Por Martín Estévez
El tenis femenino
argentino nunca tuvo vitrinas repletas, pero hoy atraviesa el peor momento de
su historia: desde 2012, y por primera vez, nos quedamos sin representantes
entre las cien mejores. Las fotos de los festejos de Gaby Sabatini y Paola
Suárez van quedando viejas, pero ex jugadoras y una interesante camada de
juveniles les dan pelea a los problemas económicos, al bajo nivel en Sudamérica
y al machismo.
Sin repetir, sin soplar y
sin mirar esta nota: ¡mencione cuatro tenistas argentinas de la actualidad! Tic, tac, tic, tac, tic, tac... ¡Tiempooo! Si no pudiste hacerlo, no te preocupes: estás
dentro del 99% de la población nacional. No es casual que muchos conozcan a Del
Potro, Nalbandian, Mónaco y Berlocq, que sepan quién fue Sabatini, que tal vez
conozcan a Paola Suárez, pero no puedan mencionar a una (¡ni siquiera una!)
jugadora actual. Lo que sucede, digámoslo sin anestesia, es que el tenis
femenino atraviesa el peor momento de su historia. Pero... ¿de qué historia?
Aquellos años… ¿felices?
El tenis comenzó a tener
repercusión en la Argentina en la década de 1910, años en los que sólo jugaba
la clase alta. Julieta de Ezcurra y Analía Obarrio fueron las primeras
destacadas. Felisa Piédrola fue figura entre 1936 y 1950, pero pocas veces jugó
fuera de Sudamérica. Sí pudo hacerlo Mary Terán de Weiss, que brilló entre 1941
y 1955: llegó a cuartos de final en Roland Garros 1948 y obtuvo cinco torneos
en Europa. Luego se fue de la Argentina porque había apoyado al gobierno de
Juan Domingo Perón y eso la transformó en enemiga de la dictadura militar que
usurpó el poder entre 1955 y 1958. Poco después se destacó Nora Somoza, reina
nacional entre 1959 y 1961.
Ante la inexistencia de
rankings mundiales en esas décadas, es difícil determinar la trascendencia de
las argentinas, aunque Terán de Weiss llegó a ser considerada una de las
treinta mejores, y pocos dudan de que Norma Baylon (brilló entre 1962 y 1967)
hubiera estado entre las diez primeras. La posta la recibió Raquel Giscafré,
que se destacó entre 1970 y 1975 y fue semifinalista de Roland Garros 74.
En 1975 llegó el ranking.
En el que, seamos sinceros, las argentinas nunca fueron potencia. Hubo muy
buenas jugadoras (Viviana González fue 30ª en 1978; Ivanna Madruga, 17ª en
1983) pero hasta la irrupción de Gabriela Sabatini, el tenis femenino argentino
era poco conocido. Lo de Gaby fue un fenómeno natural, una feliz excepción, una
hermosa anomalía deportiva. Ni en los ochenta años anteriores, ni en los veinte
siguientes, alguien se acercó a lo que ella consiguió entre 1985 y 1994. No
sólo en resultados, sino a nivel popularidad, talento, estética para jugar,
entusiasmo general. Gaby fue la cara visible de la
mejor camada argentina de la historia. Bettina Fulco, Patricia Tarabini,
Mariana Pérez Roldán, Mercedes Paz, Inés Gorrochategui y Florencia Labat se
encolumnaron detrás de ella y pelearon contra los países poderosos. Argentina
fue semifinalista de la Copa Federación en 1986 y 1993, y terminó 1991 con seis
jugadoras en el top 100.
La siguiente generación sostuvo la bandera
gracias al esfuerzo, sinónimo de Paola Suárez, 9ª en 2004 y Nº1 en dobles.
Mariana Díaz Oliva, Clarisa Fernández y María Emilia Salerni intentaron no
dejarla sola. A partir de 2006, la que quedó solitaria fue Gisela Dulko. Y su
retiro en 2012 nos dejó inmersos en…
El
peor momento de la historia
En 2012, por primera vez, nos quedamos sin
jugadoras entre las cien mejores y, qué mejor manera de demostrar la crisis, el
99% de la población no puede nombrar a cuatro tenistas argentinas. Las causas
se acumulan: depresiones económicas, falta de sponsors, caída del nivel en
Sudamérica y hegemonía patriarcal. ¿Qué cosa? El machismo, que sigue influyendo
en todos los niveles sociales, incluido el tenis. ¿Acaso alguien imagina a una
mujer como capitana del equipo de Copa Davis, como los hombres dirigieron al de
la Fed?
