sábado, 31 de octubre de 2015

Diego Milito - 22 historias del héroe de Avellaneda

Por Martín Estévez

Los difíciles inicios, el título en las inferiores, la noche que jugó con fiebre y salvó a la Academia, sus alegrías y tristezas en Europa, el paso por la Selección, las estadísticas, todos sus goles... 22 historias del 22 que volvió a Racing para ser campeón.

La foto de tapa. La de la revista que tenés en las manos. Mirala. Conseguirla costó mucho. Teníamos la idea de contar vida y obra de Diego Milito desde que retornó a Racing, pero, a medida que la Academia avanzaba rumbo al título, decidimos esperar el desenlace para ver si, con suerte, publicábamos esta nota cuando la Academia lograra el campeonato. Y lo logró. Entonces, claro, necesitábamos hacer una foto de tapa con Diego y, mientras tanto, repasar con él estas 22 historias.

Las 72 horas posteriores al triunfo de Racing sobre Godoy Cruz lo tuvieron de un lado a otro: festejando en el Obelisco hasta las tres de la mañana; planificando sus vacaciones, retrasadas una semana por la postergación del torneo; y hasta visitando la Casa Rosada. Hubo que buscar un hueco, cualquiera que él tuviera, para que se pusiera la camiseta del campeón y posara para nuestro reportero gráfico. Parecía que se nos escapaba, pero insistimos hasta el último día. La foto de tapa tenía que ser con sus ojos color celeste Racing llenos de la gloria del campeonato. No servía otra cosa.

No hubo tiempo para repasar con él estas 22 historias que elegimos: su mujer, Sofía, y sus hijos, Leandro (7 años) y Agustina (4), esperaban a pocos metros para empezar las merecidas vacaciones. Pero sí para que se pusiera la camiseta especialmente diseñada por el 17º título local de Racing y posara para la tapa. La que tenés en las manos.


1) Sus inicios en Racing
Diego Milito nació el 12 de junio de 1979 en la localidad de Bernal, partido de Quilmes. Quince meses después, nacería su hermano Gabriel. Jugaron juntos al papi fútbol, pero en 1989 sus destinos se separaron. Diego se fue a probar en Racing y comenzó su larga trayectoria en el club. Atravesó las infantiles y llegó a Novena División, pero cuando dio el salto a la Octava, dejó el club. Retornó con edad de Séptima, con otra mentalidad, decidido a demostrar que lo suyo era el fútbol. El 26 de abril de 1997 jugó su partido más recordado en inferiores: metió cuatro goles en un 6-2 contra Independiente, por la Quinta División. Durante su exitoso paso por la Cuarta (ver texto aparte), Racing inició la peor etapa institucional de su historia. Primero, en 1998, Daniel Lalín declaró la quiebra. Luego, en marzo de 1999, el club cerró sus puertas durante algunos días y la desaparición estaba a la vuelta de la esquina. Sin plata para refuerzos, fueron debutando delanteros juveniles (Juan Manuel Zubeldía, Julio Suárez, Lucio Orellano) sin gloria y con pena. Cuando le llegó el turno a Diego, estaba más que listo: tenía 20 años y 5 meses. Fue contra Unión (3-3 en Santa Fe), por la 18ª fecha del Torneo Apertura 1999, bajo la dirección técnica de Gustavo Costas y Humberto Maschio.

2) Campeón con la Cuarta División
La historia fue contada por Albano Bizzarri, Javier Lux y Adrián Bastía hace muchos años. En la pensión donde vivían los jugadores de las divisiones inferiores, una mañana, dejaron de escuchar al gallo que los despertaba. Supieron por qué durante el mediodía: ya no había comida, y tuvieron que sacrificarlo para que los pibes pudieran almorzar algo. No es una historia graciosa, sino triste, y simboliza el deplorable estado en el que Juan De Stéfano y Osvaldo Otero tuvieron a los juveniles durante la década del 90. En ese contexto, no es nada raro que desde 1990 (cuando la Octava de Cubito Cáceres y Roberto Galarza fue campeona) hasta 1999, la Academia no tuviera títulos en inferiores. Los que pensaban que la primera racha que rompió Milito fue la de los 35 años sin campeonatos, están equivocados: él fue parte de la Cuarta División que, dirigida por Jorge Brandoni, cortó con nueve años de sequía a nivel juvenil. Carlos Arano, campeón en 2001, era el capitán de aquel equipo, también integrado por Néstor Ruiz (tercer arquero en aquel Apertura), Leonardo Tambussi, el Piquetero Gustavo Arce y Manuel García, goleador del equipo. El día de la consagración (1-0 a Ferro) hubo 1200 hinchas en la cancha de Almagro. Diego fue titular, como segundo delantero, y vivió su primera vuelta olímpica. Como profesional, daría ocho más.


