domingo, 30 de junio de 2013

Londres 2012 - Césped para la legión

Por Martín Estévez

El tenis masculino estará inmejorablemente representado en Londres: Del Potro, Mónaco, Nalbandian y Berlocq serán rivales difíciles para cualquiera. Edu Schwank y la dupla femenina formada por Paola Suárez y Gisela Dulko se sumarán para los dobles. Van por la cuarta medalla.

El tenis argentino se popularizó en la década del 70 gracias a Guillermo Vilas. Pero a partir de 1998, impulsado por buenos jugadores que parecen reemplazarse unos a otros, esa popularidad creció. Junto al básquet y, tal vez, a Las Leonas, será el deporte en el que más se fijen los ojos argentinos. Todos los partidos serán sobre césped, una superficie que históricamente les ha costado mucho a los nuestros.

La clasificación fue una muestra de que el tenis masculino nacional es de los mejores del planeta. Como máximo, podían asistir cuatro jugadores por país, y Argentina llenó el cupo. Juan Martín Del Potro, Juan Mónaco, David Nalbandian y Carlos Berlocq le ganaron en el sprint final a Juan Ignacio Chela, que se quedó afuera. Además, Eduardo Schwank fue invitado para competir en dobles gracias a sus buenos antecedentes en esa especialidad.

Sin embargo, el tenis femenino atraviesa sensaciones opuestas. En uno de sus peores momentos, y sin jugadoras entre las cien mejores, apostará solamente a la dupla Paola Suárez-Gisela Dulko. Y menos mal que volvió Paola (ex N°1 en dobles y medalla de bronce en Atenas 2004), porque de otro modo nos quedábamos sin representantes.

Juan Martín Del Potro es la principal esperanza de medalla. La Torre de Tandil parece cada vez más cómodo en el Top Ten: se pasea entre el puesto 9 y 10 amenazando con dar el salto. A los 23 años vivirá su primera experiencia olímpica. Está sosteniendo una temporada interesante (campeón en Marsella y Estoril, finalista en Rotterdam) y no anduvo mal en Wimbledon, donde avanzó tres rondas y cayó ante David Ferrer en octavos de final.

Juan Mónaco explotó este año. Ganó en Viña del Mar y Houston, y ya está 14°. El césped es una superficie que nunca le gustó demasiado, pero en Wimbledon 2012 avanzó dos rondas por primera vez. Además, los Juegos parecen entusiasmarlo: “Cuando fuimos a Beijing estuvimos con todos los deportistas en la fiesta inaugural, fue buenísimo. Entramos saltando, cantado, revoleando las remeras. Dar la vuelta ahí, que te enfoquen las pantallas ¡y saber que te está viendo todo el mundo! Sentís orgullo. Es espectacular, único”.

Aquella vez, Pico perdió en primera ronda ante un muy joven Marin Cilic (19 años). Claro, el tandilense también era bastante más chico. “A diferencia de los Juegos anteriores, tengo un poco más de experiencia, de madurez –compara–. Este año vengo haciendo las cosas bastante bien, tenísticamente me siento entero. Es todo un desafío jugar bien en césped, una superficie que no se me dio del todo bien”.

A los 28 años, Mónaco le da altísimo valor a la posibilidad de conseguir una medalla: “Para todos nosotros, los Juegos son muy importantes. Hasta me cuesta pensar si más o menos que la Copa Davis, porque un objetivo es grupal y el otro es individual. Las dos cosas serían muy, muy importantes. Conseguir una medalla es un logro que me quedaría grabado para toda la vida”. Le deseamos lo mejor porque es argentino y, también, porque nos emociona leer en la página de la ATP que su “favourite magazine is El Gráfico”.

¿Y David Nalbandian? Qué difícil es hablar sobre el cordobés sin quedar en offside. Cuando parece volver a su mejor forma, tienen un partido muy malo o reacciones equivocadas como la de Queen’s, cuando pateó la silla de un juez de línea. Y cuando aparenta estar en la curva descendente de su carrera, resucita y a fuerza de talento le hace partido a Rafa Nadal o liquida a Jo-Wilfried Tsonga.

En Beijing 2008, nos hizo ilusionar en el arranque (derrotó a Shao-Xuan Zeng y al chileno Nicolás Massú), pero Gael Monfils lo eliminó en octavos de final. El resultado inmediato (derrota en primera ronda de Wimbledon ante Janko Tipsarevic) genera escepticismo; pero David es David, un crack que le ganó una final del Masters a Federer y que juega cuando quiere. Y lo que quiere lo sabemos desde hace mucho: la Copa Davis, un Grand Slam o una medalla olímpica. El ranking, para él, es lo de menos. Un podio en Londres, en cambio, sería lo más.

Carlos Berlocq es el tapado del grupo. A los 29 años alcanzó su mejor puesto (37°) y su temporada tuvo dos puntos altos: la final de Viña del Mar y el triunfo ante Gilles Simon (12°). En Wimbledon también se despidió en primera ronda y si llega a cuartos de final estaremos hablando de un verdadero batacazo.

Eduardo Schwank aún no sabe con quién jugará. Habrá que especular con estados físicos, rankings y afinidades para definir quién lo acompañará en el dobles masculino, especialidad en la que ocupa el puesto 48 del ranking. El marplatense ya ganó una medalla representando a la Argentina: la dorada en el dobles de los Panamericanos 2007.

