viernes, 1 de julio de 2011

El final del hombre perfecto

Por Martín Estévez

Tiger Woods atraviesa una temporada horrorosa: se divorció tras un escándalo público, no ganó ningún torneo y hasta su medio hermano lo critica. Sus ganancias disminuyen y su imagen se deteriora día a día. ¿Cuando terminará su pesadilla?

No era fácil ser Tiger Woods cuando a los 5 años sus compañeros de clase, todos blancos, lo ataron a un árbol y le arrojaron piedras sin piedad por su color de piel. No era fácil ser Tiger Woods cuando su padre, veterano de Vietnam, le imponía una rígida disciplina para transformarlo en golfista. Y no es fácil ser Tiger Woods hoy.

En el medio existió una historia llena de dinero, gloria y placer. Una historia conocida: 71 torneos ganados; millones de dólares en premios y publicidades; miles de fanáticos en todo el planeta. Pero la historia volvió a cambiar violentamente.

La imagen esplendorosa de Tiger comenzó a estropearse en noviembre de 2009, cuando se hicieron públicos sus problemas de pareja con la modelo sueca Elin Nordegren. Se habían casado en 2004 y tuvieron dos hijos. Fue sólo el inicio de la pesadilla. Se supo que la crisis surgió por su relación con una tal Rachel Uchitel y rápidamente aparecieron nuevas amantes de Tiger, quince en total. Aunque varias hubieran mentido, la primera infidelidad había roto el cristal: Woods ya no era perfecto.

Durante el conflicto matrimonial, el golf quedó en segundo plano. Tiger no jugó durante los primeros tres meses del año y al volver finalizó 4° en el Masters de Augusta. Sin embargo, no pudo disociar su vida privada de su trabajo y comenzó a fallar también en los greens. En Quail Hollow no pasó el corte clasificatorio. Buscando soluciones externas hizo lo que nunca había hecho: cambiar de putter (uno de los principales palos para un golfista). Sin embargo, sólo se hundió: terminó 23° en el Abierto de Gran Bretaña y en julio quedó penúltimo en Akron, su peor resultado en 14 años como profesional. Woods mantiene el N°1 del ranking sólo por éxitos previos y su salida del trono es inminente: este año no ha ganado ningún torneo.

Sus últimos meses fueron una pequeña catástrofe. El divorcio se concretó el 23 de agosto y tuvo que pagarle más de 100 millones de dólares a Elin, que declaró: “Me sentía estúpida a medida que se revelaban nuevas cosas. He pasado por etapas de incredulidad, shock y dolor por la pérdida de la familia que tanto deseaba para mis hijos”. Ella perdió pelo y adelgazó más de diez kilos. Su tristeza no parece parte de ninguna campaña de marketing.

Divorciado y deportivamente en caída libre (sumó una mala actuación en la Copa Ryder), Tiger es ridiculizado en un capítulo de la serie animada South Park que lo muestra entre los adictos al sexo. Y su medio hermano, Earl, afirmó: “Papá se hubiera sentido decepcionado si pudiera verlo”. La muerte de su padre, en 2006, había sido un duro golpe para Tiger.

Los sufrimientos que padeció cuando era chico y la presión por ser perfecto que padeció de grande fueron una bomba de tiempo. Sus hijos ya no viven con él, sus ganancias millonarias se reducen y la sociedad que lo idolatró comienza a mirarlo con desprecio. Tiger, como cualquier humano imperfecto, gira por las noches sin poder dormirse, buscando la salida de su laberinto del terror. No era fácil ser Tiger Woods a los 5 años. No es fácil ser Tiger Woods hoy.

PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV N°25 (NOVIEMBRE DE 2010)

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