Por Martín Estévez
El 3 de diciembre se cumplen dos décadas de un encuentro inolvidable en el que Racing arruinó la primera asunción de Mauricio Macri como presidente.
La previa. Eran malos tiempos para Boca: había ganado un título local en 14 años. Pero, para el Torneo Apertura 1995, armó un equipo muy fuerte, que incluía a Manteca Martínez, el Beto Márcico, el Kily González, Darío Scotto, Carlos Mac Allister, Blas Giunta y el retorno de los dos ases del fútbol argentino: Claudio Caniggia y Diego Maradona.
Racing, por su parte, había terminado con la pésima gestión de Juan De Stéfano y empezaba la pésima gestión de Osvaldo Otero. También había renovado su plantel con numerosas incorporaciones: Rubén Capria, Marcelo Delgado, Roberto Pompei...
El contexto. En las primeras 16 fechas del campeonato, Boca había elaborado una campaña extraordinaria: 9 triunfos, 7 empates, ninguna derrota y una defensa sólida que apenas había recibido 6 goles. Dirigido por Silvio Marzolini, llegaba como único puntero a tres partidos del final, listo para ser campeón con Diego y Caniggia: sería una fiesta legendaria. El día del clásico hubo elecciones en el club: Mauricio Macri derrotó a Antonio Alegre y se convirtió en presidente xeneize.
Racing había cambiado de técnico (Miguel Brindisi por Pedro Marchetta) y eso le había dado envión: venía de ganarles 3-0 a Lanús y 4-1 a Newell’s; estaba a cinco puntos del líder Boca. Ese año había roto una racha de dos décadas sin triunfos en La Bombonera: 1-0, gol de Galarza, en el Torneo Clausura.
El partido. 3 de diciembre de 1995, 17ª fecha. La fortaleza que Boca había construido durante 16 partidos se destruyó en 12 minutos y medio. A los 3’, Rubén Capria capitalizó un rebote y clavó un zurdazo alto. A los 10’, el Chelo Delgado se escapó en velocidad y definió por arriba de Navarro Montoya. A los 12’, el Piojo López se filtró entre Gamboa y Fabbri, y la punteó por debajo del cuerpo del Mono. 3 a 0.
Boca reaccionó sobre el final del primer tiempo: un cabezazo de Mac Allister y un penal de Maradona lo dejaron 2-3. Pero, a los 2 minutos del segundo tiempo, Capria clavó otro zurdazo desde lejos: 4-2. Y, trece minutos después, tras un pase de Néstor De Vicente, la empujó de cabeza a la red: 5-2, hat-trick del Mago, incredulidad en las tribunas.
El descuento de Manteca Martínez no sirvió: el Piojo López, desencadenado, metió el 6-3 con un zurdazo delicado que pegó en el poste derecho de Navarro Montoya y entró. Hubo un gol más, de Scotto, para decorar el increíble resultado final: Boca 4 – Racing 6.
Las repercusiones. Para Boca, fue el comienzo del derrumbe: en las últimas dos fechas sumó una derrota ante Estudiantes y un empate ante Deportivo Español. Terminaría 4° en el campeonato.
Maradona jugó hasta 1997, sin poder sumar nuevos títulos a su carrera.
Macri usó a Boca como terreno de prueba para su ingreso a la política partidaria. Con una coalición política de derecha, llamada Cambiemos, veinte años después fue electo presidente.
El Mago Capria dio el paso fundamental para ganarse el cariño del público de Racing. En 2013, El Gráfico lo eligió como uno de los 110 ídolos en la historia del club.
El Piojo López jugó un torneo más en La Academia y luego se fue al fútbol europeo, a continuar una gran carrera que incluyó 215 goles y 8 títulos.
El partido es recordado como uno de los diez mejores y más emocionantes del fútbol argentino en la década de 1990.
Publicado en la página web de El Gráfico (diciembre de 2015)
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