La dupla Suárez-Dulko se armó exclusivamente para los Juegos y los resultados previos no fueron del todo alentadores. A los 36 años, Paola deberá potenciar a Gisela, que pasa por un muy mal momento como singlista.

En 1988, Sabatini ganó la medalla de plata. En 1992, Frana y Miniussi lograron la de bronce, al igual que Suárez y Patricia Tarabini en Atenas. El desafío ya comenzó: el tenis argentino busca su cuarto grito olímpico en Londres.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO ESPECIAL JUEGOS OLÍMPICOS (JULIO DE 2012)

sábado, 29 de junio de 2013

Londres 2012 - El equipo de los sueños

Por Martín Estévez


Hace dos décadas, los fanáticos sólo podían soñar con una Selección que ganara medallas, jugara finales mundiales o derrotara al Dream Team. Pero la Generación Dorada es una hermosa realidad; y en Londres, a Manu, Scola y compañía los admiraremos más allá del resultado.

A los seguidores del básquet nos cuesta mucho no escribir sobre la Generación Dorada desde un lugar de admiración. Se trata de un numeroso grupo de jugadores que son candidatazos al título del mejor equipo argentino de la historia.

Hace solamente dos décadas, el básquet argentino tenía como gran objetivo terminar entre los mejores ocho en las competencias internacionales. Mientras los mayores (Marcelo Milanesio, Héctor Pichi Campana, Juan Espil) ganaban y perdían en esa pelea (8° en el Mundial 90, 9° en el Mundial 94, 9° en Atlanta 96, 8° en el Mundial 98), un grupo de amigos formados en nuestra Liga Nacional sorprendía con un 4° puesto en el Mundial juvenil de 1997. Tal vez algunos nombres les suenen conocidos: Emanuel Ginóbili, Fabricio Oberto, Juan Ignacio Pepe Sánchez, Leo Gutiérrez, Andrés Nocioni, Lucas Victoriano... Desde entonces, hace ya quince años, esa generación revolucionó el básquet nacional; y se convirtió en dorada en Atenas 2004, cuando derrotó a todos, Dream Team incluido, y se subió al primer lugar del podio.

Claro que en el medio hubo recambios, reemplazos, apariciones, retiros. Sin ir más lejos, el plantel que estará en los Juegos Olímpicos (no confirmado al cierre de esta edición) tendrá una ausencia gigante, incluso más grande que los 208 centímetros que muestra en la cancha Fabricio Oberto. El cordobés, a los 38 años, se quedó afuera porque no le dio el físico, no le dieron los tiempos y porque otros pivotes lucharon a fondo por su lugar. Seguramente deseará, como si estuviera adentro, que al equipo le vaya bien.

Los sobrevivientes de aquella primera camada ya son próceres: Manu Ginóbili (a punto de cumplir 35 años), Andrés Nocioni (ya tiene 32) y Leo Gutiérrez (34). Ellos vivirán muy probablemente sus últimos Juegos Olímpicos y quieren un final en el podio.

La columna del plantel la completan jugadores que se sumaron después, pero que ya son rostros absolutamente familiares: el base Pablo Prigioni (sucesor de Pepe Sánchez), Carlitos Delfino, Luis Scola (gran estrella en la NBA), el Yacaré Federico Kammerichs, Juan Gutiérrez, Hernán Jasen y Paolo Quinteros. El resto de los que luchan por un lugar son los bases Nicolás Laprovittola y Facundo Campazzo (uno de ellos quedará fuera del plantel), Marcos Mata, Martín Leiva (hombres de Peñarol) y Leonardo Mainoldi (del Fuenlabrada de España). Serán solamente doce los que viajen a Londres.

Luis Scola es, junto a Ginóbili y Nocioni, el jugador más popular del plantel. Luifa formó parte de los seleccionados que ganaron el oro en Atenas 2004 y la medalla de bronce en Beijing 2008. Luego de una intensa temporada con los Houston Rockets, nos cuenta cómo llega el equipo: “La preparación les cuesta más a los jugadores que terminaron temprano la temporada, pero es siempre dentro de los estándares habituales. Está bueno que tengamos la posibilidad de jugar contra los candidatos antes de los Juegos, como haremos contra España y Estados Unidos. De todas maneras, no hay que sobredimensionar, al final son sólo partidos de preparación y ningún equipo muestra todo en un partido previo. Sirve como referencia, pero hasta por ahí nomás. Nos va a dar una buena idea, a muy pocos días del primer partido oficial, del lugar en el que estamos parados, pero no mucho más que eso”. Para Scola, el principal rival, Estados Unidos, es un misterio. “Va a ser una incógnita hasta último momento. Dieron una lista muy larga, con esos nombres podrían armar tres o cuatro equipos diferentes. Tienen muchísimos jugadores por puesto”.

