lunes, 30 de enero de 2012

Wimbledon cambia

Por Martín Estévez

El tercer Grand Slam de la temporada mantiene algunas de sus tradiciones, pero también ha introducido modificaciones para seguir siendo uno de los torneos más atractivos y emocionantes del circuito.

En nuestro universo cotidiano, lo distinto nos moviliza. Nos produce sorpresa, rechazo, entusiasmo, extrañeza o conmoción, pero nunca pasa desapercibido. En el mundo del tenis, lo distinto es Wimbledon.

En realidad, navegando a través de la historia, es sencillo descubrir una contradicción: Wimbledon es distinto porque sigue siendo igual. En un deporte totalmente adaptado a la tecnología, a los avances y al cambio permanente, el abierto de tenis inglés intenta mantener tradiciones surgidas desde aquella primera edición de 1877.

Sin embargo, el tenis empuja, el mundo avanza, hasta el eje de la Tierra se corre: es imposible la inmovilidad. El enfrentamiento entre la modernidad del deporte y la tradición de Wimbledon, de todos modos, está lejos de ser una colisión. Los organizadores combinan ambas fuerzas con cambios paulatinos, moderados, a veces sutiles. Hasta el momento, les está saliendo bien.

¿Por qué Wimbledon es distinto?
Una suma de factores ha influido para que se genere esa sensación. Por ejemplo, la superficie. Mientras el tenis evolucionó hacia el cemento y el polvo de ladrillo, en Wimbledon se sigue jugando sobre césped, la superficie más popular a principios del siglo XX. También es distinto en las formas: los y las tenistas deben vestir de blanco; no se permiten otros colores. Se ha intentado mantener a la tecnología lo más alejada posible. Y es el único torneo con un día intermedio en el que no se juega: durante el Middle Sunday, primer domingo de Wimbledon, no hay actividad. En la intimidad del tenis se ironiza sobre otra tradición: que no gane ningún jugador local. Desde que Fred Perry alzó el trofeo en 1936, ningún británico se consagró.

Tradicional, pero no tanto
Poco a poco, comenzaron a escucharse quejas: que la superficie es incómoda, que es imposible devolver un buen saque, que la lluvia siempre retrasa todo, que los umpires se equivocan... Aunque durante mucho tiempo en Wimbledon se opusieron a los cambios, progresivamente fueron aceptando modificaciones casi inevitables.

En 1997, por ejemplo, cambió la ubicación de la cancha 1 (segunda en importancia). Se dejó de lado la histórica y se construyó otra con capacidad para más espectadores. En 2007 se aceptó el uso del Ojo de Halcón, que permite a los jueces corroborar sus fallos gracias a un dispositivo de altísima precisión. Y en 2009 se instaló un techo corredizo en la cancha principal para que las permanentes lluvias no frenen por completo la actividad.

El cambio más importante, de todos modos, se hizo en la superficie. Sutilmente, claro. En Wimbledon no están dispuestos a abandonar el césped, pero los tenistas se mostraban cada vez menos dispuestos a aceptar un suelo tan veloz, inestable y poco utilizado (además de Wimbledon, existen sólo cinco torneos por año sobre pasto). ¿Qué sucedió? Se cambió el tipo de césped (en lenguaje técnico, se dejó de lado la siembra para utilizar rolls de pasto cultivado) y se cambió la forma de cortarlo para generar piques más lentos. Los tratamientos para endurecer un poco el suelo y una menor presión en las pelotas utilizadas también disminuyó la velocidad del juego.

Sin que el cambio sea brusco, los jugadores con saques potentes perdieron el predominio. Bajó el número de aces y se diversificaron las tácticas. Antes, nueve de cada diez intentaban saque y volea: atacar la red y ganar el punto rápidamente. Ahora la pelota pica un poco más alto y un poco más lento, lo que les permite hacer su juego a tenistas de fondo. Si alguien tiene autoridad para hablar sobre la modificación es el gran Roger Federer: “Recuerdo que, antes de los cambios en la superficie, subía a la red en el 80% de mis primeros servicios y en el 50% con el segundo. Si te quedabas en el fondo estabas perdido, porque el césped era tan rápido que no había tiempo para intercambiar golpes”.

Finalmente, las tradiciones estrictas han perdido fuerza, pero se mantienen las más visibles, como la utilización de vestimenta blanca y el Middle Sunday. En realidad, no del todo: ocurrió en tres ocasiones que, cuando las lluvias retrasaron mucho la programación, se jugó durante el domingo de descanso. La última vez, en 2004.

La edición 2011
Los tres candidatos lógicos (Rafael Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer) tienen antecedentes muy distintos en el torneo. Nadal debutó en 2003 y cuenta con un record de 29 triunfos y 4 derrotas. Fue campeón en 2008 (final ante Federer) y 2010 (Berdych); y había perdido el juego decisivo en 2006 y 2007. Djokovic (record de 20-6) conoció Wimbledon en 2005 y desde entonces sólo alcanzó dos semifinales. Es el que más tiene por demostrar en tierras inglesas. Federer, en tanto, es uno de los grandes héroes de la historia del torneo. Desde 1999, ganó 56 partidos y perdió 6. Seis veces campeón, es imposible no considerarlo el gran candidato a quedarse con el millón y medio de dólares que se llevará el ganador.

Los últimos campeones
2001: Goran Ivanisevic
2002: Lleyton Hewitt
2003: Roger Federer
2004: Roger Federer
2005: Roger Federer
2006: Roger Federer
2007: Roger Federer
2008: Rafael Nadal
2009: Roger Federer
2010: Rafael Nadal

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV N°32 (JUNIO DE 2011)

viernes, 27 de enero de 2012

Los hits (abril de 2011)

Los futbolistas que se destacaron en el mes – Por Martín Estévez

¡Se acabó el reinado de Messi! Luego de cinco meses en la cima, la Copa del Rey puso a Cristiano Ronaldo en ese lugar. El súper Porto tiene tres representantes y un Soldado se suma a nuestras filas.

1) Cristiano Ronaldo (Real Madrid)
Hizo de todo para destronar a Messi, incluido el gol clave en la Copa del Rey.

2) Lionel Messi (Barcelona)
4 goles en el mes y 50 en la temporada, pero Cristiano le arrebató la Copa.

3) Wayne Rooney (Manchester United)
Tres goles en 14’ al West Ham y uno ante Chelsea en la Champions. En alza.

4) Raúl (Schalke 04)
Eterno. Eliminó al Inter y podría definir la Champions... ¡contra Real Madrid!

5) Giuseppe Rossi (Villarreal)
Con dos goles al Twente, llevó a su equipo a semis de la Europa League.

6) Hulk (Porto)
Goleador bestial: 22 para ganar la liga y uno al Spartak en la Europa League.

7) Roberto Soldado (Valencia)
Ocho goles en cuatro partidos, incluidos cuatro al Getafe. ¿Lo tenían?

