Por Martín Estévez
Ocho veces campeón del
Abierto Argentino, jugará la
Triple Corona para Ellerstina, donde brilló durante la década
del 90. A
los 43 años, uno de los principales polistas del planeta afirma: “Siento una
motivación que a esta altura de mi vida no pensaba sentir. Quiero demostrar que
estoy vigente”.
Presentar a Mariano
Aguerre ante quienes están familiarizados con el polo es innecesario. En ese
submundo saben que es uno de los mejores polistas de las últimas dos décadas.
El resto de nuestros lectores (la mayoría) se preguntará qué hace este tipo de 43
años en las páginas de El Gráfico. La cuestión es que este tipo ganó ocho veces
el título más importante del polo mundial (el Abierto Argentino) y lo hizo con
tres equipos distintos: Ellerstina (1994, 1997 y 1998), Indios Chapaleufú I
(2001) y La Dolfina
(2005, 2006, 2007 y 2009). Entre los jugadores en actividad, sólo lo supera
Adolfito Cambiaso, que suma nueve.
Aguerre comenzó a jugar
al polo en 1986, y en 1998 alcanzó los 10 goles de hándicap, máxima
valorización posible. En 2009, luego de ganar el Abierto Argentino con un gol
suyo en chukker suplementario, tomó la sorprendente decisión de abandonar el
equipo. “Tenía miedo de que un año más en La Dolfina fuera demasiado –explica hoy–. Habíamos
ganado varias veces con lo justo, incluso con un poquito de suerte, y yo
pensaba: ¿qué hace falta, que perdamos un partido y nos peleemos? Lo mejor que
nos podía pasar como equipo era un cambio y decidí dar un paso al costado. Lo hablé con ellos y quedó todo bien”.
En 2010 asumió riesgos y
se sumó a Alegría, que no tenía acceso directo a los Abiertos de Hurlingham y
Palermo. Fue una situación atípica: un polista consagrado, con 10 goles de
hándicap, jugando el Clasificatorio. Durante dos años, Aguerre tomó el mando
del equipo con personalidad y lo llevó a los dos últimos torneos de la Triple Corona. En
la batalla con los mejores cuartetos del polo argentino, rescató tres triunfos
ante Indios Chapaleufú II y sufrió el descenso de 10 a 9 goles en su
valorización.
Al término de la
temporada 2011, otra noticia fuerte: trece años después, Aguerre volvería a
Ellerstina, uno de los dos superequipos (el otro es La Dolfina ) que jugaron las
últimas cinco finales del Abierto Argentino. Su relación con los Pieres no se
limita a que este año compartirá equipo con Gonzalo, Facundo y Nicolás: Mariano
está casado y tiene tres hijos con Tatiana Pieres, hija de Gonzalo padre.
-Volviste a sorprender
con un cambio de equipo, Mariano. ¿Cómo se decidió tu retorno a Ellerstina?
-Se resolvió con una
llamada. Básicamente, me invitaron y me pareció un desafío muy bueno, en una
organización de primera categoría. Yo no sabía que quería jugar con ellos hasta
que me llamaron. Ahí me di cuenta de que eso era lo que estaba buscando. Desde
el momento en que me lo dijeron, no tuve ningún tipo de duda acerca de qué era
lo que tenía que hacer.
-En 2010 habías declarado
que nunca pensaste en volver a Ellerstina. ¿Después
tampoco lo imaginaste?
-No, la verdad es que no.
No era algo que dependiera de mí. Siempre pensé “Qué lindo hubiera sido...”,
pero a ellos los veía como otra generación. Hasta que llegó el llamado de Facu
(Facundo Pieres) y ahí dije: esto es lo que quiero, estar en un equipo de
punta.
-¿Tenías miedo de no
poder adaptarte al ritmo de esa nueva generación?
-Obviamente. Es más:
todavía lo tengo. Pero bueno, pondré todo de mí, haré lo posible. Hace veinte
años, yo era el pendejo del equipo; hoy, soy el veterano. Si querés competir
contra gente mayor que vos, por ahí no necesitás entrenarte; pero si competís
con gente que tiene veinte años menos, tenés que hacerlo. Yo me estoy
entrenando ahora con Nico Pieres. Y no puedo estar comiendo facturas, tomando
mate e ir a competir contra un Nico entrenado. Por eso tengo un entrenador
desde hace cuatro años, Beto Imaz. Viajo con él y me ha hecho muy bien.
