jueves, 5 de agosto de 2010

Anastasia Pavlyuchenkova: ¿futura Nº1 del mundo?

Sin más ruido que el de sus raquetazos, una tenista rusa de 17 años escala en el ranking. Conocé antes que nadie a una de las animadoras del circuito femenino de los próximos años.

0-6, 1-6, le susurraba el tablero electrónico. En el partido más trascendente de su corta vida (tenía 16 años recién cumplidos), la eslovaca Daniela Hantuchova (Nº12 del mundo) la abofeteaba impiadosamente en la primera ronda de Wimbledon. “Cuando entré a jugar sabía que no podría ganar”, reconoce ella. Ella es Anastasia Pavlyuchenkova. Ella es una tenista sensacional que amenaza con que su irrupción en el circuito femenino sea memorable.

Nació en Samara, Rusia, el 3 de julio de 1991. Y pronto comenzó a brillar en un país repleto de tenistas brillantes: son 26 las rusas entre las 200 mejores del ranking. “Empecé a practicar tenis en República Checa porque hacía demasiado frío en mi país, pero ahora entreno un tiempo en cada lugar”, comenta. Los lugares son Moscú (su residencia habitual), la República Checa y Francia, hasta donde llegó para inscribirse en la Academia de Tenis de Patrick Mouratoglou.

Con apenas 14 años debutó en torneos profesionales. Fue en la qualy de un satélite en Praga, y ganó: 6-1 y 6-2 a la croata Sanja Ancic.

En 2006 cumplió 15 años y tres deseos: fue campeona junior del Abierto de Australia, del US Open y obtuvo el cuarto torneo de mayores que jugaba, el satélite de Casale. Terminó el año en el puesto 402 del ranking WTA.

Luego de ganar otra vez Australia entre las juveniles, en 2007 fue invitada para participar del cuadro principal de Wimbledon, y fue allí donde sufrió aquella dura derrota ante Hantuchova.

“Cuando empecé a jugar entre las profesionales, a los 15, 16 años, me generaba mucha presión a mí misma –recuerda–. Perdí un montón de partidos, y eso era una pesadilla para mí”. Entre esas derrotas (que no fueron tantas, ya que ganó 13 partidos y perdió 13 durante la temporada) lo que se destacó un triunfo: el que logró ante la francesa Aravane Rezai (73ª), en Poitiers, fue el primero ante una Top 100. “Antes mi juego era menos agresivo. Tuve que cambiar para lograr buenos resultados entre las mayores”, apunta.

Comenzó bien el 2008. Agresiva, acumuló triunfos. Ganó los satélites de Minsk y Moscú, ingresando en el top 200 en mayo. Superó la clasificación y debutó en el cuadro principal de Roland Garros derrotando a María Emilia Salerni (97ª). La derrota ajustada ante Flavia Pennetta (30ª) no ocultó su evolución.

Continuó bien el 2008. En Wimbledon también pasó la qualy y dio un paso más: en la semana en la que cumplió 17 años derrotó a Alize Cornet (17ª) y Na Li (45ª), cayendo recién en tercera ronda.

Terminó bien el 2008. Ganó sus últimos diez juegos de la temporada, obteniendo los satélites de Poitiers y Bratislava, y ubicándose en el 45º puesto del ranking. Sin embargo…

0-6, 1-6, le susurraba el tablero electrónico. En uno de los partidos más trascendentes de su corta vida, la estadounidense Venus Williams (Nº6 del mundo) la abofeteaba impiadosamente en la segunda ronda de Dubai 2009. El fantasma de no estar al nivel de las mejores volvía a quitarle las sábanas y a bailar sobre su mente.

En el siguiente torneo, el prestigioso Indian Wells, superó la primera ronda y, en segunda, se le cruzó otra gigante: Jelena Jankovic, Nº3 del planeta. Nuevamente, demasiado rápido, existía la posibilidad de sentirse humillada por una tenista superior.

6-4, 6-4, le susurraba el tablero electrónico. Era apenas un 14 de marzo para la Humanidad. Era un día de gloria para Anastasia. “Nada es imposible –afirmó sonriendo-. Estoy entusiasmada, y cada triunfo me entusiasma más. Pese a las dificultades, prefiero jugar siempre contra buenas tenistas, en courts repletos. Es más emocionante. En estos partidos siento que algo grande está ocurriendo a mi alrededor”.

Logró tres triunfos más en Indian Wells, incluyendo uno ante Agnieszka Radwanska (10ª), y sólo Ana Ivanovic (7ª) consiguió detenerla en semifinales. Llegó así a la mejor posición de su joven carrera: 27ª. Y tiene sólo 17 años.

“Me gusta Marat Safin, porque es divertido y ruso –elige–. Y Marcos Baghdatis es asombroso, me encanta su juego”. Derecha, con 176 centímetros de altura, Nastia (tal su apodo) se define a ella misma como “rara” y tiene frescura juvenil para trazar sus metas: “Sólo intento jugar bien, después veré…”.

PUBLICADO EN LA PÁGINA WEB DE FOX SPORTS Y EN FOX SPORTS VENEZUELA, ABRIL DE 2009

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