3) Su primer gol
En el Apertura 99, Diego jugó los dos partidos finales: aquel 3-3 contra Unión y un 3-1 en Avellaneda contra Gimnasia, la noche en la que el Chelo Delgado se despidió con dos goles y el público de Racing se autoproclamó Hinchada del Milenio. En el verano de 2000, le llegó su primera pretemporada. Entró unos minutos contra River (0-2); y, ante Boca, el titular iba a ser Daniel Cordone, un recién llegado. Pero el Lobo no había firmado contrato, y Racing no tenía plata para pagar el seguro ante una posible lesión. Entonces jugó Diego, que metió un gol luego de un error defensivo, y desde ángulo muy cerrado, en el empate 1-1.
Su primer gol oficial, en tanto, llegó en su quinto partido. Racing ya era un infierno (sumaba seis partidos sin triunfos) y, en Avellaneda, empezó perdiendo contra Colón. Diego agarró la pelota a 25 metros del arco de Leonardo Díaz y sacó un derechazo fuerte que viboreó en el aire. El arquero puso flojas las manos, la pelota llegó a la red y el 29 lo festejó de frente a los hinchas, tocándose la cabeza como diciendo: fui yo, fui yo. Claro que estamos hablando del Racing de 2000: finalmente, el equipo se caería a pedazos y Colón terminaría ganando 3 a 1. Qué años difíciles...

4) Amor por la camiseta
“Yo amo a Racing. Muchísimo. Los hinchas son una cosa increíble y lo más grande que hay. Me encanta jugar acá por más problemas que tengamos”. Había terminado el año 2000, una verdadera agonía para Racing, pero Milito declaraba públicamente su amor por la Academia. Mientras la mayoría de los futbolistas huía, evitaba ponerse la que era entonces la camiseta más pesada de la Argentina, Diego soñaba con quedarse y cambiar la historia. Aquel 2000 había sido un desastre. En los torneos de verano, Racing no ganó. En el Clausura, festejó en la primera fecha y luego estuvo trece partidos sin triunfos. En el medio, se retiró Teté Quiroz y renunció la dupla Costas-Maschio. Racing hizo la peor campaña de su historia (15 puntos sobre 57 posibles) y terminó 18º. En el Apertura, apenas ganó un partido de 19, renunció el Pampa Jorge, volvió a batir el récord negativo (11 puntos de 57) y terminó último, debajo de Los Andes y de Almagro. En todo el año, Milito jugó 27 partidos y metió apenas aquel gol contra Colón. El problema no era él: en el Apertura, ningún jugador metió más de 2 goles. “El vestuario, en los últimos partidos, terminó siendo un velorio –contaba en aquellos días–. A veces llegás tan bajoneado a tu casa que no te quedan ganas de hablar. En Racing, cada golpe duele el doble”.

5) El salvador
En enero de 2001, el fútbol de Racing fue gerenciado, Mostaza Merlo asumió la dirección técnica y Milito firmó su primer contrato: cerca de 2500 pesos de sueldo más la prima. Arrancó con goles en el verano (a San Lorenzo y River), pero cuando empezó el Clausura, Merlo puso a Estévez y a Rueda de titulares. Milito, ya con el Nº 11, fue pieza importantísima: jugó 17 de los 19 partidos, marcó un golazo contra Chacarita para empatar 2-2 cuando Racing estaba con 10 y fue el salvador en el peor momento. En la 17ª fecha, Racing perdía 1-0 contra Colón en Santa Fe y lo peloteaban. Si Argentinos le ganaba a Los Andes al día siguiente, alcanzaba a la Academia en la lucha por zafar de la Promoción. Milito, que se había ganado la titularidad, estuvo con fiebre horas antes del partido y se quedó en el banco. Cuando el mundo se venía abajo, Merlo lo mandó a la cancha y, en el último minuto, Diego encaró y, con un derechazo bajo, empató. Festejó con tantas ganas que terminó expulsado. En la fecha siguiente, Racing concretaría su salvación.

