sábado, 25 de septiembre de 2010

Entrevista a Fernando Areán


“Dirigir a Banfield es una cuenta pendiente”

Fernando Nano Areán, delantero del Taladro en la década del ’60, recuerda la paternidad sobre Lanús, un “problemita” en La Bombonera y cuenta su deseo de volver al club.

Tan ansioso por responder como entusiasmado por el tema principal. Fernando Areán, conocido en el mundo del fútbol como El Nano, casi no permite terminar las preguntas: interrumpe para opinar, recordar, analizar, aclarar. Entiende cuál es la referencia y avanza hacia ella. Dice lo que quiere decir, se mueve por los territorios que le sientan cómodos. Y Banfield es uno de ellos. El Nano se siente naturalmente interesado con sólo escuchar esas ocho letras unidas: Banfield. Sus relevantes comienzos en San Lorenzo (“Fue un orgullo pertenecer a los Carasucias”, dice como si hiciera falta decirlo) quedan rápidamente a un lado. Al lado del tema principal: Banfield, claro.

¿Cuál es su primer recuerdo del club?
Integré en Banfield, allá por el ’66, un equipo con muchas glorias, mucha gente importante, muy buena gente. Righi, Cavallero, Vázquez, Ramos Delgado, San Lorenzo, Zárate, Maidana, Villano... Era un plantel hermoso.

Repasemos las campañas…
En mi primer torneo, el del ’66, empezamos muy bien. Le ganamos de visitantes 1-0 a Lanús y el gol lo hice yo. No entendía la rivalidad en ese momento, venía de los San Lorenzo-Huracán y no sabía… Después comprendí la importancia de ese partido. No creo haber perdido nunca con Lanús, je, les hacíamos de a tres o de a cuatro.
Estuvimos peleando la punta hasta la séptima, octava fecha…

En el medio hubo una derrota dura: 0-4 contra Boca.
Sí, ese día en la Bombonera yo me enojé y tomé la determinación de sacar al equipo de la cancha, fue una situación muy fea…

¿Qué fue exactamente lo que pasó? ¿Fue un problema con los dirigentes?
No, no… Simplemente nos dieron a entender: “Es la cancha de Boca, tené cuidado”. Es que un buen equipo como el nuestro iba a jugar un partido importante a La Bombonera y teníamos el dato interno de que, si ganábamos, podía pasar algo. Molestaba que un equipo chico ande bien… En San Lorenzo eso nunca me pasó. Pero prefiero no decir nada más, es un tema bastante feo.

Y del ’66 también se recuerda aquel empate contra River.
Claro, el día que la gente de Banfield les tiró una gallina después de que River perdió la Libertadores contra Peñarol. Ese día ganábamos 1-0 con un gol mío de cabeza, es el gol que más recuerdo en Banfield. Después ellos nos empataron.

Ese año jugó al lado de un gran goleador como Norberto Raffo...
Uuuhhh, el Torito, no hay que olvidarse del Torito… No sólo como goleador: era una persona fenomenal. En general era un grupo fenomenal: los hermanos Bayo (Diego y Daniel); Peano, que era un “5” que vino de Newell’s, todos…

En 1967 usted no juega toda la temporada…
No, en el ’67 ya me fui a Colombia, a Millonarios. Sólo jugué los primeros partidos del Metro. Allá me fue muy bien, salí subcampeón e integré una delantera que hizo 120 goles en el año. Fue una campaña linda.

Vuelve a Banfield para el Metro ’68, en un momento en que en el ataque jugaba Miguel Ángel Converti. ¿Qué recuerda de él?
Cómo jugador era muy similar al Pinino Mas. Era un wing profundo, goleador, con buena pegada. Era zurdo hasta para comer, je. Estar rodeado de grandes jugadores servía para motivarse e intentar ser por lo menos igual que ellos.

Y en el ’68 tampoco juega la temporada entera.
Claro, me volví a Colombia a mitad de año.

¿Cómo era como jugador?
Yo era un ‘9’ que se tiraba atrás. Una especie de mediapunta. Porque antes los que quedaban arriba eran el ‘7’ y el ‘10’ El ‘11’ se movía por el andarivel y el ‘9’ jugaba como enganche. Yo cabeceaba muy bien, aunque si no me asistían era difícil hacer un gol. Pero los que estaban al lado mío siempre eran goleadores, eh. A mí me costó jugar en ese equipo de Banfield porque yo era joven y el equipo era más maduro que yo. Entonces por ahí salía corriendo para arriba y me gritaban ‘¡Pará!’, jaja. Un grupo bárbaro… Pedrito Soma, Bertulessi, Ramos Delgado…

¿Qué recuerdo le dejó Banfield?
Un recuerdo buenísimo. Yo vivía en Talcahuano y Arenales, así que tengo gente amiga, parientes y un cariño muy especial por la gente de Banfield. Muy especial. Me trataron muy bien y tengo grandes amigos en la zona. Incluso a veces voy a ver a Banfield por el cariño que le tengo, los quiero mucho a todos.

¿Y a la hinchada cómo la recuerda?
Jaja, eran duros, eran pesados los muchachos, pero después se calmaron. Los conozco a todos, los quiero mucho.

Años después, en 1981, volvió al club cuando el Bambino Veira fue el entrenador, como ayudante de campo…
Sí, ahí estaban más duros los muchachos, pero después comprendieron que podían ir a la platea en vez de estar tanto en la tribuna. En esa época el club estaba bárbaro, había muy buena gente. Ahí los dirigentes eran amigos, no se discutía por plata… Estábamos todos bárbaro.

Areán tiene una trayectoria importante. En Colombia ganó prestigio (es considerado uno de los mejores futbolistas que jugó en el país) y luego formó parte del cuerpo técnico del River campeón de América y del Mundo en 1986, dirigido por el Bambino Veira. Incluso, algunos se animaban a decir que era El Nano quien preparaba las tácticas para los partidos. A principios de los ’90 fue director técnico de San Lorenzo y, pese a que en el recuerdo colectivo no está tan presente, pasó por muchos otros clubes después, como entrenador o en la función de asesor. Atento a todo lo que pasa en el fútbol, no se le escapa ningún detalle del presente del Taladro. “Yo estoy al tanto del equipo, hablé con Patricio Hernández cuando estuvo, conozco a los jugadores… Hay muchachos que por ahí juegan en un puesto que les cuesta entender. No olvidemos que Banfield vendió a Armenteros como un volante por afuera, pero Armenteros es ‘10’, no es un carrilero. Hay técnicos, por ejemplo Falcioni, que juegan 4-4-2 y obligan a un tipo a jugar por afuera, como juega Andrizzi, de carrilero. Y los jugadores no sienten esa posición”.