Espíritu olímpico es un término que, de tan usado, puede perder sentido. Luifa, entonces, lo explica una vez más. “Lo que hace especiales a los Juegos Olímpicos es lo cultural, lo social, la dimensión que toman. Un Mundial, la NBA o la Euroliga son cosas relativamente parecidas en cuanto a importancia, mucha gente hasta puede creer que son más relevantes. Sin embargo, los Juegos Olímpicos tienen un plus grandísimo, que es poder convivir con un montón de atletas de disciplinas diferentes, participar de la inauguración, ir a ver otros deportes. Me acuerdo de cuando Paula Pareto ganó; estábamos en el lobby del hotel. Antes de que el árbitro dijera que había ganado, hubo un momento de confusión. Éramos quince atletas que no entendíamos mucho de judo, desafortunadamente, pero que estábamos en total silencio esperando que alguien dijera quién había ganado. Fueron como tres segundos hasta que la muestran a ella y empieza a mover las manos como diciendo ‘gané, gané, gané’. De repente, empezamos todos a saltar, a festejar. Fue casi tragicómico, porque no sabíamos qué había pasado, pero fue un momento muy especial. Lo mismo pasó con Walter Pérez y Juan Curuchet cuando se quedaron con la de oro en ciclismo. Al final de la competencia no terminábamos de entender quién había ganado. Nosotros, en la villa, tenemos el audio crudo, entonces pasaron como cinco segundos hasta que la voz del estadio dijo ‘Argentina medalla de oro'. Empezamos a gritar. Sabíamos que estábamos festejando, pero no sabíamos por qué. Son cosas curiosas que te pasan en un Juego Olímpico, sólo las podés vivir ahí. Eso es lo que los hace especiales, más allá de perder o ganar. Aunque ganar, claro, hace cualquier experiencia muchísimo más divertida”.

Ganar, eso es lo que intentarán hacer en Londres. Primero, en un grupo de seis equipos de los cuales avanzarán los primeros cuatro. Luego, en las instancias finales, esas que siempre sacan lo mejor de Scola, de Ginóbili, de Nocioni, de todos. Con Julio Lamas como entrenador, el Oveja Hernández colaborando, y millones de fanáticos admirándolos a través de la televisión, la Generación Dorada lanzará todos sus tiros hacia la tercera medalla olímpica consecutiva. Qué genios son.

3 Los podios internacionales que acumula la Generación Dorada. En el Mundial de Indianapolis 2002 terminó en el segundo puesto al perder la final contra Yugoslavia. En los Juegos de Atenas 2004, derrotó a Italia en el partido decisivo y se llevó la medalla de oro. Y en Beijing 2008 triunfó ante Lituania en el partido por el tercer puesto y se quedó con la de bronce.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO ESPECIAL JUEGOS OLÍMPICOS (JULIO DE 2012)

martes, 25 de junio de 2013

Londres 2012 - Juegos de estrellas

Por Martín Estévez



Durante 19 días, miles de deportistas de todo el planeta exigirán sus músculos y sus cerebros en busca de una medalla. Entre todos ellos, te contamos quiénes son verdaderas leyendas en sus disciplinas. Los mejores entre los mejores.



Los Juegos Olímpicos son como esas comidas gloriosas que se preparan durante horas y se comen en segundos. Las matemáticas denuncian el desequilibrio. Durante 1.442 días (sí, mil cuatrocientos cuarenta y dos) esperamos, imaginamos, calculamos. Durante 1.442 días, los amantes del deporte, con mayor o menor frecuencia, pensamos en los que clasificarán, en cómo llegarán, en quiénes ganarán las benditas medallas. Y toda esa expectativa, toda esa ansiedad, todo ese fuego se extinguen en 19 días. Sí: 1.442 días de espera, 19 de disfrute. A los Juegos, esa fugacidad los hace más poderosos.



El mayor problema es cómo ver todo lo que querríamos ver durante esos 19 días. Muchos empezamos con la esperanza de sentarnos frente a la tele y mirar nado sincronizado, arquería y, si nos apuran, hasta las repeticiones del waterpolo; pero finalmente somos derrotados por el sueño, las obligaciones, la superposición de horarios, la vida. Sepámoslo desde ahora: no vamos a ver todo. ¿Qué hacer entonces? Escribir una listita para no perdernos a ninguno de los grandes, de los monstruos, de los deportistas que recordaremos dentro de décadas. Eso hicimos en El Gráfico, y compartimos nuestra listita con ustedes.



Genios individuales
Desde lo estrictamente deportivo, los principales protagonistas de los análisis previos son Michael Phelps y Usain Bolt. Phelps, por si no lo conocen, es un nadador de 26 años que ganó 6 medallas de oro en Atenas 2004 y 8 en Beijing 2008, marcas que lo convirtieron en el deportista con más oros en la historia olímpica. El estadounidense, que también suma 2 de bronce, anunció que serán sus últimos Juegos. Necesita 3 medallas más para superar las 18 de la ucraniana Larisa Latynina y quedarse con otro récord histórico. ¿Cómo le fue en los últimos años? Ganó 5 oros en el Mundial de Natación de 2009 y 4 en el de 2011. Conclusión: mantiene un nivel monstruoso.



El año pasado, en pruebas individuales, Phelps no ganó en 200 metros libre ni en 200 metros combinado, en los que terminó segundo. ¿Quién fue el irreverente que lo superó? Su gran rival de los últimos tiempos: Ryan Lochte. También estadounidense, a los 28 años suma 6 medallas olímpicas (3 doradas) y 19 en Campeonatos del Mundo. En Shanghai 2011, además de las 2 que ganó en la cara de Phelps, se impuso en otras tres pruebas.



El duelo entre ellos será el foco principal en natación, deporte en el que Sudamérica contará con uno de sus grandes protagonistas: César Cielo, héroe en Brasil desde que ganó la medalla de oro en los 50 metros libre de Beijing, con récord olímpico incluido.



