¿PUEDE EL TÍTULO DE LA NBA ESCAPARSE DE LAS MEJORES MANOS? ¿PUEDE UN BASQUETBOLISTA CONVERTIRSE EN UNA LEYENDA A PESAR DE NO HABER SIDO CAMPEÓN? VEINTE TALENTOSOS QUE QUEDARON EN LA HISTORIA CONFIRMAN QUE SÍ.
La Historia no la escriben sólo los que ganan. No desde que en 480 a.C. Leónidas lideró a tres mil espartanos contra dos millones de persas en una batalla épica, o desde que en 217 a.C. el cartaginés Aníbal y su ejército cruzaron los Alpes en invierno para sorprender a los romanos en las Guerras Púnicas. Ambos perdieron, pero sus hazañas son más recordadas que las de sus vencedores. También ocurre en la NBA: el sitio de Charles Barkley o Karl Malone siempre será mayor al de Eric Riley (pivote campeón con Houston en 1994). Estar en el mejor equipo es un logro. Pero los grandes no lo necesitan para ser grandes.
Nate Thurmond, por caso, rozó el anillo de campeón en 1964 y 1967, pero San Francisco Warriors perdió las finales. En Chicago y en Cleveland hacía todo solo. Así fue el primero en lograr un cuádruple-doble: 22 puntos, 14 rebotes, 13 asistencias y 12 tapas en un juego. The Great fue uno de los mejores pivotes defensivos de la historia.
Pete Maravich, conocido como Pistol Pete por los 44.2 puntos que promedió en la NCAA (record universitario) y máximo anotador en 1976/77, fue un base estético que superó ocho operaciones y alcanzó su mejor nivel en Utah (1974-1979). Murió en 1988, durante un juego benéfico.
Pete Maravich le anotó 68 puntos a New York en 1977.
George Gervin es uno de los Dioses del Olimpo de los Spurs. Cuatro veces máximo anotador (sólo superado por Jordan y Chamberlain), ganó cinco veces su División, pero el anillo se le escabulló. The Ice Man fue seis veces mejor escolta y promedió 26.2 tantos (7º mejor de todos los tiempos).
Artis Gilmore fue el mejor lanzador de la historia según las estadísticas. The A-Train medía 2,18m, pasó por Chicago, San Antonio y Boston y promedió un colosal 59.9% en tiros de campo. Él y su peinado afro merecen un lugar entre los grandes.
El alero Alex English se destacó en Denver Nuggets, siendo máximo anotador en 1982/83 y el jugador con más puntos en la década del ’80: 19.682. “Lograba mis puntos con movilidad, un fundamento que se adquiría en la universidad, como la clave para un título: jugar en equipo”, explica.
Bernard King alcanzó su mejor nivel en New York Knicks. Mayor anotador en 1984/85, dos veces mejor alero y campeón a su modo: cuando drogas y lesiones amenazaban su carrera, volvió de la oscuridad.
Más cerca en el tiempo, otro anotador sin corona: Dominique Wilkins, quemarredes en 1985/86 (30.3 de promedio). Alero explosivo, fue símbolo de Atlanta Hawks durante 11 temporadas y hasta ganó la Euroliga (principal torneo de clubes de Europa) en su breve y polémico paso por el Panathinaikos griego.
Quien tuvo revancha fue Lenny Wilkens, base autor de 7.211 asistencias. Sus Saint Louis Hawks no pudieron con Boston en 1960/61; y no fue MVP (Jugador Más Valioso) en 1969/70 porque se cruzó Wilt Chamberlain en su camino. Pero consiguió el título como entrenador en 1978/79 y lo eligieron como uno de los diez mejores coachs de la historia.
Jordan tampoco fue el único responsable de que Patrick Ewing y el francotirador Reggie Miller no ganen anillos. Aunque detuvo una y otra vez a New York y a Indiana en la Conferencia Este, cuando él no estuvo los verdugos fueron otros. Ewing, mejor pivote de la 1989/90, perdió finales contra Houston en 1994 y San Antonio en 1999; Miller, máximo anotador de triples de todos los tiempos, declinó en la final de 2000 ante los Lakers.
Reggie Miller: 18 temporadas en Indiana y campeón olímpico en 1996.
Todavía pueden
Algunas figuras actuales aún tienen sus dedos desnudos. Jason Kidd, cinco veces mejor base, cayó en dos finales (2002 y 2003), pero sigue intentando llevar a New Jersey Nets a lo más alto. Kevin Garnett acumula doce temporadas generando hazañas para Minnesota Timberwolves (fue MVP 2003/04 y tres veces mejor ala pivote), pero el equipo no ayuda: quedó fuera de playoffs en las últimas tres temporadas. El sudafricano nacionalizado canadiense Steve Nash no es popular fuera del básquetbol, pero debería serlo: MVP en 2004/05 y 2005/06, cuatro veces mejor base, este año se recuperó de una lesión en un hombro y promedió 11.6 asistencias. Ha llevado a Phoenix Suns a estar entre los mejores en las últimas temporadas. Allen Iverson es menos efectivo que Nash, pero más espectacular. Héroe en Philadelphia, sus 183 centímetros llevaron a los Sixers a las finales en 2000/01 (esa temporada fue MVP). Pero el equipo se debilitó y este año fue transferido a Denver. ¿Cómo un escolta bajito promedia 28 puntos? Talento y desenfado es su fórmula.
La maldición
Elgin Baylor es el caso emblemático: un alero que brilló en los Lakers (primero Minneapolis y después Los Angeles), promedió 27.4 puntos (3º mejor en la historia) y 13.5 rebotes, anotó 71 puntos en un juego, integró diez veces el Equipo Ideal, llegó a ocho finales... y nunca ganó el anillo. ¿Bajaba su nivel en los momentos decisivos? El record de 61 puntos en una final le pertenece. La ausencia de un título se explica sólo porque los casi invencibles Boston Celtics se le cruzaron en siete finales. Tan injusto resultó todo para Baylor, que en la primera temporada luego de su retiro, la 71/72, los Lakers fueron campeones.
Lo sabe cada uno de ellos, elogiados y premiados pese a la ausencia de un anillo de campeón en sus dedos. El lenguaje de la grandeza no lo hablan los ganadores: lo hablan los grandes.
UNA IMAGEN HISTÓRICA
Observe bien la fotografía, no es una más. Los dos fueron elegidos entre los 50 mejores jugadores de la historia, pero existe una importante diferencia entre ellos. A la derecha, Elgin Baylor, alero de Los Angeles Lakers, quien disputó ocho finales y las perdió todas. A la izquierda, Bill Russell, máximo ganador de la historia de la NBA, con 11 anillos. Russell fue cinco veces MVP y siete de las finales se las ganó al equipo de Baylor. ¿Son el más ganador y el más perdedor? Nada de eso: son dos enormes jugadores que engrandecieron a la historia del deporte.
PUBLICADO EN FOX SPORTS EDICIÓN ESTADOS UNIDOS (Nº14), URUGUAY (Nº13), PUERTO RICO (Nº3) Y EL SALVADOR (Nº16), MAYO DE 2007
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