¿Qué le parece el plantel actual?
Tiene grandes jugadores. Los Barraza, Galarza, Santana, Salvatierra o Cvitanich siempre le van a rendir mucho al club. Son importantes. A Cvitanich, por ejemplo, le veo cosas del Beto Acosta, sabe aguantar la pelota de espaldas y eso es importante en un ‘9’. Aparte es ‘bicho’ para cabecear, siempre anticipa.

Sinceramente, ¿le gustaría volver a Banfield como entrenador alguna vez?
Síii, yo siempre dije que dirigir a Banfield es una deuda, una cuenta pendiente. No es lo mismo dirigir a un club cualquiera que a un club al que uno quiere. El cariño siempre es importante. Y yo a Banfield lo quiero mucho.


HISTORIAS MÍNIMAS
-¿Cómo ganó su primer sueldo?
-Yo tenía 14 años, colocábamos las cloacas en un edificio, en un lugar descampado. Las cloacas de una casa, que quedaba lejísimos, en el Bajo Flores. Había que sacar las baldosas de la bañadera con el agua congelada… Era durísimo.
-¿Qué hizo con ese dinero?
-Se dejaba en casa. Se usaba para arreglar la vereda, o para pagar deudas, pero quedaba en casa.

SU TRAYECTORIA
Fernando José Areán fue centrodelantero de San Lorenzo (1963-1965); Banfield (1966-1968); Millonarios (1967-1968), América de Cali (1969-1970), Cúcuta (1971) –los tres de Colombia–; Valencia de Venezuela (1969) y Comunicaciones (1972-1973).
Ayudante de campo de Héctor Veira durante varios años (incluyendo pasos por Banfield y River Plate), luego fue director técnico de Argentinos Juniors (1990-1991); San Lorenzo (1991-1992); Belgrano de Córdoba (1992-1993); Deportivo Español (1994); Talleres de Córdoba (1994); San Martín de Tucumán (1995-1996); Chaco For Ever (1997); Olimpo (1997-98); y Racing de Córdoba (2000). También ha sido asesor de varios clubes y selecciones (Honduras y Venezuela, por ejemplo) y dio clases en escuelas de periodismo deportivo.

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Los goles que convirtió Fernando Areán en Banfield, en 23 partidos disputados entre 1966 y 1968.



PUBLICADO EN SE JUEGA Nº15 (MAYO DE 2007)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La historia de Banfield: capítulo 6 (1913-1915)

Vals para un match olvidado

Cada hincha de Banfield recuerda con emoción la primera vez que fue a verlo a una cancha. Aunque la Historia no lo certifique, Zenón también.

Me llamo Zenón y estoy enojado. Me revelo ante la Historia. Créanme, la Historia no sabe lo que dice.

En 1913 yo era apenas un niño, sí. Pero tengo buena memoria. Recuerdo la tranquilidad de mi padre por el retorno del señor George Burton a la presidencia de Banfield, y su seguridad de que “ahora seremos respetados y prestigiosos”. En mi casa, cada día se hablaba más sobre football. Y yo, claro, me entusiasmaba.
Mi padre (en paz descanse) me contaba cada vez que retornaba del field la suerte de esos players a los que yo sólo imaginaba por sus palabras. Ese campeonato que él esperaba con ansiedad comenzó con un 0-6 ante Racing que le dañó el ánimo. Pero luego vencimos 3-2 a Comercio en un match muy disfrutado y, créanme, importante para mi enojo con la Historia. Pero déjenme seguir contándoles...

Igualamos ante Boca, y San Isidro nos derrotó, sin embargo mi padre volvió muy contento luego de dos triunfos ante Ferrocarril Oeste y Riachuelo (“Riachuelo, Riachuelo, si nos derrotan sus players, me desvelo”, cantaba risueño). Yo aproveché ese momento para solicitarle que me permitiera acompañarlo alguna vez. Él dudó, pero luego sonrió y me dijo: “Hijo, te prometo que si un día derrotamos a un equipo que tenga tantas letras como players, me acompañarás”. Era algo extraño mi padre, pero yo lo quería mucho.

Aún recuerdo mi expectativa, créanme. Tuve que esperar, pero el día que volvió y me contó que “nuestro team” había vencido 4-2 a los Estudiantes supe dos cosas. La primera, lo adiviné por su rostro, era que él no recordaba la promesa. La segunda, que yo se la haría recordar.

Fue un 5 de octubre, un día hermoso. Acompañé a mi padre con orgullo hasta el field de Comercio. Nosotros sumábamos 13 puntos, y ellos sólo 10. Existía rivalidad entre ambos por lo disputado que había sido el match en nuestro field, por eso lo imaginaba como un enfrentamiento relevante. Papá decía que ganaríamos. Había muchos amigos de papá. El campo de juego era lo más inmenso que yo había visto. Estaba ante mis ojos el primer match de football de mi vida.

Nunca viví uno con tanta intensidad como aquél. Los players de blanco y verde eran distintos a como lo había explicado papá. Él me contaba siempre los goles convertidos, la alegría de los asistentes, pero nada sabía yo del sonido del balón cuando era golpeado, de las conversaciones entre los players durante el match, de lo cansados que se veían luego de correr muchos metros, de lo emocionante que resultaba que el balón se acerque al goalkeeper...

Ese día mi padre me presentó al mismísimo George Burton, pero aún cuando estuve frente a ese gran hombre, por mi cabeza rondaba el mismo pensamiento: “Si perdemos este match, mi padre no me dejará acompañarlo nunca más”.

Creo que sufrí más que ningún otro asistente al juego. No dejé de admirarlo todo y de pensar que un día podría ser yo quien corriese sobre el field. También pensaba que esta vez yo daría las noticias: al llegar a casa, diría a mi madre cuál había sido el resultado y si nuestro team había mostrado orgullo y entereza. Me sentía todo un hombre. En medio de esos pensamientos me sorprendió el rápido fin del match. El tanteador fue 1 a 1. Tuve miedo de que mi padre no estuviera feliz, pero cuando lo miré y sus bigotes me sonrieron comprendí que no estaba tan mal. Que quizá pronto volvería a ver football.