La otra gran estrella de los Juegos, Usain Bolt, también brilló en 2008, cuando ganó el oro corriendo los 200 metros, las postas de 4x100 y los 100 metros, en los que estableció un espectacular récord mundial de apenas 9s69. Dos años después clavaría una marca casi sobrehumana: 9s58. Es posible decir, sin que suene exagerado, que el jamaiquino es el hombre más veloz de la historia.



¿Quién puede tener alguna chance de vencerlo? Después de un gran Mundial 2007, que incluyó 3 medallas de oro, el estadounidense Tyson Gay vivió a la sombra de Bolt. En 2009 corrió los 100 metros en 9s69, igualando el récord, pero un año después Usain volvió a mejorar la marca. Gay necesita una revancha desde 2008, porque en Beijing decepcionó y no logró medallas.



Otro que buscará un desquite olímpico es Liu Xiang. Había ganado los 110 metros con vallas en 2004 y China hervía esperando su triunfo en Beijing. Sin embargo, se lesionó horas antes de la carrera y terminó abandonando. Su triunfo no será sencillo, porque tendrá como rival a Dayron Robles, un cubano de 25 años que ganó el oro en 2008.



En carreras de larga distancia, la gran figura será Kenenisa Bekele. El etíope no parte como principal candidato, pero sus antecedentes le generan un aura especial: en 2004 ganó en los 10.000 metros y fue escolta en los 5.000; en 2008 logró el oro en ambas competencias; y repitió los triunfos en el Mundial 2009.



Entre las mujeres, Allyson Felix llega acompañada de un pasado exitoso. Ganadora de una medalla dorada y 2 de plata entre 2004 y 2008, además suma 8 oros en Mundiales. Nacida en California, Estados Unidos, se especializa en las carreras de 200 y 400 metros. La otra superatleta presente en Londres será Yelena Isinbayeva. La rusa es la mejor saltadora con garrocha de la historia. Batió 28 veces el récord mundial, hasta alcanzar marcas de 5,06 m (al aire libre) y 5,01 m (en pista cubierta). Ganó el oro en 2004 y 2008, aunque esta vez su reinado se verá amenazado por la brasileña Fabiana Murer.




En Londres habrá pocos atletas tan populares como los mejores tenistas. Será un lujo contar con el serbio Novak Djokovic (N°1 del ranking, ganador de 5 Grand Slams y bronce en Beijing 2008) y el español Rafael Nadal (N°2, 11 Grand Slams y oro en 2008). Pero aún más especial será la participación de Roger Federer, tal vez el mejor de la historia. Ganó 16 Grand Slams, más de 800 partidos y la medalla de oro en el dobles de 2008. En los que seguramente serán sus últimos Juegos Olímpicos, el suizo buscará una de las poquísimas cosas que le quedan por ganar durante su carrera: una medalla olímpica en singles. Y en una superficie que le cae bien, el césped.



Las mujeres también tendrán tres nombres con onda expansiva: la rusa Maria Sharapova (N°1, reciente campeona en Roland Garros, sin antecedentes olímpicos) y las hermanas Williams. Venus suma 7 Grand Slams; y Serena, 13. Juntas acumulan 5 medallas olímpicas: ganaron el dobles en 2000 y 2008, y Venus fue campeona en singles en 2000.



En deportes individuales, habrá otros atletas cuya popularidad es menor, pero con historias que merecen ser destacadas. El británico Chris Hoy intentará revalidar ante sus compatriotas sus logros en el ciclismo de pista: ganó una medalla de plata en 2000, una de oro en 2004 y 3 doradas más en 2008. Es, por lejos, el mejor ciclista de la actualidad.

Algo similar sucede con el chino Lin Dan, considerado como uno de los mejores jugadores de bádminton de todos los tiempos. Ganó en Beijing y también en los otros ocho principales eventos del bádminton, consiguiendo el Super Grand Slam. ¿Y qué hace especial al japonés Hiroshi Hoketsu? Que será el deportista de mayor edad en Londres: a los 71 años, competirá en equitación. Su debut olímpico fue hace poquito: en Tokio 1964.



Héroes colectivos
Destacarse en deportes de equipo es más difícil, pero se puede. Si no, que lo diga Neymar: irá a los Juegos como la gran estrella de la selección de fútbol de Brasil, que busca ganar por primera vez la medalla de oro. A los 20 años, suma 6 títulos y más de 110 goles.

Uno de los rivales más fuertes de los brasileños será Uruguay, que contará con Luis Suárez, goleador del Liverpool inglés que brilló en la Copa América 2011. Él será uno de los tres mayores que reforzarán al plantel sub 23. Otro futbolista que podría participar es David Beckham. A los 37 años, su presencia serviría más para darles un impulso mediático a los Juegos que para potenciar a la selección inglesa.



Desde que, en Barcelona 92, Michael Jordan encabezó el sensacional Dream Team, cada vez que Estados Unidos viaja a los Juegos lleva basquetbolistas brillantes. Esta vez, las superfiguras serán Kobe Bryant y LeBron James. Bryant, cinco veces campeón de la NBA, ya ganó el oro en 2008 y, a los 34 años, probablemente viva su última experiencia olímpica. LeBron también estuvo en Beijing, y antes había sufrido la frustración de conseguir sólo bronce en 2004. Fue elegido mejor jugador de la NBA en la última temporada.