8) Edinson Cavani (Napoli)
Un hat-trick a Lazio lo mantiene como el goleador del Calcio. ¡Qué no ni no!

9) Javier Hernández (Manchester United)
Vital en la Premier (goles a West Ham y Everton) y también en la Champions.

10) Radamel Falcao García (Porto)
Explotó: 8 goles en el mes, campeón de liga y puede ganar dos torneos más.

Del 11 al 20: 11) Alexandre Pato (Milan), 12) Xavi Hernández (Barcelona), 13) Eden Hazard (Lille), 14) Helton (Porto), 15) Andrés Iniesta (Barcelona), 16) Samuel Eto’o (Internazionale), 17) Dirk Kuyt (Liverpool), 18) Roman Weidenfeller (Borussia Dortmund), 19) Eduardo (Sao Caetano), 20) Juan Cruz Mascia (Uruguay Sub 20).

PUBLICADO EN EL GRÁFICO N°4410 (MAYO DE 2011)

jueves, 26 de enero de 2012

El medallero (abril de 2011)

Por Martín Estévez

Oro: Paula Pareto
A los 25 años, continúa en la elite del judo. Tras haber ganado la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2008 y la de oro en el Panamericano de 2009, en abril se consagró bicampeona panamericana de la categoría hasta 48 kilos. Fue en Guadalajara, México.

Plata: Diego Osella
Se retiró a los 41 años, tras ayudar a Sionista a mantener la categoría. El cordobés fue seis veces campeón de la Liga Nacional, en la que posee el récord de presencias (1.096). También jugó en Italia y España; y, con la Selección, ganó el oro en los Juegos Panamericanos de 1995.

Bronce: Facundo Bagnis
El tenista rosarino ganó el torneo más importante de su carrera, el Challenger de Bogotá, al derrotar a Diego Junqueira en la final. A los 21 años, demuestra un crecimiento permanente y por primera vez se ubica entre los 200 mejores del ranking mundial.

Plomo: Ramón Díaz
Su segundo paso por San Lorenzo tuvo como resultado un estrepitoso fracaso: ganó 10 partidos, empató 9 y perdió 11 en sus once meses de gestión. No consiguió clasificar al Ciclón para ningún torneo internacional y estuvo muy lejos de pelear algún campeonato.

Lata: Argentinos Juniors
El final de su participación en la Copa Libertadores fue tristísimo. No porque haya perdido 4-2 ante Fluminense, sino porque el equipo terminó protagonizando una batalla campal patética. ¿Con qué autoridad los futbolistas pueden, luego, criticar la violencia en las tribunas?

Cartón: Américo Gallego
La carrera del Tolo parecía destinada a la gloria, pero últimamente no le está yendo bien. Duró poco en Tigres, se fue por la puerta de atrás en Independiente y, en Colo-Colo, lo eliminaron de la Libertadores: le alcanzaba con empatar de local ante Cerro Porteño, pero perdió 3-2 tras ir ganando 2 a 0.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO N°4410 (MAYO DE 2011)

jueves, 12 de enero de 2012

Messi contra la historia

Por Martín Estévez

No para de jugar, de hacer goles, de ganar. Los números de Lionel son cada vez más sorprendentes y lo acercan a records que parecían insuperables. Comenzamos la cuenta atrás hacia las grandes marcas de todos los tiempos del fútbol argentino y mundial.

Tiene más goles en su carrera que Claudio Caniggia, más partidos en Barcelona que Johan Cruyff, más campeonatos ganados que Maradona, más goles en la liga española que Ronaldo, más partidos en la Selección que Kempes. Y tiene 23 años. Lionel Messi tritura estadísticas, ridiculiza números del pasado, supera logros insuperables. Messi prohibió la excusa de no comparar a los goleadores de antes con los de ahora, porque “antes se hacían más goles”. Messi es un goleador de los de antes y de los de ahora, va dejando de pertener a una época para pertenecer a la historia. Suma adeptos lejanos, admiradores exigentes, genera esperanzas: todos esperan algo de él cuando está en la cancha. Algo especial. Hermosa suerte tenemos los argentinos: entre los enormes de la historia del fútbol mundial, en ese lugar en el que no hay más de ocho o nueve seres humanos, dos son argentinos. ¿Estamos insinuando que estadísticamente Messi se puede tutear con Maradona, con Pelé, con Di Stéfano, con Cruyff, con Beckenbauer, con Zidane, con Ronaldo? No, no lo estamos insinuando: lo estamos afirmando. Asumimos el riesgo.

Es difícil decir algo nuevo sobre él, especialmente por los 89.700.000 resultados que genera la busqueda “Messi” en google. Pero ese mismo dato ya genera una comparación: Messi es más nombrado en Internet que Maradona (20.700.000), Pelé (29.200.000) y Cristiano Ronaldo (53.900.000). Por ahora, y para alivio de los creyentes, pierde contra Dios (175.000.000). Sólo por ahora.


Sub Messi
El repaso a los números dorados de Messi debe empezar por sus primeros partidos oficiales, que no fueron con la camiseta de un club, sino con la camiseta argentina. Antes, una aclaración: las estadísticas de los seleccionados juveniles son bastante mentirosas. Son pocos, por ejemplo, los grandes futbolistas argentinos que han jugado en el Sub 17: de hecho, antes de 1985 no existía esa categoría. Algunos llegaron a la mayor sin haber pisado siquiera un Sub 20 o un Sub 23, como Gabriel Batistuta. Y la negación de los clubes para ceder jugadores en las últimas dos décadas terminó generando aun más ausencias.

En el caso de Messi, a los 16 años (cuando ya había disputado un amistoso en Barcelona, ante Porto) fue citado directamente para el equipo Sub 20. Llegó al Mundial 2005 con apenas 17 años, luego de haber hecho 5 goles en el Sudamericano (incluido el tanto decisivo en el 2-1 a Brasil). ¿Qué pasó en Holanda? La rompió, hizo 6 más (fue el máximo anotador) y Argentina ganó el título. Sus 11 goles en el Sub 20 sólo son superados por Ramón Díaz (12 en 1979) y Fernando Cavenaghi (12 en 2003).

Sin embargo, no fue el único aporte de la “versión sub” de Messi. En 2008 integró la Selección Sub 23 que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Sus dos goles en Beijing llevaron su cuenta en juveniles a 13, por encima de Tevez (12), Crespo (11) y Maradona (8); pero debajo de los 18 que hizo Leonardo Biagini entre 1993 y 2000. El prometedor Biagini, sin embargo, se retiró del fútbol con cero gol en la Selección mayor. ¿Ven por qué decimos que las estadísticas en juveniles engañan?

Súper Messi
Barcelona ha visto pasar a algunos jugadores con un poquito de talento: Maradona, Cruyff, Romario, Ronaldo, Ronaldinho, Eto’o, Michael Laudrup, Lineker. Y la lista sigue. Pero por lógica, por consecución de hechos, Messi va camino a convertirse en el jugador más importante de la historia del club. ¿Exageración? Ni un poco.