Ése es el principal recuerdo de mi niñez y de mi padre. En 1916, él se alistó para pelear en la Primera Guerra Mundial y no volví a verlo, pero siempre llevé conmigo a sus bigotes sonriéndome. Hoy estoy cumpliendo 70 años y esta noche mis hijos y mis nietos estarán conmigo. He tenido una vida feliz. Y recuerdo claramente la primera vez que fui a ver a Banfield. La Historia, sin embargo, dice que ese match no existió. Ni el esfuerzo de los players, ni el saludo del señor Burton, ni la sonrisa de mi padre. Dice que, en 1913, Banfield enfrentó a Comercio sólo una vez y que lo derrotó 3 a 2. No puedo aceptarlo. Maldigo a las tonterías que hacen que ya nadie recuerde a ese hermoso 5 de octubre. Estoy enojado con la Historia. Porque, créanme, la Historia no sabe lo que dice*.

*Esta carta estaría fechada el 21 de octubre de 1972 y habría sido escrita por Zenón Rockwell para sus hijos y nietos. Hace referencia a un partido entre Banfield y Comercio que fue anulado porque la Asociación dividió a los equipos en tres zonas en mitad del campeonato y, al estar Banfield y Comercio en distintos grupos, sólo podía considerarse un enfrentamiento entre ellos. Se desconoce el paradero actual de esta carta, o si realmente existió alguna vez.


Alegrías en 1914 y 1915
Banfield había vuelto a Primera en 1913 con una buena campaña, pero en 1914 mejoró notablemente sus resultados. Sus triunfos fueron ante Comercio (2-1), Ferro Carril Oeste (1-0), San Isidro (2-1), Platense (3-1), Quilmes (3-0), Huracán (2-1) y Boca (1-0).
En 1915, el fútbol argentino volvió a nuclearse en una sola entidad y así el campeonato se volvió más competitivo. Eso no afectó al espléndido Racing, que ganó el tricampeonato, pero sí a Banfield, que de todas maneras consiguió muchos triunfos: contra Atlanta (7-2), Defensores de Belgrano (3-2), Quilmes (4-2), Floresta (3-2), Estudiantes de Buenos Aires (2-0), Comercio (5-1), Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (2-1), Tigre (3-0) y Ferro Carril Oeste (1-0).

Copa Competencia
La Copa Competencia se jugaba cada año entre los clubes afiliados a la Asociación Argentina de Football y los mejores equipos de Santa Fe, mediante el sistema de eliminación directa. En 1913, Banfield derrotó 3-1 a Rosario Athletic Club en primera ronda; y a Provincial en octavos de final. Cayó derrotado en cuartos de final ante el poderoso San Isidro (1-3). En los dos años siguientes quedó eliminado en su debut. En 1914, perdió 1-2 ante Boca Juniors y en 1915 el verdugo fue Defensores de Belgrano (0-1). San Isidro, River y Porteño fueron los campeones de cada año, respectivamente.

Copa de Honor
La Copa de Honor la disputaban los clubes afiliados a la Asociación y algunos equipos invitados de Santa Fe. En 1913, Banfield perdió en su debut ante San Isidro (0-1) y quedó eliminado. El campeón fue Racing Club. En 1914 el torneo no se disputó. En 1915, Banfield quedó afuera otra vez en el primer partido (1-2 frente a Quilmes) y La Academia repitió finalmente el título.

ESTADÍSTICAS DE BANFIELD 1913-1915 (1)

CAMPEONATO DE PRIMERA DIVISIÓN 1913
Posición: 8º (de 15). PJ: 18. PG: 6. PE: 4. PP: 8. GF: 24. GC: 36. Puntos: 16.
CAMPEONATO DE PRIMERA DIVISIÓN 1914
Posición: 3º (de 13). PJ: 12. PG: 7. PE: 1. PP: 4. GF: 16. GC: 17. Puntos: 15.
CAMPEONATO DE PRIMERA DIVISIÓN 1915
Posición: 15º (de 25). PJ: 24. PG: 9. PE: 3. PP: 12. GF: 33. GC: 44. Puntos: 21.

Los datos: En 1913 y 1914 el fútbol argentino estuvo dividido entre la Asociación Argentina y la Federación Argentina. Banfield participó de los torneos de la Asociación, a los que pertenecen estas estadísticas. En 1915, se unificaron.

(1) Fuente: “Historia del Fútbol Amateur en la Argentina”, de Jorge Iwanczuk.

PUBLICADO EN SE JUEGA Nº14 (MAYO DE 2007) 

domingo, 12 de septiembre de 2010

Cuando Lanús jugó para Banfield

[Mitología Banfileña: legajo número 1]

No sólo entró en la historia por esa curiosidad: Carlos Galup Lanús fue un muy buen back que llegó a la Selección, y un verdadero caballero.

Nunca Banfield fue de Lanús. Pero, alguna vez, Lanús fue de Banfield. Más precisamente durante dos años. El dato es absolutamente indiscutible, lo pueden afirmar sus hinchas. Aunque, tal vez, no sea del modo en el que piensan.

Carlos Galup Lanús nació, curiosamente, en Lanús. Heredó su primer apellido de su padre y el segundo de su madre: Luisa Lanús. Asistió a la Escuela N°18 de Barracas al Sur y desde joven mostró ser un deportista entusiasta con noble personalidad.

Comenzó su carrera futbolística en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. En 1910, cuando el back izquierdo de Banfield, Luis Molteni, decidió marcharse a Independiente, Galup Lanús llegó para reemplazarlo. Ese año conformó la dupla de zagueros con Albert Burton y ambos jugaron en muy buen nivel. Aquél fue uno de los mejores equipos de los primeros años de Banfield, con históricos como Julio Bertani y Rogelio Jacobelli, y dos atacantes letales: Bartolomé Lloveras y Amador García. Galup Lanús disputó 18 de los 25 partidos y el conjunto blanquiverde terminó con un importante tercer puesto entre 35 equipos.

Ese buen plantel se desarmó en 1911, cuando Louis Thiessen asumió la presidencia. Entre sus excéntricas y poco efectivas ideas, estuvo la de preparar banquetes a los que invitaba a los mejores futbolistas para convencerlos de “pasarse” a Banfield. No consiguió a ningún jugador de renombre, pero Galup Lanús fue uno de los que, pese a recibir ofertas de otros clubes, prefirió quedarse. “Las malas lenguas vociferan que lo hace por las célebres cocoas de Thiessen”, decía el diario La Nación.