¿Algún argentino debería ser mencionado entre los grandes nombres internacionales? Sí, por lo menos dos. Uno es Emanuel Ginóbili, tres veces campeón de la NBA, medalla de oro en 2004 y de bronce en 2008. La otra es Luciana Aymar, siete años elegida como la mejor jugadora de hockey del mundo y tres veces medallista olímpica. Si la nombramos a ella, nobleza obliga, también tenemos que mencionar a la holandesa Maartje Paumen, otro mito del hockey femenino, oro en Beijing 2008 y mejor jugadora en 2011.



Ellos, y miles de deportistas llenos de méritos, empezarán a emocionarnos el 25 de julio, con el fútbol como deporte inaugural. Llegan los Juegos Olímpicos: 19 días intensos y repletos de genios del deporte. La reflexión final es también un mandato filosófico: si no podemos ver todo, al menos miremos a las estrellas.



PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4424 (JULIO DE 2012)

domingo, 23 de junio de 2013

Lisandro López: “Cuando hice el gol, me olvidé de todo”

Por Martín Estévez

El autor del grito más importante en la historia de Arsenal tenía preparado un festejo dedicado a sus padres, pero la emoción lo superó y solo pudo abrazar a sus compañeros. Julio Grondona había pedido que no se fuera del club y él le cumplió, pero sabe que es hora de un cambio: "Me gustaría jugar en Inglaterra o en un grande de la Argentina".

Los defensores no están de moda en el fútbol argentino. ¿Quién se anima, acaso, a decir cuáles fueron los centrales en los últimos cinco partidos de la Selección? Por eso, que Lisandro López sume prestigio tiene doble mérito. En el Clausura, formó junto a Guillermo Burdisso una sólida barrera defensiva. El equipo recibió sólo 15 goles y ellos fueron clave para sostener esa marca. Ahora, Lisandro puede contar cómo son las dos caras del fútbol. “Descender es, junto a lesionarte, lo peor que te puede pasar –asegura-. Y yo lo sufrí en Chacarita; no ganábamos un partido. En Arsenal pasó lo contrario, las victorias fueron apareciendo solas. Además del de Belgrano y el de Boca, hubo un partido muy importante en el que no estuve por lesión: fuimos a la cancha de All Boys a jugar un partido de Promoción, de seis puntos, y ganamos. Ahí dimos el salto y nos metimos en el quilombo de arriba”.

Ante Belgrano, en la última fecha, Lichi (como le dicen en Villa Constitución, su pueblo) marcó el segundo gran gol de su carrera. ¿Y el otro? El otro fue una chilena genial ante Olimpo, elegida por la FIFA como uno de los diez mejores goles de 2010. “Vinieron desde Europa para hacerme una nota, y también de Brasil. Me llamaron de todos lados. Fue lindo porque competí con Messi, Neymar, Rooney... Estábamos por jugar por la Sudamericana y Julito Grondona me dio el papel que anunciaba que estaba entre los mejores goles. Lo leí delante del plantel y me aplaudieron todos”.

Su llegada y su permanencia en el club estuvieron ligadas con los deseos del presidente, Julio Grondona hijo. “Cuando terminé esa temporada con Chacarita, aparecieron ofertas de Argentinos Juniors, de Godoy Cruz -recuerda-, pero al tener un llamado de Grondona ya no había nada más que hablar, era caso cerrado”.

Desde hace un año cuenta con posibilidades de cambiar de club, pero... “En junio de 2011 tuve la chance de irme a Europa y Grondona no me dejó ir. Y hace poco, en diciembre, estuve muy cerca de arreglar con el Inter de Porto Alegre, pero me contó que habló con su papá (Julio, presidente de la AFA) y que él le dijo: ‘Vos lo vas a vender y vas a tener plata en el banco, pero nos vamos a ir al descenso y yo me muero’. Mirá vos, si me hubiera ido, no habría tenido la suerte de salir campeón”. Ahora tiene el permiso para dejar Arsenal ante una buena oferta. “Me gusta el fútbol inglés. Ojalá algún club de Inglaterra esté interesado en mí -desea-. O un grande de Argentina. No me importa tanto lo económico porque recién tengo 22 años”.

Con madurez, asume que ningún grupo es sencillo. “Conflictos en los planteles hay siempre. Lo bueno es que hay gente grande que lleva bien al grupo, como Adrián González, Campestrini, Legui, Esmerado... Nos guían y nosotros solo tenemos que seguirlos”.

Aunque pocos lo sepan, para el segundo Lisandro López famoso (el primero es el ex Racing que la rompe en Europa) no es nuevo marcar goles decisivos. “Hasta los 13 años fui delantero. Me acuerdo de que en una final Riberas del Paraná-Atlético Empalme ganamos 2-0 y metí los 2 goles. De grande, cuando pasé a defender, fue un cambio grande, pero en Chacarita pude hacer 2 goles y en Arsenal llevo 10, así que ante Belgrano me tuve fe para ir a buscarlo. Incluso tenía festejos preparados. Como mi viejo, Pedro, es mozo, iba a hacer que llevaba una bandeja. Y también iba a dibujar un corazón para mi mamá. Los dos estaban en la tribuna, pero cuando llegó el gol me olvidé de todo, lo único que hice fue gritarlo y abrazar a mis compañeros”.

Desde que se convirtió en defensor hasta ahora, evolucionó observando y jugando. “Cuando empecé en Chacarita lo miraba mucho a Demichelis, ahora me encanta Piqué. Y en la cancha aprendí las mañas del defensor. Al principio era bastante light, pero a medida que fueron pasando los partidos fui sintiendo el roce, me fui haciendo más fuerte. Ahora hablo más adentro de la cancha y sé cuándo ir, cuándo no. Antes quería hacer todo”.

