Por Martín Estévez
Tiene 21 años pero ya brilló en Huracán, hizo un gol en la Selección y tuvo un paso frustrante por el fútbol brasileño. Tras confesar su amor por Independiente para impulsar su llegada al club, tiene claro su gran objetivo: volver a ser el que fue. Lo ayudará Mohamed, el entrenador que lo hizo debutar.
Pocos jugadores admiten de qué cuadro son hinchas. Exceptuando a los surgidos de las divisiones inferiores de su club, en los últimos años casi ninguno ha exteriorizado sentimientos futboleros. ¿Algunos ejemplos? Matías Giménez se declaró fanático de Boca; el Gato Sessa soñaba con atajar en Gimnasia y lo logró; Gastón Casas, Facundo Sava y Gabriel Hauche son de Racing hasta en la forma de gritar goles; el Cholo Simeone no solo se retiró en La Academia, sino que fue su técnico; justamente en Racing, a Migliore le colgaron una bandera ofensiva por su corazón xeneize; y, ya en 2010, Pavone mostró su piel de Gallina antes de firmar con River. A diferencia de ellos, el Pupi Zanetti no pudo cumplir su deseo de jugar en Independiente y Leandro Gioda espera usar algún día la camiseta de Newell’s. La introducción es larga, pero útil para revalorizar las tres palabras que utilizó Matías Defederico mientras negociaba su salida del Corinthians: “Soy de Independiente”.
-Sorprendió esa declaración. ¿En qué momento decidiste hacerla? No muchos resignan cosas por jugar en un club.
-Por ahora creo que no tuve que resignar nada. Decidí decirlo porque Independiente estaba interesado en mí. Sabía que era el club al que más posibilidades tenía de venir, entonces con esa declaración le daba un condimento especial a la negociación. Hay que ser inteligente y trabajar con eso para ayudar a que se dé lo que uno más quiere.
-Seis meses antes habías tenido la chance de jugar en River. Vos lo querías pero no se hizo. ¿Esta vez tuviste que dejar más clara tu postura y tomar la iniciativa?
-No sé si fue la iniciativa, pero sí quise que tuvieran en cuenta mi opinión. De todas maneras, Julio Comparada y mi representante manejaron muy bien el pase. Fue medio callado para no levantar sospechas de nada y que otros clubes no se metieran en el medio. Lo fueron manejando con inteligencia. No es que yo haya esperado hasta último momento para decir que soy de Independiente, pero dejé pasar un poco de tiempo porque nunca se sabe. Quizás aparecían cosas interesantes. El 2011 es un año muy importante en mi carrera, porque hace un año y medio que estoy afuera y no me fue como hubiera querido. Entonces, creo que éste es el momento de volver al ruedo, de estar entre los nombres más importantes de la Argentina, como lo estuve cuando jugaba en Huracán.
-Decís que en Brasil no te fue como hubieras querido. ¿Qué expectativas tenías al llegar a Corinthians?
-Muchísimas. Muchísimas por la manera en la que había llegado a Brasil. Con la camiseta número diez, después de tener un muy buen nivel en Huracán... Me hubiera gustado jugar en ese nivel también en Corinthians. La verdad es que, cuando llegué, lo tuve. Y después... Bueno, en 2010 hubo circunstancias, problemas, cosas que no me permitieron seguir con lo que venía haciendo. Y allá los argentinos la tienen que romper, ser figuras. Es el caso de Darío Conca, de Walter Montillo, de Pablo Guiñazú, que es capitán del Inter desde hace mucho tiempo. Si no se destaca, al jugador argentino se le hace muy difícil estar allá.
-Cuando en 2012 termine el préstamo con Independiente, en teoría, deberías retornar a Corinthians. ¿Tenés ganas de una revancha o preferirías no volver nunca al fútbol brasileño?
-Tengo que volver; me quedan dos años y medio más de contrato. La idea de Corinthians fue cederme y que volviera el año que viene, pero se verá en el transcurso del año. Ojalá que me vaya bien acá y pueda dar el salto a Europa, que es lo que más quiero.
“Circunstancias, problemas, cosas que no me permitieron seguir con lo que venía haciendo”, dice Defederico y resulta evidente que no quiere hablar de un tema del que ya ha hablado: en Corinthians creyó que su habilidad se impondría a todo, incluso a los pedidos tácticos que le hacían sus entrenadores. Pero la rebeldía, que tan buenos resultados le había dado en Argentina, lo condenó en Brasil.
La “cosa que venía haciendo” en Huracán y que no pudo hacer en Brasil fue brillar durante seis meses. Ésa es su carta de presentación. Esos seis meses brillantes lo llevaron a Corinthians, a la Selección y, ahora, a Independiente. Seis meses en los que, junto a Javier Pastore y Mario Bolatti, impulsó al Huracán de Cappa al subcampeonato. Antes de esos 19 partidos del Clausura 2009 no había hecho demasiado. Después, tampoco. Es lógico: tiene apenas 21 años.
-¿Sos consciente de que algunos de tus compañeros tienen tu edad y recién dan sus primeros pasos en Primera?