La caballerosidad fue lo que lo alejó del club. Banfield comenzó el torneo de Segunda División con cuatro empates, pero tocaba enfrentar al difícil Estudiantes de La Plata. Thiessen utilizó su posición dirigencial para que el cotejo lo dirigiera un simpatizante de Banfield, y el arbitraje fue bochornoso, al punto que a pocos minutos del final, cuando iban 0-0, marcó un penal inexistente que provocó que los futbolistas de Estudiantes se retiraran del campo de juego.

Galup Lanús sintió que la actitud de sus compañeros y su presidente habían sido incorrectas y se acercó a la sede del equipo platense para solicitar disculpas. El gesto sorprendió a los dirigentes, quienes lo invitaron a formar parte del equipo. Galup Lanús aceptó y el 25 de junio de 1911, ante Estudiantil Porteño (1-2), jugó su último partido con la camiseta de Banfield. Lo curioso es que 22 días después, reconocida la irregularidad, se volvió a disputar aquel Banfield-Estudiantes. Los de La Plata ganaron 2-1 y esta vez Galup Lanús estuvo de su lado.

¿De qué jugaba Lanús? Dentro del sistema 2-3-5 que se utilizó durante el amateurismo, era back izquierdo: uno de los dos defensores del equipo. Se lo recuerda como un jugador de correctísimo comportamiento, mucha precisión con la pelota y buen estado físico.

Con Estudiantes consiguió el ascenso a Primera División en 1911 y alcanzó su mejor nivel, llegando incluso a la Selección Nacional (1913-1914). Fueron sólo dos partidos, uno de ellos recordado por otra sorprendente actitud suya. Argentina se enfrentaba a Brasil por la primera edición de la “Copa Julio Argentino Roca”. En una jugada, el atacante argentino Lonardi marcó un gol con la mano que fue inicialmente convalidado. Galup Lanús persiguió al árbitro para explicarle que el tanto de su propio equipo había sido convertido de modo irregular. El juez lo aceptó e invalidó el gol. Finalmente, Brasil ganó 1-0 y se llevó la Copa. Su otro match en la Selección se produjo ante Uruguay (1-1).

Galup Lanús terminó su carrera en Estudiantes y luego siguió ligado a ese club como directivo. Murió en Saldungaray, Buenos Aires, en enero de 1949. “Fue valor técnico, atleta de juvenil vigor y vio al fútbol como una disciplina más para formar el carácter junto con el esfuerzo”, publicó La Nación luego de su muerte. La historia lo recuerda como un muy buen back, identificado con Estudiantes; y especialmente como un verdadero caballero del deporte. El dato, definitivamente, es indiscutible. Alguna vez, Lanús fue de Banfield (*).

(*) Fuentes: “Un pionero llamado Banfield”, de Víctor Raffo y Alberto Yanés; “Dios no vio el partido”, artículo de Víctor Hugo Ameneiro; y “Estudiantes 100 Años”, de Sebastián Fernández, Fernando Guida, Maximiliano Llorens, Daniel Guiñazú y Martín Estévez.

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Fueron los partidos que jugó Carlos Galup Lanús en Banfield, todos en Segunda División: 18 en el torneo de 1910 y 6 en el de 1911. Entre los goles de los que se conocen los autores, no marcó ninguno. Luego pasó a Estudiantes.

“Mejor se la dejo y listo...”
Alberto Ohaco era un verdadero crack de Racing Club que no se amilanaba ante nadie. Sin embargo, cada vez que enfrentaba a Estudiantes de La Plata se lo veía con una actitud resignada, algo raro en él. Puntualmente, cada vez que Carlos Galup Lanús lo marcaba. Intrigado, un periodista le preguntó si ocurría por algo en especial. Ohaco, que había enfrentado a Galup Lanús dos veces cuando Carlos jugaba para Banfield, fue contundente: “¿Para que voy a pelear por la pelota si siempre me la saca? Mejor se la dejo y listo...”.

PUBLICADO EN SE JUEGA Nº13 (ABRIL DE 2007)

viernes, 10 de septiembre de 2010

La historia de Banfield: capítulo 5 (1910-1912)

El excéntrico señor Thiessen

Luego de la gran campaña de 1910, Banfield eligió a un presidente que, con sus extraños manejos, dejó al club al borde de la disolución.

"¿Está seguro, señor Thiessen?”. La pregunta del vocal Juan Figari suena más sorprendida que interrogativa. La idea del nuevo presidente del Club Atlético Banfield para rearmar a un equipo absolutamente desarmado es, al menos, extraña: organizar grandes banquetes en su casa, invitar a muchos players de Primera y Segunda División, y convencerlos –entre bocado y bocado– de formar parte del team durante el Campeonato de 1911.

Un año antes hubo mucho para festejar. El equipo se había acostumbrado a ganar: festejó 22 victorias en los primeros 23 partidos, hasta llegar a semifinales. La Segunda División parecía quedarle pequeña, pero en su camino se cruzó Racing Club, club que se preparaba para la máxima osadía del football argentino: un heptacampeonato. Aun ante ese equipo de ensueño, Banfield dio batalla. El primer encuentro terminó 0 a 0 y hubo desempate. Incluso el segundo match fue parejo. Recién en el último minuto de juego, un cabezazo de Pablo Frers le dio a Racing el pase a la final y dejó a Banfield en el camino. El mismo Racing de los Ohaco y de Natalio Perinetti que brillaría entre 1913 y 1919. Ese team de Banfield, quizá uno de los mejores de su historia, podría haber logrado aun más. Pero...

Llegamos al 29 de enero de 1911. El día en que, mediante la Asamblea Anual, Louis Thiessen es elegido nuevo presidente de Banfield. Había ganado trascendencia días antes, cuando propuso que se otorgasen medallas a los futbolistas por su buena actuación en el torneo anterior y terminó a los golpes contra el tesorero, quien se negaba alegando que antes se debían pagar deudas (1).

