a pisar las canchas de Wimbledon.


Frank Hadow es el tercero desde la izquierda

British Open 1878: Anderson gana de nuevo

El 18° Abierto Británico de golf tuvo campeón conocido: al igual que un año antes, se impuso Jamie Anderson. Si en 1877 había necesitado 160 golpes para recorrer los greens, esta vez lo hizo en apenas 157. Su premio fueron 8 libras esterlinas.Otro escocés, Bob Kirk, terminó en segundo lugar. El único no-escocés entre los diez primeros fue el inglés John Ball, que finalizó cuarto.

MLB 1878: Boston, dos de tres

Se jugó la tercera edición de la National League estadounidense, una de las dos organizaciones que actualmente conforman la Major League Baseball (MLB). Al igual que en 1877, participaron seis equipos, aunque no los mismos. Se mantuvieron Boston Red Caps, Chicago White Stockings y Cincinatti Reds. Los Grays ya no fueron de Louisville, sino de Providence y Milwaukee; y se sumó Indianapolis Blues. El campeón, otra vez, fue Boston, que modificó un poquito su record de partidos ganados y perdidos: de 42-18 a 41-19.

¡Leé acá todos los textos sobre la historia del deporte!

Publicado en la página web de El Gráfico (junio de 2016)

jueves, 13 de octubre de 2016

Tenis (1941-1945)

Campeonato Argentino 1941
Final masculina: Alejo Russell derrotó a Heraldo Weiss.
Final femenina: Mary Terán derrotó a Felisa Piédrola.

Campeonato de la República 1941
Campeón: Donald Mc Neill (Estados Unidos).

Ranking de la Asociación Argentina 1941
1° Alejo Russell; 2° Heraldo Weiss; 3° Héctor Cattaruzza; 4° Lucilo del Castillo; 5° Augusto Zappa; 6° Héctor Etchart; 7° Adriano Zappa; 8° Roberto Clutterbuck; 9° Oscar González Bonorino; 10° Héctor Pisani.

Campeonato del Río de la Plata 1942
Campeona: Felisa Piédrola.
Campeón: Alejo Russell.

Campeonato Ciudad de Buenos Aires 1942
Final femenina: Mary Terán a Felisa Piédrola
Final masculina: Augusto Zappa a Lucilo Del Castillo.

Campeonato de la República 1942
Campeona: Felisa Piédrola.
Final masculina: Donald Mc Neill (Estados Unidos) derrotó a Andrés Hammersley (Chile).

Campeonato del Río de la Plata 1943
Final femenina: Mary Terán derrotó a Felisa Piédrola.
Final masculina: Donald McNeill (Estados Unidos) derrotó a Alejo Russell.

Campeonato de la República 1943
Final femenina: Felisa Piédrola derrotó a Mary Terán.
Final masculina: Donald Mc Neill (Estados Unidos) derrotó a Francisco Segura Cano.

Campeonato del Río de la Plata 1944
Final femenina: Mary Terán derrotó a Felisa Piédrola por 6-0, 4-6 y 6-2.
Final masculina: Heraldo Weiss derrotó a Héctor Cattaruzza por 11-9, 6-2 y 8-6.

Campeonato del Río de la Plata 1945
Final femenina: Felisa Piédrola derrotó a Mary Terán por 7-9, 9-7 y 6-0.
Final masculina: Heraldo Weiss derrotó a Enrique Morea por 6-2, 6-1 y 6-3.

Campeonato Argentino 1945
Final femenina: Mary Terán derrotó a Felisa Piédrola por 6-2 y 6-3.
Final masculina: Heraldo Weiss derrotó a Enrique Morea por 6-8, 4-6, 6-2, 6-4 y 6-1.

US Open 1945
Primera ronda: Herbert Flam (Estados Unidos) derrotó a Heraldo Weiss (Argentina).
Cuartos de final: William Talbert (Estados Unidos) derrotó a Alejo Russell (Argentina) por 6-1, 6-2 y 9-7.  

miércoles, 12 de octubre de 2016

Básquet (1941-1945)

Campeonato Sudamericano 1941 (jugado en Mendoza)
Campeón: Argentina. Subcampeón: Perú.

Campeonato de la Federación Argentina 1941
Campeón: El Tala.

Campeonato Sudamericano 1942 (jugado en Chile)
Campeón: Argentina. Subcampeón: Uruguay.

Torneo de Otoño 1942
Campeón: Ateneo de la Juventud.

Torneo de Apertura 1942 (Asociación de Básquet)
Campeón: San Lorenzo.

I Campeonato Argentino (1942)
Campeón: Provincia de Buenos Aires.

Copa O'Farrell 1942
Campeón: GEBA.

Campeonato de la Federación Argentina 1942
Campeón: El Tala.

Campeonato de Campeones 1943
Campeón: Unión (Santa Fe); 2° San Lorenzo; 3° Inti (Santiago del Estero); 4° Belgrano (Córdoba).

Campeonato Sudamericano 1943 (jugado en Lima)
Campeón: Argentina. Subcampeón: Uruguay.

Copa O'Farrell 1943
Campeón: El Tala.

Campeonato de la Asociación de Básquet 1943
Campeón: Platense

Campeonato de la Asociación de Básquet 1944
Campeón: Platense.

Campeonato de la Federación Argentina 1944
Campeón: Sporting.

Torneo de Apertura 1945 (Asociación de Básquet)
Campeón: Platense.

