Por Martín Estévez
Racing impuso el estilo criollo en la década de 1910 y fue campeón del mundo antes que ningún equipo argentino.
“Así no podemos seguir. Dos clubes chicos no sirven. Uno grande, sí”, habrían sido las palabras de Evaristo Paz que convencieron a los integrantes de dos clubes, Barracas al Sud y Colorados Unidos, de fusionarse en uno solo: el 25 de marzo de 1903 nacía el Racing Club.
Su nombre surgió de una revista francesa y les encantó a todos. Dos años después, Racing se inscribió en la Tercera División del fútbol argentino y consiguió el ascenso en ese mismo torneo. Batalló en Segunda hasta 1910, cuando en la final derrotó 2-1 a Boca, con goles de Pablo Frers y Alberto Ohaco, y llegó a Primera.
En aquel momento, nuestro fútbol era más inglés que argentino. Reinaban los apellidos y el estilo británicos: pelotazos largos y juego aéreo. Racing, plagado de “criollos” (Ohaco, Ochoa, Oyarzábal, Hospital), impuso un juego distinto: pelota por el piso, toque y pases hasta llegar al arco rival y empujarla. Con ese estilo, logró la mayor racha de la historia: siete títulos consecutivos entre 1913 y 1919. Por enseñar una nueva forma de jugar al fútbol, recibió el sobrenombre de La Academia.
Alberto Ohaco era el goleador, Natalio Perinetti y Pedro Ochoa los gambeteadores, y Francisco Olazar el alma del equipo que convirtió a Racing en el primer grande. Durante el amateurismo también conquistó los títulos de 1921 y 1925, y doce copas oficiales.
Llegó el profesionalismo en 1931, y Racing sufrió su primera larga racha sin títulos: 24 años. De hecho, ni siquiera fue segundo. Su mejor posición en ese lapso fue el tercer puesto, conseguido en 1932, 1933 y 1948. Eran temporadas en las que brillaban Vicente Del Giúdice, Vicente La Bordadora Zito, Enrique Chueco García y Evaristo Barrera, autor de 136 goles en 142 partidos.
¡Campeón mundial!
La racha había estado a punto de cortarse en 1948, pero una huelga de futbolistas interrumpió el campeonato cuando Racing iba primero. Los juveniles que cerraron la campaña no pudieron mantener la punta.
La revancha fue rápida y por triplicado: la Academia fue campeona en 1949, 1950 y 1951. Y los tres casos fueron especiales. En el 49, porque fue el primero. El 50 fue el año en el que se inauguró el estadio Juan Domingo Perón. Y el 51 merece un párrafo aparte.
Racing peleó el campeonato punto a punto con Banfield; hasta llegaron a un desempate. El resto de los equipos grandes, cansados del dominio celeste y blanco, decidieron unirse en la tribuna rival: sí, entre los hinchas del Taladro hubo banderas de Boca, River e Independiente. Pero nada de eso alcanzó, y un golazo de Mario el Atómico Boyé le dio a Racing el 1-0 y el tricampeonato. Fue el primer equipo en lograrlo en el profesionalismo.
Antonio Rodríguez; Higinio García, García Pérez; Rastelli, Ongaro, Gutiérrez; Salvini, Méndez, Bravo, Simes y Sued fueron el equipo base, con Blanco como recambio en ataque, más Boyé (llegó en 1950), Rogelio Domínguez y Juan Carlos Giménez (arribaron en el 51) como refuerzos de lujo.
Los buenos tiempos de Racing se mantuvieron con títulos en 1958 (con Dellacha en el fondo, y Corbatta, Pizzuti, Manfredini, Sosa y Belén como letal delantera) y en 1961 (se sumaron Pedro Mansilla y Federico Sacchi); y con subcampeonatos en 1952, 1955 y 1959.
Sin embargo, en 1965 el equipo comenzó muy mal y merodeaba los últimos lugares, algo impensable en aquellos tiempos. El presidente Santiago Saccol eligió como director técnico a Juan José Pizzuti, que se había retirado en 1962. Entonces, comenzó a delinearse El equipo de José: una aplanadora física y mental que luchaba los partidos en el minuto 1 y en el 90, tenía jóvenes fieros en defensa (Perfumo, Basile, el Panadero Díaz); al repatriado Humberto Maschio, que volvió de Italia a los 33 años para darle magia al mediocampo; y delanteros rápidos que no daban ninguna por perdida: el Chango Cárdenas, el Yaya Rodríguez y Jaime Donald Martinoli.