Las cosas no son fáciles para Thiessen, aunque él tampoco colabora para mejorarlas. El tipo es raro: caballeresco, refinado, de origen brasileño, decididamente exótico en su modo de pensar. Y sin ningún apremio económico luego de cobrar una importante herencia. Ve cómo se alejan del club casi todos los futbolistas a los que quiso premiar y no hace demasiado por retenerlos. Y esa idea para conseguir futbolistas…

Las fiestas que organiza son célebres. No por exitosas (al cabo, no consigue incorporar a ningún player de renombre) sino porque muchos de los invitados terminan borrachos o hastiados de comida. Y mientras el torneo de Segunda División comienza y Banfield deja de ser un equipo peligroso para los rivales, Thiessen se entretiene comprando un globo aerostático.

El inicio, con cuatro empates (2-2 ante Comercio, 1-1 con Ferro, 2-2 contra Kimberley, 1-1 frente a Argentino de Quilmes), no es malo, pero se viene el partido ante Estudiantes de La Plata y Thiessen sabe que Banfield es inferior… ¿Pensar en mejorar? Nada de eso: don Louis no soporta perder y mueve sus influencias para que el partido sea dirigido por Julio Abaca Gómez… un simpatizante de Banfield. Es el comienzo del fin para Thiessen. Luego de un arbitraje bochornoso, y de cobrar un penal a favor de Banfield a poco del final, el team de Estudiantes se retira indignado del campo de juego.

Desde entonces, todo fue negativo. Banfield perdió 11 de los 14 partidos restantes, incluyendo ese juego ante Estudiantes, que volvió a jugarse ante la evidencia de la irregularidad.

“¿É você certo, senhor Thiessen?”. La pregunta, ahora, es de un comerciante de bananas brasileño. Ya es 12 de noviembre de 1911 y, mientras Banfield es derrotado por Nacional y pierde la categoría, Louis Thiessen se encuentra en Porto Alegre, tras renunciar a la presidencia y darse a la fuga ante el enojo del resto por sus manejos al frente del club. Banfield está casi en ruinas, otra vez, y sin un equipo competitivo. Al excéntrico señor Thiessen, que está en Brasil, poco le importa.

 
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Los partidos que disputaron William Peterson y Julio Bertani entre 1907 y 1912. Peterson era goalkeeper (arquero). Bertani, un half (volante) que convirtió al menos 6 goles (de muchos tantos no se conoce el autor).

El gran Banfield de 1910
William Peterson; Albert Burton, Carlos Galup Lanús; Pablo Matas, Julio Bertani, Rogelio Jacobelli; Bartolomé Lloveras, Amador García, Víctor Weiss, Rodolfo Weiss y Julio Carrera era el equipo base que terminó entre los mejores tres equipos de Segunda División en 1910, junto a Racing Club y Boca Juniors. No se conocen los autores de todos los goles, pero contando los que fueron registrados, el máximo anotador fue Amador García, con 6 tantos.

1912: ascensos en el caos
En 1912, luego de la renuncia de Louis Thiessen, y otra vez con George Burton en la presidencia, Banfield pudo recuperarse en el aspecto deportivo. En parte, ayudado por la complicada situación del football argentino. En medio de la primera gran división dirigencial (la Asociación contra la Federación), Banfield se mantuvo en la Asociación. Como varios clubes prefirieron afiliarse a la Federación, se anularon muchos partidos, al punto que el grupo de Banfield quedó conformado por sólo tres equipos. Los blanquiverdes ascendieron a la segunda categoría por ser líderes de su Sección. Y, por la escasez de equipos en la Asociación, se pusieron varios ascensos a Primera en juego. Banfield venció a Ferrocarril Oeste “B” 3 a 0 en uno de los repechajes y llegó a la máxima división casi sin darse cuenta y tras jugar apenas 5 partidos. El equipo base de aquel 1912: Sosa; Rohm, Nai Foino; Moresco, Maxwell, Homewood; Pasarella, Brana, Roberts, Marino y Silva.

ESTADÍSTICAS DE BANFIELD 1910-1912 (1)

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1910
Posición: 3º (de 36). PJ: 25. PG: 22. PE: 1. PP: 2. GF: 73. GC: 13. Puntos: 45. (2)

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN “EXTRA” 1911
Posición: 9º (de 10). PJ: 18. PG: 1. PE: 6. PP: 11. GF: 15. GC: 39. Puntos: 8.

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1912
Posición: 1º (de 10). PJ: 5. PG: 4. PE: 1. PP: 0. GF: 11. GC: 1. Puntos: 9.

Los datos: En 1912, Banfield ganó la Sección B (formada por 3 equipos) de la Segunda División, que en realidad era la Tercera División (la Segunda se llamaba Segunda “Extra”). Se lo considera líder general por tener el mejor coeficiente de puntos.

(1) Fuente: “Un Pionero Llamado Banfield”, de Víctor Raffo y Alberto Yanés.
(2) Se le dieron por ganados cuatro partidos en los que los rivales no se presentaron. 

PUBLICADO EN SE JUEGA Nº11 (MARZO DE 2007)

martes, 7 de septiembre de 2010

La historia de Banfield: capítulo 4 (1907-1909)

Un campeonato, infinitas lágrimas

El título de 1908 desde una mirada muy particular. Banfield lo sabe: en el fútbol, como en la vida, las historias no siempre tienen final feliz.

Es el fin del mundo, al menos para Pablo. Cualquier hombre sensible lo entenderá: acaba de perder a la mujer de su vida. Pablo, ahogado y roto, siente gusto a muerte en los labios. Recién descubre que las lágrimas son infinitas. Si alguien se animase a ofrecerle el olvido, Pablo escupiría sobre esa posibilidad. Sólo le queda el recuerdo. Y toneladas de amor que no pudo dar.

Pablo tiene 22 años y hace ya ocho, en 1900, vivió una tarde feliz. Era un adolescente todavía. Amaba al fútbol. Amaba a ese Banfield que hacía ya ocho años había sido campeón. Después de aquel día memorable, su pasión creció. Banfield se convirtió realmente en parte de su vida. Esperaba cada match con ansias, sufría o disfrutaba cada resultado, pero siempre sentía esa maravillosa sensación de estar acompañado. Por Banfield, por sus goles, por sus amigos.

Pablo es calmo y silencioso. Siempre que le hablaron de la posibilidad de que “su” Banfield fuese otra vez campeón, dudaba. Ni siquiera se animaba a imaginar un momento tan contundente. No creía en que la felicidad plena fuese posible. A los 14 años había sido feliz, claro. Pero a los 22, después de ocho años en los que no hizo más que aumentar su cariño por Banfield, sería distinto. Sería tan consciente de ese momento que no sabría cómo soportarlo.