Campeonato de Primera División 1945 (Asociación de Básquet)
Campeón: Platense.

Campeonato Sudamericano 1945 (jugado en Guayaquil)
Campeón. Brasil. 

domingo, 9 de octubre de 2016

Curiosidades del deporte en 1934

Por Martín Estévez

La tapa

“Yustrich, arquero de Boca, escucha las palabras alentadoras de su esposa, momentos antes de entrar a la cancha”, decía la tapa del N° 785. Boca ganó su segundo título en el profesionalismo, un punto por encima de Independiente. Tercero fue San Lorenzo.


¡El Mundial por radio!

Por primera vez en Sudamérica se transmitió por radio un partido jugado en otro continente. Fue el único de Argentina en el Mundial de Italia: derrota 3-2 ante Suecia por los octavos de final. En el fútbol nacional había dos organizaciones (la profesional y la amateur) y, como la reconocida por FIFA era la amateur, los mejores futbolistas (que ya eran profesionales) quedaron fuera. Por eso, la rápida eliminación no sorprendió. Fue, junto al de 1978, el Mundial más sospechado: el genocida Benito Mussolini hizo todo lo posible (todo) para que Italia se consagrara campeón. Y lo logró, con grotescas ayudas arbitrales y amenazas de muerte incluidas.



Comenzó a hacer historia

“Independiente ha encontrado el centre forward largamente esperado, con la llegada del paraguayo Erico –opinó El Gráfico en el N° 775–. Su consagración ha sido simultánea con su debut, y ese es el mayor elogio que de él puede hacerse”. No eran palabras exageradas: Arsenio se convertiría en el máximo goleador en la historia del fútbol argentino.

Básquet desprolijo

Se jugó en Buenos Aires el tercer Sudamericano de básquet. Compitieron cuatro países, entre ellos el débil equipo de Brasil (foto), pero Uruguay se retiró tras incidentes en el partido ante los locales, por la 3ª fecha. Finalmente, Argentina fue campeón (seis triunfos), seguida por Chile (récord de 3-3).


Estilo rugby

Antonio Lanusse, de CUBA, detiene como puede a Griffin, de Belgrano: gran foto del Campeonato de Rugby de Primera División, en el que San Isidro fue campeón por
15ª vez.


La frase
“Hice mi última pelea para que no creyeran que tenía miedo, pero bastaba que me empujaran para hacerme caer. Yo estaba deseando que eso pasara de una vez, para empezar a cuidarme después” (El boxeador Justo Suarez, en El Gráfico N° 793).

Ocho cortitas

• En el campeonato de fútbol, se fusionaron en un solo equipo Talleres de Remedios de Escalada y Lanús; y también Atlanta y Argentinos Juniors. Fue una exigencia de la Asociación.
• Se retiró Manuel Seoane, a quien El Gráfico calificó como “mejor forward argentino de 1922 a 1932”.
• Se jugó el primer torneo de rugby seven en la Argentina.
• De cada edición de la revista se imprimían 80.000 ejemplares.
• El Gráfico organizó un torneo de básquet para aficionados (se anotaron 87 equipos) y la primera “Maratón de los Barrios”: participaron 216 personas.
• Se jugó en Estados Unidos el primer partido profesional de tenis: Bill Tilden derrotó a Ellsworth Vines. Cada jugador recibió 7125 dólares.
• El japonés Jiro Satoh, uno de los cinco mejores tenistas del mundo, se suicidó… ¡tirándose del barco en el que viajaba para jugar la Copa Davis!
• En el N° 792, El Gráfico alertaba sobre un nuevo problema: el “dopping”. Se había descubierto el primer caso en Sudamérica, en futbolistas de Peñarol de Uruguay

Algunos campeones

Copa Beccar Varela: Central Córdoba (Rosario)
1ª liga de fútbol de Togo: Etoile Filante
1ª liga de fútbol de Kyrgysztán: Frunze City Team
1ª liga de fútbol de El Líbano: Al-Nahda
34ª liga de fútbol de Suecia: Helsingborgs
Copa Davis: Gran Bretaña
Australia, Wimbledon y US Open: Fred Perry (Inglaterra)
Gran Premio de automovilismo: Emilio Karstulovic
Campeonato Nacional de Waterpolo: GEBA
Sudamericano de Waterpolo: Argentina

54 Fueron los campeonatos amateurs de Primera División que existieron en el fútbol argentino. El último se jugó en 1934: el campeón fue Estudiantil Porteño, seguido por Banfield, Defensores de Belgrano y Dock Sud. Esos 54 torneos son considerados oficiales.

Conflicto interno
El periodista Borocotó les envió un mensaje a los correctores de su página a través de la revista. “Donde yo puse cábula, ustedes le metieron cábala –fue una de sus quejas–. La Real Academia se me importa cuatro pitos, tenemos tanto derecho como ellos para reformar el idioma. ¡Hacerle decir a un hincha cábala!”, explicó, mitad en broma, pero mitad en serio. 78 años después, lo imitamos y enviamos por acá un mensaje a nuestra correctora Marisol Rey: que se quede tranquila, no hay quejas contra ella.


Juego de Estrella
El campeonato de básquet de 1933 recién terminó en julio de 1934. La imagen es de la final, jugada en el estadio de la Asociación Cristiana de Jóvenes, en la que Estrella derrotó 25-23 a Racing. Luego, Estrella también sería campeón rioplatense.

Publicado en El Gráfico N°4469 (mayo de 2016)