1955. Los gladiadores del ascenso, dirigidos por Mario Fortunato, comenzaron con 4 puntos en 3 fechas, incluyendo un 5-1 a Platense, pero luego sumaron tres derrotas consecutivas. Llegó Boca y el ‘Pincha’ ganó 2-1. El equipo fluctuó entre victorias (2-1 a Gimnasia, con un tanto de Molina sobre el final) y caídas. Aunque la irregularidad pronto se transformó en bajo nivel: hasta Chacarita lo goleó 5-3. Ante River, en La Plata, luego de un penal cobrado por el inglés Elliot a favor del visitante, hinchas locales arrojaron proyectiles. El juego se suspendió y se le dio por ganado a River. A 5 fechas del final, el ‘Pincha’ estaba igualado con Central en el último puesto. Todo se resolvió de modo inesperado: Central repuntó y Estudiantes (ya a cargo de ‘Nolo’ Ferreira) despertó y, con tres triunfos en cadena y un Molina imparable, se salvó y condenó a Platense.
1956. Con Saúl Ongaro como entrenador y Ricardo Fernández, Cazaubón, Ayala y Monteserín en el plantel, Estudiantes propuso diferencias con respecto a la temporada anterior, pero consiguió una similitud triste: pelear por la permanencia. Ni siquiera pudo con el ‘Lobo’: le ganaba 2-0 y terminó 2-2. Y sufrió derrotas duras: 0-3 contra Argentinos Juniors, 1-4 ante Ferro… Derrotó a Chacarita (3-0) y consiguió un punto ante Boca (3-3, dos de Urriolabeitia y uno de Rolando), pero volvieron las tristezas. El revés (2-3) en el segundo clásico platense y una inesperada derrota ante Chacarita fueron el punto más bajo. Apareció el amor propio del equipo, que pasó por encima de Tigre (4-1) y Ferro (3-1). Pero la situación, a tres fechas del final, era desesperante. Estudiantes bajó a Huracán (4-2) y arañó un punto ante Vélez (2-2) tras estar 0-2. En la última fecha, ante el campeón River, había que ganar para zafar. Dos goles de Arizaga le dieron el triunfo 2-1. Estudiantes, 12º con 22 puntos, se salvó por apenas uno.
1957. Se fueron Urriolabeitia y Molina. Llegaron Koroch, Bracamonte, el arquero Castro, Perfecto Rodríguez y Mieres. Y se sumó uno más, que no era uno más: Ricardo Infante. Zozaya era el entrenador. 3 victorias en 4 jornadas, especialmente un 6-1 sobre Tigre con una tripleta de Koroch, ilusionaron. Pasaron luego seis partidos sin victorias, pero había poder ofensivo y una localía fuerte. Sumó 5 puntos en 4 fechas y llegó entonado al clásico: fue 1-0 de visita con gol de Antonio. El fervor aumentó con un 3-1 a Boca (Ruggeri, Perfecto Rodríguez, Falcón) y se habló de Estudiantes como candidato. Pero otra racha sin triunfos, esta vez de 5 partidos, lo dejó afuera. Venció al campeón River (2-1, Ruggeri e Infante), a Argentinos (4-3, tres de Infante) y terminó en buen nivel (9 puntos en 7 fechas). Sumó 33 puntos, finalizó 7º, Infante metió 12 goles y, al fin, no sufrió por el descenso.
1958. El ánimo estaba en alza. Había una interesante base (Carriquiri, Mieres, Ruggeri, Koroch, Infante), retornó Negri y llegó, desde River, Félix Loustau, uno de los mejores punteros izquierdos de la historia. El comienzo fue muy bueno: 5-1 a Huracán (con tres del ‘Cochero’ Antonio); 1-1 con Central en Rosario; y 5-0 a Central Córdoba. Pero el torneo se detuvo por el Mundial de Suecia y la magia se esfumó. A la vuelta, Racing le ganó en Avellaneda y Gimnasia en el clásico. Estudiantes sumó 5 victorias al hilo como local (incluido un 6-1 a Tigre con tres de Bracamonte) pero de visitante anduvo mal. Tras un humillante 1-6 ante Central Córdoba y la caída en casa 1-2 frente a Racing, se ganó el clásico con personalidad: 2-1. Terminó con un digno 9º puesto, 31 puntos en 30 fechas, y con Héctor Antonio con 19 goles en el bolsillo.