Los triunfos en el campeonato de Tercera División de 1908 llegaron con naturalidad. Fueron 17, más un empate, en los 18 matchs de la Sección A. Y una victoria por 1 a 0 sobre Independiente en semifinales, con tanto del gran Fernando Lavenas. La final, ante el segundo equipo de Independiente, parecía un trámite. Pero Pablo sabía que ese 29 de noviembre de 1908 tenía que estar allí para creerlo. Para ver realizado lo que soñó durante ocho años.

Sólo un día faltó para que Pablo se estrechara las manos con la felicidad plena. Maldito el 28 de noviembre en que la mujer más maravillosa del Universo le dijo adiós. Pablo fue incapaz de reproches: ante todo, la amaba. Pablo le regaló en la despedida las palabras más hermosas que había aprendido. Y segundos después de ese último beso en la mejilla, Pablo murió. Aunque quizás nunca lo sepa.

Sin embargo, Pablo está acá, presenciando la gran final. Aún aturdido, con un dinosaurio en la garganta, está acá. Cuando, a los 5 minutos, Julio Bertani anota el 1-0 para Banfield, todos festejan. Pablo, en silencio, agacha la cabeza y llora lágrimas de hombre. Lágrimas de quien comprende que la felicidad no es un momento, sino la búsqueda de una utopía junto a un ser amado. Claro: poco les importa eso a los 22 players que no paran de correr. Especialmente cuando, luego de 40 minutos de juego, el interminable Albert Burton cambia el resultado a 2 a 0. Pablo apenas puede ver el tanto a través de sus ojos empañados. Sabe que el campeonato, de algún modo, es también un logro suyo. Pero si la mujer que ama no comparte ese logro, no tiene valor.

No había mucho más para ver. Cerca del final del juego, el goleador Lavenas marca el 3 a 0 y, segundos después, Independiente se retira del campo de juego, indignado por los fallos arbitrales, pero más por la derrota. Banfield es campeón, sí. Pero nunca nada había sido tan distinto a como Pablo lo había imaginado. Está sentado y triste. No sabe qué hacer. Se para después de tres intentos, tratando de ocultar sus lágrimas. De pronto, Luis Molteni, back derecho de Banfield, lo abraza. Lo mira a los ojos y le dice: “Un hombre que llora solo es un hombre sinceramente enamorado. Créame que lo entiendo”. Sorprendido, Pablo ensaya una sonrisa que no llega a ningún puerto. Molteni sigue su camino, Banfield también. Incluso ella, la mujer más maravillosa del Universo. La sensación es rara, pero cualquier hombre sensible lo entendería: Banfield acaba de ser campeón, pero Pablo acaba de perder a la mujer de su vida.


Equipos y goleadores
Un repaso a las formaciones usuales de Banfield durante cada temporada.
En 1907: Giacomelli; Bottaro, N. Talliagory; Walker, Burton, G. Weiss; Fresson, E. Talliagory, Corera, A. García y Jack Strong. El que más jugó fue Amador García (13 partidos).
En 1908: Peterson; Molteni, Alberto Lavenas; Lean, Bertani, Jacobelli; Lloveras, A. García, Burton, Fernando Lavenas y Pedretti. Cuatro futbolistas jugaron los 19 partidos: Peterson, Alberto Lavenas, Bertani y Jacobelli. No se conocen los autores de todos los goles, pero tomando los datos existentes, el goleador del equipo campeón fue Fernando Lavenas, con 5 tantos.
Por último, en 1909: Peterson; Molteni, Burton; Lean, Bertani, Jacobelli; Fernando Lavenas, Lloveras, A. García, Carrera y Pedretti. Los que más jugaron fueron Peterson y Carrera. Y el propio Julio Carrera fue el máximo anotador, con 12 goles.

Paliza a River y más detalles
*Durante el período 1907-1909, Banfield anotó más de un equipo cada año (en distintas divisiones). Los datos que se reproducen son los del conjunto principal. En 1909, el segundo equipo de Banfield ganó la Copa Competencia El Diario.
*Los dos partidos ante Lanús de 1907 terminaron en empate: 1-1 y 0-0.
*El equipo campeón de 1908 se dio tres gustazos: goleó 9-0 a River, 10-0 a Racing y 3-0 al segundo equipo de Boca.
*En 1909, cuando la institución volvió a denominarse Banfield Athletic Club, jugó el primer partido en el exterior. Fue derrota 1-0 ante Libertad de Uruguay. Y le ganó a Lomas Athletic en el último enfrentamiento entre ambos: 4-0.
*El presidente durante estos tres años fue George Burton.

ESTADÍSTICAS DE BANFIELD 1907-1909 (1)

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1907
Posición: 21º (de 30). PJ: 17. PG: 5. PE: 2. PP: 10. GF: 18. GC: 29. Puntos: 12.

CAMPEONATO DE TERCERA DIVISIÓN 1908
Posición: 1º (de 38). PJ: 20. PG: 19. PE: 1. PP: 0. GF: 85. GC: 7. Puntos: 39.

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1909
Posición: 6º (de 37). PJ: 17. PG: 14. PE: 1. PP: 2. GF: 61. GC: 24. Puntos: 29.

Los datos: Sólo se toman en cuenta los partidos jugados por el primer equipo de Banfield. En 1907 ganó un partido y perdió dos por “no presentación”. En 1908 triunfó una vez por el mismo motivo.

(1) Fuente: “Un Pionero Llamado Banfield”, de Víctor Raffo y Alberto Yanés.

PUBLICADO EN SE JUEGA Nº10 (MARZO DE 2007)

sábado, 4 de septiembre de 2010

La historia de Banfield: capítulo 3 (1904-1906)

¿Por qué Banfield es verde y blanco?

Resurrección en 1904, esfuerzo en 1905, retorno en 1906. La previa de un partido irrelevante sirve para conocer mil historias y el secreto de los colores.

14 de octubre de 1906. José Figueroa Alcorta asumió hace seis meses la presidencia argentina, luego de la muerte de Manuel Quintana. Este año, en las reuniones de la Argentine Football Association se comienza a hablar en español en lugar del tradicional inglés. Y hoy, en los límites de un campo de juego de Recoleta, dos hombres se saludan minutos antes de que comience el match entre Estudiantil Porteño “B” y Banfield, por la última fecha del Campeonato de Segunda División.

