Foto de 1867 de un equipo de cricket. Aparecen dos de los que jugaron el primer partido de fútbol: Thomas Hogg y Thomas Smith. |
Por Martín Estévez
A mediados del siglo XIX, los ingleses que vivían en la Argentina querían imponer en el país a su deporte preferido. Sin embargo, el 20 de junio de 1867, cometieron un gravísimo error que terminó para siempre con esa posibilidad. ¿Qué sucedió?
La influencia de la cultura inglesa en Buenos Aires, durante el siglo XIX, ha sido remarcada por muchos historiadores. Los ingleses fueron derrotados en sus tímidos intentos de invasión de 1806 y 1807, pero poco a poco, por culpa del capitalismo, realizaron una invasión cultural. Los inmigrantes tuvieron hijos aquí, y la región se llenó de nombres y apellidos británicos.
Entre las costumbres que la comunidad inglesa quiso imponer (además de la organización social, la vestimenta, el vocabulario…) estuvo el cricket. Un deporte con bate y pelota, similar al béisbol. Y venían por buen camino, porque los pocos argentinos nativos que tenían acceso a los deportes, comenzaron a mirar y entender ese juego que los ingleses practicaban.
Sin embargo, un error lo arruinó todo. Un puñado de británicos quiso generar una novedad y, el 9 de mayo de 1867, se conformó el Buenos Ayres Football Club, con el objetivo de organizar partidos de football, deporte recién reglamentado que no se conocía en Sudamérica.
El problema era que no había dónde jugar. Intentaron armar un primer partido el 25 de mayo, en La Boca. Pero llovió y la zona se inundó. Era difícil conseguir un campo de juego adecuado, entonces decidieron pedirle prestada la cancha al Buenos Ayres Cricket Club, que aceptó.
Grave error. Gravísimo. Sin saberlo, los amantes del cricket estaban matándolo.
“Hoy habrá un partido de football en Palermo –es la traducción de lo publicado en el periódico The Standard, que se editaba en inglés–. Creemos que será el primero jugado en Buenos Aires, y entendemos que media ciudad estará allí si el clima se presenta favorable”.
El 20 de junio de 1867, muy cerca de donde hoy está el Planetario, se jugó el primer partido de fútbol en la Argentina, y también en Sudamérica. Aunque fue un jueves feriado, entre los dos clubes sólo pudieron juntar 16 jugadores.
En ese partido de ocho contra ocho, que duró dos horas, los de gorro rojo (capitaneados por Thomas Hogg) derrotaron 4-0 a los de gorra blanca (liderados por Walter Heald), con un reglamento bastante distinto al habitual.
Fue sólo el inicio de una de las mejores invasiones que sufrió la Argentina: la del football. No, perdón: la del fútbol. Hubo otro partido el 29 de junio de 1867. Y otro más el 9 de julio. Y otro. Y otro. Y miles más.
Ya en 1912, el mismo The Standard asumiría con sorpresa que el cricket nunca sería el principal deporte en la Argentina, no entendiendo que se hubiera adoptado el fútbol aunque su práctica “no fuera tan científica”. La torpe explicación que intentó el periódico fue la siguiente: “El temperamento de los jóvenes nativos se caracteriza por ser agresivo, vehemente e impulsivo”.
Excusas. Puras excusas. Nos quisieron imponer su cricket y redescubrimos su football. Lo transformamos en fútbol, con U, y se los mandamos de nuevo. Fue una contrainvasión, arrancamos en mitad de cancha y marcados, como Maradona en el 86, y terminamos mandándola al fondo de la red.
Hoy, en Buenos Aires, se respira fútbol. El cricket, sin saberlo, empezó a morir aquel 20 de junio de 1867.
Publicado en la página web de El Gráfico (noviembre de 2015)
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