viernes, 11 de enero de 2008

Miguel Ángel Lauri, la Flecha de Oro

Lauri (el primero desde la izquierda) junto a Scopelli, Zozaya, Ferreira y Guaita

En el costado derecho del ataque se sentía cómodo, feliz, como si paseara por su casa; y hacía sentir a sus marcadores lentos e impotentes. Era veloz, letal, rubio, imparable. Era la Flecha de Oro. Miguel Ángel Lauri fue más que uno de los cinco magníficos de Los Profesores. Hizo historia por sí mismo, y se ganó un indiscutido lugar entre los grandes. Nació el 29 de agosto de 1908 y se inició como entreala en el club Estrella de Berisso, a los 16 años. Rápido –como él– el destino le marcó su lugar en la cancha. Pasó a Estudiantes en 1925, debutó en Primera un año después (ante River) y pronto vivió su primera alegría al derrotar 3-0 a Gimnasia en el clásico.
Corrió y corrió. Primero durante el amateurismo, cuando, junto a Scopelli y Ferreira, hizo que Estudiantes recuperara su prestigio. Y cuando se sumaron Zozaya y Guaita, el fútbol se volvió fiesta en La Plata. Se hastió de dar asistencias y enormes pases a sus compañeros, con los que logró el subcampeonato en 1930. Su jugada clásica era el desborde hasta el fondo y el preciso centro atrás. Aunque sus números en el profesionalismo hablan de 158 partidos jugados y 42 goles, si se suma su actuación amateur se está frente a un habilidoso wing, pero con mucho poder de gol. Brilló más que nunca en el Campeonato de 1931, al punto que Boca ofreció la inmensa suma de 12 mil pesos por su pase, y Estudiantes dijo no. Logró aquel tercer puesto, y un quinto lugar en 1934.
Pese a que en su época hubo delanteros de gran categoría, se abrió lugar hasta llegar a la Selección Nacional: estuvo presente en un memorable 4-1 ante el poderoso Uruguay y fue subcampeón sudamericano. Paradójico fue que pasara a la historia como ‘Lauri’, pese a que repetía en forma permanente que su verdadero apellido era Larroi (cuando su abuelo llegó desde Francia a la Argentina lo anotaron mal). Se fue del club para jugar justamente en Francia, y en el Sochaux consiguió el campeonato, ése que injustamente se le resistió en su país. Terminó su carrera en Uruguay, representando primero a Peñarol (campeón en 1938) y finalmente en Wanderers, donde se retiró en 1939. Se radicó en Valentín Alsina y trabajó en un frigorífico por 45 centavos la hora. Fue director técnico de Sportivo Alsina, pero no le fue bien. Así jugó y así vivió: a toda velocidad. Murió el 26 de septiembre de 1994, y se llevó consigo la fórmula de la velocidad y el enorme cariño del pueblo de Estudiantes.

PUBLICADO EN “ESTUDIANTES, 100 AÑOS”, AGOSTO DE 2005.

4 comentarios:

  1. Grande tio! Lastima que no dejaste la formula! un cariño inmenso hacia vos, que por cierto seguis aca...

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  2. Adrián Juan Malacalza14 de mayo de 2010, 15:17

    Gran nota evocando de forma somera la rica trayectoria futbolística de mi querido y glorioso tío Miguel. Tal vez se haya pasado por alto que a finales de la década del ´30 jugó y fue campeón con Peñarol, un fuerte abrazo y gracias

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  3. Remendado el error de omitir su paso por Peñarol, Adrián. Me alegra que te haya gustado la nota. Saludos.

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  4. Adrián Juan Malacalza17 de mayo de 2010, 14:02

    Para nosotros, como familia de Miguel Angel, es sumamente placentero que periodistas que no son solo "del ayer" lo bienevoquen, aunque brevemente, como se haya intentado desde este blog, cosas de la melancolía y del querer, que logran definitivamente provocar a la emoción, agradecidos al Sr. Martín Estevez

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