sábado, 8 de junio de 2013

Jeremy Lin - ¡Lincreíble!

Por Martín Estévez

En enero de 2012, Jeremy Lin era un desconocido basquetbolista que jugaba en la liga de desarrollo de la NBA. Un mes después, una estrella mundial. Te contamos su historia.

La explicación fantástica de esta historia es que un hada madrina tocó a Jeremy Lin con su varita y le dijo: “Durante un mes, serás una superestrella de la NBA”. La explicación real intentaremos construirla repasando su vida.

¿Quién es Jeremy Lin? Un basquetbolista nacido en Los Angeles, Estados Unidos, en 1988, hijo de los taiwaneses Gie-Ming y Shirley. Ellos, que miden 1,68m, se sorprendieron al ver que el pequeño crecía hasta alcanzar el 1,91m. En el colegio, Jeremy aprovechó su estatura para dedicarse al básquet. Aplicado dentro y fuera del rectángulo de juego (quería ser pastor), tenía como desventaja su fragilidad física, su delgadez asiática. Sin embargo, se acomodó como base y se lució en el equipo del Instituto Palo Alto.

Sin embargo, al buscar una universidad en la que desarrollarse deportivamente, los cazatalentos lo ignoraron. ¿Motivos? Su físico encendía el prejuicio de que no podría destacarse contra los musculosos del básquet universitario y su juego no impactaba: es un armador que hace un poco de todo y juega en función de su equipo.

Comenzó a estudiar economía en Harvard, prestigiosa pero irrelevante a nivel básquet: el último jugador surgido de allí que llegó a la NBA había sido Ed Smith en 1954. Terminó destacándose, claro, por hacer de todo: fue el primer jugador en la historia de la Ivy League en sumar al menos 1450 puntos, 450 rebotes, 400 asistencias y 200 robos. Se graduó y se anotó en el Draft de la NBA, donde los equipos seleccionan a los menores de 23 años. No lo eligió nadie. El poco prestigio de la Ivy League le jugó en contra.

Mostró buen nivel en las ligas de verano y tuvo premio: Golden State lo contrató para la temporada 2010/11. La excentricidad de ser el primer jugador descendiente de taiwaneses le valió un contrato de tres años con Nike, pero le sirvió poco en lo deportivo. Jugó sólo 29 de los 82 partidos, con 2,6 puntos de promedio.

El lock-out (freno de actividades) que demoró el inicio de la temporada 2011/12 lo benefició. Mientras los jugadores esperaban la resolución, él se encerró en el gimnasio hasta aumentar siete kilos su masa muscular. Y, para no perder ritmo, se sumó a los Dongguan Leopards de China durante un torneo asiático.

En diciembre, cuando el conflictó terminó, Jeremy era otro: físicamente más poderoso y emocionalmente renovado. No importó: Golden State le comunicó que no requería de sus servicios. Hizo la pretemporada con Houston, pero los Rockets le dieron apenas siete minutos en cancha y el 24 de diciembre, horas antes de comenzar la temporada, lo cortaron. Feliz Navidad, Jeremy.

New York lo contrató tres días después porque dos de sus bases estaban lesionados. La idea era tener a Lin hasta que ellos volvieran. ¿Y después? Cortarlo, claro. Jugó apenas 22 minutos y lo enviaron a la D-League, liga de desarrollo de la NBA, a la que conocía bien de su etapa en Golden State. Jeremy estaba cansado de ser un jugador de descarte. Decidió probar suerte en Europa en cuanto pudiera.

Mike D’Antony, coach de los Knicks, lo convocó a fines de enero. Habían perdido 11 de los últimos 13 partidos y ya había probado todo sin buenos resultados. Todo no: recordó que tenía un jugador de rasgos asiáticos exiliado en la D-League. Más por resignación que por convencimiento, decidió darle minutos.

El 4 de febrero fue San Jeremy: entrando desde el banco de suplentes, sumó 25 puntos y 7 asistencias para derrotar 99-92 a New Jersey. D’Antony le dio la titularidad en el juego siguiente; Lin clavó 28 puntos y 8 asistencias en el 99-88 sobre Utah. Lo que siguió pareció mágico: 23 puntos y 10 asistencias contra Washington (107-93); 38 puntos y 7 asistencias ante los Lakers (92-85); 20 tantos y 8 asistencias contra Minnesota (100-98); 27 puntos, 11 asistencias y un triple sobre la chicharra para derrotar 90-87 a Toronto. Primer jugador de la historia con al menos 20 puntos y 7 asistencias en sus primeros cinco partidos de titular. Se declaró la Linsanity (Locura por Lin). Fue el primer basquetbolista desde Michael Jordan en ser tapa de la revista Time. Cuando terminó febrero, los Knicks tenían record positivo (18-17) y un nuevo superhéroe.

Rápidamente, el volcán finalizó su erupción. Marzo inició con seis derrotas consecutivas y sus estadísticas se normalizaron. Luego, New York ganó cinco seguidos, pero una rotura de menisco lo dejó fuera de la temporada. Sí: los Knicks debieron seguir sin él. Aun así, clasificaron para los playoffs.

¿Cómo sucedió ese mes increíble? Lo que parece mágico suele ser una suma de factores improbables que ocurren simultáneamente. Todo confluyó: un jugador aplicado en pleno crecimiento, lesiones de compañeros que le abrieron lugar, rivales débiles o muy cansados, un entrenador que le permitió todo (con 45 pérdidas en 7 partidos difícilmente hubiera sido titular en un equipo mejor) y, por qué no, factores extra: la energía del público, sus propias ganas, la influencia psicológica de no saber si se está frente a un invento del marketing o al futuro Michael Jordan.

Ni una cosa ni otra: Jeremy Lin es un buen base que tuvo su mes de gloria. No es una superestrella, pero merece la oportunidad de demostrar cuánto vale realmente. En la próxima temporada, seguramente la tendrá.

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV N°44 (JUNIO DE 2012)

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