Por Martín Estévez
Tiene 26 años y jugó en doce equipos diferentes, pero lo que no cambia en el armador es su intenso vínculo con la camiseta argentina. Suma más de 200 partidos y ya está listo para un año con triple competencia: Panamericanos, Liga Mundial y Preolímpico.
La inundación de Santa Fe. En nuestra edición de enero, el basquetbolista Tayavek Gallizzi contó el triste y traumático relato en el que su familia vio su casa completamente bajo el agua y él, a los 10 años, estuvo perdido durante algunas horas, temiendo por las vidas de su mamá y una de sus hermanas. Sucedió entre el 29 de abril y el 3 de mayo de 2003; y, dependiendo de la fuente a la que se recurra, provocó entre 60 y 160 muertes.
La inmensa dimensión de aquella tragedia se evidencia cuando, apenas un mes después, otro protagonista del deporte argentino cuenta que quedó marcado por lo sucedido durante aquellos días. “Mi prioridad era el básquet, el vóley era mi segundo deporte, pero cuando tenía 14 años fui reclutado por Ben Hur de Rafaela. Ahí me decidí por el vóley, pero fue en el año de la trágica inundación de Santa Fe y no pude seguir jugando. No me pude habituar, no encontré la estabilidad psicológica, y decidí volverme a mi casa. Yo zafé porque estaba del otro lado del río Salado y el agua no me llegó tanto, pero la verdad es que tengo muchos conocidos y amigos que perdieron un montón de cosas, sobre todo en el barrio Centenario. Fue traumático para todos ver gente durmiendo en el techo, perdidos. En Santa Fe siempre va a haber un triste recuerdo”.
El que cuenta la historia es Luciano De Cecco, que casi doce años después es armador y emblema de la Selección Argentina de vóley. ¿Cómo fue que decidió volver a jugar después de alejarse de Ben Hur? “Seguí entrenando en Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, y a los seis meses hubo un reclutamiento de Bolívar. Decidí darme otra oportunidad... y acá estoy”.
¿En dónde está? En Italia, representando a uno de los mejores equipos del país: Sir Safety Perugia. Ni siquiera pudo volver a la Argentina durante las fiestas, ya que el exigente calendario le impuso partidos el 26 y 28 de diciembre, y el 3 de enero. Desde aquella mudanza a Bolívar hasta su llegada a Perugia hay una larga historia que, acompañados por Luciano, empezamos a repasar.
-¿Cómo es mudarse de ciudad y solo a los 15 años?
-En Santa Fe, crecer en el vóley es difícil, porque no hay clubes tan fuertes. Entonces, la primera alternativa es irse. El proyecto de Bolívar era bueno, tenía iniciativas para jugadores jóvenes. Cuando se lo dije a mi mamá, aceptó con mucha dificultad. Mi papá también titubeaba. Pero el 14 de marzo del 2004 me fui, y nunca más volví.
-Mientras jugabas la liga bonaerense con Bolívar, llegó la citación a la Selección de menores, pero no te fue bien.
-Fue un año difícil. La mudanza, la responsabilidad que sentía en Bolívar... No estaba preparado para la Selección, y psicológicamente no di todo. Volví dos años después, más fuerte, fui al Mundial de menores, y desde ahí no paré.
-Hagamos un ping pong de tus siguientes equipos, empezando por Instituto Formosa, donde jugaste en 2004...
-¡Uy, la verdad es que fue muy bueno! Fuimos muchos chicos de Bolívar juntos, hicimos una gran liga, estuvimos a un paso de llegar a la final por el ascenso y, de algún modo, lanzamos el vóley en la ciudad de Formosa.
-Universidad Nacional de La Matanza...
-También fue un convenio con Bolívar. Yo jugaba en distintas categorías. En Sub 18, por ejemplo, jugué de central, de opuesto y de punta. La Universidad se portó diez puntos.
-Azul Vóley, ya en la liga nacional...
