Por Martín Estévez
Cuando Racing cumplió 100
años, en 2003, parecía haber escapado de las tinieblas. El equipo había roto el
hechizo de los 35 años sin títulos y hasta se daba el lujo de soñar con la Copa Libertadores.
Sin embargo, fue sólo un espejismo, porque los desmanejos de la empresa que
gerenció el fútbol del club, Blanquiceleste S.A., lo hicieron retroceder a
viejos problemas institucionales, económicos y deportivos.
Diez años después, otra
vez hay esperanzas. Por fin, Racing Club volvió a ser una asociación civil
manejada por sus socios y empezó una lenta, pero firme reconstrucción, que
incluye sus sedes, su estadio, sus actividades extrafutbolísticas y, claro, el
equipo. La Academia
peleó el descenso en 2001, 2006, 2008, 2009 y 2010. Demasiadas veces estuvo al
borde de la B Nacional ,
de repetir la pesadilla de 1983, pero en los últimos torneos ha demostrado
grandeza: fue subcampeona en el Apertura 2011 y en la Copa Argentina
2012, y sumó 33 puntos durante el Inicial 2012, la mejor campaña desde el
título de 2001.
Los números parecen una frivolidad, pero acompañados de otros
datos no lo son: desde su regreso a la democracia, Racing aumentó su número de
socios, recuperó actividades deportivas que agonizaban, revalorizó a sus
divisiones inferiores, potenció el predio Tita Mattiussi, intentó (a veces con
éxito y otras, no tanto) alcanzar la unidad política y evitar luchas internas
que debilitaran a la institución.
Hasta aquí, la parte
formal de esta bienvenida. Los hinchas saben que detrás de las estadísticas,
los datos y la información existe el verdadero Racing, un Racing que vive
enreverado en una pasión a veces hermosa y a veces sin sentido, un poco
placentera y casi siempre dolorosa.
Racing dejó de ser un simple club desde que
Ohaco empezó a meter goles cada vez que respiraba, desde que los hermanos
Perinetti se saludaban desde los extremos del ataque, desde que Olazar lideró a
una tropa de argentinos, con nombres y apellidos argentinos, hacia la conquista
de un deporte que se pretendía inglés. Racing es mucho más desde que rompió 24
años sin títulos con un tricampeonato memorable, desde que Salvini, Méndez,
Bravo, Simes y Sued se paraban en fila para la foto y le metían miedo a
cualquier defensa, desde que Corbatta, Pizzuti, Manfredini, Sosa y Belén los
imitaron poco tiempo después. Racing se transformó en algo inconmensurable
desde que el mismo Pizzuti se encontró con un grupo de jugadores y los
transformó en un equipo, su equipo, y los llevó a ganar la Copa Intercontinental.
Y Racing también es tan maravilloso como es por tanta desdicha acumulada
durante 46 años en los que Barbas, Costas, Fillol, Rubén Paz, el Turco García,
el Piojo López, Milito, Chatruc, el Chanchi Estévez, Licha López y muchos
valientes más honraron la camiseta, años en los que sufrió descensos, quiebras
y promociones, pero se mantuvo de pie, apoyándose en sus hinchas y en su
historia. Esta historia que hoy, 110 años después de aquel bendito 25 de marzo
de 1903, los invitamos a recorrer a través de las páginas de El Gráfico.
PUBLICADO EN EL GRÁFICO: 110 AÑOS DE RACING (MARZO
DE 2013)
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