Los últimos días de George Burton
Entre 1925 y 1927, Banfield vivió la etapa final del extenso mandato de uno de los dirigentes más importantes de su historia. A 80 años de su muerte, lo recordamos.
Si hubiera que nombrar a un símbolo de Banfield del siglo XXI, podría ser el Archu Sanguinetti, Garrafa Sánchez, Lucchetti, Cvitanich. ¿Un símbolo de los ’90? El Pupi Zanetti, el Chueco Delfíno, Wensel, por ahí Patrulla Jiménez. ¿Símbolos de décadas atrás? Eliseo Mouriño, Juanchi Taverna, el Pampa Orte, Rafael Sanz… Es difícil elegir. ¿Y los símbolos del amateurismo? Ahí sí que hay uno sólo, único, indiscutible: George Burton.
Había sido uno de los fundadores en 1896 y en el peor momento de la historia del club, en 1904, tuvo valentía para hacerse cargo de un club al borde de la desaparición. Y lo sacó adelante. De ni siquiera competir en 1905 y volver en Tercera División un año después, lo transformó en uno de los diez mejores equipos del amateurismo en Argentina.
Burton tuvo distintas etapas y variados cargos en el club. Su última temporada completa como presidente fue la de 1927. Y, casi como una señal del destino, resultó también la mejor de esos últimos años: se fue de Banfield, y del mundo, por la puerta grande. Era un momento especial para el fútbol local porque volvía a unificarse. Ya no había más dos asociaciones distintas, dos torneos paralelos. Otra vez, todos los equipos disputaban el mismo campeonato. Entre los 34 participantes, claro, estaba Banfield.
El Taladro mostró fortaleza, aparecía como un equipo difícil y con prestigio. Al inicio del torneo sufrió algunos tropezones: las caídas ante los vecinos de Talleres de Remedios de Escalada (1-2), en el clásico ante Quilmes (1-2) y contra Boca (0-6). Pero Banfield era más Banfield ante su gente, en casa: como local ganó 11 de sus 17 partidos. Entre ellos, triunfazos ante Independiente (2-1), Vélez (3-0), Gimnasia La Plata (2-0) y uno histórico: el 6 de noviembre de 1927 derrotó 6-0 a San Isidro, consiguiendo así su mayor goleada durante el amateurismo, y vengándose del 7-2 que el mismo rival le había encajado un año antes. Hermosa revancha de regalo para Burton. El que se salvó por poco fue Lanús, que ese año terminó 3º pero en cancha del Taladro apenas arañó un 0-0.
Era difícil imaginarse a Banfield sin Burton, y así resultaron los años siguientes. Porque George se había ganado el respeto y cariño de los socios “con una actitud paternalista, cultivando y apoyando fervorosamente el espíritu amateur del deporte –cuenta el periodista Víctor Raffo, historiador del club–. Su muerte produjo en la institución un enorme vacío de poder que lo sumergió en una crisis institucional y deportiva”.
Es injusto que ningún sector de la tribuna, que ningún rincón histórico del club lleve su nombre. Burton sostuvo a Banfield, a este glorioso Banfield que cien años después juega Libertadores y pelea torneos, cuando estaba enfermo, débil, solo. Si hoy vos estás esperando el inicio del torneo con esperanzas, si te emocionaste jugando contra River en la Copa, si gritaste los goles de Forestello, el Gato Leeb, Cruz o el Huesito Glaría, si viste jugar a Eduardo Pipastrelli, a Maurito Navas, a Pablo Paz o al Flaco Bilos, si te pusiste los guantes con el Flaco Comizzo, con Puentedura o con Barbosa, si tenés el 5 a 0 tatuado en el alma, si sos de Banfield hasta los huesos es porque cuando fue necesario que alguien deje su tiempo, su esfuerzo y su corazón por Banfield, él estuvo ahí.
George Burton murió el 29 de junio de 1928. Generoso como siempre, dejó el legado más hermoso que vos podías recibir: al Club Atlético Banfield.
1925: Maldita goleada
La temporada fue pobre. Banfield mantuvo la categoría con comodidad, pero sólo ganó 7 de los 24 partidos: contra Estudiantil Porteño, Argentino del Sud, San Isidro, Sportivo Palermo, Atlanta, Estudiantes de Buenos Aires y Excursionistas. Ninguna ante un grande o en un clásico. Ante Quilmes empató 0-0, pero la puñalada vino contra el Granate: la derrota 1-4 fue la peor en el clásico durante el amateurismo. Tampoco zafó demasiado en la Copa Competencia, donde ganó un partido (a Ferro) y perdió 2, quedando 3º en un grupo de 4. No fue una tragedia, pero sí un añito para el olvido.
1926: La pelota no entraba
Si en 1925 faltaron victorias resonantes, lo que faltó en 1926 fueron goles. Banfield metió apenas 16 en 25 partidos, razón suficiente para terminar de mitad de tabla hacia abajo. Los únicos triunfos fueron ante Liberal Argentino, Sportivo Buenos Aires, Defensores de Belgrano (¡3-0!), Atlanta y Estudiantil Porteño. Lanús tenía más equipo (terminó 6º), pero el clásico, a tono con la temporada del Taladro, no tuvo goles. Y con Quilmes fue 0-1. El desahogo llegó en la Copa Competencia, aunque a medias: Banfield le ganó 2-1 a Lanús y sumó 6 puntos en sus 5 partidos, pero el que ganó la Zona ‘B’ fue el Granate, que sumó 7. Pasó a la siguiente fase, pero al menos se llevó de recuerdo una derrota en el clásico.
650 La cantidad de socios que tenía Banfield en 1926, según las memorias de la Asociación Amateur. ¿Lanús? Apenas 418. Temperley sumaba 549 y Quilmes, 700.
ESTADÍSTICAS DE BANFIELD 1925-1927 (1)
CAMPEONATO DE PRIMERA DIVISIÓN 1925
Posición: 15º (de 25). PJ: 24. PG: 7. PE: 7. PP: 10. GF: 20. GC: 29. Puntos: 21.
CAMPEONATO DE PRIMERA DIVISIÓN 1926
Posición: 21º (de 26). PJ: 25. PG: 5. PE: 9. PP: 11. GF: 16. GC: 37. Puntos: 19.
CAMPEONATO DE PRIMERA DIVISIÓN 1927
Posición: 17º (de 34). PJ: 33. PG: 13. PE: 6. PP: 14. GF: 45. GC: 47. Puntos: 32.
El dato. En 1926, Banfield participó de uno de los partidos con más goles de la temporada: perdió 7-2 contra San Isidro.
(1) Fuente: “Historia del Fútbol Amateur en la Argentina”, de Jorge Iwanczuk.
PUBLICADO EN SE JUEGA Nº21 (AGOSTO DE 2008)
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