6) El sueño cumplido: Racing campeón
“Me está costando hacer goles. No me considero un goleador ni me obsesiono con eso, pero tengo que meterla más. A veces me apuro en el último toque”. El Apertura 2001 había comenzado y la estadística lo perseguía: 3 goles en 49 partidos oficiales. Racing comenzó el torneo con dos triunfos y un empate, y en la 4ª fecha, en su encuentro número 50, comenzó a cambiar su historia frente a los arcos: metió dos goles en un tiempo, esenciales para ganarle 2-1 a Newell's y dejar a Racing como único puntero por primera vez desde 1993.
“Sí, me había obsesionado –reconoció después–. Estaba ansioso, erraba goles increíbles. Y me ponía mal, porque sé que en mi posición tengo que convertir, por eso, estos goles son para la gente, que siempre me bancó. Y eso fue clave, me dio muchas fuerzas para no aflojar”. Esos gritos no fueron el único aporte de Milito en la campaña que terminó con la Academia como campeón argentino por primera vez en 35 años. Diego le dio una exquisita asistencia a Estévez contra San Lorenzo cuando el partido estaba empatado (terminó 4-1); participó de la jugada que abrió el marcador contra Unión (2-0); ante Colón (2-1), metió el primero tras desviar un remate de Bastía, e hizo un jugadón en el segundo, definido por Maceratesi; y en la anteúltima fecha, cuando el título peligraba, mostró toda su técnica, reventó el travesaño, y Chatruc empujó la pelota para poner el 2-0 y cortar el sufrimiento. El festejo se postergó por la crisis social que explotó a fin de año, pero Racing terminó llenando dos canchas y el Obelisco el 27 de diciembre, tras empatar 1-1 contra Vélez. Diego, Francisco Maciel y Martín Vitali fueron los únicos que jugaron los 19 partidos del torneo.


7) El partido perfecto
Sin la presion del bajo promedio ni la de salir campeón, porque la racha estaba cortada, se vio al mejor Milito. Arrancó el Clausura 2002 con goles a Argentinos Juniors (1ª fecha) y Newell's (4ª). Parecía que el arco se le cerraba de nuevo, porque estuvo ocho partidos sin convertir, pero le hizo un gol a Gimnasia (3-2) luego de correr 45 metros con la pelota, y le empató sobre la hora a Chacarita con un fierrazo de zurda. Con 4 tantos, ya era su torneo más eficaz, pero faltaba lo mejor. Contra Boca, la rompió. Primero, definió entre las piernas de Abbondanzieri. Y el segundo fue un golazo: ingresó al área por derecha, enganchó para adentro y definió cruzado, al palo lejano del Pato. Racing ganó 2-1, y Diego jugó su primer partido perfecto. En los diarios le llovieron los 10 puntos de calificación. “Se está convirtiendo en un gran definidor”, lo elogió Humberto Maschio. “Fue el mejor partido de mi carrera -dijo Diego-. En el primero, lo vi a Abbondanzieri con las piernas abiertas; en el segundo, juro que la quise poner ahí, al lado del palo. Cuando me di vuelta, apareció el hueco justo”.

