AUNQUE SU MADRE NO QUERÍA TENER MÁS HIJOS, SU PADRE HIZO TODO LO POSIBLE PARA QUE NACIERA UNA TENISTA QUE ALEJARA A LOS WILLIAMS DE LA POBREZA. ASÍ CONSTRUYÓ UNA MÁQUINA DE GANAR.
Domingo 11 de junio de 1978. La rumana Virginia Ruzici derrota 6-2 y 6-2 a Mima Jausovec, se consagra campeona de Roland Garros y recibe un premio de 30 mil dólares. En su cama matrimonial ubicada en Compton, Los Angeles, Richard Williams ve las imágenes por TV. De pronto, apunta su mirada al vientre de su esposa y sonríe.
Ella, Oracene, tiene tres hijas de su anterior matrimonio y no desea más: la vida en Compton es peligrosa y el dinero sólo alcanza para respirar sin pedirle aire a nadie. Él, Richard, limpia edificios y cree que sólo necesita dos cosas para salvarse: determinación y un hijo. La determinación la demuestra de inmediato: le esconde las pastillas anticonceptivas a Oracene e incita una y otra vez a que ambos mantengan relaciones sexuales.
Martes 17 de junio de 1980. Nace el fruto de la determinación de Richard: se llama Venus Ebone Starr Williams. Desde muy pequeña, ella (y su hermana Serena, que nace en 1981) practica tenis en los arruinados campos de juego de Compton. Un día, las pequeñas Williams quedan en medio de un tiroteo producido a metros de sus raquetas. Richard ve peligrar su negocio, muda a su familia a Florida y juega su naipe fuerte: inscribe a ambas en la escuela de tenis Delray Beach. Venus tiene 11 años y practica seis horas por día, seis días a la semana. Papá sonríe.
En los torneos regionales de la USTA (United States Tennis Association), Venus gana sus 63 enfrentamientos. Su primer torneo profesional lo juega a los 14 años. Triunfa en el debut y su segunda rival es Arantxa Sánchez, Nº2 del ranking mundial. Venus toma ventaja de 6-2 y 3-1, pero siente el cansancio y termina perdiendo.
Evoluciona rápidamente y a los 17 años, ya en el 66º puesto, disputa su primer US Open. Gana 6 partidos y se convierte en la primera no preclasificada finalista desde 1968. Cae ante Martina Hingis (1ª) 6-0 y 6-4.
Comienza a acumular torneos: entre 1998 y 1999 gana 9. En cuatro elimina a la suiza Hingis y en dos a Lindsay Davenport (Nº2). Trepa al tercer lugar del ranking, pero una tendinitis en sus muñecas la aleja del tenis hasta mayo de 2000. Es la primera de las muchas veces que se habla de un retiro prematuro. “Varios deportistas negros salieron de un gueto, como Venus, y gastaron su dinero en cuatro o cinco años –dice Richard–. Ella ya no necesita al tenis: a los 30 podrá tener doce negocios”.
El ‘Proyecto Williams’ triunfa, al punto que Serena gana el US Open ‘99. ¿En qué se basa el éxito? Técnicamente depuradas desde pequeñas (36 horas semanales no fueron en vano), poseen fortaleza ante la adversidad (edificada en su infancia violenta y en un padre violento, al menos en sus métodos) y cuerpos de hierro, potentes, musculosos. Venus mide 1,85, pesa 73 kilos y tiene un brazo derecho prodigioso.
