Martín Palermo brilló en las temporadas 95/96 y 96/97.
Se debe aprender de los errores para no volver a cometerlos. Se debe analizar cada paso cuando se está en recuperación de una catástrofe, aunque se trate de una catastrofe deportiva. Durante los años posteriores a su vuelta a Primera División, Estudiantes no lo hizo. Tuvo momentos buenos y muy buenos, sí; pero se descuidó hasta el punto que, diez años después de aquel doloroso recuerdo de 1994, la situación era muy similar. El descenso parecía estar nuevamente a la vuelta de la esquina… Pero antes de llegar a instancias extremas, tuvo que realizar un largo recorrido.
Temporada 1995/1996. La primera temporada luego del ascenso comenzaba con dos objetivos claros para el 'Pincharratas'. Uno de mínima: realizar una campaña digna para no volver a sufrir con los promedios. Y otro mayor: comenzar a recuperar el prestigio perdido, volver a establecer a Estudiantes como un duro y peligroso rival para cualquiera. Se fue Rubén ‘Mago’ Capria, vendido a Racing de Avellaneda; en su lugar, se prefirió reforzar a la defensa y llegó, desde Vélez, Héctor Almandoz. Además, se agregaron al plantel nombres de menor calibre: Walter Lemma y el paraguayo Gustavo Neffa. Seguían emblemas como Carlos Bossio, Claudio París, Juan Sebastián Verón y José Luis Calderón. Y seguía el enorme apoyo de una hinchada que jamás perdió su categoría.
El comienzo fue durísimo: 5 empates (el más recordado, un 2-2 contra River en el Monumental, con goles de Javier Ferreira y Calderón) y 6 derrotas en las primeras 11 fechas. Nada funcionaba bien y sólo las apariciones de un inspiradísimo Calderón rescataban algún punto aislado. El barco, que recién había zarpado, ya se hundía nuevamente. Miguel Ángel Russo y Eduardo Manera dieron un paso al costado tras el primer triunfo (4-1 a Gimnasia y Esgrima de Jujuy, en 57 y 1, dos de Calderón y dos de Martín Palermo). Asumió Daniel Córdoba como DT y la marcha de Estudiantes ya no se detuvo hasta el final del Apertura. Fueron 6 victorias y 2 empates que lo colocaron en un notable 9º puesto, muy por encima de las expectativas iniciales. Le ganó 2-1 al Boca de Diego Maradona –que peleaba el título– con goles del ‘Ruso’ Edgardo Prátola y Silvano Maciel; y 3-0 a Gimnasia, con dos de Calderón y uno de Sergio Catán. Lo de ‘Caldera’ fue fantástico: con 13 tantos, fue el goleador del torneo. Palermo colaboró con 6 y también tuvieron un gran nivel Manuel Santos Aguilar y ‘Chiquito’ Bossio. Medio La Plata era una fiesta, una gran fiesta.
Para el Clausura se redobló la apuesta. Aun sin Calderón –vendido a Independiente– y Verón –a Boca– hubo 4 victorias en las primeras 5 fechas (una ante San Lorenzo, 2-0 con goles de ‘la Fiera’ Maciel). Luego le ganó 3-1 a River (dos de Palermo y Maciel), llegó a la punta y le empató 1-1 a Racing sobre el final (la tarde del recordado gol de Bossio). Hasta la 11ª fecha no sufrió más derrotas, pero lo sorprendió Gimnasia de Jujuy, que lo venció 1-0 en el norte. Estudiantes se recuperó con un 5-2 a Huracán, pero vino un cachetazo detrás de otro. Primero, Platense le robó dos puntos sobre la hora; después, no pudo ganarle a Ferro en La Plata (Bossio pegó un tiro libre en el travesaño); y por último, Lanús lo derrotó 1-0 y lo bajó de la pelea por el título. Al menos hubo tiempo de volver a mortificar a Boca (2-1 en La Bombonera, con dos gritos de Palermo) y de acomodarse en el 4º puesto. Pese a la tristeza por no dar la vuelta olímpica, fue sin dudas un campañón. La rompió Palermo (11 tantos, segundo goleador del torneo) y surgió la hábil figura de Gastón Córdoba.
Temporada 1996/1997. La ilusión de volver a ser protagonistas de la lucha por el campeonato duró muy poco. Los defensores Gustavo Raggio y Pablo Quatrocchi llegaron en reemplazo de Oscar Craviotto y Edgardo Prátola, pero el cambio dio malos resultados. En el Apertura, Estudiantes ganó sólo 2 de los primeros 12 partidos y sufrió un 0-5 ante Newell’s, aunque terminó repuntando. Sumó 17 puntos en las últimas 7 fechas (incluyendo un 1-0 a Independiente y un 4-0 a Banfield) y terminó 11º con 25 unidades.