Para realizar un análisis, necesitamos la
opinión de referentes. ¿Vilas, Clerc, Nalbandian? De ninguna forma. Para no
seguir fomentando el machismo, la palabra en esta nota la tienen las mujeres.
“Es la peor crisis de la historia, sin dudas –le reconoce a El Gráfico Bettina
Fulco, 23ª en 1988 y capitana del equipo de Copa Federación–. Los problemas
económicos no son la única explicación, porque siempre estuvieron. En el 85,
por ejemplo, pude viajar a Europa porque me consiguieron un pasaje de ida y
tuve que pagar el de vuelta, así que me quedé seis meses allá. Gaby Sabatini me
dio una mano, me colaba en el hotel de ella, o dormía en cuartos en los que
tenías que poner monedas para que anduviera la calefacción. Cuando se acababan,
me moría de frío. Tenía 16 años; hoy, por una cuestión cultural, la mayoría de
las chicas no se bancaría el viaje”.
Inés Gorrochategui, 19ª en 1994 y
entrenadora en su academia de tenis, agrega: “En Sudamérica había menos torneos
que ahora. Lo que sí resultaba menos complicado era viajar, las mejores
podíamos ir a Europa”. Suma su recuerdo Mariana Pérez Roldán, 51ª en 1988 y hoy
a cargo de la Selección Sub 14: “Se creó un bache terrible, dejaron de surgir
buenas jugadoras y cuesta creer que vuelvan a salir. Antes, la 1 y la 2 de cada
categoría viajaban al exterior. Ahora, viajan las que pueden pagarlo. Eso hay
que modificarlo”. “Inicialmente el tenis es para el pueblo –apoya Fulco–, pero
cuando llegás a determinado nivel, es para los que tienen poder adquisitivo”.
Una de las que lo sufre es Catalina Pella, bahiense de 20 años y una de las
cuatro mejores argentinas en el ranking: en mayo alcanzó el puesto 318º. “Hay
menos apoyo del que necesitamos –lamenta–. Acá se puede jugar poco y para
crecer tenemos que ir a Estados Unidos o Europa. Pero no pasa sólo en
Argentina, es un problema de toda la región”.
La falta de nivel en Sudamérica que nombra
Pella es otro factor negativo. “Antes aparecían muchas jugadoras –explica
Fulco–. Hoy la mejor es la brasileña Teliana Pereira, pero la nombro y las
chicas no saben quién es”. “En cuanto a juveniles, la diferencia de nivel entre
las argentinas y el resto de las sudamericanas es abismal”, remarca Pérez
Roldán. “El tema es que cuando van a Europa las matan a pelotazos –apunta
Fulco–. Yo entrené a Victoria Azarenka (de Belarús, Nº 3 del mundo) y ella, a
los 15 años, viajaba en avión como yo me tomo un colectivo. A las sudamericanas
les cuesta, lo sufren”.
El conflicto tenístico genera un problema
social: la deserción escolar. “Conozco montones de chicas que ganan un torneo
de grado 1 y largan el colegio –se enoja Pérez Roldán–. No estoy para nada de
acuerdo”. Gorrochategui reconoce que la solución parece lejana: “En mi academia
entrenamos seis jugadoras de 16 a 18 años, y no hay forma de que sigan
estudiando en forma regular. Todas dan libre”. Y a las que siguen en la escuela
se les aparece la tentación del hockey. “Las nenas empiezan a jugar al tenis,
pero si no se destacan enseguida, las capta el hockey –cuenta Fulco–. Les
resulta más fácil porque todo se hace en grupo y los costos son menores”. Así,
la base de jugadoras se va achicando. “Muchas chicas que jugaban conmigo
dejaron muy jóvenes –confirma Pella–. Influyen situaciones personales,
económicas y también problemas físicos”.
Último punto de análisis, y uno de los más
importantes: el machismo. “Tenemos una sociedad machista, claro, y eso influye
–denuncia Pérez Roldán–. La mayoría de los entrenadores no se comprometen con
el tenis femenino de la misma forma que con el masculino. Eligen al jugador
varón porque es más fácil. Y desde lo económico, las empresas prefieren al
varón número 3 de la Argentina antes que a la mujer número 1”. Gorrochategui
cuenta la experiencia en su academia: “Hacemos un trabajo diferenciado. En
general, las mujeres son más emocionales, hay que mantenerlas estables. Y no es
que falten entrenadoras, falta capacitación, tanto para hombres como para
mujeres”. Y Fulco cuenta situaciones específicas: “YPF fue sponsor del equipo
de Copa Davis, pero no de las mujeres, cuando la lógica era que apoyara a los
dos. ¡Las mujeres también manejamos autos y compramos nafta! Hoy, todo el tenis
en la Argentina pasa por los varones. ¿Quién apoya al tenis femenino? La
televisión no, porque excepto los Grand Slams, partidos de mujeres casi no
pasan. El machismo sigue muy presente en Sudamérica. A nivel internacional
están luchando contra eso. Se consiguió que los premios en los Grand Slams sean
iguales, y las federaciones contratan más entrenadoras mujeres”.
