martes, 31 de julio de 2012

Tenis - Cuentos asombrosos

Por Martín Estévez

Conversando sobre tenis en la redacción, nos dimos cuenta de que existen muchas historias que la mayoría de nosotros no conocía. ¿Sabías, por ejemplo, que hay un Top Ten que es alérgico al polvo de ladrillo? ¿Que Del Potro alguna vez fue actor? ¿Que a una tenista la amenazan de muerte en su propio país? ¿Conocés a Adam Vejmelka, a Ramón Delgado o a Christian Bemba? En definitiva, recolectamos diecisiete historias escondidas para intentar sorprenderte.

Brillar a los 41
Kimiko Date debutó en el tenis en 1988 y enfrentó a grandes rivales como Pam Shriver, Steffi Graf y nuestra Gaby Sabatini. Tras alcanzar el 4° puesto del ranking y ganar 7 títulos, se retiró en 1996. Hasta aquí, todo normal. Pero resulta que la japonesa volvió al circuito doce años después, en 2008. ¿Para hacer papelones? Ja: en su primer torneo ganó siete partidos en singles y fue campeona en dobles. En el medio, se había casado con el alemán Michael Krumm, quien le insistió para que retornara. En 2009 ganó su octavo título y hoy, a los 41 años, sigue firme entre las 70 mejores.

El hombre que leía demasiado
Si Janko Tipsarevic supiera que otra vez alguien va a hablar sobre sus pasiones filosóficas, no le gustaría nada. Dice que es una etapa superada, pero en realidad debe molestarle que lo tilden de loquito o excéntrico. Tipsarevic, actual N°13 del mundo, nació en Serbia en 1984. Dividió su infancia entre la sanguinaria guerra balcánica y los libros. Vivía cada día pensando si viviría al día siguiente. Mientras aprendía a jugar al tenis, conoció a Immanuel Kant, a Friedrich Nietzche, a Arthur Schopenhauer: tipos menos conocidos que Sampras o Agassi, pero que han pensado en cómo mejorar a la humanidad o, al menos, en qué es la humanidad. La guerra llegó a su fin; Janko creció y comenzó a jugar profesionalmente, pero su crecimiento no había sido solo físico: empezó a pensar por sí mismo. Se introdujo en el mundo de la filosofía y hasta se tatuó frases en sus brazos, entre ellas su favorita: “La belleza salvará al mundo”, de Fedor Dostoievski. “En un momento empecé a dudar de todo –contó-. Del tenis, de mí mismo. Leía y me preguntaba ¿soy feliz?”. Tuvo que parar: pensar demasiado es subversivo en el mundo capitalista y contradictorio en una actividad individual como la suya. Empezó a leer menos, a no cuestionarse todo. Pero cuentan muchos de sus compañeros –entre ellos los argentinos Juan Mónaco y Juan Pablo Brzezicki, que le puso Janko a su hijo en honor a Tipsarevic– que hoy es un hombre admirable. Que, más que en un loquito excéntrico, su pasado lo convirtió en una gran persona.

Djokovic: el colmo de un tenista
Roland Garros 2005 fue el primer Grand Slam que jugó Novak Djokovic. Luego de atravesar la clasificación y la primera ronda, le tocó enfrentar a Guillermo Coria. El serbio arrancó ganando, pero debió abandonar. ¿El motivo? Había despertado una de sus alergias, la más irónica para un tenista: al polvo de ladrillo. El problema se había complejizado porque, desde pequeño, Djokovic tenía desviado el tabique de su nariz. Eso disminuía su capacidad de respirar y lo obligaba a hacerlo muchas veces por la boca, lo que potenció su alergia al polvo de ladrillo y también al polen. Se operó la nariz ese año y, mientras aprendía a respirar de otro modo, vivió su momento más dramático: en la final de Umag 2006, ante Stanislas Wawrinka, su alergia al polvo de ladrillo volvió a atacar y lo dejó desplomado en la cancha. La atención médica le permitió volver a respirar normalmente, pero los riesgos eran altos. Por eso, Djokovic decidió dejar de jugar sobre polvo para realizar un tratamiento prolongado. En su siguiente torneo sobre arcilla, Estoril 2007, sería campeón.