1959. Se fueron el DT Zozaya y valores como el arquero Castro, Juan Delgado y Loustau. Se contrató a Reymundo, Alarcón y Gambardella, y surgió el arquero José Toledo. El entrenador era Juan José Negri, que se había retirado en el ’58. Arrancó con un triunfo en 4 fechas, hasta el clásico: aquel recordado partido en que se derrumbó una tribuna, fue suspendido y se reanudó en cancha de Quilmes. Estudiantes ganó 2-1 con goles de Antonio y Ruggeri. Hubo grandes partidos de local y decepciones de visitante, hasta que la fortaleza de 1 y 57 se rompió con la derrota 2-4 contra Ferro. Al menos, se dio el gusto al vencer 3-2 a Gimnasia tras estar 0-2, con goles de Alarcón, Gambardella y Rulli. Sin embargo, el equipo sufrió 5 derrotas consecutivas, incluyendo un 0-5 frente a River y un 1-6 ante Racing. La campaña fue pobre: 28 puntos en 30 fechas y 10º puesto. Se destacó Infante, con 14 tantos.
1960. Se incorporaron jugadores de andar irrelevante, como José Gutiérrez, Florindo y Merayo; y se fueron Mieres, Carriquiri y Galocha. Sólo Albrecht, Scandoli y Roque Fernández aportaron frescura. El inicio fue con un triunfo (2-1 sobre Atlanta) en siete partidos. Se celebró en casa, con victorias ante River (2-1, dos de Infante) y Racing (también 2-1, Infante y Alarcón); pero, de visitante, Estudiantes ganó dos veces en todo el año. Al perder 0-2 de local ante Gimnasia, el descenso volvió a ser una amenaza. Hasta sufrió la peor goleada de la historia: 1-8 ante San Lorenzo en Boedo. La salvación llegó rápido, con victorias 3-2 ante Lanús (Zapa, Antonio 2) y 2-1 sobre Newell’s (Infante, Alarcón), que finalmente descendió. Estudiantes terminó el torneo con 4 derrotas en 6 partidos y un insípido 13er puesto (23 puntos en 30 partidos). Entre el ‘Beto’ Infante (11) y Scandoli (9) sumaron 20 goles.
1961. Otra vez, el recambio fue estafa para Estudiantes. Dejaron el club Alarcón, Perfecto Rodríguez, Magri, Scandoli, Ruggeri e Infante, que se cruzó de vereda para jugar su último año en Primera. De esa jerarquía, sólo se sumaron el brasileño Paulinho, Luis Pereyra y el half Castillo. El comienzo fue prolijo, pero cuando la defensa se derrumbó (0-4 contra Boca) ya nada lo sostuvo. Ganó 1 de los primeros 19 partidos. La pelea por evitar el segundo descenso (el primero en caer fue Los Andes) era contra Lanús. Hubo victorias gigantes, como un 2-1 a Gimnasia (dos de Luis Pereyra) y hubo golpes duros. Estudiantes llegó a la última fecha con un punto de ventaja sobre Lanús. Y el rival era… Lanús. En el sur, el 3 de diciembre, se vivió un partido dramático. Hubo lucha, coraje y 8 expulsados. Terminaron 7 contra 7. Lanús ganaba 1 a 0, el ‘Pincha’ descendía. Pero, a diez minutos del final, Roque Fernández pateó un tiro libre, Rulli desvió la pelota y la mandó a la red. Gol. Empate. Festejo. Salvación. Estudiantes se quedó en Primera; Lanús, a la B.