Aquel Racing lo hizo todo. Fue campeón argentino batiendo el récord de partidos sin perder (39). Ganó la Copa Libertadores más larga de la historia: 20 encuentros, entre los que se incluyen tres tremendas finales ante Nacional de Uruguay. La última, triunfo 2-1 en Chile, con goles de Cardoso y Maschio. Y el Equipo de José también ganó la Intercontinental. Perdió 1-0 en Escocia ante Celtic, dio vuelta el partido para ganar 2-1 la revancha, y el tercero, en el Centenario uruguayo, terminó 1-0 con un mitológico golazo del Chango Cárdenas, zapatazo inmortal del que se hablará por los siglos de los siglos. El país enteró los recibió con orgullo: Racing era el primer equipo argentino en ser campeón mundial.
Grande por su gente
Si Racing continuó siendo considerado grande durante la larga etapa de 35 años sin títulos locales, fue por el imponente apoyo de su hinchada, que ilógicamente creció y aumentó en número y fervor durante los años oscuros.
En el Metropolitano de 1970 hizo la peor campaña de su historia: 11º. Repitió la posición en 1971. En el 73 fue 13º. El equipo caía en picada y sólo se salvaban el lateral Quique Wolff (1967-72) y los goleadores Walter Machado Da Silva (apenas estuvo en 1969) y el Pampa Alberto Jorge (1970-75).
Un 2º puesto en el Metro 72 y el 3º en el Nacional 74 fueron los últimos chispazos. La decadencia continuó en 1975, cuando perdió 7-1 contra Unión y terminó 16º en el Metro.
Llegaban refuerzos malos, y los mejores duraban poco. La Academia llegó a jugar la Zona Descenso en 1976 y se salvó a una fecha del cierre. También sufrió hasta el final en el 77, cuando respiró en la fecha 43 de las 44 que se jugaron. Carlos Squeo, el Ropero Díaz, Julio Olarticoechea, Juan Barbas y Roque Avallay ponían la cara por el resto.
Entre 1981 y 1983 acumuló las tres campañas que terminarían en su primer y único descenso. La fecha fatídica fue el 18/12/83, cuando una derrota ante el Racing cordobés lo mandó a la B.
Fueron dos años de martirio que terminaron el 27/12/85, gracias a un empate 1-1 ante Atlanta. Walter Fernández, Miguel Angel Colombatti y Gustavo Costas fueron los símbolos del retorno a Primera.
Volvió con fuerza y fue campéon de la primera Supercopa, jugada en 1988. Eliminó a Santos, River y, en la final, a Cruzeiro: 2-1 en Avellaneda y 1-1 en el Morumbí. El Pato Fillol, Néstor Fabbri, Rubén Paz y el Toti Iglesias ya eran parte del equipo.
En la década del 90, a Racing le fue como al país: muy mal. Por momentos merodeó el título (4º en el Clausura 91, subcampeón de la Supercopa 92, 3º en el Apertura 93), pero también tenía campañas muy malas, como el 15º puesto del Apertura 92. El Turco García, el Lagarto Fleita y Teté Quiroz sufrieron aquellos años caóticos.
La mala presidencia de Juan De Stéfano terminó con un manotazo de ahogado (Maradona como DT) y el club en convocatoria de acreedores.
Nacho González, el Piojo López, Pablo Michelini, el Chelo Delgado y el Mago Capria impulsaron a la Acadé al subcampeonato en el Apertura 95 (con el memorable 6-4 a Boca incluido) y a las semifinales de la Copa Libertadores 97, tras eliminar al River de Ramón Díaz. Pero llegó la quiebra, decretada por otra muy mala presidencia, la de Daniel Lalín, en 1998.
Con falta de sentido común, Lalín llenó de refuerzos a Racing para buscar un título, pero con Diego Latorre y Matute Morales terminó 3º en el Apertura.
Entonces llegó lo peor: la síndico Liliana Ripoll diciendo que Racing Club había dejado de existir por su inmensa deuda verificada de 34 millones de dólares. Entonces llegó lo mejor: la comunión de los hinchas, el aguante ilimitado, el amor irracional que les hizo llenar la cancha la tarde en que Racing debía jugar, pero no podía. Por aquel 7 de marzo de 1999 es que existe el Día del Hincha de Racing.
El equipo volvió a jugar, pero en 2000 hizo las dos peores campañas de su historia: 18º en el Clausura y último en el Apertura. El descenso y la desaparición se habían unido para no dejar dormir a los hinchas.
El paso a paso
Sí, Mostaza Merlo sacó campeón a Racing en el Apertura 2001, eso lo recordamos todos. Con Campagnuolo, Vitali, Bedoya, Bastía, Chatruc y el Chanchi Estévez como figuras, Racing hizo una campaña maravillosa (12 triunfos, 6 empates y una derrota) y le ganó el título por un punto al River del Tolo Gallego. Pero antes hubo otra hazaña, la de agarrar un equipo destrozado, que había ganado tres partidos de los últimos 37, y salvarlo del descenso gracias a un gran torneo en el que Racing terminó 5º.
Merlo fue la solución deportiva a la debacle. La solución institucional fue el gerenciamiento del fútbol del club, salida rápida y peligrosa, mientras las demás actividades seguían debilitándose.
La deuda se pesificó y terminó siendo manejable: había que pagar 3,4 millones de pesos por año. Un vuelto para un club que vendió en dólares a Maciel, Loeschbor (2002), Campagnuolo, Arano, Bastía (2003), Milito, Mariano González (2004) y Lisandro López (2005).
La buena Copa Libertadores 2003 (invicto en ocho partidos, eliminado por penales) y el retorno de Diego Simeone para el Clausura 2005 (4º puesto) fueron los únicos torneos memorables. En el resto, se multiplicaron los refuerzos mediocres (Lucero, Orozco, Castromán, Leandro Gonzalez, Nico Cabrera, Pellerano, Barroso) y los malos resultados.
En el Clausura 2006 explotó todo: el DT, Quiroz, renunció en la 3ª fecha, y Simeone fue forzado a asumir ese cargo. El gerenciador Fernando Marín renunció ante las denuncias de administración fraudulenta y lo reemplazó Fernando De Tomaso.
El Cholo salvó al equipo del descenso con una racha de cuatro triunfos, pero contrataron a Mostaza Merlo, que duró nueve meses. En 2007 volvió el Piojo López para ayudar en la pelea contra el promedio, pero cuando se fue, hastiado por el caos que existía en el club, sus reemplazos fueron el tosco Erwin Avalos y el poco profesional Reinaldo Navia.
El Racing de Llop terminó último en el Clausura 2008 y se salvó en la Promoción gracias a un batallón de pibes más el amor por la camiseta de Facundo Sava.
¡Qué años de sufrimiento! Los hinchas lucharon y consiguieron rescindir el contrato de gerenciamiento y Racing volvió a ser una asociación civil. La pelea contra el descenso siguió en 2009 (con Yacob, Zuculini y Lugüercio como símbolos de la salvación) y en 2010 (milagrosa remontada en las fechas finales).
Estabilizado institucionalmente, asomó una recuperación en la Temporada 2010/11, cuando logró 58 puntos, y especialmente en la 2012/13, al sumar 62. Racing volvió a jugar copas internacionales (Sudamericana 2012 y 2013) y disfrutó de otra fecha histórica: 15/6/2013, día en que Independiente descendió al Nacional B.
Casi sin explicaciones, la 2013/14 fue un fiasco absoluto, con presidente y vicepresidente peleados, jugadores con nivel pésimo y, por primera vez en la historia, el último puesto en la temporada.
Cuando el promedio asustaba de nuevo, el que sintió la llamada del corazón fue Diego Milito, y alrededor suyo comenzó a gestarse el motivo por el que esta revista existe: el Racing campeón de 2014.
17 Los títulos locales que ganó Racing. Fueron 9 en el amateurismo (1913, 1914, 1915, 1916, 1917, 1918, 1919, 1921 y 1925) y suma 8 en el profesionalismo (1949, 1950, 1951, 1958, 1961, 1966, Apertura 2001 y Campeonato 2014).
19 Sus copas oficiales: 4 de Honor; Cusenier 1913; 5 Ibarguren; 2 Aldao; Liga Argentina 32; Beccar Varela 32; Competencia 33; Británica 35; Libertadores e Intercontinental 67; y Supercopa 1988.
50 Sus títulos totales. 36 oficiales y 14 no oficiales: 9 Torneos de Verano; Copa Bullrich 1910; Conde de Fenosa 68; Supercopa Interamericana 88; Libertad 92; y Río de la Plata 94.
Publicado en El Gráfico: Racing campeón (diciembre de 2014)
Cuanta historia de este grande de la Argentina y el Mundo. Su barra también es espectacular "La Guardia Imperial" del gran Racing Club de Avellaneda
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