8) Un momento difícil
El 29 de agosto de 2002, Diego Milito recibió una de las peores noticias que pueden recibirse: su papá, Jorge, había sido secuestrado. Fueron 19 horas de mucho sufrimiento, hasta que fue liberado luego de pagar un rescate de alrededor de $ 100.000. A Diego, en esos días, una fuerte lesión en el isquiotibial izquierdo lo tenía fuera del equipo que dirigía Osvaldo Ardiles. El secuestro de su papá fue alrededor de las 12.30 del mediodía, en Bernal, y recuperó su libertad a las 7.30 del día siguiente, cuando lo liberaron en Berazategui. Fue una semana de tensión en Racing porque, días antes, Maximiliano Estévez había sufrido un accidente automovilístico. Tras el secuestro de Jorge, las autoridades del club decidieron aumentar las medidas de seguridad durante los entrenamientos. También eran días de tensión y tristeza en el país, porque el hecho estuvo enmarcado en una ola de delitos, el peor de ellos cometido por la Policía Bonaerense, que el 26 de junio asesinó a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en una terrible represión acontecida precisamente en Avellaneda.

9) Sus pasos por la Selección
La relacion de Milito y la Selección no fue exactamente un romance. Tuvo buenos momentos, pero muchos factores influyeron para que resultara un amor injustamente efímero. El que más confió en Diego fue Marcelo Bielsa, que lo hizo debutar el 31 de enero de 2003, ante Honduras: cuando iban apenas 15 minutos de juego, metió el primer gol del 3-1. En aquella gira también se enfrentó a México (1-0) y Estados Unidos (1-0). Su cuarto partido fue el mejor: dos goles en un amistoso contra Uruguay, 2-2 en el Estadio Unico de La Plata. Bielsa volvió a utilizarlo contra Uruguay (3-2), Japón (2-1) y Perú (3-1), por las Eliminatorias, en 2004. Fue su último partido antes de renunciar.
En la temporada 2005/06, Diego la descosió en Zaragoza (21 goles), pero José Pekerman sólo lo puso contra Cataluña (3-0) y Croacia (2-3), y terminó dejándolo fuera del Mundial 2006 al elegir en su lugar a Julio Cruz. Alfio Basile tampoco le dio demasiado espacio. Algunos minutos en amistosos contra Francia, Suiza, Argelia y Noruega (2007); la Copa América, donde jugó apenas dos veces y le metió un gol a Colombia; y dos partidos en Eliminatorias, ante Uruguay (2-1) y Chile (0-1).
Con Maradona en el banco, Milito cumplió el sueño de jugar un Mundial, previos duelos contra Venezuela (4-0), Colombia (1-0), Ecuador (0-2) y Brasil (1-3) por Eliminatorias, y un amistoso ante Rusia (3-2). En Sudáfrica 2010, Diego entró contra Nigeria (1-0, el día de su cumpleaños) y fue titular contra Grecia (2-0).
En sus últimos partidos en la Selección (1-0 a Irlanda y 0-1 con Japón, ambos en 2010) se repitió un dato clave que lo explica todo: Diego Milito jamás jugó un partido completo en la Selección. En sus 26 partidos, entró o salió. ¿Era posible ganarse el puesto de esa forma?


10) Su primera Copa
Racing jugo dos Copa Libertadores en los últimos 25 años.Una fue en 2003 y, claro, estuvo presente Milito. La Academia, como campeón del Apertura 2001, también se había clasificado para la Sudamericana 2002: eliminó a River y, pese a un gol de Milito, perdió por penales contra San Lorenzo. En la Libertadores, el Racing de Milito, Bastía y Mariano González (foto) hizo una gran campaña: ganó invicto el grupo ante Universitario, Nacional y Oriente Petrolero, pero quedó eliminado por penales ante América de Cali. Diego jugó 8 partidos y gritó dos veces.

11) Hasta luego, Diego
Tras el titulo de 2001, Milito jugó cuatro torneos, y en todos fue el goleador de Racing: metió 6 en el Clausura 2002, 8 en el Apertura 2002, 6 en el Clausura 2003 (en la foto, ante Huracán) y 8 en el Apertura 2003. A fines de ese año, el Genoa de Italia ofertó 1.700.000 dólares por la mitad del pase; y Fernando Marin, sólo preocupado por juntar billetes, regaló a Milito. Diego, que había sumado 148 partidos y 37 goles oficiales en el club, pidió despedirse en la cancha. Por eso, jugó en el debut del torneo de verano 2004: 3-0 a San Lorenzo.