Juan Martín Del Potro, casi ángel
¿Del Potro es fanático de Vilas, de Sampras, de Federer? No: de los programas de Cris Morena. O al menos lo era en 2008, cuando no dudó ante una invitación para participar en su programa favorito, Casi Ángeles. A Juan Martín le pusieron peluca y bigote para cumplirle el sueño a uno de los protagonistas de la tira, contra el que jugó al tenis completamente disfrazado. “No tuvimos que filmar muchas tomas, así que eso habla bien de mí como actor”, dijo Delpo. La escena puede verse en Youtube.

Le sobra crédito
Ernests Gulbis no sólo es un talentoso tenista de 23 años: también es millonario. Nacido en Letonia, su familia incluye a un abuelo basquetbolista, otro director de cine, una madre actriz de teatro, un hermano golfista y un padre multimillonario que contrató a los mejores entrenadores para formarlo y que le presta su jet privado para viajar a los torneos. Le dio resultado: Ernests suma dos títulos ATP y llegó a ser 21° del ranking este año. Sin embargo, su perfil de fiestero (en el Abierto de Estocolmo lo detuvieron por contratar prostitutas) le juega en contra.

Sergei Bubka 2.0
¿A que no saben a qué se dedicó el hijo del ucraniano Sergei Bubka, el mejor saltador con garrocha de la historia? Sí: al tenis. Sergei Bubka Jr. tiene 24 años y lleva siete temporadas en el circuito ATP. No brilla, pero tampoco es un desastre: ganó un Challenger, llegó a ser 176° en 2009 y este año avanzó hasta la segunda ronda en el US Open. Su novia es la bielorrusa Victoria Azarenka (N°3 del mundo) y, técnicamente, tiene talento como para llegar al Top 100. ¿Dará el salto?

Murray sobrevivió a una masacre
El 13 de marzo de 1996, Andy Murray (actual N°4 del mundo) tenía 8 años y jugaba con su hermano Jamie en su escuela primaria, ubicada en la ciudad escocesa de Dunblane. Cuando se dirigían al gimnasio para sumarse a sus compañeros, escucharon disparos. Uno, dos, decenas de disparos. Huyeron hacia la dirección y se escondieron abajo de una mesa. Poco después se enteraron de lo que nunca hubieran querido enterarse: un tal Thomas Hamilton había matado a quince de sus compañeros y a una maestra. Varios estudiantes más resultaron heridos. Conocida como la Masacre de Dunblane, fue la mayor matanza infantil en la historia del Reino Unido. El hecho resultó traumático para Andy, y empeoró porque el asesino era coordinador de su grupo de boy scouts. Su memoria bloqueó la peor parte; de aquel día solo recuerda que, antes, habían “cantado canciones en clase”. Hamilton se suicidó poco después y Andy sobrellevó el horror como pudo. De hecho, uno de los motivos por los que sus padres decidieron mudarse a Barcelona seis años después fue para alejar a sus hijos de esos malos recuerdos. Aunque contó parte de la historia en su autobiografía, el tema sigue siendo tabú para Andy. Según sus propias palabras, lo persigue la idea de que uno de los muertos podría haber sido él.

La esperanza que no fue
Suzelle Davin, de Namibia, era la gran ilusión del tenis africano. Jugó el Junior de Wimbledon, pero en 2006 murió en un accidente de tránsito. Tenía apenas 18 años.

Family Game
Las más conocidas son Venus y Serena Williams, pero hay más hermanos y hermanas en el circuito: Novak y Marko Djokovic, Andy y Jamie Murray, Nikolay y Philip Davydenko, Jarkko y Timo Nieminen, Jurgen y Gerald Melzer, Pablo y Martín Cuevas, Olivier y Christophe Rochus, Sergiy y Leonard Stakhovsky, Agnieszka y Urszula Radwanska, Kateryna y Alona Bondarenko... También con sexos distintos, como Jelena y Miki Jankovic. Bolivia tiene mellizas tenistas: María Inés y María Paula Dehesa. Los hermanos de los retirados Guillermo Coria y Nicolás Lapentti (Federico y Giovanni) también quieren trepar en el ranking.