Su vuelta al circuito en 2000 es avasallante. Gana 35 juegos seguidos (tres a Hingis, dos a Davenport, uno a Serena), obteniendo los títulos en Wimbledon (su primer Grand Slam), Stanford, San Diego, New Haven, el US Open y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. En Sydney, además, logra otra dorada en dobles. “Es la que más valoro, porque la gané con mi hermana y mi mejor amiga”, dice en una de sus pocas frases dulces. Porque tras firmar un contrato con Reebok que le otorga 40 millones de dólares en cinco años, el costado antipático de Venus se potencia. Las críticas contra sus rivales y su agresividad (herencia de papá) generan una batalla mediática: las Williams vs Hingis-Davenport. Y, cuando deja el tenis temporalmente para estudiar diseño, despierta el enojo de Billie Jean King, gran ex tenista y capitana de Estados Unidos: “Que haga lo que quiera, pero... ¿qué es lo que realmente quiere de su vida? ¿Quiere ser tenista o no?”.
Vuelve al tenis dos meses después, gana otra vez Wimbledon y el US Open (final contra Serena) y en febrero de 2002 alcanza el Nº1 del ranking. Nadie puede derrotarla... excepto su hermana. Entre las dos suman 15 torneos en el año, ocupan los dos primeros lugares del ranking, juegan entre sí cuatro finales de Grand Slam consecutivas... y todas las gana Serena.
De golpe, los golpes. La denuncia nunca comprobada de que su papá había maltratado a su madre hasta fracturarle tres costillas termina en divorcio. Y el 14 de septiembre de 2003, Yetunde (la mayor de sus hermanas) muere al quedar en medio de un tiroteo cuando visitaba amigos en Compton. El pasado, mal vestido, no golpeó la puerta antes de golpear la vida de Venus.
Durante seis meses abandona el tenis, asimila el dolor. El retorno, esta vez, no es fácil. En 2004 termina 9ª, lejos del nivel exageradamente alto del pasado. Algo más ha cambiado: disminuye su arrogancia, calma su personalidad. Venus es irregular; es humana. Gana y pierde como cualquiera. Pero, cuando se enfoca en el tenis, ocurre lo de Wimbledon 2005: liquida a Maria Sharapova (2ª) y, en la final más larga de la historia, levanta un match point y derrota a Davenport (1ª).
En 2006 juega apenas 19 partidos y desciende al puesto 48. En 2007 festeja otra vez en Wimbledon, tras llegar como 23ª favorita y eliminar a Sharapova, Kuznetsova e Ivanovic. Nunca una tenista ubicada en un puesto tan bajo había obtenido el trofeo.
Su irregularidad, sin embargo, no finaliza nunca. Quizá porque dentro suyo ya no existe esa obsesión por demostrar superioridad. Quizá porque intenta desterrar etapas tristes del pasado y formar una vida propia, no sólo la que su padre soñó para ella. Entonces, en 2008 anuncia (otra vez) su retiro, pero se arrepiente rápido y gana su quinto Wimbledon, derrotando en la final a Serena. Y se lleva el Masters, y termina 6ª la temporada, y...
Y anuncia que habrá que tener los ojos muy abiertos, porque aunque Venus Williams hoy sea diseñadora de indumentaria, Testigo de Jehová, aficionada a la historia rusa y una mujer con ambiciones propias, no ha dejado completamente de ser (para bien o para mal) la hija ideal que planeó su padre: una máquina de ganar dinero jugando al tenis mejor que nadie.
Venus Williams, cifra a cifra
Venus acumula la impactante suma de 16 títulos de Grand Slam. Ganó siete en singles (cinco veces Wimbledon y dos el US Open), siete en dobles (tres Wimbledon, dos Australia, Roland Garros y Australia, todos junto a su hermana Serena) y dos en dobles mixto (Australia y Roland Garros, ambos en 1998 y con Justin Gimelstob). Sus 39 títulos en singles la ubican como la 12ª mujer más ganadora de la historia. En la comparación familiar, acumula 7 torneos más que Serena. Ha sido número 1 del ranking mundial de la WTA durante 11 semanas en 2002. En sus enfrentamientos con otras Nº1, tiene record negativo ante Martina Hingis (10-11) y Lindsay Davenport (13-14), y positivo frente a Justine Henin (7-2). El registro total en su carrera como singlista es de 515 victorias y 121 derrotas (en dobles, 107-20) y lleva ganados 22 millones de dólares en premios.