Los esfuerzos de Leo Ramos, Aguilar y Palermo, más la consolidación de Lionel Scaloni y Bernardo Romeo, no bastaron para mantener el nivel en el Clausura. Tres derrotas seguidas, de entrada, marcaron el rumbo en el resto del torneo. Sin Gastón Córdoba (transferido a Racing), el equipo no tuvo conductor. Pese a todo se dio tres gustos: ganarle a San Lorenzo, vapulear a River en el Monumental con un 4-1 para el recuerdo (Ramos, Palermo 2 y Martín Fúriga) y festejar en el clásico ante Gimnasia (1-0). Apenas 19 puntos lo dejaron en el 16º puesto, la peor campaña desde la vuelta a Primera. Además, hubo numerosos problemas institucionales. El poder creciente de la barrabrava, la desidia de algunos dirigentes y una deuda importante (casi 11 millones de dólares) terminaron con la renuncia del presidente, Daniel De la Fuente, el 21 de julio de 1997 y en medio de un escándalo. Había asumido un año antes.
Temporada 1997/1998. La venta de Martín Palermo a Boca dejó a Estudiantes sin poder de gol, pero en el comienzo del Apertura 1997 pudo disimularlo muy bien. Ganó 4 partidos y empató 1 en las primeras 5 fechas, en las que Racing lo sufrió en Avellaneda (1-0 sobre la hora, golazo de La Grottería) y Unión en Santa Fe (histórico 5-0 a puro lujo). Bossio, Leo Ramos, Quatrocchi, Ariel Zapata, Aguilar, Martín Mazzucco y Fúriga fueron los nombres que llevaron a Estudiantes otra vez a la cima de las posiciones. Aunque la falta de gol de pagaría con 7 jornadas sin triunfos que destrozaron las esperanzas, en las que sólo se marcaron 4 tantos. Volvió a la victoria ante Gimnasia de Jujuy, pero otra racha nefasta (0-1 vs Colón, 0-2 vs River, 0-3 vs Lanús y 0-4 vs Central) lo llevó a conformarse con un 10º puesto que supo a poco… En aquella derrota ante Lanús debutó Luciano Galletti, hijo del mítico ‘Gringo’.
Peor le fue en el Clausura, cuando –con Patricio Hernández como entrenador– Gimnasia lo venció 3-0 y Racing lo pisó en La Plata (también 3-0). Repuntó un poquito con triunfos ante Independiente (2-0 con penales de Ramos) y Argentinos (1-0, gol de Juan Turchi), pero la campaña fue pobre y aquel Estudiantes de Hugo ‘Perico’ Pérez y José Luis Villarreal terminó 12º con 23 puntos y apenas 16 goles a favor. La solución asomaba: se llamaba Ernesto Farías.
Temporada 1995/1996. La primera temporada luego del ascenso comenzaba con dos objetivos claros para el 'Pincharratas'. Uno de mínima: realizar una campaña digna para no volver a sufrir con los promedios. Y otro mayor: comenzar a recuperar el prestigio perdido, volver a establecer a Estudiantes como un duro y peligroso rival para cualquiera. Se fue Rubén ‘Mago’ Capria, vendido a Racing de Avellaneda; en su lugar, se prefirió reforzar a la defensa y llegó, desde Vélez, Héctor Almandoz. Además, se agregaron al plantel nombres de menor calibre: Walter Lemma y el paraguayo Gustavo Neffa. Seguían emblemas como Carlos Bossio, Claudio París, Juan Sebastián Verón y José Luis Calderón. Y seguía el enorme apoyo de una hinchada que jamás perdió su categoría.
El comienzo fue durísimo: 5 empates (el más recordado, un 2-2 contra River en el Monumental, con goles de Javier Ferreira y Calderón) y 6 derrotas en las primeras 11 fechas. Nada funcionaba bien y sólo las apariciones de un inspiradísimo Calderón rescataban algún punto aislado. El barco, que recién había zarpado, ya se hundía nuevamente. Miguel Ángel Russo y Eduardo Manera dieron un paso al costado tras el primer triunfo (4-1 a Gimnasia y Esgrima de Jujuy, en 57 y 1, dos de Calderón y dos de Martín Palermo). Asumió Daniel Córdoba como DT y la marcha de Estudiantes ya no se detuvo hasta el final del Apertura. Fueron 6 victorias y 2 empates que lo colocaron en un notable 9º puesto, muy por encima de las expectativas iniciales. Le ganó 2-1 al Boca de Diego Maradona –que peleaba el título– con goles del ‘Ruso’ Edgardo Prátola y Silvano Maciel; y 3-0 a Gimnasia, con dos de Calderón y uno de Sergio Catán. Lo de ‘Caldera’ fue fantástico: con 13 tantos, fue el goleador del torneo. Palermo colaboró con 6 y también tuvieron un gran nivel Manuel Santos Aguilar y ‘Chiquito’ Bossio. Medio La Plata era una fiesta, una gran fiesta.