Koellerer: agresivo y corrupto
El austríaco Daniel Koellerer no fue conocido por su nivel tenístico (no ganó torneos ATP) sino por su conducta. Se quejaba, gesticulaba, se burlaba de los rivales, insultaba a umpires y espectadores. Y eso no era nada: este año se comprobó que participaba de arreglos de partidos (incluso en los que él jugaba) para beneficiarse en las apuestas. El fallo fue suspensión de por vida para jugar al tenis.

Hay vida después de Sampras
El único jugador en actividad que derrotó a Pete Sampras en un Grand Slam cuando era número 1, acaba de retirarse. Es el paraguayo Ramón Delgado, que le ganó 7-6, 6-3 y 6-4 en la segunda ronda de Roland Garros 1998. “Era a cancha llena, en uno de sus mejores momentos, pero con el correr de los games me di cuenta de que estaba para cualquiera. Ese partido marcó toda mi carrera”, recuerda Delgado: cada vez que jugaba un torneo era presentado como el hombre que venció a Sampras.

¿De dónde?
Seguramente no hay muchas canchas de tenis en Liechtenstein, un verdadero paisito europeo (mide apenas 160 km2) que limita con Suiza y Austria. Aun así, una de sus 36 mil habitantes juega al tenis, y bastante bien: Stephanie Vogt tiene 21 años y ocupa el puesto 245 del ranking WTA. Sin embargo, no es el país más pequeño con representantes en los rankings: el principado de Mónaco, un estado de apenas 2 km2, cuenta con Benjamin Balleret, que a los 28 años navega debajo del puesto 400.

Derrota digna
La historia de Christian Bemba merece un lugarcito a modo de homenaje. Tenista amateur, debutó en la Copa Davis representando a la República Democrática del Congo en 1991. Fue derrota: 0-6, 2-6 y 4-6 ante Kush Bhardwaj, de Kenya. Aunque no tenía chances de ganar por su bajo nivel, Bemba jamás le dijo que no a una convocatoria de su país, uno de los más grandes y empobrecidos del planeta. Así, alcanzó un record de cero triunfos y 34 derrotas, la peor marca en la historia de la Copa Davis.

Un uruguayo en Rumania
Pablo Cuevas ya se hizo un nombre dentro del circuito. Sin embargo, los comienzos nunca son sencillos para un tenista uruguayo. En 2005, cuando tenía 19 años, planificaba cada paso para gastar el menor dinero posible. Así, para ahorrar en viajes, él y su compatriota Federico Sansonetti emprendieron una gira de catorce semanas... ¡en Rumania! “Viví de todo –recuerda-. ¡Hasta nos quisieron robar! Los viajes entre ciudades eran larguísimos, así que la mayor parte del tiempo la pasábamos durmiendo en los trenes rumanos”.

La osadía de mostrar las piernas
En la India existen personas que aman a Sania Mirza y que odian a Sania Mirza. La aman porque a los 24 años es una tenista (la primera profesional de su país) talentosa y simpática. Porque en una cultura, la musulmana, en la que la mujer es oprimida, Sania existe por ella misma y no como pertenencia de otro. Y la odian, los más violentos, porque no cubre todo su cuerpo, porque no se somete a las leyes de una religión. La amenazan de muerte y queman sus imágenes porque muestra sus piernas. No pretendemos neutralidad en este texto: no estamos, lo admitimos, entre quienes la odian.

Malditos nombres
Los tenistas tailandeses son el terror de los relatores, especialmente Kittipong Wachiramanowong y Peerakiat Siriluethaiwattana. La contracara es un chino cuyo nombre y apellido caben en cuatro letras: Di Wu. Y confundirse a Alex Kuznetsov (EE.UU.) y Andrey Kuznetsov (Rusia) es casi inevitable.