La enumeración de sus logros podría llenar toda esta revista: trece títulos, nueve partidos en los que marcó tres goles (incluso lo logró ante el Real Madrid), uno en el que metió cuatro (¡en Champions contra el Arsenal!), el golazo maradoneano esquivando a medio equipo del Getafe, otro para ser campeón de Europa ante Manchester United, Pichichi de la Liga Española 2009/10, máximo anotador del club en la Champions League (fue goleador del torneo en las últimas dos ediciones y lidera la actual), alcanzó el record de goles en una temporada (47, en la 2009/10, igualando a Ronaldo) y lo superó en la siguiente (lleva 50 en la 2010/11), mejor jugador del mundo en 2009 y 2010...

¿Qué lugar ocupa estadísticamente en la historia del Barcelona? Por ahora, solamente le queda lejos la marca de partidos en el club: Xavi Hernández le lleva más de 300 encuentros de ventaja. En el resto de las comparaciones, Messi trepa a una velocidad espeluznante. Entre los extranjeros, por ejemplo, es el tercero con más partidos jugados. Suma 263 y está a sólo 29 del record del holandés Phillip Cocu. Que el dato no pase desapercibido: ¡263 partidos jugados! ¿Ya dijimos que tiene 23 años, no?

Su lugar entre los goleadores es incluso más asombroso. Messi ocupa el cuarto lugar, con 177; sólo es superado por César Rodríguez, Ladislao Kubala y Josep Samitier. ¿Puede ser el máximo goleador de la historia del Barcelona? Claro que sí. De hecho, sería absolutamente lógico. Pese a que Messi tiene estadísticas de otra galaxia, imaginemos números normales para su futuro. Supongamos que se retira joven, que se cansa de las exigencias y juega solamente hasta los 32 años: le quedarían ocho temporadas más. Supongamos también, intentando ser pesimistas, que baja su promedio a 20 goles por año (sumó 47 y 50 en los últimos dos). Aun así, llegará a los 337 goles en Barcelona. ¿Cuántos tiene César Rodríguez, el máximo goleador? 235. Sí: un Messi en bajo nivel le sacaría más de cien tantos de ventaja al que más había hecho en 110 años de historia. No hay trucos, no hay ases bajo la manga: hagan de nuevo las cuentas y sorpréndanse. Incluso si marcara sólo diez goles por año, Lio seguiría quedándose con el record. Wow.

Sus números trascienden al Barcelona e impactan también a nivel nacional. Entre los goleadores históricos de la Liga Española, Lionel ocupa el puesto 41. No parece gran cosa, ¿no? Sin embargo, si hacemos otra proyección imaginaria veremos que sí es gran cosa. Messi acumula 119 goles en siete ligas, incluyendo la 2004/05, en la que sólo jugó 7 partidos. Si mantiene el promedio, dentro de siete ligas (al final de la 2017/18) tendrá unos 238 goles, cuatro más que el mexicano Hugo Sánchez y sólo 14 menos que el Pichichi de la historia, Telmo Zarra (252). Hay un detalle que favorece a Messi: al final de la 2017/18, tendrá apenas 31 años. ¿Mayor goleador de la historia del Barcelona, mayor goleador de la historia de la Liga Española? ¿Todo eso puede ser Messi? Sí, puede.

Es cierto que las predicciones no son recomendables en el fútbol, pero en este caso son la manera más directa de dimensionar a Messi en la historia del fútbol mundial. Así de grandilocuentes tienen que ser los términos, porque en España tampoco entran todos sus goles: los 34 que suma en la Champions League, por caso, ya lo ubican al borde del Top Ten en la principal competencia de clubes del planeta. De nuevo, lo decimos de nuevo: tiene 23 años.

El Messi argentino
Los cada vez menos detractores de Lionel se estarán frotando las manos. Porque, a fuerza de ser justos, también debemos analizar sus números en la Selección, donde, se supone, aparece “otro Messi”: intrascendente, desganado, poco efectivo. No discutiremos sobre su nivel de juego con la celeste y blanca: esta nota es puramente estadística. Y las estadísticas, que nos perdonen los detractores, lo dejan muy bien parado.

Para empezar, Messi ya está entre los veinte máximos goleadores de la historia de la Selección. Sus 16 festejos (4 en Eliminatorias, 2 en la Copa América, 1 en Mundiales y 9 en amistosos), además, lo dejan a sólo tres del Top Ten. Entre los 17 y los 19 goles se ubican Juan Román Riquelme, Ariel Ortega, Angel Labruna, Miguel Brindisi, Domingo Tarasconi, Oreste Corbatta, José Manuel Moreno, Tucho Méndez y René Pontoni. Si Messi hace 4 goles más en la Selección, los superará a todos. Si marca 9 más, ya estará entre los cuatro máximos goleadores de todos los tiempos con la celeste y blanca. Y tiene 23 años.

Por otra parte, si se consideran los partidos en selecciones juveniles, Messi alcanza 29 goles con la camiseta argentina y sólo tiene por encima los 56 de Gabriel Batistuta (todos en la mayor), los 46 de Hernán Crespo (35 entre los grandes y 11 en juveniles) y los 42 de Maradona (34 y 8).

La idea de un Messi reticente a jugar en la Selección, siempre bajo la mirada prohibitiva del Barcelona, también se deshace mirando las planillas. El rosarino suma nada menos que 56 partidos entre los mayores y seguramente mejorará su 22° puesto histórico durante 2011. De aquí hasta el próximo Mundial 2014 podría jugar la Copa América, 16 partidos de Eliminatorias y una decena de amistosos, con los que superaría, entre otros, al Pato Fillol (58), Burruchaga (59), Sensini (60), Olguín (60), Tarantini (61) y Crespo (64). Ah: tiene 23 años.

Las peores estadísticas para Messi son en la Copa del Mundo; y aun así tienen rasgos positivos. Por ejemplo, si jugara en 2014 y 2018 (llegaría a la copa de Rusia con 31 años) alcanzará el record de cuatro Mundiales disputados que le pertenece a Maradona. Y atentos a este dato: aquellos que pidieron una estatua para Martín Palermo por convertirle un gol a Grecia nueve minutos después de debutar en Mundiales no deberían olvidar que Messi tardó apenas cinco más. En Alemania 2006, catorce minutos después de ingresar ante Serbia y Montenegro, hizo un gol. Era su primer partido en una Copa del Mundo.

Las vueltas de Messi
Lionel puede llenar con orgullo los tres principales casilleros de la ficha de un futbolista: partidos, goles y títulos. Porque, aunque tenga 23 años (sí, 23 años), Messi también merodea la posibilidad de ser el jugador argentino con más títulos en la historia. Hasta ahora, ese honor lo comparten Esteban Cambiasso y Alfredo Di Stéfano, con 22 campeonatos ganados. Lionel suma 15 y en este semestre tiene chances de obtener la Liga Española, la Liga de Campeones y la Copa América.