Para el Clausura se redobló la apuesta. Aun sin Calderón –vendido a Independiente– y Verón –a Boca– hubo 4 victorias en las primeras 5 fechas (una ante San Lorenzo, 2-0 con goles de ‘la Fiera’ Maciel). Luego le ganó 3-1 a River (dos de Palermo y Maciel), llegó a la punta y le empató 1-1 a Racing sobre el final (la tarde del recordado gol de Bossio). Hasta la 11ª fecha no sufrió más derrotas, pero lo sorprendió Gimnasia de Jujuy, que lo venció 1-0 en el norte. Estudiantes se recuperó con un 5-2 a Huracán, pero vino un cachetazo detrás de otro. Primero, Platense le robó dos puntos sobre la hora; después, no pudo ganarle a Ferro en La Plata (Bossio pegó un tiro libre en el travesaño); y por último, Lanús lo derrotó 1-0 y lo bajó de la pelea por el título. Al menos hubo tiempo de volver a mortificar a Boca (2-1 en La Bombonera, con dos gritos de Palermo) y de acomodarse en el 4º puesto. Pese a la tristeza por no dar la vuelta olímpica, fue sin dudas un campañón. La rompió Palermo (11 tantos, segundo goleador del torneo) y surgió la hábil figura de Gastón Córdoba.
Temporada 1996/1997. La ilusión de volver a ser protagonistas de la lucha por el campeonato duró muy poco. Los defensores Gustavo Raggio y Pablo Quatrocchi llegaron en reemplazo de Oscar Craviotto y Edgardo Prátola, pero el cambio dio malos resultados. En el Apertura, Estudiantes ganó sólo 2 de los primeros 12 partidos y sufrió un 0-5 ante Newell’s, aunque terminó repuntando. Sumó 17 puntos en las últimas 7 fechas (incluyendo un 1-0 a Independiente y un 4-0 a Banfield) y terminó 11º con 25 unidades.
Los esfuerzos de Leo Ramos, Aguilar y Palermo, más la consolidación de Lionel Scaloni y Bernardo Romeo, no bastaron para mantener el nivel en el Clausura. Tres derrotas seguidas, de entrada, marcaron el rumbo en el resto del torneo. Sin Gastón Córdoba (transferido a Racing), el equipo no tuvo conductor. Pese a todo se dio tres gustos: ganarle a San Lorenzo, vapulear a River en el Monumental con un 4-1 para el recuerdo (Ramos, Palermo 2 y Martín Fúriga) y festejar en el clásico ante Gimnasia (1-0). Apenas 19 puntos lo dejaron en el 16º puesto, la peor campaña desde la vuelta a Primera. Además, hubo numerosos problemas institucionales. El poder creciente de la barrabrava, la desidia de algunos dirigentes y una deuda importante (casi 11 millones de dólares) terminaron con la renuncia del presidente, Daniel De la Fuente, el 21 de julio de 1997 y en medio de un escándalo. Había asumido un año antes.
Temporada 1997/1998. La venta de Martín Palermo a Boca dejó a Estudiantes sin poder de gol, pero en el comienzo del Apertura 1997 pudo disimularlo muy bien. Ganó 4 partidos y empató 1 en las primeras 5 fechas, en las que Racing lo sufrió en Avellaneda (1-0 sobre la hora, golazo de La Grottería) y Unión en Santa Fe (histórico 5-0 a puro lujo). Bossio, Leo Ramos, Quatrocchi, Ariel Zapata, Aguilar, Martín Mazzucco y Fúriga fueron los nombres que llevaron a Estudiantes otra vez a la cima de las posiciones. Aunque la falta de gol de pagaría con 7 jornadas sin triunfos que destrozaron las esperanzas, en las que sólo se marcaron 4 tantos. Volvió a la victoria ante Gimnasia de Jujuy, pero otra racha nefasta (0-1 vs Colón, 0-2 vs River, 0-3 vs Lanús y 0-4 vs Central) lo llevó a conformarse con un 10º puesto que supo a poco… En aquella derrota ante Lanús debutó Luciano Galletti, hijo del mítico ‘Gringo’.
Peor le fue en el Clausura, cuando –con Patricio Hernández como entrenador– Gimnasia lo venció 3-0 y Racing lo pisó en La Plata (también 3-0). Repuntó un poquito con triunfos ante Independiente (2-0 con penales de Ramos) y Argentinos (1-0, gol de Juan Turchi), pero la campaña fue pobre y aquel Estudiantes de Hugo ‘Perico’ Pérez y José Luis Villarreal terminó 12º con 23 puntos y apenas 16 goles a favor. La solución asomaba: se llamaba Ernesto Farías.
PUBLICADO EN "ESTUDIANTES, 100 AÑOS", AGOSTO DE 2005.
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