-La gente era mil puntos, hice muchos amigos. Y zafamos del descenso, que era el objetivo.
-¿Qué pasó el 24 de abril de 2006?
-¡Mi primer entrenamiento con la Selección Mayor! Era el cuarto armador y sabía que estaba para rellenar, pero de a poco fui teniendo oportunidades y de un momento a otro me encontré jugando con Milinkovic, Meana y Spajic. Fue todo muy rápido. Mi oportunidad llegó porque Nico Efrón se lesionó, jugué bastante bien en una gira y quedé.
En aquel año, De Cecco se convirtió en el armador argentino más joven en jugar un Mundial (13er puesto) y una Liga Mundial (récord de 7-5). Luego volvió a Bolívar y ganó la Liga Nacional. “Aprendí muchísimo. Fuimos campeones invictos y llegamos a la final del Sudamericano. No jugué tanto, pero me sirvió para madurar y crecer internamente”.
-Sigamos con el repaso...
-En 2007, Monitichiari de Italia compra mi pase, pero por una cuestión reglamentaria me cede cuatro meses a Belgrano de Córdoba. Después jugué algunos partidos en Monitichiari, surgió la posibilidad de volver a Belgrano y acepté. Aunque no nos fue tan bien, fui titular en un buen equipo. No me arrepiento.
-Andreoli Latina, en la 2008/09...
-Mi primera experiencia en la Segunda de Italia. Ascendimos en los playoffs, pero fue duro, porque era un equipo hecho para ganar, en un momento perdimos ocho partidos seguidos y trajeron a otro armador. Luché por el puesto y ascendimos, así que fue de los mejores años.
-Dinamo Yantar, de Rusia, en la 2009/10...
-Fue un cambio no querido. Tenía precontrato en Italia, pero contrataron otro armador, cerró el mercado de pases y la única oferta era de Rusia. Fue difícil: otro idioma, otra cultura. Aprendí a cargar nafta, pedir un café, pedir las bolsas en el supermercado y nada más. El resto era inglés, italiano, todo mezclado para poder entender. En el súper, sacaba fotos con el iPhone y tenía un programa para traducir. Y después compraba lo mismo.
-¿Siempre te sentiste importante en la Selección o eso pasó en 2010, cuando te convertiste en un referente?
-Siempre me sentí cómodo; ser importante en un deporte de equipo es relativo. Me divertí, me sigo divirtiendo, y me siento parte de un grupo que hizo cosas importantes y que todavía tiene mucho para ganar.
-A diferencia del primero, en tus siguientes títulos con Bolívar fuiste clave.
-El primero lo festejé igual que el Sudamericano 2010. Obviamente, con roles diferentes, pero la euforia y la alegría son las mismas.
-Fuiste jugador más valioso del Sudamericano y mejor armador de la Liga Mundial 2011. ¿Cuánto valor les das a esos premios?
-Si quisiera premios individuales, jugaría al tenis. Son relativos, lo importante es que lo del equipo sea mejor que lo individual.
-El proceso de Javier Weber en la Selección empezó bien y se desdibujó un poco al final. ¿Cómo recordás esa etapa?
-Todos cumplimos un sueño al llegar a los Juegos Olímpicos. Tal vez nos faltó nivel, pero es un recuerdo gratificante. Mejoramos de cero a diez en un montón de cosas. Ninguno va a la Selección para hacer amigos, sino para lograr objetivos.
-Llevás cuatro años en Italia. ¿El 2014 fue el mejor o sólo el de mejores resultados?
-La verdad es que tengo que mejorar. Jugué el Mundial y cerramos ganándole a Italia y a Estados Unidos; gané la Copa Italia con Piacenza, antes habíamos llegado a una final… No sé si fue de los mejores, pero siento que he mejorado desde el 2012 hasta ahora.
-Y pasaste de Piacenza a Perugia...
