Por Martín Estévez
El antiguo conflicto entre los jugadores y la ATP atraviesa un momento delicado. ¿Cuál es el principal reclamo? Un calendario con menos torneos y más vacaciones.
La situación se repite desde hace años. Los principales tenistas protestan por la exigencia del circuito, por la gran cantidad de partidos que deben jugar cada temporada, y generan posiciones opuestas entre quienes los critican y los que los apoyan.
Antes de detallar los motivos de la disputa, es necesario explicar por qué existen posiciones tan diferentes. Inicialmente, parece lógico oponerse a las quejas de los jugadores, teniendo en cuenta que ganan mucho dinero y cuentan con más tiempo de vacaciones que la mayoría de los trabajadores. Sin embargo, quienes apoyan sus reclamos tienen una justificación más compleja y comprometida. Consideran que el pedido de mejores condiciones laborales ante empresas millonarias deben realizarlo desde los trabajadores privilegiados (tenistas, por ejemplo) hasta los más oprimidos. Y consideran valioso que los jugadores que encabezan el reclamo sean los mejores, en representación de los 1.500 tenistas que sobreviven en el circuito.
La historia comienza en 1972, cuando se creó la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) para regular los torneos masculinos. Inicialmente todo pareció funcionar. Sin embargo, en la década del 90 el tenis comenzó a generar más dinero que nunca, y todos quisieron exprimir al máximo a la materia prima: los jugadores. La ATP, lentamente, fue quedando bajo control de especuladores financieros, que multiplicaron las ganancias pero también la cantidad de horas de juego.
En mayo de 2006, Roger Federer y Rafael Nadal, los mejores jugadores del planeta, no jugaron el Masters 1000 de Hamburgo por “agotamiento”. No hubo lesiones específicas, sino necesidad de descanso. “Estoy exhausto, no puedo más”, declaró Federer. “Esto no puede seguir así, la ATP tiene que estudiar cambios”, decía el español, desde entonces líder de la protesta. Ambos arrastraban una temporada 2005 desgastante: el suizo había jugado 85 partidos; Nadal, 89. Finalmente, el reclamo tuvo éxito, y a partir de 2007 los Masters 1000 dejaron de lado las finales a cinco sets, reduciéndolas a tres.
Quienes acusan a los tenistas de jugar todos los torneos para ganar más y más dinero desconocen el reglamento, que obliga a los treinta mejores del ranking a jugar los cuatro Grand Slams, ocho de los nueve Masters 1000 y al menos cuatro torneos ATP 500 por temporada. La única forma de evitar sanciones es que se les compruebe una lesión. En noviembre de 2008, el Masters y la Copa Davis volvieron a desatar el conflicto. En el Masters, que reúne a los ocho mejores de cada temporada, faltaron nada menos que nueve jugadores por lesión.
En la Davis, Nadal llegó averiado luego de una temporada de ¡93! partidos y no pudo jugar; David Ferrer se mostró físicamente demolido; y Juan Martín del Potro jugó luego de viajar desde China hasta Argentina y salir a la cancha sin nada de descanso. España terminó ganando la final gracias a un choque de suplentes: Fernando Verdasco contra José Acasuso. Nadal no moderó sus palabras: “Los jugadores ya no tenemos confianza en la ATP. Ellos acaban haciendo lo que les da la gana”. Roddick se sumó: “Es ridículo pensar en un deporte profesional que no tiene un legítimo descanso para los protagonistas”.
Ya en 2010, Nadal mantuvo su reclamo (“Hay que acortar las temporadas o las lesiones se agravarán cada vez más”) y se sumó el escocés Andy Murray: “La cantidad de torneos que se juegan no es razonable. No tenemos miedo de hacer una huelga”.
Los reclamos de los jugadores tienen dos puntos débiles. El primero es que muchos dedican una o dos semanas por año a jugar exhibiciones, lo que es contradictorio con su pedido de mayor descanso. El otro es que, en enero de este año, mostraron diferencias entre ellos: fue cuando Nadal le reclamó públicamente a Federer una postura más agresiva contra la dirigencia. “Es muy fácil no decir nada y quedar como un gentleman. Él acaba su carrera como una rosa porque tiene un físico privilegiado, pero los demás no”, señaló Rafa.
Los pedidos actuales de los jugadores son tres: eliminar la obligatoriedad de jugar torneos ATP 500; suspender los partidos ante la mínima lluvia para evitar lesiones; y que la temporada finalice la primera semana de noviembre, para extender las vacaciones a un mínimo de siete semanas. El nuevo presidente de la ATP, Brad Drewett, prometió prestar atención a los reclamos. ¿Será un esfuerzo inútil de los jugadores? Es claro que no: este mismo año, la temporada finalizará el 18 de noviembre, ampliando las vacaciones de cinco a seis semanas. La rebelión avanza.
PUBLICADO EN ACCESS DIRECTV Nº42 (ABRIL DE 2012)
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