martes, 6 de mayo de 2014

Tour de France - ¿El fin de las trampas?

Por Martín Estévez

El Tour de Francia celebra su edición número 100 con fuertes medidas para terminar con los casos de doping positivo que opacaron a la competencia durante los últimos años.

Nos guste o no, nos duela o no, estemos de acuerdo o no, en los últimos años al ciclismo de primer nivel se lo vincula con el doping. Hormonas, químicos, sangre congelada, experimentos horribles para mejorar el rendimiento de los ciclistas, para que sean más veloces, más resistentes y más fuertes sin importar lo que ocurra con su salud y su futuro. Maldito el momento en que un deporte tan hermoso como el ciclismo empezó a relacionarse con sospechas y certezas de trampas y aberraciones. Maldito el momento en el que una competencia se convierte en un negocio en el que sólo sirve ganar.

Este tormentoso comienzo para un artículo sobre el Tour de Francia es nuestro aporte, nuestro apoyo a la lucha contra el doping. Porque el primer paso para solucionar un problema es asumirlo. Así lo hacemos en Access DirecTV, al igual que antes lo han hecho los espectadores y los organizadores. Según una encuesta realizada por el diario Metro, el 81% de los franceses no cree que la edición 2013 del Tour vaya a ser limpia; presuponen que habrá ciclistas dopados y otras trampas. La Unión Ciclista Internacional (UCI) admitió que el problema la supera y pidió ayuda directa a la Agencia Francesa Contra el Dopaje (AFLD, sus siglas en francés), que luego de una importante negociación aceptó colaborar. ¿Qué exigió y consiguió la agencia durante esa negociación? Poseer los perfiles biológicos de todos los participantes, conocer siempre su ubicación y determinar junto a la UCI a quiénes se les realizarán controles sorpresa.

Introducción al Tour de Francia
Seguramente la mayoría de nuestros lectores no es aficionada al ciclismo. Por lo tanto, expliquemos qué es el Tour de Francia: la primera competencia de ciclismo que se corrió por etapas, y también la principal. La primera edición se disputó en 1903 y llamó la atención porque, hasta entonces, todas las carreras comenzaban y terminaban el mismo día. Aquel primer tour se dividió en seis etapas que completaban un largo recorrido de 2.428 kilómetros.

A los que imaginan románticos inicios para la competencia, lamentamos decirles que ya en 1904 se excluyó a quienes habían terminado en los cuatro primeros lugares por haber usado caminos no permitidos.

Una de las máximas atracciones del tour es que su recorrido cambia permanentemente, siempre visitando hermosos paisajes franceses que incluyen todo tipo de relieves. Y no sólo franceses, porque durante su existencia también hubo pasos por Alemania, España, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Mónaco, Andorra, Holanda, Inglaterra e Irlanda.

El belga Eddy Merckx es considerado una de las principales figuras de la historia de la competencia. Entre 1969 y 1974 se impuso cinco veces; sólo no ganó en 1973, año en el que no compitió. Más cerca en el tiempo, el español Miguel Induráin igualó la marca de cinco triunfos, los suyos de modo consecutivo, entre 1991 y 1995. En 1996 triunfó el danés Bjarne Riis, que años después admitió que se había dopado con EPO (eritropoyetina, una hormona que estimula la formación de eritrocitos en la sangre). Se iniciaba así una era marcada por la desconfianza y las sustancias prohibidas.

La bomba Armstrong
En 1998, el tour se vio ensuciado por el Caso Festina. Se trató de una investigación que dejó al descubierto la existencia de una red que estimulaba y encubría el dopaje, liderada por Bruno Roussel, director del equipo Festina. EPO, hormonas de crecimiento y testosterona fueron un cóctel que dejó al principal evento del ciclismo golpeado ante la opinión pública y también internamente.

Sin embargo, la aparición de Lance Armstrong cambió de lugar los focos: dejó de hablarse de doping para elogiar al estadounidense, que logró el fenomenal record de ganar el Tour de France siete veces consecutivas. Entre 1999 y 2005, fue el rey absoluto e impulsó una mayor popularidad de la competencia. Su declive hizo retornar a los espectros de la trampa: el kazajo Alexandre Vinokourov protagonizó un resonante doping positivo en 2007 y, aun peor, el español Alberto Contador ganó en 2010, pero detectaron clembuterol (una sustancia que el cuerpo humano no genera) en su análisis de orina y se le quitó la corona. Lo que ya era una situación vergonzosa terminó en pesadilla cuando se confirmaron las sospechas de que el intocable Armstrong también se había dopado durante su seguidilla de triunfos. Acorralado, Lance reconoció en 2012 que las acusaciones eran ciertas. Se le quitaron los triunfos, pero la mancha sobre el ciclismo internacional será mucho más difícil de quitar.

¿Feliz centenario?
El Tour de Francia, pese a todo, no se detiene. Desde el 29 de junio hasta el 21 de julio, el mundo andará sobre ruedas. En total, serán 3.360 kilómetros divididos en 21 etapas. Todo arrancará en la ciudad de Córcega y continuará con un recorrido que este año será cuesta arriba, con menos tramos de llanura, y con el ascenso a Mont Ventoux y dos subidas al Alpe D’Huez como atracciones fundamentales. La etapa más larga será la 15ª, el 14 de julio: 242 kilómetros entre Givors y Mont Ventoux.

¿Las estrellas participantes? Estarán Alberto Contador, decidido a ganar el título sin ayudas químicas para que esta vez no pueda quitárselo nadie; el inglés Bradley Wiggins, siete veces medallista olímpico y ganador de la edición 2012; el keniata nacionalizado inglés Chris Froome, 2º el año pasado y también en la Vuelta a España de 2011;  y Andy Schleck, nacido en Luxemburgo y ganador del tour en 2010.

Así, en medio de un clima enrarecido por casos de doping que aparecen desde todos lados, sospechas y falta de credibilidad, el mítico Tour de Francia comenzará su edición número 100. La expectativa, sin embargo, es enorme desde muchos puntos de vista. Primero, por saber si tantas campañas antidopaje servirán para que la competición recobre su legitimidad. Segundo, porque estarán las principales figuras del ciclismo buscando un título que, más allá de todo, sigue siendo fuente de prestigio. Y tercero, porque Le Tour de France sigue siendo un espectáculo asombroso, una prueba deportiva de altísima exigencia: la cima del ciclismo internacional.

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV Nº55 (JUNIO DE 2013)

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