-¿Qué balance hiciste de
los dos años que jugaste para Alegría?
-Es sencillo: si el
proyecto de Alegría me llevó a estar donde estoy, es porque fue positivo.
-¿Por qué Ellerstina y La Dolfina son tan superiores
al resto?
-Todos los factores
suman. La caballada, el nivel de los jugadores... La Dolfina , hoy por hoy, es
de los equipos más fuertes que he visto jugar en Palermo. Les sobra talento. En
cuanto a Ellerstina, si pensás en Gonzalito, Facundo y Nico, han sido los
mejores de su camada, y además tienen la mejor organización del mundo. Eso los
ha llevado a ser equipos dominantes, al menos hasta la temporada pasada.
-¿Qué es exactamente
tener la mejor organización del mundo?
-Organización es todo. Es
estar tranquilo porque sólo tenés que presentarte a jugar de la mejor manera,
porque sabés que lo demás va a estar acomodado: vas a tener caballos, vas a
tener recambio, vas a tener canchas para jugar los días de lluvia. Tu cabeza
tiene que concentrarse en jugar bien; el resto está. Estar organizado es como está
hoy Vélez Sarsfield: tiene un equipo de Primera espectacular, las Inferiores
vienen haciendo fuerza y sabe que, si pierde a un jugador, va a tener recambio.
-¿Cómo harán con la
caballada? ¿La cuidarán para que llegue bien a Palermo, o arriesgarán desde
Tortugas?
-Creo que habrá una
reserva de caballos más grande que el año pasado, pero es algo que hay que
seguir conversando con el equipo. La realidad es que no sirve tener una gran
temporada si la terminás mal. Eso fue un poco lo que le pasó a Ellerstina el
año pasado. Llegó a la final de los tres Abiertos y ganó el primero, pero tuvo
un mal final. Eso te deja un gusto muy amargo. No sirve de nada ganar antes si
los caballos te llegan cansados.
-¿Tortugas y Hurlingham
son vistos como parte de la preparación para Palermo, o también tienen mucho
valor?
-Quitarles importancia a
Tortugas y a Hurlingham se usó mucho como muletilla para zafar el paso cuando
no te va bien. Son torneos importantes, estás jugando contra los mejores
equipos del mundo. Y aunque uno le apunta a Palermo; Hurlingham, por ejemplo,
es el torneo más antiguo del país.
-¿Ellerstina puede
fijarse otro objetivo que no sea ganar Palermo?
-El objetivo es
encontrarle una identidad al equipo. Si eso nos lleva a ganar Palermo, sería
espectacular, pero necesitamos tener una forma de juego que no haya que
planear, que decante sola. Que el equipo, cuando esté bajo presión, cuando las
palabras sobran, reaccione en forma positiva.
En veinte años,
Ellerstina se convirtió en uno de los equipos más importantes de la historia
del polo. Con distintas formaciones (pasaron Gonzalo Pieres padre, Adolfito
Cambiaso, Carlos Gracida, Lolo Castagnola, los Novillo Astrada...) ganó 21
torneos de la Triple
Corona : nueve veces en Tortugas, siete en Hurlingham y cinco
en el Argentino. Luego de arrasar en 2010, Pablo Mac Donough y Juan Martín Nero
se fueron a La Dolfina
y el equipo no volvió a ser el mismo. El año pasado se sumaron Nico Pieres y
Nachi Heguy, de corta estadía. Esa prestigiosa camiseta negra es la que ahora
lucirá Mariano Aguerre.
-¿Qué le vas a aportar al
equipo y qué te van a aportar ellos a vos?
-¡No sé qué les puedo
aportar yo a ellos! Ojalá sea mucho, pero no hay que hablar, hay que aportar
haciendo. A mí, ellos me abrieron una puerta que yo no sabía que tenía abierta
en mi carrera. Me dan eso: una motivación que a esta altura de mi vida no
esperaba sentir, ganas de hacer las cosas bien, de demostrar que estoy vigente.
Soy familia con ellos, hablamos el mismo idioma, sabemos lo mismo, mamamos
todos la misma cultura de polo a través de Gonzalo, y está en nosotros el saber
reflejarlo. A ellos les falta saber a qué jugar, pero lo van a encontrar, sea
conmigo o con el que me reemplace. Porque, por una cuestión de edad, seré el
primero que se vaya del equipo.