-Últimamente es difícil elegir dónde ir. Priorizo lo deportivo más que lo económico, porque en Italia, con la crisis, siempre hay dificultades. Es un equipo que aspira a estar entre los mejores, la motivación es esa. Perugia es una ciudad autónoma, universitaria, con más gente, cerca de la montaña, pero aunque esté en Alaska mi modo de vida es siempre igual.
-Para la Selección es un año de muchos desafíos, comenzando por los Juegos Panamericanos. ¿Cómo fue jugarlos en 2007?
-Una experiencia hermosa, agarrás conciencia de lo que puede ser un Juego Olímpico. El vóley tal vez le pone mayor énfasis a otras competencias, pero para un jugador siempre es lindo vivir experiencias así.
-¿Qué clase de entrenador es Julio Velasco?
-Es uno de los mejores del mundo, y tenerlo en la Argentina con todo su historial ganador nos beneficia para seguir mejorando y sumando como grupo. En 2014 dimos un salto. No sé si el que esperábamos, pero mejoramos. Es un placer trabajar con él.
-¿Brasil, Venezuela, Cuba y Estados Unidos son los rivales por una medalla?
-También está Canadá. Lo enfrentamos en 2014 y salieron grandes partidos. Y creo que Puerto Rico, que viene de hacer un muy buen Mundial, va a dar mucho de qué hablar.
-Da la sensación de que en los Panamericanos podría jugar un equipo alternativo, y se guardaría lo mejor para clasificar a los Juegos Olímpicos. ¿Sentís lo mismo?
-Si le toca ir a un grupo B al Panamericano, no deja de ser importante para la Selección, y una gran oportunidad para muchos. Lo importante es que todos tengan la chance de, como decimos en el básquet, sumar minutos.
“Decimos”, se le escapa. De Cecco sigue teniendo un jugador de básquet en la sangre. “Hace diez minutos estaba con un juego de básquet online. Lo sigo mucho. Puse televisión satelital desde hace unos años, en Italia, y sigo la NBA, la Euroliga. También es algo para hablar con mi papá”. Su papá Ricardo es salteño, fue basquetbolista profesional y actualmente dirige en su provincia. “Lo seguía a todos lados, era la riñonera de mi viejo -recuerda Luciano-. Ahora hablamos vía Skype”. Ricardo le presta atención a las estadísticas de su hijo, algo a lo que el propio Luciano no le da mayor importancia.
-Hace poco superaste los 200 partidos con la camiseta de la Selección...
-Me tuvieron que avisar cuando pasé los 100 y cuando pasé los 180. Así que imaginate cuánta importancia le doy… Los premios individuales que los guarde mi mamá en Santa Fe, y las estadísticas que las sigan mi papá o algún amigo. Lo mío es hacer lo mejor posible adentro de la cancha.
Recuadro – Conciencia social
En 2013, Luciano De Cecco comenzó a organizar un evento solidario en Santa Fe, con la intención de que pueda continuarse año tras año. Son partidos en los que juegan figuras del vóley y lo recaudado es a beneficio de distintas organizaciones sociales. “Yo estudié en escuelas públicas y he tenido compañeros con más carencias que yo, pero siempre fuimos muy unidos. Cuando vas por los barrios, siempre ves gente que necesita. Ayudo de modo personal, sin que se sepa, pero también aprovecho a mis conocidos del vóley y la popularidad para hacer cosas más grandes, como lo del vóley solidario. La idea es sumar nuevos deportes para seguir ayudando a Santa Fe”.
12 los equipos en los que jugó De Cecco: Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, Bolívar, Instituto Formosa, Universidad Nacional de La Matanza, Azul Vóley, Monitichiari (Italia), Belgrano de Córdoba, Andreoli Latina (Italia), Dinamo Yantar (Rusia), Monza, Piacenza y Sir Safety Perugia (los tres de Italia). Además, representó a la Selección en menores, juveniles y mayores.
Publicado en El Gráfico N°4454 (febrero de 2015)
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