1962. Correr, perseguido por el descenso. Eso hizo Estudiantes durante toda la temporada, con Ongaro como entrenador. Se reforzó bien con Berón, Miguel Ángel Ruiz y el misionero Federico Horster, pero falló al dejar escapar a Silvero, Héctor Antonio, Prospitti y a los goleadores Luis Pereyra y Stork. Arrancó con 4 derrotas, 3 goles a favor y 14 en contra. Hubo respiro con triunfos ante Atlanta y Gimnasia (1-0, gol de Ruiz sobre el final), pero fueron los únicos en 19 fechas. El nivel era pobrísimo, y cayó a zona de descenso. Nada hacía suponer, a 9 fechas del final, que podía salvarse. Pero lo hizo. Primero, con un 3-0 a San Lorenzo. Después, con un 4-1 a Racing. Y, por último, con un fundamental 3-2 a Argentinos: el ‘Pincha’ perdía 0-2 a 25 minutos del final, pero con dos goles de Horster y uno de Ruiz hizo delirar a su gente. Quedó 14º, con 20 puntos, y a un puesto del descenso en los promedios, pero sostuvo la categoría con una pequeña participación, en el último partido, ante el campeón Boca en La Bombonera, de dos chicos que recién surgían. Se llamaban Eduardo Raúl Flores y Juan Ramón Verón…
1963. El promedio condenaba a Estudiantes casi de antemano al descenso. Se fueron Albrecht, Horster, Koroch y Rulli, pero hubo refuerzos importantes: Tarnawsky, Prospitti, Eduardo Domínguez, Biagioli y Nardiello. Además, llegó Madero (desde Huracán) y debutó Carlos Pachamé. Comenzó con 5 puntos en 3 partidos, incluyendo una victoria 2-1 sobre Gimnasia (doblete de Domínguez). Pero caídas ante Vélez y en el clásico contra Gimnasia (2-5) lo dejaron al borde del nocaut. Le ganó al rival directo, Argentinos (3-1), aunque no hubo milagro. Derrotas consecutivas ante Rosario Central, Boca, Racing y Atlanta significaron el descenso, pese a sumar 24 puntos en 26 partidos y quedar 9º. Los 17 goles de Prospitti no sirvieron demasiado. Pero, a falta del deportivo, hubo milagro institucional. El 14 de abril de 1964, la AFA (por una reestructuración en los torneos) decidió que se suprimieran los descensos en todas las categorías. Increíblemente, el ‘Pincha’ se salvaba.
1964. Con los descensos suprimidos hasta 1966, la sensación era de alivio. El entrenador, Carlos Aldabe, no contó con Prospitti, Silva, Zapa y Vladimir Tarnawsky. En su lugar, arribaron el zurdo Miguel Ángel López, Cavoli y Toledo. Las expectativas eran pocas, y era acertado. Sólo Madero, Bielli, Nardiello y el debutante Oscar Malbernat se lucían. Ganó 2 partidos de los primeros 12: 4-1 a Newell’s (con 3 de Nardiello) y 2-0 a Chacarita; pero tuvo una racha feliz al derrotar en casa a River y Argentinos. Volvió a caer, y triunfó en sólo 2 de los últimos 15 juegos. Ni siquiera sonrió en el clásico: vencía 1-0 de local con gol de Nardiello y Gimnasia empató al final. San Lorenzo (4-1) y Racing (5-1) lo golearon… 24 puntos en 30 partidos, y el 14º puesto, señalaban que había que crecer.
1965. Ya no estaban José Gutiérrez, Bielli y Cabrera. Se sumaron Bilardo, Conigliaro y Barale. Se le ganó a Gimnasia por 3-1, con goles de Bilardo, Bedogni y Verón. El ‘Bocha’ Flores metió 14 goles y el equipo terminó 6º, con 36 puntos en 34 partidos. Pero lo verdaderamente relevante de aquel 1965 se podía definir en cinco palabras: la llegada de Osvaldo Zubeldía…
PUBLICADO EN “ESTUDIANTES, 100 AÑOS”, AGOSTO DE 2005