martes, 27 de enero de 2009

Luces y sombras de Tiger Woods

EL DEPORTISTA QUE MÁS DINERO GANÓ EN LA HISTORIA SIGUE SUMANDO ÉXITOS, PERO SU PASADO ESCONDE HISTORIAS DE RACISMO, SUFRIMIENTO Y UNA RÍGIDA DISCIPLINA IMPUESTA POR SUS PADRES.

Empuja la pelota hacia el último hoyo del campo de juego del mítico Hoylake’s Royal de Liverpool y llora. Llora con lágrimas tristes, lágrimas emocionadas, lágrimas de campeón. Llora Tiger Woods, el golfista que acaba de ganar el Abierto Británico por tercera vez, pero también llora el hombre que ve pasar extractos de su vida sin entender por qué. Llora como aquel niño llamado Eldrick lloraba cada noche, perseguido por la constante pesadilla de ser asesinado mientras jugaba al golf. Pero ya no está papá Earl para tranquilizarlo con un abrazo. Y por eso llora Tiger Woods.
El mejor golfista sobre la Tierra, y el deportista que más dinero gana, proyecta una imagen triunfante, impecable, feliz. La imagen de un éxito planificado desde hace 30 años por Earl, un afroamericano veterano de Vietnam, afectado por esa guerra como cualquier guerra afecta a cualquier hombre digno. Y planificado también por su esposa, Kutilda, una tailandesa que impuso una estricta educación a su hijo. Su hijo, claro, es Tiger Woods.
Su nombre real, Eldrick, fue rápidamente reemplazado por Tiger, en honor a Vuong Dang Phong, un vietnamita al que su padre conoció durante la guerra. Earl estaba convencido de que la disciplina extrema era el camino al éxito. Y quería tener a un hijo exitoso. Notó que, antes de cumplir diez meses, Tiger mantenía bastante tiempo el equilibrio. Entonces, decidió llevarlo por la senda del golf. Al principio, sentaba a Tiger frente a él y realizaba movimientos golfísticos para inducirlo a adoptarlos. Le compró su primer putter (palo de madera) cuando tenía diez meses. Y le regaló un hierro al cumplir un año. Ése era el único juego entre padre e hijo: el golf.
A los 2 años, Tiger jugaba tan bien que participó en un programa de televisión como una rareza. Poco después, protagonizó una publicidad mostrando sus virtudes. A los 4 años, su padre le contrató a un entrenador, Randy Durán. Ya recorría 9 hoyos en 48 golpes, el mismo nivel que tienen varios aficionados. Pero era negro. Y negro y exitoso son dos palabras que a los racistas no les gusta ver juntas. Si a sus padres, por sus características étnicas, les habían arrojado limones cuando llegaron a Cypress (50 km. al sudoeste de Los Angeles), él la pasó peor: a los 5 años, sus compañeritos de clase, todos blancos, lo ataron a un árbol y le arrojaron piedras.
Ganó su primer torneo juvenil a los 8 años. Dos después, se sumó un psicólogo deportivo al equipo de trabajo. Tiger era un niño; para su padre, un campeón en potencia. Por su edad, se desconcentraba; y eso a su papá no le gustaba. Lo ponía a prueba: cada vez que Tiger iba a ejecutar un tiro importante en el entrenamiento, él dejaba caer la bolsa de palos, o le hablaba para distraerlo. Tiger no se podía enojar, debía aprender a controlar su frustración.
Su paso por la Stanford University terminó sin diploma, porque se dedicó por completo al golf. Años después bromearía: “De todos modos, terminé ganando tres Masters”. Antes de cumplir los 20 ya había ganado tres US Open amateurs y tenía importantes patrocinadores. El 29 de agosto de 1996 debutó como profesional. “Desde entonces, extraño tomar una cerveza con mis amigos y quedarme con ellos hasta la madrugada –lamenta Tiger–. Perdí mi juventud cuando me hice profesional”. En su primer torneo, el Greater Milwaukee Open, terminó 60º, ganó sus primeros 2.544 dólares y sorprendió anotando un hoyo en uno. Consiguió dos títulos y trepó al puesto 24º del ranking ese mismo año, antes de que alguien pudiera acusarlo de ser sólo “producto del marketing". Y empezó a imponer un estilo.
Antes de Tiger Woods, nadie consideraba a la condición física como un punto importante en la preparación de un golfista. Él sí. Es la técnica, el talento y el estado físico mezclados en uno. Practica cuatro horas seguidas. “Tiene el swing más correcto que vi en mi vida. Ganará más Masters que Palmer y yo juntos”, vaticinaba Jack Nicklaus, hasta entonces el mejor golfista de la historia. El 13 de abril de 1997 obtuvo su primer Grand Slam, su primer torneo grande, con un final lujoso: ganó el Masters de Augusta sacándole 12 golpes de ventaja a Tom Kite, el segundo. Nunca lo había ganado alguien tan joven (tenía 21 años). Era el único negro entre los 147 participantes. “No me consideren un golfista negro: considérenme un golfista”, exige con razón. La estupidez racista lo persiguió durante mucho tiempo.