George forma parte del equipo de Estudiantil Porteño, pero hoy no jugará por un fuerte dolor en su rodilla. “No imagina, usted, cuántas dificultades atravesamos –cuenta Alberto con un dejo de pena–. ¡Durante este campeonato hemos perdido 10 de los 11 matchs! Es cierto que al primer equipo le va muy bien, pero nosotros queremos ganar también. Por supuesto, ustedes ya han sido campeones alguna vez. Entonces no comprenderán lo que significa estar en estas dificultades...”. Alberto sonrió con ironía. Y, sin prisa, comenzó a contarle lo fácil que había sido todo para Banfield...

“En 1903 perdimos nuestro estadio, George. Para cumplir con las exigencias de la Asociación intentamos construir uno nuevo, pero nos costó mucho dinero, créame. Tanto, que quedamos en bancarrota y tuvimos que vender nuestros bienes. Luego, en el campeonato de 1904, perdimos todos los matchs, igual que nos había sucedido en 1898. Aunque esta vez era más preocupante, porque el destino de nuestro club estaba en juego. Quedábamos pocos socios, y todos teníamos muchas ocupaciones. Durante dos meses pensamos que nuestro querido Banfield había desaparecido...”. George estaba sorprendido. ¿Cómo un club con un presente tan vivo había estado a punto de morir hacía sólo dos años?

“En diciembre de 1904 decidimos seguir adelante. Pero, en la vida, una nueva etapa no inicia a los cambios: los cambios son los que inician una nueva etapa. Así que decidimos empezar a cambiar. A partir de entonces seríamos el Banfield Football Club. Y hasta modificamos nuestros colores. ‘¡El verde cimenta la esperanza, el blanco habla de libertad y amistad!’, nos dijo el querido Beltrán Montenegro (1). En paz descanse... Murió el año pasado, tenía 20 años...”. Los ojos de Alberto se humedecieron. George lo palmeó por la espalda y compartió segundos de silencio. Pero Alberto aún tenía mucho por contar...

“Luego de aquella reunión, todo mejoró. Conseguimos nuestro nuevo campo de juego (2) y lo inauguramos en un match ante Radical Football Club (3). Fue un año difícil, claro, pero todos queríamos seguir adelante. Estábamos decididos a volver a competir. Jugamos algunos matchs por amistad, pero deseábamos integrar nuevamente la Asociación. Tantas ganas de jugar teníamos, que este año nos incorporamos aquí y en la Liga Central, para que todos pudieran jugar. Cuando debutamos, perdimos 7 a 0 contra Gath y Chaves... Pero, como siempre, nos recuperamos. Y nos está yendo bastante bien”.

George quedó sorprendido ante la fortaleza de los integrantes del club y estrechó la mano de Alberto. Juntos, se quedarían viendo el último partido del campeonato de 1906. Lo hicieron al lado de un chico que admiraba a Jack Strong, rápido wing izquierdo de Banfield, y al que en una libreta desabrida su padre le anotaba cada juego de su héroe. “Jugó por primera vez ante Lomas Juniors, el 24 de abril de 1904, señor Denehen –le repetía a Alberto con un orgullo difícil de entender–. Lo tengo todo aquí. Mi padre me ha llevado a verlo a cada match. ¡Es nuestro mejor player!”.

Finalmente, Estudiantil Porteño “B” vence 3 a 0, consiguiendo su segunda victoria en el certamen. Pero esta vez el resultado había sido menos que nunca para Albert y George, porque ambos habían decidido simplemente disfrutar de aquello que tanto les gusta: un match de football.
 
Todos jugaban de todo
La informalidad del equipo de Banfield de 1904 era tal que se rotaban las posiciones, incluida la del arquero. Por ejemplo, comenzó atajando H. Lucas, quien en partidos posteriores sería atacante por derecha, wing izquierdo, half y back. Quien ocupó el arco durante la última parte del torneo fue James Archer, que había comenzado siendo atacante. Aun con estas dificultades, con esfuerzo se puede armar un “equipo base”: Archer; Thynne, Lucas; Robinson, Benavente, Rodger; Henderson, Brown, A. Hall, Clark y B. Hall.
El equipo de 1906 sí mantenía ubicaciones básicas en el campo de juego, por lo que es más sencillo repasar un equipo (entre paréntesis, los partidos disputados sobre el total de 9): Ítalo Giacomelli (9); John Henry Weiss (9), Camilo Bertorini (9); Dante Giacomelli (9), Albert Burton (9), Herald Weiss (7); Amador García (6), J. Grundy (4), Robert Sterling (6), Luis Molteni (8) y Jack Strong (8).

ESTADÍSTICAS DE BANFIELD 1904-1906 (1)

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1904
Posición: 10º (de 10). PJ: 8. PG: 0. PE: 0. PP: 8. GF: 3. GC: 22. Puntos: 0.

COPA BULLRICH 1904
Posición: Eliminado en 1ª fase. PJ: 1. PG: 0. PE: 0. PP: 1. GF: 2. GC: 3. Puntos: 0.

CAMPEONATO DE TERCERA DIVISIÓN 1906
Posición: 8º (de 21). PJ: 12 (*). PG: 6. PE: 1. PP: 5. GF: 11. GC: 18. Puntos: 13.

Los datos: Durante 1905, Banfield sólo jugó partidos amistosos. Fueron al menos 5: vs Radical FC (2-0); vs Argentino de Lomas (1-0 la Primera; 2-1 los segundos equipos); vs Lobos AC (4-1); y vs Alumni AC III (resultado desconocido).
(1) Fuente: “Un Pionero Llamado Banfield”, de Víctor Raffo y Alberto Yanés.
(2) El campo de juego pertenecía a la Compañía Primitiva de Gas y se encontraba donde, en la actualidad, está el estadio (Arenales, entre Peña y Gallo).
(3) Ocurrió el 26 de marzo de 1905.
(*) Se incluyen tres partidos que no se disputaron. Dos se le dieron por ganado a Banfield, y uno por perdido.