Además de sus padres, Lichi recuerda que muchos lo ayudaron durante su carrera. “La academia de Ernesto Duchini, Sergio Busciglio, la gente de Villa Constitución, la banda del Damián, que es el grupo de mis amigos, mi representante, Gustavo Goñi, Jorge Panuzzi, Jorge Bianco, Gamboa, Alfaro...”. Sin embargo, Lisandro exige apoyo en otro asunto: “Prometí que si salíamos campeones me iba caminando a Luján. Espero que algún amigo me acompañe para no tener que ir solo...”.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4424 (JULIO DE 2012)

sábado, 22 de junio de 2013

Luciano Leguizamón: “Ni nosotros nos creíamos candidatos”

Por Martín Estévez

Héroe del 3-0 ante Boca en la anteúltima fecha, reconoce que hasta ese momento sólo pensaban en sumar puntos para el promedio. En 2002 vivió su día más triste en la cancha del Arse. Una década después, el más feliz. "Desde el primer momento me hicieron sentir como en mi casa", agradece.

Lejos del estereotipo del futbolista moderno, que declara con el libreto escrito por su representante y pensando en no perjudicar una futura venta, Luciano Leguizamón parece relajado. Será, como él mismo dice, porque ya está cerca de los 30 años, y también porque le pasaron unas cuantas cosas. Como saltar del club de su ciudad, Gimnasia de Entre Ríos, al club de sus amores, River. O haber sido echado de Gimnasia por cambiar la camiseta con Verón después de un clásico. O vivir seis meses solo en Arabia Saudita, sin siquiera un argentino en el equipo (“Solamente hablaba con el cuerpo técnico, con Gabriel Calderón, el Chavo Anzarda y un médico argentino”).

El tipo atraviesa días de gloria: dos goles a Boca en La Bombonera para un histórico 3-0, y triunfo ante Belgrano para ser campeón con Arsenal. “Fue un semestre especial. Pensábamos en sumar para el promedio, y encima teníamos la Copa. La Libertadores la padecimos, la sufrimos mucho. La jugamos porque teníamos que jugarla, pero cuando quedamos afuera nos liberamos en el campeonato. Además, el golpe que nos dio Boca al eliminarnos nos fortaleció. Somos un plantel joven y nos hizo madurar”. La revancha llegó en la fecha 18 del Clausura. “Ese partido fue una final, porque si perdíamos quedábamos sin chances. El equipo se plantó, fue superior desde el primer minuto y recién ahí los periodistas nos pusieron como candidatos al título”, explica y reconoce: “La verdad, hasta ese día nosotros tampoco nos sentíamos candidatos”.

Olvídense de la historia del equipo que se tenía fe desde el inicio y arrasó con todos. El Arsenal de los Grondona soñó con freno de mano hasta la anteúltima fecha. ¿El Arsenal de los Grondona? “Sí, todos nos dicen así. Yo estoy hace cinco años en el club y asumí que hay que convivir con eso, con la sensación que todos tienen de que nos ayudan. Pero la verdad es que no tuvimos ayuda de nadie. Hubo muchos partidos que ganamos claramente, da bronca que minimicen el trabajo que hicimos”.

En mayo de 2002, mucho antes de llegar al club, Leguizamón conoció Sarandí de la peor manera. “El primer gran objetivo de mi carrera era ascender a Primera con Gimnasia de Entre Ríos, el equipo de mi ciudad. Y no se me pudo dar. En la cancha de Arsenal jugué el partido más triste de mi vida: empatamos 1-1 y ellos nos ganaron el ascenso por un gol”. Ellos, diez años después, se convirtieron en nosotros: “Cuando llegué al club sólo quería tener continuidad, porque venía de seis meses malos en Gimnasia. Y desde el primer momento me hicieron sentir como en mi casa y me bancaron, porque he tenido muchas lesiones”.

¿Tan tranquila es la vida en Arsenal? “Sí, es un club sin presiones, donde no hay elecciones. Es el club de los Grondona, lo manejan ellos y lo manejan muy bien. El único problema que tenemos son los anteojos negros de Julito (Julio Ricardo Grondona, presidente del club). Cuando no ganamos y viene con los anteojos negros, es porque tuvo una mala noche. Uno, que hace rato está en el club, lo conoce. Sé que en esos días no se le puede hablar. Hay que esperar que se le pase, y después todo vuelve a la normalidad”. Seguramente no habrá anteojos negros durante un largo tiempo: Arsenal es campeón. ¿Y ahora qué? “Yo no sé si voy a seguir, pero los que se queden van a disfrutar de estar tranquilos con el promedio. Habrá que enfocarse en pelear otro campeonato y en pasar alguna fase de la Libertadores, algo que Arsenal nunca pudo hacer”.

El contrato de Leguizamón terminó el 30 de junio y su futuro, al cierre de esta edición, era un misterio. “Arsenal es mi casa y, si fuera por mí, me retiraría en el club, pero estoy por cumplir 30 años, y en este momento ya se piensa más en el bolsillo que en lo deportivo. Si pudiera elegir, me gustaría jugar en un grande de Argentina. Es mi cuenta pendiente. Estuve en River, pero casi no jugué. Llegaba de Entre Ríos, tenía 19 años y en el plantel había un montón de delanteros: Cavenaghi, el Chori Domínguez, Salas, Fuertes, la Gata Fernández, Cuevas, Maxi López... Lo seguí en la B porque soy hincha, y la verdad es que el fin de semana del título fue completo, porque fuimos campeones y subió River. Ojalá tenga otra chance”.