PUBLICADO EN FOX SPORTS (PUERTO RICO) Nº23, FEBRERO DE 2009
Domingo 11 de junio de 1978. La rumana Virginia Ruzici derrota 6-2 y 6-2 a Mima Jausovec, se consagra campeona de Roland Garros y recibe un premio de 30 mil dólares. En su cama matrimonial ubicada en Compton, Los Angeles, Richard Williams ve las imágenes por TV. De pronto, apunta su mirada al vientre de su esposa y sonríe.
Ella, Oracene, tiene tres hijas de su anterior matrimonio y no desea más: la vida en Compton es peligrosa y el dinero sólo alcanza para respirar sin pedirle aire a nadie. Él, Richard, limpia edificios y cree que sólo necesita dos cosas para salvarse: determinación y un hijo. La determinación la demuestra de inmediato: le esconde las pastillas anticonceptivas a Oracene e incita una y otra vez a que ambos mantengan relaciones sexuales.
Martes 17 de junio de 1980. Nace el fruto de la determinación de Richard: se llama Venus Ebone Starr Williams. Desde muy pequeña, ella (y su hermana Serena, que nace en 1981) practica tenis en los arruinados campos de juego de Compton. Un día, las pequeñas Williams quedan en medio de un tiroteo producido a metros de sus raquetas. Richard ve peligrar su negocio, muda a su familia a Florida y juega su naipe fuerte: inscribe a ambas en la escuela de tenis Delray Beach. Venus tiene 11 años y practica seis horas por día, seis días a la semana. Papá sonríe.
En los torneos regionales de la USTA (United States Tennis Association), Venus gana sus 63 enfrentamientos. Su primer torneo profesional lo juega a los 14 años. Triunfa en el debut y su segunda rival es Arantxa Sánchez, Nº2 del ranking mundial. Venus toma ventaja de 6-2 y 3-1, pero siente el cansancio y termina perdiendo.
Evoluciona rápidamente y a los 17 años, ya en el 66º puesto, disputa su primer US Open. Gana 6 partidos y se convierte en la primera no preclasificada finalista desde 1968. Cae ante Martina Hingis (1ª) 6-0 y 6-4.
Comienza a acumular torneos: entre 1998 y 1999 gana 9. En cuatro elimina a la suiza Hingis y en dos a Lindsay Davenport (Nº2). Trepa al tercer lugar del ranking, pero una tendinitis en sus muñecas la aleja del tenis hasta mayo de 2000. Es la primera de las muchas veces que se habla de un retiro prematuro. “Varios deportistas negros salieron de un gueto, como Venus, y gastaron su dinero en cuatro o cinco años –dice Richard–. Ella ya no necesita al tenis: a los 30 podrá tener doce negocios”.
El ‘Proyecto Williams’ triunfa, al punto que Serena gana el US Open ‘99. ¿En qué se basa el éxito? Técnicamente depuradas desde pequeñas (36 horas semanales no fueron en vano), poseen fortaleza ante la adversidad (edificada en su infancia violenta y en un padre violento, al menos en sus métodos) y cuerpos de hierro, potentes, musculosos. Venus mide 1,85, pesa 73 kilos y tiene un brazo derecho prodigioso.
Su vuelta al circuito en 2000 es avasallante. Gana 35 juegos seguidos (tres a Hingis, dos a Davenport, uno a Serena), obteniendo los títulos en Wimbledon (su primer Grand Slam), Stanford, San Diego, New Haven, el US Open y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. En Sydney, además, logra otra dorada en dobles. “Es la que más valoro, porque la gané con mi hermana y mi mejor amiga”, dice en una de sus pocas frases dulces. Porque tras firmar un contrato con Reebok que le otorga 40 millones de dólares en cinco años, el costado antipático de Venus se potencia. Las críticas contra sus rivales y su agresividad (herencia de papá) generan una batalla mediática: las Williams vs Hingis-Davenport. Y, cuando deja el tenis temporalmente para estudiar diseño, despierta el enojo de Billie Jean King, gran ex tenista y capitana de Estados Unidos: “Que haga lo que quiera, pero... ¿qué es lo que realmente quiere de su vida? ¿Quiere ser tenista o no?”.