PUBLICADO EN SE JUEGA Nº8 (NOVIEMBRE DE 2006)

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La historia de Banfield: capítulo 2 (1900-1903)

Historias de tatarabuelos y héroes

¿Qué pasa cuándo descubrís que la realidad no fue como la imaginaste? Alan lo sufrió y decidió conocer la verdad. Se llevaría una gran sorpresa…

Alan tiene 12 años. Vive su infancia con mil remeras blancas y verdes puestas, casi por legado. En cada fiesta, en cada reunión familiar, no faltaba alguien que le recordara lo que tanto le gustaba recordar: que su tatarabuelo había sido un importante jugador de Banfield. Él siempre lo imaginó parecido a su ídolo, Raúl Wensel: un goleador potente, querido por la multitud, firmando importantes contratos. Imaginó a su abuelo como a un héroe.

Una tarde como cualquiera, la del miércoles 3 de noviembre de 1993, Alan entró a la Escuela Nº24. Eran sus últimos días en séptimo grado. Sus compañeros estaban reunidos y, al verlo, giraron en dirección a él. Pablo descargó su batería: “¡Alan, nos dijiste cualquiera de tu tatarabuelo! Mi viejo me dijo que en esa época, Banfield jugaba re mal, que a los jugadores no los conocía nadie. Dijiste que tu tatarabuelo jugaba re bien, pero es cualquiera. ¡Los que jugaban en esa época eran de madera!”. Alan se quedó mudo. “Listo, no mientas más con lo de tu tatarabuelo. No lo conocía nadie”, remató Federico. Enseguida, sonó el timbre y todos formaron. Luego, el día transcurrió con normalidad, excepto para Alan, que casi no habló y se fue sin saludar.

Nunca había pensado en la posibilidad de que su tatarabuelo no fuera un gran jugador. Lo imaginaba batallando en juegos épicos contra Boca, gritándole un gol a Independiente. No podía creer lo que había dicho Pablo, y decidió asegurarse de que era falso. Para empezar, le pidió a su mamá, Delia, que lo acompañase, y fue por primera vez a una biblioteca. Pidió libros sobre la historia del fútbol, sobre ídolos del deporte, un puñado de revistas El Gráfico… La primera sorpresa se la llevó al notar que en los (pocos) periódicos que había de principios del siglo XX, casi no se hablaba de fútbol. Luego, cuando al revisar las tablas de posiciones entre 1900 y 1903 (cuando se suponìa que había jugado su tatarabuelo) vio que Banfield ni figuraba. Un escalofrío le recorrió la espalda. Recordó las burlas de Federico. Pensó en Wensel, y en que su ‘tatara’ no era nadie. Llegó a la conclusión de que su familia le había mentido, que en realidad ningún familiar suyo fue futbolista, que sólo lo habían engañado. Le dijo a su mamá que le dolía la panza y que quería volver. “¿Pero encontraste lo que buscabas, Alu?”, inquirió. “Sí, ma, vamos”.

El viaje era largo, y Delia pensó que le debía doler mucho para no hablar en todo el trayecto. Cuando el tren llegaba a Gerli, Alan se animó: “Ma, ¿por qué me dijeron que el abuelo del abuelo jugaba al fútbol?”. “Es que al abuelo le gusta acordarse de eso, Alan. ¿Por qué me lo preguntás?”. “Por nada, por nada”, evadió Alan.

Mantuvo el “dolor de panza” hasta el sábado. Entonces, cuando el abuelo se levantó de la siesta, Alan tomó aire y lo acusó: “¡Vos decís que tu abuelo jugaba en Banfield pero yo busqué en unos libros y es mentira y ahora todos los chicos me cargan y es por tu culpa!”. El abuelo fue hasta su placard y sacó de un cajón, entre su libreta de enrolamiento y una foto de la abuela (que había fallecido en 1988), un pequeño cartón que decía Banfield Athletic Club. Volvió a sentarse, le acarició la cabeza a Alan y le contó…

Le contó que era cierto que Banfield no aparecía en las tablas de posiciones de Primera División, porque jugaba en Segunda. Que en 1901 su abuelo formó parte del equipo que fue campeón por segunda vez en la historia del club. Le contó que eran sólo un grupo de trabajadores ingleses que se juntaban por diversión, sin público, sin contratos… Le contó –como su abuelo le había contado– los hermosos goles de Edward Potter. “El Invencible, Alan, era El Invencible”, se emocionó. Le contó que, aún estando en Segunda, en una encuesta hecha por el Buenos Aires Herald para entregar el Herald Trophy al equipo más popular, Banfield había finalizado quinto, con 317 votos. Le contó que su abuelo no era goleador, que le gustaba correr pero no hacía muchos goles. Que, aun cuando nadie quería jugar en el equipo, su abuelo no faltó nunca, ni siquiera cuando tuvo que jugar en Tercera División. Y le contó que quizá era cierto que no jugaban tan bien como Delfino, Javier Zanetti o Patrulla Jiménez, porque en 1903 habían perdido 13 a 0 contra Barracas, 8 a 0 contra Tigre…

Alan descubrió que había vivido equivocado. Que su tatarabuelo no era un goleador potente, ni querido por la multitud, que ni siquiera firmaba importantes contratos. Descubrió que su tatarabuelo era sólo un hombre con poco talento que amaba profundamente al fútbol y a Banfield, a quien no le importaba si la situación era favorable o desfavorable para entregar su tiempo y esfuerzo en busca de un sueño. Alan descubrió, en definitiva, que su tatarabuelo era definitivamente un héroe. Y el lunes, en la escuela, se lo diría orgulloso a los chicos.

ESTADÍSTICAS DE BANFIELD 1900-1903

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1900
Posición: 1º. PJ: 8. PG: 6. PE: 2. PP: 0. GF: 25. GC: 7. Puntos: 14.

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1901
Posición: 6º. PJ: 16. PG: 5. PE: 3. PP: 8. GF: 19. GC: 28. Puntos: 13.

CAMPEONATO DE TERCERA DIVISIÓN 1902
Posición: Último. PJ: 12. PG: 2. PE: 1. PP: 9. GF: 5. GC: 35. Puntos: 5.

CAMPEONATO DE SEGUNDA DIVISIÓN 1903
Posición: Último. PJ: 8. PG: 1. PE: 0. PP: 7. GF: 4. GC: 45. Puntos: 2.

Los datos:
La única victoria de Banfield en 1903 fue 1-0 ante Porteño, en condición de local. Sus otros goles los anotó ante el segundo equipo de Barracas Athletic (2-6) y frente a Alumni (1-3).


PUBLICADO EN SE JUEGA Nº7 (OCTUBRE DE 2006)