La entrevista termina con el máximo goleador de Arsenal en Primera (39 goles, más 7 en copas internacionales) a punto de subirse a una bicicleta e irse hasta Luján. “Venía de una lesión y prometí que si no me pasaba nada en los últimos partidos, iba. Eso sí, para la vuelta me espera mi mujer con el auto”.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4424 (JULIO DE 2012)

viernes, 21 de junio de 2013

Los hits (junio de 2012)

Los futbolistas que se destacaron en el mes – por Martín Estévez


Cerramos la revista justo antes de las semifinales de la Eurocopa. Igual, Messi tomó el liderazgo por sus tres goles a Brasil. En el ranking, además, hubo influencia de la Copa Libertadores y de las Eliminatorias para el 2014.

1) Lionel Messi (Barcelona)
Jugó dos partidos, ¡pero qué partidos! Brilló ante Ecuador y exterminó a Brasil.

2) Cristiano Ronaldo (Real Madrid)
Sus goles ante Holanda y República Checa llevaron a Portugal a semis.

3) Didier Drogba (Costa de Marfil)
Después de ganar la Champions, festejó ante Tanzania, por las Eliminatorias.

4) Mario Gomez (Alemania)
Gran Eurocopa. Vital ante Portugal, infalible ante Holanda. Un nueve tremendo.

5) Xabi Alonso (España)
Eje de su selección, se lució con dos goles en el histórico 2-0 a Francia.

6) Cesc Fábregas (España)
Si Xabi se lució ante Francia, él la rompió ante Italia e Irlanda. Imprevisible.

7) Antonio Di Natale (Italia)
Cansado de meter goles en el Udinese, también festejó con Italia en la Euro.

8) Andrés Iniesta (España)
Nunca se queda sin combustible. Dirige la orquesta del tiki tiki español.

9) Román Riquelme (Boca Juniors)
Lideró a Boca hacia una nueva final de Libertadores, la cuarta para él.

10) Andriy Shevchenko (Ucrania)
Viejito y en una pierna, le dio a su pueblo la única alegría en la Euro.

Del 11 al 20: 11 Andrea Barzagli (Italia), 12 Xavi Hernández (España), 13 Mezut Ozil (Alemania), 14 Robert Lewandowski (Polonia), 15 Lisandro López (Arsenal), 16 Salahdin Said (Etiopía), 17 Jacques Haeko (Nueva Caledonia), 18 Cássio (Corinthians), 19 Neymar (Santos) y 20 Helder Postiga (Portugal).

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4424 (JULIO DE 2012)

jueves, 20 de junio de 2013

El medallero (junio de 2012)

Por Martín Estévez

Oro: David Trezeguet

Mucha humildad para volver a River cuando el equipo estaba en la B Nacional. Mucho talento para meter 13 goles en el semestre, incluidos dos en el partido decisivo ante Almirante Brown. Y mucho amor para declarar: “Valen más que el gol en la final de la Eurocopa 2000”.

Plata: Lisandro López
El defensor de Arsenal se sumó al listado de jugadores que hicieron el gol clave rumbo a un campeonato: gritó el del 1-0 a Belgrano en la última fecha. Mostró un sólido nivel durante todo el Clausura y, a los 22 años, le espera un pase de siete cifras. A seguir creciendo.

Bronce: Nicolás Laprovíttola
Otro que la rompe a los 22 años. El base de Lanús vivió su primer gran torneo con la Selección de básquet y demostró muy buen nivel. Gracias a él y a sus compañeros, Argentina volvió a ganar el Sudamericano después de cuatro años. ¿Será el sucesor de Pepe y Prigioni?

Plomo: Banfield
Es la tercera vez en cinco meses que aparece en el medallero, y no precisamente por sus méritos. El Taladro completó una campaña pésima (22 puntos en 38 partidos) y, aunque dependía de sí mismo, perdió 3-0 ante Colón en la última fecha y se fue a la B Nacional. Pensar que en 2009 fue campeón...

Lata: Fabio Quiroga
El juez de línea de River-Almirante Brown cometió un error decisivo para definir la temporada. En el primer gol, Funes Mori estaba 180 centímetros adelantado, tanto en el comienzo de la jugada como cuando se la bajó Trezeguet. Quiroga escondió la banderita.

Cartón: David Nalbandian
Estaba realizando un gran torneo en Queen's, sobre césped, y derrotaba en la final a Marin Cilic. De pronto, perdió el control y pateó la silla de un juez de línea, que terminó con una pierna ensangrentada. ¿Resultado? Lo descalificaron, le quitaron los puntos y los premios. Ay, David...

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4424 (JULIO DE 2012)

sábado, 8 de junio de 2013

Jeremy Lin - ¡Lincreíble!

Por Martín Estévez

En enero de 2012, Jeremy Lin era un desconocido basquetbolista que jugaba en la liga de desarrollo de la NBA. Un mes después, una estrella mundial. Te contamos su historia.

La explicación fantástica de esta historia es que un hada madrina tocó a Jeremy Lin con su varita y le dijo: “Durante un mes, serás una superestrella de la NBA”. La explicación real intentaremos construirla repasando su vida.