12) El falso ascenso
“¿A dónde te vas a jugar?”. A Diego Milito se lo preguntaron varias veces cuando aceptó la oferta del Genoa de Italia. Aunque era uno de los mejores delanteros del fútbol argentino y ya tenía experiencia en la Selección, aceptó irse al Genoa, que peleaba por no descender a la Serie C, Tercera División del fútbol italiano. “El Genoa es como Racing”, se dio cuenta enseguida: hinchada multitudinaria y seguidora destinada a sufrir. Diego llegó en la mitad de la temporada 2003/04 y debutó con un gol ante Ascoli (1-1). “No creo en el descenso, yo quiero ascender el año que viene”, declaraba con confianza en un momento crítico. En la 31ª fecha, el equipo estaba 23º (anteúltimo) y jugaba un partido clave ante Venezia. Empataban 0-0 y Diego, suplente, entró en el segundo tiempo, se hizo cargo de un penal que nadie quería patear y metió el 1-0 que lo empezó a convertir en ídolo. A partir de ese triunfo, Genoa mejoró (él aportó 12 goles en 20 partidos) y terminó 16º. “No fue fácil ambientarme al fútbol italiano, pero en el próximo torneo podré dar mucho más”, se animó a decir el adorado Milito. Y cumplió: su temporada 2004/05 fue majestuosa. “Si el presidente lo vende, le parto una pierna”, decía entre risas el entrenador, Serse Cosmi, a mitad de temporada. Diego marcó 19 goles hasta la última fecha, en la que había que ganar o ganar. Y apareció Diego, con dos goles más, para el 3-2 a Venezia que significaba el título y el ascenso. “Esto es increíble, sufrimos mucho, pero estoy muy feliz”, declaró entonces, sin saber que, días después, se descubriría que el presidente, Enrico Preziosi, estuvo involucrado en arreglos de partidos. El castigo fue para todos: no sólo se anuló el ascenso, sino que el Genoa fue descendido a la Serie C. Qué mala suerte, Diego.

13) Unidos y separados
Los Milito son una de las parejas de hermanos más exitosas del fútbol argentino. Lo curioso es lo lejos y lo cerca que han estado durante sus carreras. Gabriel es defensor, símbolo de Independiente y ganador de 14 títulos, 10 con el Barcelona. Diego es delantero, símbolo de Racing y ganador de 8 títulos, 6 con el Inter. Se enfrentaron por primera vez en el Clausura 2000 y lucharon en cada clásico hasta que Gabriel se fue a España en 2003. El más recordado es justamente el último, jugado en el Clausura de ese año. No sólo porque Diego metió un gol (empataron 1-1), sino porque, además, luego de una infracción de Gabriel sobre Chirola Romero, le pidió al árbitro que lo expulsara, y tuvieron una intensa discusión.
Claro que el fútbol no sólo los separó. También jugaron juntos en el Zaragoza entre 2005 y 2007, y le metieron goles al Barcelona en un mismo partido, que terminó 2-2. También compartieron cancha en la Selección. En un amistoso jugado en 2003, Argentina y Uruguay empataron 2-2: Diego hizo los dos goles argentinos, y Gabriel metió uno en contra.

14) ¡Cuatro al Real Madrid!
Luego del escandalo en Genoa, que cayó a la Serie C por la corrupción de su presidente, el club tuvo que desprenderse de Milito. Su destino fue el Zaragoza, al que llegó a cambio de unos 6 millones de euros por una recomendación: la de su hermano Gabriel, que jugaba ahí desde 2003. No necesitó adaptación: en su primera temporada, la 2005/06, marcó 21 goles. Lo más memorable sucedió en la Copa del Rey. Zaragoza eliminó al Atlético de Madrid de Bianchi en octavos de final y al Barcelona en cuartos, con dos goles suyos. En semifinales, el rival fue Real Madrid. El partido de ida, jugado el 8/2/06, fue increíble. A los 14 minutos, metió el 1-0. A los 21, el 2-0. A los 34, el 3-0. Real descontó, pero a los 10 del segundo tiempo, Milito metió su cuarto gol en el partido, que terminó 6-1. El 22, que sólo una vez había marcado tres goles, gritó cuatro nada menos que ante el equipo de Casillas, Sergio Ramos, Roberto Carlos, Beckham, Robinho y Ronaldo. El Zaragoza estaba lejos de ser un conglomerado de estrellas: César, Generelo, Zapater o Celades no son nombres que asusten. Pero el que metió miedo fue Milito, en una noche mágica y llena de récords. Por caso, la última vez que el Madrid había recibido 6 goles había sido en 1999, ante el Valencia del Piojo López. Y el último que le había metido cuatro a los Merengues había sido un tal Esteban Echeverría, de Oviedo, en 1947. “Milito vivirá en los altares del Zaragoza el resto de sus días. Respondió con cuatro goles todo ese amor que le profesa La Romareda”, escribió el diario español El País. La temporada, de todas formas, terminó con gusto agridulce. Zaragoza perdió la final de la Copa del Rey, y Diego no fue conovocado por Pekerman para el Mundial.

