Por Martín Estévez
Seguramente, James Rodríguez recordará el Mundial 2014 como el mejor momento de su carrera. A los 22 años, fue el goleador y una de las grandes revelaciones del torneo. Sin embargo, esa excelente actuación también marcó a fuego sus siguientes temporadas.
Le llovió dinero, porque fue contratado por el Real Madrid, pero también le llovieron presiones, porque partido a partido tuvo y tiene que demostrar por qué pagaron tanto dinero por él; y por qué había sido figura en Brasil.
James comenzó su carrera en equipos chicos (Envigado de Colombia y Banfield). Dio un salto de calidad en Porto (2010-2013) y, luego de pasar por el Mónaco francés y por el Mundial, llegó al Madrid, donde muestra chispas del talento que esperan de él, pero no termina de encajar. Recibió críticas negativas y hasta se rumoreó que se iría del club.
En la Copa América, la presión sobre este volante ofensivo de excelente pegada no disminuirá: caerá sobre sus piernas la responsabilidad de llevar a Colombia, como mínimo, a superar la primera fase. No conseguirlo sería un fracaso.
Publicado en El Gráfico N°4470 (junio de 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario