Natación, taekwondo, saltos ornamentales, básquetbol, fútbol, atletismo, boxeo, golf, waterpolo. Por todos estos deportes pasó Héctor Américo Cattaruzza. Ganó un torneo de esgrima, representó a la selección de natación en Brasil y, aunque prefería el béisbol, se dedicó al tenis por su nivel y porque le encantaba viajar.
Comenzó a jugar en 1918 y, pese a su juventud, participó de los Juegos Olímpicos de París 1924. Dos años después, integró el equipo que consiguió la primera victoria en Copa Davis: 3-2 ante Hungría.
Simpático y charlatán, nunca dejó sus múltiples actividades, al punto que en 1928 participó de los Juegos Olímpicos de Amsterdam en tenis y del Sudamericano de waterpolo. Eran épocas en que animaba cada año el Abierto Ciudad de Buenos Aires y el de la República. "Hay que tener cuidado con los aduladores. Por lo general son exitistas y, además, no saben mucho de tenis", decía.
Dominó los torneos nacionales en 1937 y 1938, y compitió con el brasieño Alcides Procopio por la vanguardia de Sudamérica. Jugaron la final del Abierto de la República de 1937: Cattaruzza cayó 9-11, 0-6, 6-3, 6-1 y 6-3, pero terminaron festejando juntos. Era el mismo deporte, sí. Pero era otro tenis.
En la Davis, lo desafectaron del equipo que permanecía en Londres para enfrentar a Inglaterra: se escapó de la concentración para participar de un torneo de tango. Admirador del norteamericano Bill Tilden, jugaba con pantalones cortos (entonces se usaban largos) y poseía un tenis instintivo, de poca especulación y mucho espectáculo. Su huella puede encontrarse en el escenario... de cualquier deporte.
PUBLICADO EN 'EL GRAN TENIS ARGENTINO', SEPTIEMBRE DE 2005
Comenzó a jugar en 1918 y, pese a su juventud, participó de los Juegos Olímpicos de París 1924. Dos años después, integró el equipo que consiguió la primera victoria en Copa Davis: 3-2 ante Hungría.
Simpático y charlatán, nunca dejó sus múltiples actividades, al punto que en 1928 participó de los Juegos Olímpicos de Amsterdam en tenis y del Sudamericano de waterpolo. Eran épocas en que animaba cada año el Abierto Ciudad de Buenos Aires y el de la República. "Hay que tener cuidado con los aduladores. Por lo general son exitistas y, además, no saben mucho de tenis", decía.
Dominó los torneos nacionales en 1937 y 1938, y compitió con el brasieño Alcides Procopio por la vanguardia de Sudamérica. Jugaron la final del Abierto de la República de 1937: Cattaruzza cayó 9-11, 0-6, 6-3, 6-1 y 6-3, pero terminaron festejando juntos. Era el mismo deporte, sí. Pero era otro tenis.
En la Davis, lo desafectaron del equipo que permanecía en Londres para enfrentar a Inglaterra: se escapó de la concentración para participar de un torneo de tango. Admirador del norteamericano Bill Tilden, jugaba con pantalones cortos (entonces se usaban largos) y poseía un tenis instintivo, de poca especulación y mucho espectáculo. Su huella puede encontrarse en el escenario... de cualquier deporte.
Maestro Pipa!!! Y maestro Cattaruzza!!! Como siempre el placer de conocer personajes distintos con historias gloriosas y dignas de no ser arrastradas por el olvido. Ahora espero la de Carlos Menditeguy. Fuerte abrazo.
ResponderEliminarQUE PERSONAJE !!! Recuerdo sus presentaciones en TV (blanco y negro), ya mayor él, pero siempre con su pinta de galan y ganador,traje, corbata y flor en el ojal; que terminaba su breve intervencion con aquella frase ¡TEMPLADAS NOCHES AMIGOS! un abrazo
ResponderEliminarLo recuerdo perfectamente, increible, creo despues de la Patrulla de Caminos, de Tincho y Marianito. Ya en el fin de la transmision. " Creo".
EliminarConoci a Cattaruzza cuando el tenia mas de 80 anos y concurri a su casa para arreglar su televisor .Nunca había oído hablar de el , a pesar que mi deporte es el tenis .
ResponderEliminarTenia la mirada de un joven con entusiasmo en un cuerpo viejo y con problemas . un espíritu inolvidable , CarloBrero
Pero Cataruzza fue, además, actor de cine. Debutó en 1935 en Escala en la ciudad, dirigido por Alberto de Zavalía
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