“Tiger trascenderá al deporte. Aportará una cualidad humanitaria nunca antes vista. Su relevancia será mayor que la de Gandhi o la de Nelson Mandela, porque dispone de mayores posibilidades. Practica un deporte internacional y su identidad étnica lo califica para hacer milagros –fantaseaba su padre ante la prensa–. Es el puente entre el este y el oeste. No existen límites para él”. Tiger decía que no sentía presión por esas palabras y hasta postulaba: “El golf siempre fue un deporte elitista. Necesitaba un portavoz que lo vinculara con las masas. Al parecer, soy esa persona”. En algo tenía razón: el golf nunca fue un sitio cómodo para las minorías. En los años ‘50, por ejemplo, el golfista negro Charlie Sifford debía sacar, de los hoyos, excrementos que ponían los racistas.
Pese a obtener 14 títulos entre 1998 y 1999, existió la sensación de un descenso en su nivel. Estuvo tres años sin ganar un Grand Slam y retrocedió al puesto 3 del ranking. Encontró en los consejos de otro golfista, Mark O’Meara, y de Michael Jordan, el modo de sentirse cómodo y superarse a sí mismo. “Michael ha sido como un hermano mayor para mí. Yo no sabía manejar a la fama, la prensa, la intimidad. Él lo vivió y pudo ayudarme”, reconoce Tiger. La recuperación de esa pequeña caída se produjo en 2000: obtuvo tres de los cuatro Grand Slams. El último que lo había conseguido era Ben Hogan, en 1953. Desde entonces, Tiger es el número 1 del mundo. Su dominio no se relaciona con la ausencia de rivales de jerarquía: resulta evidente al ver a talentosos como Phil Mickelson o Vijay Singh intentando detenerlo.
Ganó su cuarto Grand Slam seguido en 2001. Festejó en el Masters y en el US Open de 2002. Su padre dejó de acompañarlo en los torneos por un problema de salud, por lo que tuvo que apoyarse en su madre y en su esposa, la modelo sueca Elin Nordegren, con quien se casó en 2004. Lideró el ranking mundial más de cuatrocientas semanas. Sus 11 torneos de Grand Slam se acercan a los 18 que consiguió Jack Nicklaus. Deportivamente, sólo hay números positivos en su presente. En 2005, ganó 87 millones de dólares, según Forbes. Y es el deportista más popular de Estados Unidos, según Harris Interactive, superando a su amigo Jordan.
Su padre murió en mayo. Tiger estuvo nueve semanas sin jugar, como nunca había ocurrido en su carrera. Aun con sus diferencias, aun con algunas exigencias desmedidas en la infancia, lo amaba. Volvió para jugar el US Open, y por primera vez no pasó el corte clasificatorio en un Grand Slam. Sentía una opresión dentro suyo. “No hay día en que no me acuerde de mi papá. Éramos grandes amigos y me ayudaba mucho en mi profesión. Los viajes a Europa los planeaba con él. Le gustaba que me pelee con los links, porque decía que así me veía obligado a desplegar todos mis recursos”.
Liberó su dolor al ganar el Abierto Británico, el 23 de julio. “Este título es para mi papá. Me gustaría que estuviera a mi lado para que sea testigo de este momento. A él le gustaba verme ganar y esto le hubiera provocado una sonrisa”, dijo Tiger, y lloró. Lloró aquel niño al que apedrearon a los cinco años en la escuela. Pero también lloró el deportista que más dinero ganó en la historia, y que cumplió el sueño planificado por un padre que ya no está. Lágrimas de tristeza, de emoción, lágrimas de un pasado especial. Por eso llora Tiger Woods.


EXPEDIENTE
>Nombre completo: Eldrick Woods.
>Fecha y lugar de nacimiento: 30 de diciembre de 1975 en Cypress, California.
>Logros
*3 Abiertos Juniors de Estados Unidos (1991/92/93).
*3 Abiertos Amateurs de Estados Unidos (1994/95/96).
*11 títulos de Grand Slam: 4 Masters (1997, 2001, 2002 y 2005), 3 Abiertos Británicos (2000, 2005 y 2006), 2 US Open (2000 y 2002) y 2 US PGA Championship (1999 y 2000). Es el tercero que más ganó.
*Obtuvo 65 campeonatos en total.
*Nº1 más joven de la historia (21 años y 24 semanas).
*Mayor diferencia sobre el 2º en el Masters (12 golpes en 1997) y en el US Open (15 golpes en 2000).
*Suma más de 400 semanas como número del Ranking Mundial, implantado en 1986. Es record histórico.

WOODS WORLD

DINERO. Fue el deportista mejor pago en 2002-2005. Sólo el 20% de sus ganancias provienen del golf. Gastó 20 millones de dólares en una mansión.

NEOLOGISMO. Cuando era pequeño, inventó un término para definir su origen étnico (mezcla de caucasiano, negro, indio y asiático): “Cablinasian”.

SOLIDARIO. Su Fundación otorga donaciones para jóvenes: “Es lo más grande que he hecho”, afirma.

REVANCHA. El golfista Nick Faldo había dicho en 1996: “De Woods, lo único que me gusta es cómo lleva el equipaje al hotel”. Meses después, en 1997 (foto), tuvo que ponerle la chaqueta verde, luego de que Tiger brillara en el Masters de Augusta.

PUBLICADO EN FOX SPORTS EDICIÓN URUGUAY (Nº4), EL SALVADOR (Nº8), COLOMBIA (Nº5), CHILE (Nº3) Y PUERTO RICO (Nº1), AGOSTO DE 2006.

3 comentarios:

  1. Me gustó mucho esta nota sobre Tiger. La nota en sí: la historia, la edición y cómo está escrita.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. k bonitoo!
    me encanto de verdad!

    ResponderEliminar