¿Quién es Jeremy Lin? Un basquetbolista nacido en Los Angeles, Estados Unidos, en 1988, hijo de los taiwaneses Gie-Ming y Shirley. Ellos, que miden 1,68m, se sorprendieron al ver que el pequeño crecía hasta alcanzar el 1,91m. En el colegio, Jeremy aprovechó su estatura para dedicarse al básquet. Aplicado dentro y fuera del rectángulo de juego (quería ser pastor), tenía como desventaja su fragilidad física, su delgadez asiática. Sin embargo, se acomodó como base y se lució en el equipo del Instituto Palo Alto.

Sin embargo, al buscar una universidad en la que desarrollarse deportivamente, los cazatalentos lo ignoraron. ¿Motivos? Su físico encendía el prejuicio de que no podría destacarse contra los musculosos del básquet universitario y su juego no impactaba: es un armador que hace un poco de todo y juega en función de su equipo.

Comenzó a estudiar economía en Harvard, prestigiosa pero irrelevante a nivel básquet: el último jugador surgido de allí que llegó a la NBA había sido Ed Smith en 1954. Terminó destacándose, claro, por hacer de todo: fue el primer jugador en la historia de la Ivy League en sumar al menos 1450 puntos, 450 rebotes, 400 asistencias y 200 robos. Se graduó y se anotó en el Draft de la NBA, donde los equipos seleccionan a los menores de 23 años. No lo eligió nadie. El poco prestigio de la Ivy League le jugó en contra.

Mostró buen nivel en las ligas de verano y tuvo premio: Golden State lo contrató para la temporada 2010/11. La excentricidad de ser el primer jugador descendiente de taiwaneses le valió un contrato de tres años con Nike, pero le sirvió poco en lo deportivo. Jugó sólo 29 de los 82 partidos, con 2,6 puntos de promedio.

El lock-out (freno de actividades) que demoró el inicio de la temporada 2011/12 lo benefició. Mientras los jugadores esperaban la resolución, él se encerró en el gimnasio hasta aumentar siete kilos su masa muscular. Y, para no perder ritmo, se sumó a los Dongguan Leopards de China durante un torneo asiático.

En diciembre, cuando el conflictó terminó, Jeremy era otro: físicamente más poderoso y emocionalmente renovado. No importó: Golden State le comunicó que no requería de sus servicios. Hizo la pretemporada con Houston, pero los Rockets le dieron apenas siete minutos en cancha y el 24 de diciembre, horas antes de comenzar la temporada, lo cortaron. Feliz Navidad, Jeremy.

New York lo contrató tres días después porque dos de sus bases estaban lesionados. La idea era tener a Lin hasta que ellos volvieran. ¿Y después? Cortarlo, claro. Jugó apenas 22 minutos y lo enviaron a la D-League, liga de desarrollo de la NBA, a la que conocía bien de su etapa en Golden State. Jeremy estaba cansado de ser un jugador de descarte. Decidió probar suerte en Europa en cuanto pudiera.

Mike D’Antony, coach de los Knicks, lo convocó a fines de enero. Habían perdido 11 de los últimos 13 partidos y ya había probado todo sin buenos resultados. Todo no: recordó que tenía un jugador de rasgos asiáticos exiliado en la D-League. Más por resignación que por convencimiento, decidió darle minutos.

El 4 de febrero fue San Jeremy: entrando desde el banco de suplentes, sumó 25 puntos y 7 asistencias para derrotar 99-92 a New Jersey. D’Antony le dio la titularidad en el juego siguiente; Lin clavó 28 puntos y 8 asistencias en el 99-88 sobre Utah. Lo que siguió pareció mágico: 23 puntos y 10 asistencias contra Washington (107-93); 38 puntos y 7 asistencias ante los Lakers (92-85); 20 tantos y 8 asistencias contra Minnesota (100-98); 27 puntos, 11 asistencias y un triple sobre la chicharra para derrotar 90-87 a Toronto. Primer jugador de la historia con al menos 20 puntos y 7 asistencias en sus primeros cinco partidos de titular. Se declaró la Linsanity (Locura por Lin). Fue el primer basquetbolista desde Michael Jordan en ser tapa de la revista Time. Cuando terminó febrero, los Knicks tenían record positivo (18-17) y un nuevo superhéroe.

Rápidamente, el volcán finalizó su erupción. Marzo inició con seis derrotas consecutivas y sus estadísticas se normalizaron. Luego, New York ganó cinco seguidos, pero una rotura de menisco lo dejó fuera de la temporada. Sí: los Knicks debieron seguir sin él. Aun así, clasificaron para los playoffs.

¿Cómo sucedió ese mes increíble? Lo que parece mágico suele ser una suma de factores improbables que ocurren simultáneamente. Todo confluyó: un jugador aplicado en pleno crecimiento, lesiones de compañeros que le abrieron lugar, rivales débiles o muy cansados, un entrenador que le permitió todo (con 45 pérdidas en 7 partidos difícilmente hubiera sido titular en un equipo mejor) y, por qué no, factores extra: la energía del público, sus propias ganas, la influencia psicológica de no saber si se está frente a un invento del marketing o al futuro Michael Jordan.

Ni una cosa ni otra: Jeremy Lin es un buen base que tuvo su mes de gloria. No es una superestrella, pero merece la oportunidad de demostrar cuánto vale realmente. En la próxima temporada, seguramente la tendrá.

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV N°44 (JUNIO DE 2012)