Por Martín Estévez
Luego de Beijing 2008, Michael Phelps perdió protagonismo. Acumula suspensiones y malos resultados, pero sólo le importa su objetivo final: seguir recolectando medallas de oro en Londres 2012.
Luego de Beijing 2008, Michael Phelps perdió protagonismo. Acumula suspensiones y malos resultados, pero sólo le importa su objetivo final: seguir recolectando medallas de oro en Londres 2012.
Michael Phelps compite cada cuatro años. Aunque se lo pueda ver nadando en distintos campeonatos, el verdadero Phelps tiene un único objetivo: los Juegos Olímpicos. Luego de sus proezas en Atenas 2004 (seis medallas de oro y dos de bronce), el estadounidense dejó de enfrentar solamente a sus rivales y empezó a competir contra la historia. Phelps tenía en la mira el record olímpico, y lo superó cuatro años después: en Beijing 2008 ganó ocho medallas de oro y alcanzó un total de 14 doradas, plusmarca histórica.
Luego de ese momento de máxima popularidad en el que su apellido recorrió las voces de millones de personas, poco supieron esas millones de personas sobre él. Sin embargo, Phelps y la natación siguieron su camino.
En 2009, luego de que se hiciera pública una foto en la que aparecía utilizando una pipa de agua que se usa para fumar marihuana, la federación de Estados Unidos suspendió durante tres meses a Phelps, que pidió disculpas. Ese arrepentimiento era su único camino para evitar el enojo de sus sponsors.
Durante 2010, las noticias tampoco fueron positivas. La clave de la temporada era la decisión de la Federación Internacional de Natación de prohibir los trajes de poliuretano de alta tecnología, retornando a los trajes de baño tradicionales. “Voy a tener que estar en mejor forma, eso es seguro”, comentó Phelps sobre la modificación.
En mayo, el Tiburón de Maryland disputó el Gran Premio de Charlotte en el que ganó en 200m libre y 100m mariposa, pero fue noveno en 50m libre y segundo en 100m espalda. “En los últimos veinte metros sentí como si no avanzara”, dijo sobre esa última carrera. Sus resultados no mejoraron en junio, cuando compitió en París. Ganó otra vez dos carreras, poco para sus expectativas. “La culpa es mía. Uno tiene que ser responsable de sus propios actos –expresó-. Estoy contrariado. Y cuando estoy contrariado, creo que es el momento ideal para usarlo como motivación”.
En los Campeonatos Nacionales de Estados Unidos, disputados en agosto, ganó en 200m libre y 200m mariposa, convirtiéndose en el estadounidense con más títulos nacionales: 49. Pero luego el ascendente Ryan Lochte lo superó en otras dos pruebas y le arruinó los festejos. Días después, volvió a sufrir duras derrotas ante Lochte en Pan Pacific. Su nuevo archienemigo se llenó de medallas en el Mundial de pileta corta de Dubai, coronándose como el mejor nadador de 2010. ¿Phelps? Ni siquiera participó.
Londres 2012 se acerca poco a poco y Michael no está viviendo una previa perfecta. “Hay muchísimos días en los que no quiero levantarme de la cama. Quisiera quedarme ahí y seguir durmiendo –reconoce-. Pero mis metas siempre han sido muy elevadas y la única forma en la que puedes lograrlas es hacer las cosas cuando debes hacerlas y no cuando quieres hacerlas”.
Durante 2011 deberá defender cinco títulos en el Mundial de Shanghai (del 16 al 31 de julio), aunque tendrá que esforzarse para no sufrir otra decepción. A los 25 años, este Aquaman de 1,93m parece ir perdiendo poco a poco su imagen imbatible. Pero cuidado: es sólo un impostor. El verdadero Michael Phelps, el recolector de oro, compite cada cuatro años. Próxima estación: Londres 2012.
PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV N°28 (FEBRERO DE 2011)
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