Las
esperanzas
El panorama es desalentador, pero ahí están
ellas, armadas con una raqueta para luchar. Por ejemplo, la santafesina Paula
Ormaechea, de 20 años, que se acerca de a poco a las cien mejores. “Paula
consiguió un sponsor y pudo viajar por Europa desde los 14, 15 años –festeja
Fulco–, pero todavía juega para subsistir”. “Es muy buena y tiene mucho más
para dar”, se entusiasma Gorrochategui. Mientras las más grandes, como María
Irigoyen (25 años), Florencia Molinero y Mailén Auroux (24), acompañan su
esfuerzo en la Fed Cup y en el circuito, Ormaechea lidera una camada de jóvenes
que intenta cambiar la gris realidad. Una de ellas es Catalina Pella (20),
quien nos acompañó durante este análisis. Otra, Victoria Bosio (18). Sin
embargo, las mayores ilusiones están puestas en la sorprendente categoría 97:
un grupo de chicas de 15 y 16 años que la está rompiendo. “La mejor es Nadia
Podoroska –señala Fulco-. Pese a su edad, ya es una profesional: se cuida en
las comidas, tiene la misma velocidad de pelota que las grandes, le juega de
igual a igual a Ormaechea, no le molesta viajar”. Gorrochategui adhiere: “Nadia
tiene un entrenador joven que le dedica mucho tiempo y es de las mejores”. “Hay
dos que me gustan mucho porque tienen físico, tenis y mentalidad: Podoroska y
Julieta Estable”, las banca Pérez Roldán. Ambas nacieron en 1997, igual que
Ayelén Monzón y Luciene Benítez Boiero. “La categoría 97 surge por azar pero
también por el seguimiento de la Asociación y de Tito Vázquez”, elogia
Gorrochategui. “Y ojo con Stephanie Petit (categoría 96), que está un escalón
arriba de su camada”, advierte Fulco.
Parece que quedan esperanzas. “Estamos
tratando de sacar esto adelante –jura Pérez Roldán–. La Asociación reunió a las
ex jugadoras para reflotar el tenis femenino y estamos en ese camino”. “Hay que
reconocer que en los últimos años aumentó la cantidad de torneos –dice Pella–.
Sería muy bueno que tuviéramos un par de giras al año por Sudamérica. Bajaría
los costos económicos, estaríamos acompañadas y ayudaría a que muchas chicas
mejoren su ranking y luego puedan ir a Europa”. “Los torneos llamados Haciendo
Tenis están buenos, pero el 95% se juegan en Buenos Aires, si se distribuyen vamos
a mejorar”, aporta Fulco.
Así está la situación, contada desde
adentro. Mientras los varones son semifinalistas de la Copa Davis con una
regularidad notable, ellas pelean por subsistir a los problemas económicos, a
la debilidad sudamericana, al machismo. Y mientras lo sigan haciendo merecen la
mayor admiración pese a los resultados. Después de todo, como dice una certera
frase revolucionaria, mujer hermosa es la que lucha.
La
selección sub 25
Ellas son el futuro del tenis argentino:
menores de 25 años que la pelean día tras día en el circuito WTA. Quedaron
afuera María Irigoyen (191° en el ranking) y Vanesa Furlanetto (481°), nacidas
en 1987.
Paula
Ormaechea (puesto Nº 116)
Nació en Sunchales, Santa Fe, el 28/9/1992.
Debutó como profesional a los 14 años. En 2009 ganó en Buenos Aires su primer
torneo ITF (los de menor escala en la WTA). Logró uno más ese año, tres en 2010
y tres en 2011. En 2012 llegó a segunda ronda en el Abierto de Australia y
alcanzó su mejor ranking: 111°.
Florencia
Molinero (puesto Nº 232)
Nació en Rafaela el 28/11/1988. Debutó a
los 15 años. Ganó tres torneos ITF en 2005, dos en 2007 y otro en 2011, año en
el que debutó en torneos WTA en Auckland. En 2012 obtuvo el ITF de Sao Jose,
Brasil, y logró su mejor ranking: 170°. Este año derrotó a Sofia Arvidsson
(Suecia) por la Copa Federación.