No durará mucho esta nota. Messi la invalidará enseguida, sumando más partidos, más goles, más títulos. Quizás entre los días que existen desde el cierre de esta revista hasta su publicación haga algún gol que nos deje en offside, supere algún record que no llegamos a enumerar, trepe lugares en algún ranking. Messi, Messi, Messi, Messi: ciento noventa y tres veces en las redes rivales, ochenta y nueve millones setecientas mil veces en la red de redes. Messi, Messi, Messi, Messi. Y tiene 23 años.


16 goles en seleccion mayor
Messi suma 4 gritos en Eliminatorias, 2 en Copa América, 1 en Copa del Mundo y 9 en amistosos. Los tres líderes: Batistuta (56), Crespo (35) y Maradona (34).

13 goles en juveniles
En 2005, Lionel metió 11 en la Selección Sub 20: 5 en el Sudamericano y 6 en el Mundial. Luego, en 2008, festejó dos veces con la Sub 23 que ganó la medalla de oro en Beijing. El máximo goleador histórico es Leonardo Biagini, con 18.

47 goles en la 2009/10
Fueron 34 goles en la liga, 8 en Champions League, 2 en Supercopa Española, 2 en el Mundial de Clubes y 1 en la Copa del Rey. Era la gran temporada de su vida, pero...

50 goles en la 2010/11
... pero mejoró esos números en la temporada actual. Suma 31 en la liga, 9 en Champions, 7 en Copa del Rey e y 3 en la Supercopa Española. Nadie había gritado tanto en España en una temporada. El récord era de Puskas en 1959/60, con 49 goles.

193 goles en su carrera
Messi acumula 177 en Barcelona y 16 en la Selección mayor. ¿Cuántos goles hicieron otros grandes? Batistuta sumó 355, Maradona 345 y Luis Artime, 289. Crespo, que todavía juega,
lleva 321.

15 títulos en su carrera
Messi ganó trece títulos con el Barcelona, el Mundial Sub 20 de 2005 y los Juegos Olímpicos de 2008. Los argentinos más ganadores son Esteban Cambiasso y Alfredo Di Stéfano, con 22 títulos. Detrás aparece Nicolás Burdisso, con 20.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO N°4410 (MAYO DE 2011)

martes, 10 de enero de 2012

Planeta Roland Garros

Por Martín Estévez

Muchas historias guarda el Grand Slam parisino, que el 22 de mayo comenzará su 109ª edición. El español Rafael Nadal asoma con el cartel de favorito y el serbio Novak Djokovic es su principal amenaza, aunque nunca se debe descartar al suizo Roger Federer.

La fiesta sobre la arcilla en la hermosa zona de Rue de Boulogne marca el calendario tenístico de este mes. Un torneo tradicional e imponente, que en esta ocasión permitirá observar si el avance de Novak Djokovic es suficiente para amenazar el reinado de Rafael Nadal.

Los orígenes
El Campeonato de Francia (actual Roland Garros) tuvo su primera edición en 1891 y era exclusivamente para franceses. Se convirtió en internacional en 1925. ¿De dónde proviene el nombre? Roland Garros fue un heroico aviador de la Primera Guerra Mundial.

Números y números
El hombre más ganador del torneo es el francés Henri Cochet, que obtuvo 9 títulos: cuatro en singles, tres en dobles y dos en dobles mixto. Entre las mujeres, la australiana Margaret Smith Court ganó 13. Tres varones fueron campeones sin perder sets: Ilie Nastase (1973), Björn Borg (1978 y 1980) y Nadal (2008 y 2010). Rafa, ganador cinco veces en singles, está a uno del record que ostenta Borg.

Campeón moral
Si lo hubiera querido, Istvan Gulyas habría sido campeón de Roland Garros. En 1966, el húngaro debía jugar la final contra Tony Roche, pero el francés estaba lesionado y no podía presentarse. Gulyas tenía ya 34 años y sabía que no existiría otra posibilidad como ésa. No le importó: decidió darle un día más a Roche para que se recuperase del fuerte dolor en un tobillo. Resultado: Roche ganó 6-1, 6-4 y 7-5.

Increíbles perdedores
El estadounidense Bill Tilden dominó el tenis durante en la década del ’20, obteniendo diez Grand Slams. Sin embargo, nunca pudo ganar Roland Garros como singlista, aunque llegó a la final en 1927 (perdió 11-9 en el quinto set) y en 1930. Al notable Pete Sampras también le quedó una cuenta pendiente en París: triunfador en 14 Grand Slams, ni siquiera alcanzó una final en trece participaciones. Otro que la pasó mal en Roland Garros es el chileno Marcelo “Chino” Ríos. Especialista en superficies lentas, el zurdo y ex número 1 ni siquiera arañó unas semifinales, acumulando derrotas inesperadas. Para peor, en 1996, 1997, 1998, 1999 y 2001 obtuvo el “premio limón”, otorgado al jugador más antipático del torneo.

Increíbles ganadores
En 1990, Stefan Edberg se mentalizaba para competir durante dos semanas buscando el título que se le había escapado un año antes en la final. El sueco, primer preclasificado, iba estudiando posibles cruces contra Boris Becker o Andre Agassi. Sin embargo, su torneo duró solamente minutos: en primera ronda, el poco conocido Sergi Bruguera le dio una paliza; lo derrotó 6-4, 6-2 y 6-1. Fue la única vez en la historia que el máximo favorito quedó eliminado en su debut. El español, años después, demostraría que su triunfo no había sido casualidad: fue campeón en 1993 y 1994. La primera vez, además, venció 6-0, 6-0 y 6-0 a Thierry Champion; solo dos veces se dio ese resultado en los últimos 35 años del torneo.

Imposible olvidar a Gustavo Kuerten. En abril de 1996 debutó en un torneo ATP; en mayo de 1997 llegó a Roland Garros sin títulos y acumulando derrotas en los partidos previos ante rivales como Neville Godwin (107°) y Albert Portas (133°). Sin embargo, el brasileño daría la sorpresa más grande de la historia. Thomas Muster (5°), Andrei Medveded (20°) y Yevgeny Kafelnikov (3°) fueron quedando en el camino hasta la final, justamente ante Sergi Bruguera (19°). Guga no tembló: le ganó 6-3, 6-4 y 6-2. Nada volvió a ser igual para él. Se consagró como un tenista maravilloso, alcanzó el N°1 y obtuvo dos veces más el torneo, en 2000 y 2001.

Tampoco se puede dejar de lado a Gastón Gaudio, que no es precisamente equilibrado. Dueño de un revés espléndido, perdió 47 sets con resultado de 6-0 y ha intercalado grandes triunfos con partidos en los que no hacía más que gritar: “¡Qué mal que la estoy pasando!” o “¡Es una vergüenza que me dejen entrar acá!”. En Roland Garros 2004 mostró lo mejor de sus dos personalidades. Llegó como N°44 y alcanzó la final tras derrotar, entre otros, a Lleyton Hewitt y David Nalbandian. En el partido decisivo, comenzó perdiendo 0-6 y 3-6 ante Guillermo Coria. Su compatriota comenzó a sufrir problemas psicológicos y Gaudio se impuso en cinco sets, incluyendo un emocionante 8-6 en el quinto. “Cuando llegué al vestuario, me felicitaba todo el mundo –recuerda–. Lo único que yo pensaba era ‘debo ser el peor campeón de Roland Garros de la historia’”.


PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV N°31 (MAYO DE 2011)

viernes, 6 de enero de 2012

Los hits (marzo de 2011)

Los futbolistas que se destacaron en el mes – Por Martín Estévez

Cristiano Ronaldo y Cavani no pudieron seguir el ritmo y perdieron terreno. Messi bate récords de permanencia en el primer puesto y Benzema vuelve tras un largo descanso.

1) Lionel Messi (Barcelona)
Cinco meses en la cima. Dos golazos al Arsenal en la Champions League.

2) Samuel Eto’o (Internazionale)
Imposible de marcar. Cuatro foles en el mes y clave para eliminar al Bayern.

3) Karim Benzema (Real Madrid)
Dos goles al Racing, dos a Málaga, dos a Hércules, uno a Lyon, uno al Aleti...

4) Antonio Di Natale (Udinese)
Su equipo sueña con entrar en la Champions gracias a sus 25 goles.

5) Cristiano Ronaldo (Real Madrid)
Hat-trick al Málaga, 28 goles en 29 partidos de liga y pelea por la Champions.

6) Wayne Rooney (Manchester United)
Su temporada venía siendo discreta, pero en los últimos dos meses explotó.

7) Xavi Hernández (Barcelona)
Toca y toca y toca y toca. Brillante ante el Arsenal por la Champions League.

8) Giuseppe Rossi (Villarreal)
Cinco goles en 19 días. Su equipo ya está en cuartos de la Europa League.

9) Helton (Porto)
Porto recibió apenas 8 goles en 24 partidos de liga y él es el responsable.

10) Edinson Cavani (Napoli)
Empezó el mes en silencio y se destapó con un doblete ante Cagliari.

Del 11 al 20: 11) Andrés Iniesta (Barcelona), 12) Balasz Dzsudzsak (PSV Eindhoven), 13) Eden Hazard (Lille), 14) Dirk Kuyt (Liverpool), 15) Neymar (Santos), 16) Roman Weidenfeller (Borussia Dortmund), 17) Javier Chicharito Hernández (Manchester United), 18) Alexis Sánchez (Udinese), 19) Lisandro López (Lyon), 20) Pablo Lugüercio (Racing).

PUBLICADO EN EL GRÁFICO N°4409 (ABRIL DE 2011)

jueves, 5 de enero de 2012

El medallero (marzo de 2011)

Por Martín Estévez

Oro: Carlos Delfino
Por estar tan maravillados con Ginóbili, a veces no valoramos a los otros argentinos en la NBA. Marzo fue el mes del santafesino: ya recuperado de una conmoción cerebral, metió 30 puntos en el triunfo de Milwaukee sobre New York, su mejor marca en la liga.

Plata: Juan Martín Del Potro
Este año ya derrotó a tres Top 25 (Isner, Fish y Ljubicic), fue campeón en Delray Beach y, en marzo, semifinalista en Indian Wells. Avanzó desde el puesto 485 al 51 antes de que alguien pudiera dudar de su rápida recuperación y promete volver a ser protagonista del circuito.

Bronce: Ariel Ibagaza
Otro de los poco reconocidos. Anoten: es el argentino con más partidos en la Liga Española, fue campeón mundial sub 20, ganó la Conmebol con Lanús y dos títulos con Mallorca. Ah: en marzo, a los 34 años, ganó la Liga de Grecia con el Olympiakos. Grande, Caño.

Plomo: Julio Falcioni
Es fácil pegarle ahora, cuando la campaña de Boca es un desastre, pero también es imposible no remarcar que se trata del peor inicio del club en los 40 torneos cortos que se han jugado. Además, en su etapa final en Banfield, Julio tampoco la pasó bien.

Lata: Juan Mónaco
Esta medalla responde a una pregunta: ¿en cada partido está en juego el prestigio de un deportista? Nuestra respuesta es sí, por eso no nos gustó que Pico rifara el quinto punto de la Copa Davis ante Ungur por festejar el triunfo de Estudiantes durante la noche anterior al partido.

Cartón: Fútbol rosarino
Apasionados como pocos, en Rosario no festeja nadie. Newell‘s acumula derrotas, Tiro Federal pelea por no descender a Primera B y el resto está en categorías que no respetan su historia: Rosario Central sufre en la B Nacional; Central Córdoba, en la Primera C; y Argentino de Rosario, en la D.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4409 (ABRIL DE 2011)

miércoles, 4 de enero de 2012

Teófilo Gutiérrez - Gracias a Dios

Por Martín Estévez - Producción: Darío Gurevich

Él agradece porque, después de una infancia dramática en la que se alimentaba mal, de los peligros de su barrio y de ser suplente durante mucho tiempo, se hizo un nombre en el fútbol. Los hinchas de Racing agradecen porque, tras la lesión de Gio Moreno, otro colombiano les devolvió la fe.

Veintinueve veces, durante la entrevista, Teófilo Gutiérrez repetirá la palabra “Dios”. La aprendió desde muy chico, cuando en Colombia no lo protegían el Estado ni la ley, y sus padres hacían lo que podían. Cuando tenía miedo de salir de noche, o de caminar por otro barrio. Cuando se tiraba en el piso de su casa por temor a los tiroteos, cuando asesinaron a uno de sus mejores amigos porque lo confundieron con otra persona. La ausencia de justicia social, de distribución de la riqueza, de igualdad y de libertad deja un lugar libre que debe ser ocupado. A veces lo ocupa la violencia, a veces la resignación, a veces las luchas grupales. En el caso de Teófilo, el lugar lo ocupó Dios.

Esa es la primera, y más importante, seña particular de Teófilo. La otra es que no da el perfil de romperredes ni por casualidad. Estatura normal (1,78), voz bajita, cierta inseguridad para terminar las frases. No tiene nada de los tanques que se llevan a los defensores por delante. En realidad, tiene lo único que necesita: goles. Uno, dos, tres, cuatro y cinco, los que metió en Racing en sus primeros cinco partidos; 73 los que gritó en su carrera, que empezó hace apenas cinco años, cuando todavía vivía con miedo. “Nací en La Chinita -recuerda-, un barrio muy humilde, muy sencillo de Barranquilla. Gracias a Dios, desde niño pude conocer el fútbol. Mi padre me lo inculcó porque había sido arquero de Junior en las divisiones menores. Siempre me regalaba balones y ese era mi sueño: jugar fútbol. Y bueno, gracias a Dios soy un profesional”.