-En los tres torneos
compartirán zona con La
Natividad. ¿Se preparan especialmente o piensan sólo en
ustedes?
-Yo pienso en nosotros,
en encontrar una identidad. A veces la encontrás muy fácil y a veces no la
encontrás. Eso nos llevará a que el resto se preocupe por nosotros. Antes de
cada partido se ajustan ciertos detalles respecto del rival, pero no lo
pensamos ahora. Ahora pensamos en nosotros.
-A esta altura de tu
carrera, ¿te modifica algo tener 10 o 9 goles de hándicap?
-No, es exactamente lo
mismo. Fue un logro muy lindo haber llegado a 10 goles, pero hay algo que es
cierto: cuando llegás a 10, lo único que podés hacer es ir para abajo.
Entonces, en algún momento te van a bajar. Pero eso es algo en lo que pensás
cuando estás sentado en tu casa, en el campo. Durante la temporada no te cambia
nada. Estás jugando un Abierto y el hándicap no tiene ningún valor. Lo que se valora es el equipo.
-La Triple Corona tiene
importancia internacional. ¿Cuál es la distancia entre el polo argentino y el
del resto del planeta?
-Como mínimo, Argentina
es la NBA del
polo. Hoy, si hacés un Mundial de polo, entran tres equipos argentinos en los
tres primeros puestos. Creo yo, eh, por lo que veo. Aunque hay países que están
creciendo, como Brasil, Uruguay, Chile o Inglaterra, todavía no pueden competir
con la Argentina.
Están muy lejos.
-Ves esa diferencia
porque llevás muchos años jugando en Estados Unidos para Peter Brant. Mantenés
una relación con él que va más allá de lo deportivo, ¿no?
-Es cierto, creo que
ningún jugador ha tenido una relación con su patrón tan longeva como la mía. Si
bien nos manejamos a través de contratos, él es una persona a la que le gusta
mucho el arte, que tiene influencia en el arte mundial; entonces, hablando con
él, me fui interiorizando en el tema. Fue una faceta más que abrí en mi vida.
Después, a la hora de jugar, él decide dónde. Siempre fue en Estados Unidos,
pero si el año que viene me dice que tenemos que jugar en Inglaterra, jugaré
allá.
-Tomás decisiones que no
son habituales, como haber estado en el Clasificatorio con 10 de hándicap o
jugar siempre para el mismo patrón. ¿Te sentís distinto por eso?
-¡Me lo están haciendo
sentir ustedes! (risas) Uno tiene que jugar con las cartas que le tocan. A mí
me tocaron esas, pero no sé si, en caso de que mi patrón fuera coleccionista de
autos, yo compraría autos. Él es coleccionista de arte y a mí me interesó. Lo
mismo pasó con el Clasificatorio: si hace dos años me llamaba Ellerstina, no sé
si hubiera ido. Les cuento esto: al año siguiente de mi retiro (sic), perdí los
tres partidos en Palermo y me fui a ver la final entre Ellerstina y La Dolfina. Y tenía que
taparme la cara, porque lloraba. Lloraba y pensaba: “¡Mirá vos de dónde me
bajé! ¿Habrá sido una decisión correcta? ¿Llegaré alguna vez más a una final de
Palermo?”. Tomás una decisión y creés que es correcta, pero siempre de acuerdo
con las cartas que tenés.
-¿Ganar Palermo por
novena vez sería distinto a las otras ocho?
-¿La verdad? Sería una
sensación bárbara. Creo que superaría al resto. Porque tengo 43 años, no sé
cuántos Abiertos me quedan, y menos cuántos puedo llegar a ganar. Y más después
de haber estado dos años en un equipo en el que no tenía posibilidades.
Entonces empezás a sospechar que pasaste a otra etapa de tu vida. Pero recibí un
llamado telefónico que me dijo: No, Mariano, todavía no.
¿Qué es la triple corona?
Finalmente, esos ocho equipos disputan el principal torneo del año: el
Campeonato Argentino Abierto (también conocido como Abierto de Palermo), que
comenzará el 17 de noviembre. Coronel Suárez, con 25 títulos, es el conjunto
más ganador en Palermo. En las últimas siete temporadas, los campeones fueron La Dolfina (2005-2007, 2009 y
2011) y Ellerstina (2008 y 2010). En 2011, además, Ellerstina se impuso en
Tortugas y La Dolfina ,
en Hurlingham.
PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4427 (OCTUBRE DE 2012)
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