Vuelve al tenis dos meses después, gana otra vez Wimbledon y el US Open (final contra Serena) y en febrero de 2002 alcanza el Nº1 del ranking. Nadie puede derrotarla... excepto su hermana. Entre las dos suman 15 torneos en el año, ocupan los dos primeros lugares del ranking, juegan entre sí cuatro finales de Grand Slam consecutivas... y todas las gana Serena.
De golpe, los golpes. La denuncia nunca comprobada de que su papá había maltratado a su madre hasta fracturarle tres costillas termina en divorcio. Y el 14 de septiembre de 2003, Yetunde (la mayor de sus hermanas) muere al quedar en medio de un tiroteo cuando visitaba amigos en Compton. El pasado, mal vestido, no golpeó la puerta antes de golpear la vida de Venus.
Durante seis meses abandona el tenis, asimila el dolor. El retorno, esta vez, no es fácil. En 2004 termina 9ª, lejos del nivel exageradamente alto del pasado. Algo más ha cambiado: disminuye su arrogancia, calma su personalidad. Venus es irregular; es humana. Gana y pierde como cualquiera. Pero, cuando se enfoca en el tenis, ocurre lo de Wimbledon 2005: liquida a Maria Sharapova (2ª) y, en la final más larga de la historia, levanta un match point y derrota a Davenport (1ª).
En 2006 juega apenas 19 partidos y desciende al puesto 48. En 2007 festeja otra vez en Wimbledon, tras llegar como 23ª favorita y eliminar a Sharapova, Kuznetsova e Ivanovic. Nunca una tenista ubicada en un puesto tan bajo había obtenido el trofeo.
Su irregularidad, sin embargo, no finaliza nunca. Quizá porque dentro suyo ya no existe esa obsesión por demostrar superioridad. Quizá porque intenta desterrar etapas tristes del pasado y formar una vida propia, no sólo la que su padre soñó para ella. Entonces, en 2008 anuncia (otra vez) su retiro, pero se arrepiente rápido y gana su quinto Wimbledon, derrotando en la final a Serena. Y se lleva el Masters, y termina 6ª la temporada, y...
Y anuncia que habrá que tener los ojos muy abiertos, porque aunque Venus Williams hoy sea diseñadora de indumentaria, Testigo de Jehová, aficionada a la historia rusa y una mujer con ambiciones propias, no ha dejado completamente de ser (para bien o para mal) la hija ideal que planeó su padre: una máquina de ganar dinero jugando al tenis mejor que nadie.
Venus Williams, cifra a cifra
Venus acumula la impactante suma de 16 títulos de Grand Slam. Ganó siete en singles (cinco veces Wimbledon y dos el US Open), siete en dobles (tres Wimbledon, dos Australia, Roland Garros y Australia, todos junto a su hermana Serena) y dos en dobles mixto (Australia y Roland Garros, ambos en 1998 y con Justin Gimelstob). Sus 39 títulos en singles la ubican como la 12ª mujer más ganadora de la historia. En la comparación familiar, acumula 7 torneos más que Serena. Ha sido número 1 del ranking mundial de la WTA durante 11 semanas en 2002. En sus enfrentamientos con otras Nº1, tiene record negativo ante Martina Hingis (10-11) y Lindsay Davenport (13-14), y positivo frente a Justine Henin (7-2). El registro total en su carrera como singlista es de 515 victorias y 121 derrotas (en dobles, 107-20) y lleva ganados 22 millones de dólares en premios.
PUBLICADO EN FOX SPORTS (PUERTO RICO) Nº23, FEBRERO DE 2009
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