15) Su único descenso
¿Que pasó? Todavía se lo preguntan los hinchas del Zaragoza, que no entienden por qué el equipo pasó de pelear el título a descender a Segunda en apenas un año. Luego de su primera temporada, en la que llegó a la final de la Copa del Rey, Milito volvió a dar un salto de calidad en la 2006/07. Goles clave ante Betis (2-1), Sevilla (2-1), Villarreal (1-0), Atlético de Madrid (1-0) y Barcelona (1-0) llevaron al Zaragoza a pelear por entrar a la Europa League, clasificación que consiguió en la última fecha gracias al gol Nº 23 de Milito, a quince minutos del final. Sólo un jugador en Zaragoza anotó más que él en una temporada: Seminario en la 61/62. Pero en la 2007/08, si bien el equipo no brillaba, se ubicó de mitad de tabla para arriba hasta la fecha 22. De golpe, se vino a pique: sacó 13 puntos en las últimas 16 jornadas y descendió. Milito, por los 15 goles que marcó durante la temporada, y los 61 en tres años, se salvó de los reproches, pero sufrió como todos.


16) El primer retorno
A Milito le gusta volver. No sólo por lo que pasó en Racing: en 2008, al terminar su estadía en Zaragoza, retornó al Genoa. Recapitulemos: en 2005, el equipo había sido enviado a la Serie C por culpa de su presidente. Durante los años que Diego estuvo en España, Il Grifone saltó dos categorías y volvió a la A. Y ahí lo buscó a Diego, ídolo total.
¿Cómo le fue? Aunque parezca repetitivo, la rompió. En el repaso, es notable la regularidad en la carrera de Milito, el alto nivel que mantuvo durante más de una década en Europa. “Tuve la sensación de que nunca me había ido, es como un cuento”, dijo después de redebutar en la liga con gol y triunfo ante el Milan. Y ya no paró. Le hizo 3 goles a Reggina y ganó los dos clásicos ante Sampdoria: 1-0 con gol suyo, y 3-1, con tres suyos. Una bestia. Terminó la temporada con 24 goles. Estuvo a sólo uno de Zlatan Ibrahimovic, el capocannoniere del Calcio. Impulsado por él, Genoa logró un histórico 5º puesto que le permitió ingresar en la Europa League. Si la primera despedida había sido triste, esta fue una fiesta total. Dijo adiós con dos goles, un triunfo 4-1 al Lecce y la clasificación. El Inter estaba dispuesto a pagar 16 millones de euros para que intentara cortar otra racha: 45 años sin ganar la Champions League.