Catalina
Pella (puesto Nº 318)
Nació en Bahía Blanca el 31/1/1993. En 2010
llegó a la final en un ITF jugado en San Pablo. En 2011 ganó uno en Buenos
Aires y fue finalista en otros tres. En 2012 llegó a finales en Gardone Val
Trompia y Buenos Aires, y ganó en Villa Allende. Este año alcanzó su mejor
ranking: 318°. Es hermana del tenista Guido Pella.
Carolina
Zeballos (puesto Nº 402)
Nació en Mar del Plata el 27/11/1990. En
2011 fue semifinalista en los ITF de Santa Fe, San Pablo y Goaiania, finalista
en Sao Jose y campeona también en San Pablo. En 2012 llegó a la final en
Rancagua, en San Pablo y en Santiago. Este año logró su mejor puesto: 373°. Es
hermana del tenista Horacio Zeballos.
Mailén
Auroux (puesto Nº 412)
Nació en Buenos Aires el 25/7/1988. En 2007
fue campeona de torneos ITF disputados en Prokuplje, Serbia; Craiova, Rumania;
Serra Negra e Itu, ambos en Brasil. En 2009 se consagró en Buenos Aires, y en
otras cuatro ciudades más. En 2010 ganó otros tres títulos ITF. En 2012 alcanzó
su mejor ranking: 241°.
Tatiana
Bua (puesto Nº 433)
Nació en Bragado el 19/1/1990. En 2007 fue
finalista de un ITF en Serra Negra, Brasil, y de otro en Asunción. En 2008 ganó
el título en Santiago de Chile y un año después festejó en Itajai, Brasil, y
alcanzó su mejor ranking: 372°. En 2011 se impuso en Córdoba; y en 2012, en
Madrid. Suma 15 títulos ITF en dobles.
Victoria
Bosio (puesto Nº 541)
Nació en Santa Fe el 3/10/1994. Debutó
profesionalmente en 2010, a los 15 años. En octubre de 2011 alcanzó semifinales
en un ITF jugado en Asunción. En 2012 fue finalista en Villa del Dique,
Córdoba. Este año derrotó a la paraguaya Verónica Cepede (203°) en Estados
Unidos y consiguió su mejor ubicación: 473°.
Nadia
Podoroska (puesto Nº 640)
Nació en Rosario el 10/2/1997. Debutó en
2011, a los 14 años, edad con la que logró su primer triunfo profesional: 6-1 y
6-0 a Daniela Seguel (591°) en Chile. En 2012 derrotó a Irigoyen (293°) y
alcanzó cuartos de final en tres torneos ITF y semifinales en Villa Allende.
Este año llegó a su mejor ranking: 547°.
Las
mejores de la historia
El listado es un poco engorroso, pero los
seguidores del tenis sabrán agradecerlo. Desde la creación del ranking mundial,
estan son las 28 argentinas que han estado entre las 150 mejores jugadoras del
mundo: Raquel Giscafré (53ª en 1975), Viviana González (30ª en 1978), Liliana
Giussani (129ª en 1979), Ivanna Madruga (17ª en 1983), Andrea Tiezzi (38ª en
1983), Emilse Raponi (91ª en 1984), Claudia Casabianca (38ª en 1986), Bettina
Fulco (23ª en 1988), Patricia Tarabini (29ª en 1988), Mariana Pérez Roldán (51ª
en 1988), Adriana Villagrán (99ª en 1988), Gabriela Sabatini (3ª en 1989),
Federica Haumuller (102ª en 1990), Mercedes Paz (28ª en 1991), Cristina Tessi
(70ª en 1991), María José Gaidano (85ª en 1993), Inés Gorrochategui (foto, 19ª
en 1994), Florencia Labat (26ª en 1994), Mariana Díaz Oliva (42ªen 2001),
Clarisa Fernández (26ª en 2003), Paola Suárez (9ª en 2004), Natalia Gussoni
(134ª en 2004), Gisela Dulko (26ª en 2005), María José Argeri (149ª en 2006),
Jorgelina Cravero (106ª en 2007), María Emilia Salerni (65ª en 2008), Betina
Jozami (132ª en 2009) y Paula Ormaechea (111ª en 2012). La única que ganó algún
Grand Slam en singles fue Sabatini, campeona del US Open 1988. Por su parte,
Paola Suárez y Gisela Dulko alcanzaron el puesto Nº1 en el ranking de dobles. Y
además hubo medallas olímpicas: Sabatini ganó la de plata en Seúl 1988 y la
dupla Suárez-Patricia Tarabini consiguió la de bronce en Beijing 2008.
PUBLICADO
EN EL GRÁFICO Nº4435 (JUNIO DE 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario