domingo, 21 de octubre de 2007

El día que Defensores de Glew ganó

"¡La hora, juez!", se escuchó desde la tribuna visitante a tres minutos del final. Defensores de Glew perdía 121 a 0 contra DAOM y los treinta hinchas que lo siguieron hasta Flores sólo querían que el partido terminara. "El único objetivo es que no se nos lesionen jugadores. No podemos jugar de igual a igual. Primero, porque DAOM es duro. Y segundo, porque nos van a romper todos los huesos", comentaba Osvaldo Di Mare, dirigente y ex presidente del club. Glew sumaba así su 47° derrota consecutiva en la última división del Torneo de la URBA (Unión de Rugby de Buenos Aires) desde su debut en marzo de 2002.
El club tiene una pequeña historia dentro del rugby. "Jugamos nueve años en los torneos de la Cuenca del Salado –cuenta Di Mare–. Después hubo problemas, tuvimos que dejar y armamos la estructura nueva hace cinco temporadas. La mayoría de los jugadores aprendieron a jugar hace apenas tres... Estos chicos son los que ponen la cara, los que se van a comer cien puntos por partido hasta que nuestro proyecto en infantiles dé sus frutos". Las deficiencias que el club tiene en cuanto al rugby no existen en el aspecto organizativo: "Cuando los rivales vienen a Glew no pueden creer las instalaciones que tenemos", comenta Di Mare.
Dos semanas después de esa derrota, el 27 de septiembre, el equipo recibía a Campana y una tormenta amenazaba a los 150 hinchas locales. A los 29 minutos, Glew se puso en ventaja con un try. Desde el público se escuchó un trueno que clamaba: "¡Hoy es San Glew!". Los locales se iban al entretiempo 10-5 y su gente fluctuaba entre la incredulidad y el entusiasmo. "Están jugando con muchas ganas –decía Alejandro Cáceres, ex jugador de Los Cedros que se entrena junto al plantel–. Ojalá hoy se nos dé". Bajo la lluvia, los periodistas de La Final, único medio gráfico presente, se sentían en las puertas de un hecho histórico para Glew. La alegría de los apenas 70 espectadores que no habían huido por el clima era desbordante. Pero siempre hay un pero: a un minuto del final, Campana apoya un try que iguala el partido. "¡No puede ser!", se escucha ahora. Chance de los visitantes para pasar al frente. Patada que no entra entre los palos. Alivio.
El local reacciona y se lleva por delante a su rival. Corre el tiempo adicionado y hay penal para Glew. Silencio. Estupor. La lluvia se mezcla con el sudor. Patada. Una patada que lleva consigo toneladas de ilusión. Adentro. ¡Adentro! El partido finaliza y es la primera victoria de Glew. Es el premio a tres años de esfuerzo y dedicación de un grupo de jugadores y dirigentes que soñaron con insertar a su club en el mundo del rugby. "Nunca me voy a olvidar de este día –cuenta Damián Vilar, autor del try del equipo–. Creí que habíamos perdido, pero cuando vi a todos llorando, entrando a la cancha, caí". No eran los All Blacks, tampoco Los Pumas. Pero, festejando bajo la lluvia, lo parecían. Defensores de Glew, el convidado de piedra del rugby, se comía la mejor parte. La más dulce. No es un día más: es el día de San Glew.


PUBLICADA EN ‘LA FINAL’, OCTUBRE DE 2003

4 comentarios:

  1. Yo jugué ese partido unico e inolvidable en la historia de nuestro club.Hace teimpo estaba buscando la nota ya que en el circulo no pude conseguirla.Muchas gracias de verdad y a tu disposicion para que lo necesites.
    Damian Longo (damianlongo81@yahoo.com.ar)

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  2. fue un dia espectacular a pesar de la lluvia,el resultado de un sueño,la concrecion de un proyecto en el que pocos creian,yo como muchos fui parte de ese dia inolvidable que demuestra el verdadero espiritu del rugby,sacrifio ,pasion , amistad coraje.sintetisados en unos de los mas humildes sino el mas humilde de los clubes de la urba.
    lejos del dinero y de lo que muchos creen del rugby ,en glew se hace todo a pulmon con el esfuerzo de todos y es un orgullo ser parte de esto.(MARIANO BARRIONUEVO)

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  3. Uhhhhh, yo jugue ese partido. Sufrimiento puro, de principio a fin. Nervios, ansiedad, sacrifio, tuvo de todo. Hasta el clima de la tarde estaba a tono: frio y lluvioso. Fue algo increible. El verdadero espiritu del rugby se vivio esa tarde: union, sacrifio, espiritu de juego, de grupo, la gente afuera de la cancha desbordada, con lagrimas en los ojos, bancandose el dia, viendo como un atado de cabezashuecas ganaban el primer partido en la URBA. Impresionante. Salu2, Rama

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  4. Emocionante para los que estuvieron adentro y para los que estuvimos afuera. Cariños para todo Defensores de Glew.

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