El fútbol, más que una diversión, es una esperanza en los barrios empobrecidos de Sudamérica. Una de las pocas formas de escapar. Teófilo se reprime cuando rememora los deseos de alejarse de La Chinita, como si fuera una traición a sus orígenes en lugar de un instinto de supervivencia. Eso representaba el fútbol para él: un lugar de igualdad, donde sus goles valían tanto como los de todos, donde era libre. El fútbol representaba a la esperanza. “Era muy complicado vivir allá -relata-. Por las pandillas, porque era un barrio muy vulnerable. Las personas tenían miedo, los taxis no entraban; para tomar uno, tenías que salir afuera. Entrar por la noche me daba miedo…”. Teófilo frena y vuelve a sentir que remarcar lo malo de La Chinita es injusto. Es lo primero que se le aparece, pero no le gusta. Entonces se concentra en lo bueno, en las alegrías, en los momentos de alivio. Y sigue el relato: “… pero me trataron muy bien en el barrio. Todavía visito a mis amigos, tengo muchas amistades allá. Jugábamos mucho al fútbol; bola de trapo, como le decimos nosotros. En las calles, cinco contra cinco, aprendí muchas cosas. La picardía, la malicia en la cancha. Apostábamos las gaseosas, los panes, y a veces plata, pero muy poquito. Ahora que estoy en el fútbol profesional, siempre me pongo a pensar en eso y me agrada”.


-¿Cuándo empezaste a jugar en un club?
-Surgí en un equipo de mi barrio que se llamaba Independiente Framy. Lo administraba Franklin Ramírez, una persona que quería sacar a los niños de bajos recursos de las calles para que no vieran los malos ejemplos de los demás. Recuerdo que viajábamos una hora para jugar en otro barrio, en Las Flores. Ibamos en bus, nos montábamos detrás y pagábamos la mitad del pasaje. Es algo lindo lo que hacía él; nos ayudó mucho. Gozábamos mucho porque nos distraíamos. Para nosotros, un domingo era lo mejor porque sabíamos que íbamos a jugar. Es un recuerdo bonito.

-¿Siempre fuiste delantero?
-Una vez probé de arquero, pero no me fue muy bien (sonríe). Después jugué de volante, de diez, y me gustó porque tocaba muchos pases (sic) y siempre hacía goles. Recuerdo que en Independiente Framy había un compañero con el que nos parecíamos mucho, entonces nos cambiábamos las camisetas durante el partido y los rivales no sabían a quién marcar. Con ese equipo ganamos las semifinales pero lastimosamente, cuando íbamos a pelear el título, mataron a un compañero. Fue duro para nosotros. No fuimos a jugar la final, pero para nosotros fuimos campeones.

El contexto social, otra vez. Imposible obviarlo. Teófilo habla de la muerte con naturalidad: convivió con ella durante veinte años. No es necesario preguntarle cuántas de las personas que conocía fueron asesinadas para saber que Waldir, aquel amigo de Independiente Framy, no fue el único. “Waldir estaba en una fiesta compartiendo (sic), llegaron unos tipos y lo mataron. Lo habían confundido con otra persona. Nos enteramos al día siguiente. Habíamos estado todos en la fiesta, nos fuimos y él se quedó. Lloramos y no jugamos el partido porque nos sentíamos mal”.

Un pasado doloroso no es la única repercusión que sufren los excluidos del sistema. Teófilo tiene secuelas físicas por aquellos días de necesidades y angustia. “No fue fácil llegar al profesionalismo. Mi familia no estaba bien económicamente y yo no me alimentaba bien. Cuando era chico trabajé en una pescadería para ayudar. Madrugaba, me iba a las tres de la mañana, y se me lastimaban mucho las manos. Por eso, ahora, tengo un problema: sudo mucho las manos. Me explicaron que es por el daño que me hacía. Son cosas que pasan en la vida y que te quedan marcadas para que sigas creciendo como persona, para que veas de dónde vienes, para que nunca olvides. Aunque tengas lo que tengas, que no se te olvide tu familia, tu gente, tu barrio”.

Luego de la experiencia en Independiente Framy, Teófilo siguió muy cerca del fútbol. “Fui a Junior a los 15 años, con el profesor William Knight (jugó en Junior entre 1982 y 1987). Fuimos campeones de divisiones menores y en el 2000 ganamos un Mundialito de clubes en Venezuela. De allí pasé al Barranquilla Fútbol Club, que es como el segundo equipo de Junior y juega en Segunda División. Junior tiene una sede administrativa, donde hay cuatro o cinco canchas que están en buen estado, pero no en el mejor. Y tiene una estadía para los jugadores que llegan de otras ciudades. Yo tuve la oportunidad de quedarme ahí algunas veces, o donde la esposa del técnico, que les preparaba comida a los jugadores. Me alimentaba bien ahí y me iba en bicicleta a mi casa”.

-¿Tus padres te apoyaban?
-Sí. Mi padre se llama Teófilo, como yo; mi madre, Cristina. Ellos tienen mucho que ver con mi infancia, con que me haya dedicado al fútbol. Varias veces yo estaba decidido a abandonar porque no tenía oportunidades. Siempre traían jugadores y veía muy difícil jugar. Tenía las condiciones, pero llegaban unos técnicos que no me paraban bola. Volvía a mi casa llorando y les decía a mi mamá y a mi papá que no iba a jugar más fútbol, que no me levantaran en la mañana para entrenar, pero fui constante y siempre le pedí a Dios que me diera la oportunidad, quería la oportunidad ya. Pero no es cuando uno quiere, es cuando Dios quiere.

-¿Quién te inculcó la fe religiosa?
-Mi madre lleva casi veinticinco años en el evangelio, ella es cristiana evangélica. Le gusta, siempre ha creído en Dios. Desde niño fui agradecido con Dios por la vida, porque me salvó de muchas cosas. Tuve muchos accidentes, estuve cerca de no poder jugar fútbol... Siempre voy a estar agradecido de Dios, de mi madre, de mi padre, de la gente que me apoyó, económicamente también, los que me regalaban ropa. Siempre voy a estar contento con la gente de mi barrio.

-¿Hasta qué edad viviste en La Chinita?
-Siempre viví ahí. Recién en 2009 pude conseguir una casita para mi madre y también para mí y para mis hijos: tengo una niña, Yeilou Andrea (6 años), y un niño, Cristiano Manuel (3). Hay circunstancias de la vida que te permiten salir del barrio, pero siempre tienes que reconocer que naciste y te criaste ahí. Nunca te puedes olvidar del barrio.

-¿Te gustaría ayudar a tu barrio, a los que, como vos antes, están excluidos?
-En Navidad siempre trato de darles juguetes a los niños más necesitados. Cuando no tenía, yo quería un juguete, un balón, un muñeco. En 2009 regalamos mil juguetes. En 2010, 1.500. Este año, 2.200 juguetes. Cuanto Dios más me bendice, más debo darles a los niños que lo necesitan, porque ahí nací, ahí me crié.