Checo, rasta y hippie
Adam Vejmelka es uno de los personajes más interesantes del circuito ATP. Nacido en República Checa y lleno de rastas, en 2002, a los 16 años, jugó un torneo en Kuwait y desde entonces recorre el mundo: elige los torneos para conocer nuevos lugares. A los 25 años ya ha jugado en 52 países, entre ellos Ucrania, Jamaica, Sri Lanka, Botswana, Cuba, China, Sudán, Uganda, Ghana, El Salvador, Burundi… y Argentina, claro: la foto corresponde a un partido de la clasificación para el ATP de Buenos Aires 2008, contra Francesco Aldi, jugado ante catorce espectadores.

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4415 (OCTUBRE DE 2011)

sábado, 14 de julio de 2012

¿Por qué el tenis femenino está en crisis?

Por Martín Estévez

Mientras el duelo Novak Djokovic-Rafael Nadal-Roger Federer apasiona, entre las mujeres faltan líderes y emoción. Algunas razones de este fenómeno.

El circuito femenino está en crisis. La frase la hemos escuchado repetidamente en los últimos años. De hecho, la búsqueda “crisis tenis femenino” en Google arroja 338.000 resultados. Parece un suceso indiscutible. La pregunta es: ¿qué determina que un deporte está en crisis? Parece una pregunta sencilla, pero al intentar explicarla es evidente que no lo es. ¿Está en crisis porque lo dice el periodismo, porque tiene pocos espectadores, por conflictos reglamentarios, porque abuchean a sus protagonistas? Intentemos una respuesta.

Liderazgo
Para que exista una crisis debe existir un concepto opuesto, al que en el deporte se lo puede denominar auge: el momento de mayor esplendor y popularidad de una disciplina. En líneas generales, ¿qué tienen en común los mejores momentos de los deportes? El auge del golf fue durante el surgimiento y reinado de Tiger Woods. Cuando él cayó, se habló de crisis. El básquet ganó inmensa popularidad mientras Michael Jordan ganaba seis títulos de la NBA. La era de oro de la Fórmula 1 tuvo a Ayrton Senna como rey del volante. Y el fútbol mundial atraviesa un momento de gloria gracias a la existencia de un fenómeno natural llamado Barcelona. Incluso, el bajón que el tenis masculino vivió a principios de siglo se acabó cuando un tal Federer empezó a jugar al borde de la perfección.

¿Quién lidera el tenis femenino actual? ¿Caroline Wozniacki, una número 1 que no gana Grand Slams? ¿Las hermanas Williams, que juegan solo cuando tienen ganas? ¿Victoria Azarenka, Petra Kvitova, Marion Bartoli? ¿Alguna de ellas tiene el aura brillante de Martina Navratilova, de Steffi Graf, de Martina Hingis? No, al menos por ahora. Ya tenemos una certeza: el tenis femenino está en crisis porque le falta un liderazgo fuerte, una figura majestuosa.

Historias épicas
Al planeta tenis siempre le fascinaron. No hay que retroceder mucho en el tiempo. Al serio y eficaz Pete Sampras se le aparece un excéntrico y simpático Andre Agassi y disputan el número 1 con furia. Steffi Graf, toda una mujer, domina el circuito hasta que una adolescente llamada Monica Seles surge de pronto y le arrebata el trono. Dos tenistas que no solo son muy jóvenes, sino que son negras y hermanas, arrasan con sus rivales, al punto de disputar todas las finales entre ellas. ¿Es el guión de una película o la historia de Venus y Serena Williams? ¿Y quién no siguió con entusiasmo las millones de semanas en las que Rafa Nadal sumó puntito a puntito hasta superar al dios Federer? Segunda certeza: el tenis femenino está en crisis porque le faltan historias épicas.

Diferencias de género
Sí, en este mundo tan moderno y racional, aun se remarca una inexistente superioridad de hombres sobre mujeres. También en el deporte: el 95% de las disciplinas es más popular en su versión masculina. El tenis femenino dio un paso adelante cuando consiguió que los premios de los torneos no se diferencien por sexo, pero no fue una confirmación de igualdad sino un avance. Si en casi todos los deportes las mujeres tienen menos popularidad, el tenis no puede ser una excepción mágica. Forma parte de un submundo, el de los deportes femeninos, histórica y erróneamente catalogado como inferior. Tercera certeza: el tenis femenino está en crisis porque a las deportistas mujeres les es más difícil alcanzar la popularidad.

