miércoles, 30 de junio de 2010

La Historia Universal del tenis, en vivo

Federer-Nadal, Nadal-Federer: todos los análisis posibles se arrodillan ante la impresión de estar viendo uno de los cinco grandes duelos de la historia del tenis.

Esta vez le toca a Australia, al legendario y prestigioso Abierto de Australia, ser testigo del mayor evento que conoce el tenis del siglo XXI: Federer vs Nadal. Los juegos entre Roger y Rafa son el clímax para los adoradores de la raqueta, enfrentamientos que explotan en el presente y retumbarán en el futuro.

Los análisis hablarán de lo de siempre, palabras más, detalles menos.

Nadal, la bestia del polvo de ladrillo, la plenitud física y potenciada, la voluntad inclaudicable, el ego en las alturas, el tipo que le arrebató el número 1 del ranking a, probablemente, el mejor de la historia.

Y el mejor de la historia es Federer, campeón, campeón y campeón, un señor ganador que sin carisma es de lo más querible, un hombre con cara de buen vecino con un don que lo llenó de dólares, el rey del baile en pistas rápidas, el mejor cortador de césped, que perdió después de años y años el número 1 del ranking ante, posiblemente, uno de los mejores de la historia.

Si Rafa y Roger, si Nadal y Federer hubieran vivido en épocas distintas, no sólo hubieran dominado su era casi sin rivales (a menos que un Sampras o un Laver les fuera contemporáneo), sino que no faltaría quien hubiera pensado: "Qué fantástico hubiera sido ver un enfrentamiento entre ellos".

La fantasía, a los que tenemos la pequeña fortuna de compartir el presente con ellos, ya se nos cumplió 18 veces. Y deja un saldo extraño, porque aunque Rafa ganó 12 juegos y don Roger apenas 6, no entra en discusión (al menos hasta ahora) que el suizo es el mejor. Hasta Nadal, en una combinación de humildad y conveniencia, se quita el sombrero ante el talento de Federer.

La ventaja de 9-1 que lleva el español sobre superficies lentas es lo que desequilibra evidentemente la balanza.
Nadal suma 31 títulos en su carrera y 12 triunfos sobre Federer.

Tienen cosas de Batman y el Joker, de Superman y Lex Luthor, de archienemigos. Uno es extrovertido, grita, gesticula. El otro respira hondo, comparte pocas emociones, calla. Uno se siente cómodo sobre arcilla. El otro prefiere la dureza del cemento. Uno acaba de llegar a la cima. El otro parece no bajarse nunca. Y algo poco usual en el tenis: uno es zurdo. El otro, diestro. Uno, claro, es Rafael Nadal. El otro, claro, es Roger Federer.

Llega más descansado el nacido en Basilea porque Nadal batalló menos de dos días antes de la final contra Fernando Verdasco, otro españolito que, después de ganar sorpresivamente la Copa Davis, promete un año de resultados altísimos. Pero hacer correr a Rafa no cambia mucho: todavía nadie pudo verlo cansado.

Ya habían quedado atrás el belga Christophe Rochus, el croata Roko Karanusic, el alemán Tommy Haas, el chileno Fernando González y el francés Gilles Simon (todos barridos en tres sets) cuando Verdasco se puso la armadura y se animó a arrinconar al Nº1. Pero el 6-7, 6-4, 7-6, 6-7 y 6-4, por engorroso que suene, cayó como siempre del lado de Nadal, que como muestra de lo límite del partido gritó la doble falta decisiva de su compatriota como el winner de su vida.

Roger, que liquidó al italiano Andreas Seppi, a los rusos Evgeny Korolev y Marat Safin, al argentino Juan Martín Del Potro y a Andy Roddick (también sin ceder sets) había tenido su momento de humanidad ante el potente checo Tomas Berdych, que en octavos de final alcanzó a ganarle los dos primeros sets, pero cuando Federer recibió el beso del peligro, despertó y se convirtió en rey. Y el cuento tuvo el final de siempre.

Y la final de siempre también tendrá este cuento. Que, por repetida, no debe nublar los sentimientos: todo lo mejor que el tenis puede dar está servido cuando ellos salen a un campo de juego.

El correcaminos de Mallorca, el joven que a los 22 años podría retirarse sin nada por ganar, el único capaz de derrotar a Federer si Roger está en un buen día.

El dios suizo del tenis, el hombre que a los 27 años podría haber hecho tres carreras como tenista y retirarse tres veces sin reproches, el único capaz de derrotar a Nadal si Rafa está en un buen día.

Que los historiadores preparen sus letras, que los aficionados respiren hondo: la vertiginosa profundidad de la historia del deporte está por pasarnos por delante. Por Nadal. Por Federer. Una vez más.

Federer acumula 57 torneos ganados y 6 victorias ante Nadal.
PUBLICADO EN LA PÁGINA WEB DE FOX SPORTS, ENERO DE 2009

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