17) El año perfecto
Ni siquiera Messi, con perdón de sus apóstoles, ha tenido una temporada tan perfecta como la 2009/10 de Diego Milito. El tipo llegó al Inter, campeón italiano, con bastante poco para ganar. Los tifosi querían levantar la Champions League, que se les escapaba desde hacía 45 años. Ser campeones de Italia, algo de por sí difícil, sería sólo repetir el logro del año anterior. Y no ganar nada... puf, fracaso absoluto. ¿Algo más? Sí: Milito tenía que reemplazar a Zlatan Ibrahimovic, goleador de la liga anterior. Mamma mía...
Liga, partido 2: gol y figura en el 4-0 de visitante en el clásico ante Milan. Liga, partido 4: empieza perdiendo ante Cagliari y gana 2-1 con dos goles suyos. Champions League, partido 4: Inter se juega la clasificación a la siguiente ronda en Ucrania. Milito mete un tanto clave para el 2-1 al Dinamo Kiev. Liga, fecha 21: gol y figura en otro triunfo ante Milan (2-0). Champions League, cuartos de final: define la clasificación con un grito para derrotar 1-0 al CSKA Moscú. Champions League, semifinal: gol y figura en el partido de ida. El Inter de Mourinho elimina al Barcelona de Guardiola, Messi, Xavi, Iniesta e Ibrahimovic. Copa Italia, final: mete el gol del 1-0 a Roma. Segundo título de su carrera. Liga, última fecha: mete el gol del 1-0 a Siena. Tercer título de su carrera. Champions League, final: mete los goles del 2-0 al Bayern Munich de Van Gaal, Robben y Thomas Müller. Cuarto título de su carrera.
“Diego es fundamental para nosotros”, admitía el Pupi Zanetti. “Logró tanto que parece que estuviera acá hace mucho, ¡pero llegó esta temporada!”, festejaba Cambiasso. Por su enorme nivel, ganó el premio al mejor futbolista de Europa y, también, el justísimo pasaporte para cumplir el sueño que se le había roto cuatro años antes: jugar el Mundial.

18) Diego es Mundial
Jamás jugó un partido entero en la Selección. “La renuncia de Bielsa me perjudicó, él confiaba en mí”, decía Milito en 2004. Ningún otro, ni Pekerman, ni Basile, ni Maradona, ni Batista, apostó por él. De todas formas, su magnífica temporada 2009/10 obligó al otro Diego a convocarlo para la Copa del Mundo. En Sudáfrica, Messi, Tevez e Higuain fueron los titulares de Maradona en ofensiva. Milito, con la camiseta 19, jugó 12 minutos en el debut contra Nigeria (1-0) y vio desde afuera el 4-1 a Corea del Sur. En el tercer partido, con el equipo clasificado, fue titular junto al Kun Agüero; y cuando se abrió el marcador (gol de Demichelis) salió reemplazado. No volvió a jugar, ni siquiera cuando Alemania fue depositando, uno por uno, los goles del 4-0 que nos estampó en cuartos de final. Un año después, Batista lo convocó para la Copa América jugada en la Argentina, pero no ingresó ni siquiera un minuto.

19) Me verás volver
En Inter lo amaban. No es para menos: después de su brillante temporada 2009/10, siguió metiendo goles (75 en 165 partidos) y ganando títulos: la Supercopa Italiana y el Mundial de Clubes en 2010, y la Copa Italia 2011 (marcó uno en la final). Pero ya en aquel 2011 empezó a sentir el llamado: “Siempre sueño con volver a Racing. Es el club que me formó y le tengo un cariño enorme”, declaraba sin exageraciones. El Inter lo retenía porque era clave: el 1-0 en el clásico de 2012 ante el Milan fue por gol suyo, y ese mismo año volvió a meter cuatro goles en un partido: ante Palermo, en un divertido 4-4 bajo la nieve. Y, ya que estaba, tres en el 5-4 a sus amigos del Genoa, y otros tres en el 4-2 que dejó al Milan sin título. Metió 23 goles en la liga 11/12, pero ya lo tenía decidido: volvería a Avellaneda en 2013. “En los últimos años, Milito estaba más pendiente de Racing que del Inter”, contó hace poco tiempo Nicolás Burdisso, compañero en Italia. Pero no fue fácil: el 14 de febrero de ese año, se rompió los ligamentos de la pierna izquierda. No podía volver a Racing así, especialmente por lo que él mismo había declarado en 2006: “En nuestro país, cuando superás la barrera de los 30 años te ven como un viejo que roba la plata y que está de vuelta”. Se llenó de dudas. Decidió esperar un año más para ponerse a punto físicamente y regresar a la Academia en su mejor forma. Y, pese a las ofertas millonarias de otros clubes, en 2014 se animó y lo dijo: “Vuelvo a Racing”.