-¿Tuviste alguna crisis de fe?
-Sí, porque siendo pequeño tuve un accidente en la pierna, me tomaron 24 puntos (sic). Tuve un accidente con un inodoro, me iba a montar sobre él y se partió. En ese momento sufrí mucho, pero doy gracias a Dios por la oportunidad que me dio. Casi me corto un tendón, no sé qué hubiera pasado... Uno aprende mucho de los errores.

-¿Tenés hermanos?
-Sí, tengo siete. Yo soy el mayor de los cuatro varones. Tengo una hermana mayor y después vienen las otras hembras (sic), que son más chicas. Los tres varones juegan en las divisiones menores del Junior, todos son buenos. Alguno quiere venir a la Argentina, vamos a ver si lo traigo. Por ahí peco un poco, pero creo que todos tienen condiciones para jugar profesionalmente.

-¿Terminaste el colegio?
-Sí, terminé el bachillerato cuando jugaba en Junior. Fue complicado porque estudiaba de noche. Era muy cansón (sic), entrenar a la tarde e ir después al colegio me agotaba. Por ahí iba poco a las clases, pero me pude graduar. Eso es lo importante.

-Tu mujer, Yeimy, ¿también es de La Chinita?
-No, mi esposa era de más arribita. Vivía en el barrio Las Nieves, que queda cerca. Cuando éramos novios resultaba difícil ir a visitarla, era muy peligroso por las bandas. Pero algunos me conocían porque sabían que jugaba bien al fútbol, entonces me cuidaban, no se metían conmigo. Igual, siempre que la iba a visitar había algún problema, pero son cosas que pasan cuando te enamoras de la mujer que amas. Ahora que estoy más adulto, hablamos de cómo me animaba a visitarla ahí. Tenemos dos hijos preciosos y doy gracias a Dios por mi familia.

-¿Cómo se conocieron?
-A los 16 años, en una berbena (boliche). Bailamos y la enamoré. Ella sabía que yo jugaba en Junior, en las divisiones menores. Le caí bien, compartimos (sic), pero no fue fácil, fue muy dura. Mi hermana mayor tenía una relación con el hermano de ella, entonces mi mamá me mandaba a buscar a mi hermana. Una vez aproveché, le eché los piropos (sic) y bueno... Nosotros los futbolistas tendemos a tener más la oportunidad. No es que uno sea muy bonito, pero tiene su simpatía (risas).

Julio Avelino Comesaña es el nombre que Teófilo seguramente quisiera ver escrito en mayúsculas. Es que cuando tenía 23 años se pasaba las tardes sentado en el banco de suplentes de Junior y soñando con ser como sus ídolos: Valderrama, Ronaldo e Ibrahimovic. Teo había debutado en septiembre de 2007 con un gol en el triunfo 4-2 ante Once Caldas, pero las chances de jugar desde ese momento habían sido pocas, muy pocas. En el Apertura 2008 había jugado apenas un partido en un equipo que peleaba por no descender. “En la B me había ido muy bien. Se jugaba muy duro, muy fuerte. Pero cuando llegué a Primera era muy difícil porque traían jugadores de fuera. Siempre era suplente. A mediados de 2008 llegó un técnico que tenía carácter, que sabía manejar un grupo. Comesaña impresionó a todo el mundo, porque dijo que yo era el mejor delantero de Colombia y que iba a ser el titular. Se armó un problema grande, los periodistas decían que estaba loco, la gente esperaba la contratación de un reemplazo bueno, extranjero. Pero él me dio la oportunidad. Gracias a Dios pude aprovecharla: marqué 11 goles en ese torneo, Junior salió del descenso y peleó en las finales. Y me eligieron jugador revelación. Todavía tengo contacto con él, es una gran persona y está muy orgulloso de mí”.

El dato no es muy conocido en la Argentina: a principios de 2009, tras esos 11 goles, San Lorenzo y River se interesaron por el pase de Gutiérrez. Lo de los Cuervos fue más lejano, pero River estuvo cerca de traerlo: habían acordado que, si no se concretaba el pase de Cristian Fabbiani, Teófilo se pondría la camiseta roja y blanca. Finalmente, el Ogro firmó contrato y el colombiano se quedó en su país. “Fue un momento muy triste, porque Argentina es Argentina. Siempre ves fútbol argentino y quieres jugar acá. Uno respeta las decisiones, pero a veces no las comparte. Igual estaba tranquilo porque las cosas me estaban saliendo bien. En cualquier momento iba a aparecer un pase”.

En 2009 explotó. Pero explotó en serio. Sus 30 goles en el torneo colombiano lo alzaron al cuarto lugar entre los máximos goleadores del año en el planeta. Y comenzó con una agradable costumbre: meter tres goles en un partido. Los primeros fueron ante Cúcuta y Envigado, en el Apertura, cuando ganó el Botín de Oro. “Fue un 2009 muy espectacular (sic). Mucho trabajo, mucha convicción tenía en mi mente. Después del Apertura, estando en la Selección, vine a la Argentina de suplente. Perdimos 1-0, con gol del Cata Díaz. No jugué pero me ayudó, porque estar en la Selección es lo máximo. Volví a Barranquilla y a los tres días jugamos contra Once Caldas: metí tres goles. Y tres días después, ante Envigado, marqué tres más“, puntualiza. Teo se convirtió así en el único colombiano de la historia que hizo cuatro hat-tricks en un año. Y se ganó el apodo de Triófilo, aunque no es su favorito. “Es un halago importante para un jugador que te quieran poner un nombre de cariño. A mí me gusta más que me llamen Teo, o Teogol. Lo más importante es que siempre esté mi nombre por delante: Teo”.

-Hablando de Teogol: cuando finalmente debutaste en la Selección, metiste un gol.
-Sí, fue contra El Salvador, en Estados Unidos. Ganamos con un tanto mío. Y también le hice un gol a Ecuador, por las Eliminatorias. En ese partido compartí equipo con Giovanni Moreno, que me dio el pase.

-El Trabzonspor te compró por tres millones de dólares, pero el año que estuviste en Turquía no fue el mejor. ¿Qué pasó?
-Empecé contento porque la gente me recibió muy lindo, no tengo quejas de nadie. El problema fue la cultura, el idioma. Un argentino, Gustavo Comas, me enseñó a manejarme ahí, pero para mi familia fue muy complicado. Los niños no estudiaban, y llega un momento en el que uno tiene que controlar la situación. Futbolísticamente me había ido bien: ganamos la Supercopa (NdR: marcó tres goles en esa final) y dejé al equipo primero. Además, le marqué al Liverpool por la Europa League. Ese, y el primero que hice, son los goles más importantes de mi carrera.