Cercanía geográfica
La sensación de crisis no existe en todo el planeta. ¿Alguien cree que en Rusia, que tiene 15 jugadoras en el Top 100, se habla de crisis? ¿O en China, después de que Na Li ganó Roland Garros? En Dinamarca, casi sin tradición tenística, se vive un auge gracias a que Caroline Wozniacki alcanzó el número 1. La crisis existe, sí, pero nos invade más porque es alimentada desde Estados Unidos (justo cuando no tiene jugadoras en el Top 20) y porque nuestra región tampoco muestra representantes fuertes (la mejor sudamericana es Gisela Dulko, debajo del puesto 50). Cuarta certeza: la crisis del tenis femenino depende de la región desde donde se mire.

El análisis podría extenderse comparando cientos de estadísticas, pero al menos hemos llegado a importantes conclusiones. ¿Cuáles? Que el tenis femenino está en crisis porque le falta un liderazgo fuerte, porque no vive ninguna historia épica y porque a las deportistas les cuesta más alcanzar la popularidad que a los hombres. Y, al no tener tenistas de elite en Sudamérica, esa crisis se acentúa.

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV Nº36 (OCTUBRE DE 2011)

lunes, 2 de julio de 2012

Imanol Harinordoquy - Un vasco que la rompió en 2010

Por Martín Estévez

El rugbier francés más popular, Sebastien Chabal, no fue convocado para el Mundial 2011 tras bajar su nivel. Y si la decisión no generó ataques de pánico en Francia es por Imanol Harinordoquy. De corazón vasco (nació en Bayona el 20/2/1980), ocupará el puesto que usualmente era de Chabal: octavo. Harinordoquy está acostumbrado a vestir la camiseta azul; jugó para la selección sub 19, para la sub 21, y entre los mayores debutó en el Seis Naciones 2002. "En ese momento ni me daba cuenta de lo que estaba pasando -recuerda-. Todo era fantástico: entrar en la cancha, jugar y ser campeón". Repitió el título en 2004 (tryman del torneo), 2006, 2007 y 2010. Además, disputó los Mundiales de 2003 y 2007, en los que Francia terminó 4º.

Harinordoquy había iniciado su carrera en Pau (1999-2004) y la continúa en el Biarritz Olympique, con el que alcanzó dos finales europeas. La última fue en 2010, su gran año, en el que además ganó el Seis Naciones y fue uno de los nominados por la IRB para el premio al mejor jugador del planeta. "El objetivo es estar en la final, pero será complicado -intuye-. Francia es un equipo con muchos jóvenes y quizás le falta un poco de experiencia".

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4414 (SEPTIEMBRE DE 2011)

domingo, 1 de julio de 2012

Richie McCaw - Tres veces el mejor del mundo

Por Martín Estévez

Es el mejor All Black, es el mejor tercera línea, es el mejor jugador del mundo. Como en 2006 y en 2009, Richie McCaw volvió a ser elegido en 2010 por la International Rugby Board como el principal rugbier del planeta. Nacido el 31 de diciembre de 1980 en Otago, acumula un centenar de partidos con la camiseta de Nueva Zelanda. En 2010 ganó el exigente Tri Nations con su selección (terminaron invictos) y fue elegido como el mejor deportista neozelandés del año.

Capitán de los All Blacks desde 2006, los 107 kilos de McCaw se imponen permanentemente sobre sus rivales, arrastran formaciones y desnivelan resultados. A principios de 2011 sufrió una molesta lesión en el pie derecho que lo mantuvo fuera de competencia durante seis semanas, pero ya está en condiciones para ayudar a Nueva Zelanda a recuperar el título mundial que se le escapa desde hace 24 años. "No puedo pensar en nada mejor que jugar un Mundial en mi país y ganarlo", se ilusiona. Para McCaw no será una chance más, sino la última: "Diría que tres Mundiales son suficientes; voy a tener 34 años en 2015".

PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4414 (SEPTIEMBRE DE 2011)