20) A nueve goles de un record histórico
Esperar un año más para volver terminó siendo peligroso. En esos doce meses, la Academia pasó de una gran campaña de de 62 puntos a una pésima de 33. Retornaron las polémicas y el murmullo del promedio. El día que volvió, durante la conferencia de prensa, le preguntaron por el título y por el récord de goles en Racing en los últimos 39 años. Parecían objetivos lejanos, pero uno lo cumplió, y el otro...
Milito suma 166 partidos y 43 goles en la Academia. Los 40 que hizo en el fútbol local lo convierten en el segundo máximo artillero del club en torneos cortos, sólo superado por Maximiliano Estévez, que sumó 41. O sea que, con dos gritos en 2015, Diego tendrá el récord en su poder.
En cuanto a amistosos, Diego tiene 19 partidos y 5 goles (4 en torneos de verano y uno ante Guaraní de Paraguay).
Sin embargo, la gran marca que puede conseguir es otra. Desde el retiro del Chango Cárdenas (en 1976), el máximo goleador con la camiseta de Racing es Roberto Ropero Díaz, con 51 gritos. Diego volvió con 37 y en un semestre llegó a 43. Si mantuviera ese ritmo, en 2015 podría convertirse en el máximo goleador desde el gran Chango. ¡Faltan 9, Diego!


21) Messi, Milito y después, el resto
El máximo goleador argentino en actividad es Lionel Messi, con 444 tantos. ¿Quién está segundo? Sí: Diego Alberto Milito. Sus 59 gritos en Genoa, 61 en Zaragoza, 75 en el Inter, 4 en la Selección y 43 en Racing suman un total de 242, una barrera que el resto todavía pelea por superar. Esa cifra, además, lo ubica en el puesto 320 entre los máximos goleadores de todos los tiempos, posición que puede ir mejorando si Milito sigue despertando redes. Más allá de las posiciones en el campo de cada uno, el héroe de Avellaneda ya ha superado en ese rubro, entre otros, al danés Michael Laudrup y a los argentinos Ricardo Infante y Bernabé Ferreyra; alcanzó al holandés Patrick Kluivert; y tiene cerca a José Manuel Moreno, al italiano Alessandro Altobelli y al brasileño Careca.

22) El hombre que todo lo puede
Los 9 años de Racing sin ganar un título en inferiores. Los 35 que pasó sin ser campeón local. Los 45 sin que un jugador de Zaragoza marcara 23 goles en una liga. Los 45 años sin que el Inter fuera campeón de la Champions League. Otros 13 que estuvo la Academia sin festejar desde que se fue. Y 12 sin participar de la Copa Libertadores. Sumalos: 159 años de malas rachas destrozadas por Diego Milito.
Su vuelta a Racing fue con triunfo ante San Martín de San Juan, por Copa Argentina. Al segundo partido, primer gol, en el 3-1 a Defensa y Justicia. Otro grito ante Arsenal (el 1-0, de penal) y uno contra Independiente llevaron la cuenta a 3 en apenas 6 partidos. Pero Milito se lesionó en el clásico. y Racing cayó en un pozo. Sin él, la Academia sumó el 8% de los puntos: empató un partido y perdió 3. Con él en cancha, obtuvo el 85%: ganó 14, empató 1 y perdió 2.
Diego volvió contra Boca y asistió a Bou con un gran pase de pecho. Ante Estudiantes (fecha 11), abrió el marcador con un cabezazo de goleador. La noche en que se enojó al ser reemplazado fue contra Gimnasia (fecha 14); seguramente, cuando Bou clavó el tiro libre goleador, se habrá arrepentido de haber tirado la cinta de capitán al suelo. Frente a River (fecha 17) participó del gol en contra de Funes Mori, y frente a Central (fecha 18) metió dos goles hermosos. Y en la fecha 19, contra Godoy Cruz, el hombre que rompe las rachas rompió una más.

Publicado en El Gráfico N°4453 (enero de 2015)

1 comentario:

  1. Entre los momentos más destacados de su carrera, resaltan su doblete al Bayern de Múnich en la final de la Liga de Campeones de la UEFA 2009-10​ y cuatro goles al Real Madrid en semifinales de la Copa del Rey 2005-06, jugando para el Real Zaragoza.

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