-Antes de desvincularte del Trabzonspor acusaste problemas de salud. ¿Eran serios o un argumento para que te dejaran irte?
-Más que todo, yo había hablado con ellos y entendían por qué me quería ir. Al no estar bien tu familia, no vas rendir al cien por ciento. Por ahí estás jugando, pero piensas en tu familia. Y ya después me sentía mal. Como todos, ¿no? Cuando uno se estresa le da dolor en todos lados. Y esos son problemas de salud, también: el estrés en un problema grave. Me sentía estresado porque me quería ir. Cuando llegué de Turquía, en Colombia muchos me insultaron, la prensa habló muy mal de mí, de que había dejado mal parado al fútbol colombiano. A pesar de que ellos me querían poner por el suelo, siempre tuve plena confianza en Dios, porque soy una buena persona y un buen jugador. Para los que no creían en mí, acá está Teófilo Gutiérrez.

Está en Racing, tierra de historias asombrosas, de hinchas fieles y, también, de goleadores a los que les esconden el arco. Alguna racha va a tener que cortarse: Teófilo lleva cinco tripletas en su carrera; en Racing, el último que logró meter tres en un partido fue el Chanchi Estévez, en una noche de 2000 en la que el técnico era el Pampa Jorge, la Promoción amenazaba por primera vez y La Academia goleaba 6-0 a Unión para ahuyentar fantasmas. Sí: pasaron años luz.

-¿Vas a ser vos el que corte la racha y meta tres goles en un partido?
-¡Hice tres goles contra Colón, pero el árbitro me anuló uno! (risas). Son cosas que pasan en el fútbol, pero no me cargo presión. Trato de divertirme, de jugar bien, de que mis compañeros se sientan tranquilos. Lo más importante es que le demos alegría a la gente, lo demás llega solo.

-¿Estás al tanto de lo difícil que es para los goleadores triunfar en Racing?
-Hay que entender que a veces a un jugador se le hace difícil por la presión de un equipo, porque es un club grande...

-Pero, ¿vos estás sintiendo esa presión?
-No. Cuando estás bien físicamente y confiás en tu capacidad, no hay obstáculo para lo que te propongas. Todo está en la mente. Todo es que confíes en Dios.

-Antes de firmar tu contrato con Racing, ¿habías hablado con Miguel Ángel Russo?
-Sí, él fue la persona más importante para mi llegada. Hablamos una sola vez y me convenció. Me dijo que me quería tener acá, en un club grande, que habían pasado por muchas circunstancias pero estaban en un buen momento. Que viniera nada más a aportar mi grano de arena y que todo iba a salir bien. Por eso quise estar acá, en esta fiesta. El paso que tuve por Turquía me enseñó mucho. Todo está en la confianza que te den. Cuando llegué me sentí muy tranquilo, todos me brindaron su confianza y respeto. Para mí, eso vale más que muchas cosas. Traté de entrenarme bien antes de mi debut, en las prácticas marcaba goles. Uno se va ganando el cariño de sus compañeros y ellos te van arropando.

-En los primeros entrenamientos, ¿te sorprendió el nivel de alguno de tus compañeros?
-Si te dijera nombre por nombre, todos tendríamos que estar en la Selección, porque hay jugadores jóvenes que tienen una capacidad impresionante. En los entrenamientos, tú los ves y piensas: “¿Cómo puede estar aquí? ¡Tiene que estar en Europa!“. El ejemplo es Giovanni, es un gran jugador. Lastimosamente ahora no está, pero va a ser importante para el equipo. El que me ha impresionado es La Flaca. Yacob es un jugador que mete mucho en la cancha, que tiene buena técnica. Podría estar jugando en Inter, en Lazio, en cualquier grande de Europa ahorita mismo. Toranzo es un jugadorazo. Tiene mucha técnica, es muy ágil, muy inteligente. Pillud centra muy bien el balón. Es muy difícil que un lateral tenga ida y vuelta, y tenga centro. Van a ver que él puede llegar lejos, a un grande de Europa, porque lo más difícil para un lateral es, cuando llega ahí, tirar un buen centro. Y él lo tiene.

-Sinceramente, ¿te sorprendió la hinchada de Racing o todas son especiales?
-Es una hinchada muy impresionante. Según lo que me han dicho, han sufrido mucho. En el primer partido que jugué, contra Boca, me senté en el banco y miraba a la tribuna, estaba encantado con la tribuna porque alienta mucho. Ellos son la razón de ser del equipo.

-Definís tranquilo frente al arco. ¿Lo aprendiste con el tiempo o siempre fue así?
-A medida que van pasando los partidos, vas agarrando tranquilidad. Cuando llegas al área ya miras a los ojos al arquero y el resto es más fácil. La perfección siempre tienes que trabajarla, ser perseverante. Pero el talento nace. El talento te lo da Dios.


El mejor de los 53
Desde el inicio de los torneos cortos, en 1991, Racing ha contratado nada menos que a 53 delanteros. Algunos eran goleadores notables, como Alfredo Graciani, Esteban Fuertes o Martín Cardetti. Otros fueron fallidas apuestas a futuro (Mariano Armentano, Sebastián Penco, Carlos Luna). Entre todos, se destaca Teófilo Gutiérrez: es junto a Diego Latorre el que más goles ha convertido en sus primeros cinco partidos oficiales. El colombiano lleva 5 en el Torneo Clausura, mientras que Gambetita había conseguido 4 en el Apertura 98 y 1 en la Copa Mercosur. De los restantes 51 delanteros, ninguno alcanzó esa marca. En los últimos diez años, por ejemplo, el mejor había sido Facundo Sava (2006), con 3 goles en esos cinco encuentros. Detrás, Luis Rueda (2001), Rubén Ramírez (2009) y Claudio Bieler (2010), con 2. Y sobran los que arrancaron sin festejos: Maceratesi, Pavlovich, Casas, Miranda, Luna, Villanueva, Valdemarín, Navia, Lugüercio, Javier Velázquez y Steinert. Yendo hacia el pasado, tuvieron un buen inicio Silvio Carrario (3 goles en 1995) y Martín Perezlindo (2 en 1998).

Café La Academia
Pocos futbolistas colombianos pasaron por Racing: antes de Gutiérrez hubo apenas seis. El primero fue John Edison Castaño (11 partidos en 1989/90), irregular mediapunta que era gran promesa en su país. Luego llegaron juntos el lateral Gerardo Bedoya (64 partidos y 5 goles entre 2001 y 2003) y el volante Alexander Viveros (30 partidos en 2001/02). Ambos festejaron el título del Apertura 2001, en el que Bedoya la rompió y anotó un gol clave ante River. Andrés Orozco (51 partidos y 6 goles entre 2003 y 2004) alternó como central y lateral derecho sin destacarse. Peor le fue a Javier Arizala (4 partidos en 2006), a quien Mostaza Merlo no le dio lugar. Y en 2010, claro, llegó Giovanni Moreno (suma 16 partidos y 5 goles).
PUBLICADO EN EL GRÁFICO N°4409 (ABRIL DE 2011)