-Sí, lo pienso. Pero algo bueno veo en mí: no hago diferencias por eso. No me sale cancherear porque estuve un año y medio afuera, o porque vengo de jugar con Ronaldo. Quiero ser uno más del grupo. Yo soy el que se tiene que integrar a ellos, porque vienen de salir campeones. Aunque el año pasado no les haya ido bien en el campeonato, haber ganado la Sudamericana le da un plus a este plantel.
-Nombraste a Ronaldo. ¿Sentías algo especial por jugar con él o cuando sos su compañero y lo ves todos los días va perdiendo esa imagen casi mítica?
-Al principio lo mirás raro, pensás qué fenómeno tenés al lado. Pero cuando van pasando los días, los meses, los años, ya es un compañero más. Te puede sorprender en una práctica o en un partido por las cosas que hace, pero verlo se te hace normal.
-Y futbolísticamente no es el mismo que hace diez años...
-Lógicamente, no es el mismo Ronaldo del Mundial del 98 o el del 2002, pero sigue siendo Ronaldo. Eso no se lo va a quitar nadie.
Antes de su primer partido en el Rojo (0-2 contra Boca en Mar del Plata), Defederico había tenido tres debuts muy especiales. Primero, con Huracán en el Nacional B. “Un partido rarísimo. El técnico era Tony (Mohamed) y fuimos a completar a Rosario un partido que se había suspendido a los 39 del segundo tiempo. Se jugaron dos tiempos de tres minutos; el precalentamiento duró más que el partido. Tiro Federal nos hizo un gol enseguida y no quedaba tiempo para nada. Cuando quedaban veinte o treinta segundos, un defensor de ellos despejó, Úbeda la paró de pecho y tiró un centro. La llegué a tocar y empatamos. Fue un debut extraño. Ni debut, diría. Creo que fue más debut el partido siguiente, contra San Martín de San Juan en cancha de Huracán, que ése”.
Luego, el debut con Ángel Cappa en el banco, ya en Primera, en la última fecha del Apertura 2008. “Le ganamos 3-0 a Vélez y metí un gol. Yo sabía que era un partido decisivo para mí, definía si me quedaba en la Reserva, como venía pasando, o iba a la pretemporada en Mar del Plata. Entonces le puse todas las fichas. Creo que mucho de lo que tengo hoy en el fútbol es gracias a ese partido”.
Tercer gran debut: en la Selección, metiendo un gol en el 3-1 contra Panamá, en uno de esos particulares amistosos de la Era Maradona. “Jugar con la Selección nunca es poco importante. Cuando te ponés la camiseta de tu país no hay rivales débiles, no hay amistosos. Ese día jugué 45 minutos porque éramos muchos chicos y Diego quería vernos a todos. Creo que hice un partido aceptable y, gracias a Dios, metí un gol. Nos fuimos todos contentos”.
-¿Te ves con chances de jugar la Copa América? ¿Es una de las razones por las que volviste al fútbol argentino?
-Sí, es una de las razones. Volví para estar más cerca de la Selección, de mi gente, de mi entorno. Quizás el fútbol de Brasil no sale mucho en la Argentina, entonces estaba un poco apartado de todo. Igual, hoy por hoy me veo un poco lejos, porque estuve mucho tiempo sin alcanzar mi nivel.
-Antes de volver, tu último partido oficial como titular había sido en octubre de 2010. ¿Tenés miedo de que se note cuando empiece el torneo?
-No es que sienta miedo; pero sí, importa. No es lo mismo correr diez pasadas que te pide el profe que sostener noventa minutos a buen ritmo. Tengo que estar tranquilo, sé que al primer partido no me van a salir todas bien.
-Hagamos un ping pong de los técnicos que marcaron tu carrera. ¿El Turco Mohamed?
-Tony es un incentivador natural. Sabe mucho de fútbol, pero le llega al jugador por la cabeza, le da ese plus, esas ganas, esa voluntad, comiéndole la cabeza de buena manera. Trabaja muchísimo en eso. Une al grupo. Hace entrenamientos muy divertidos, que te hacen morir de la risa, para estar alegres, para estar con el ánimo bien arriba.
-Ángel Cappa.
-Me marcó mucho. Cuando me fui a jugar a Brasil, sufrí un cambio muy brusco por la manera de trabajar que tiene él con respecto a otros entrenadores. Le da mucha importancia a la pelota, al fútbol, al reducido. Trabaja en darte confianza con la pelota. Es otro tipo de incentivación.
-Mano Menezes.
-Es muy perfeccionista, está en todos los detalles. Quizás no es el entrenador que... a ver, cómo lo digo para que no quede mal... no te va a hacer explotar como un gran jugador. Te va a pedir que hagas dos o tres cosas en un partido, dos o tres detalles; y por ahí con esos dos o tres detalles lo ganás. Pero no te vas a destacar. Es un técnico conservador.
-Diego Maradona.
-Diego es parecido al Turco. Está atrás del jugador, lo incentiva, hace las prácticas divertidas. Con él al lado, el jugador saca cosas que ni siquiera sabía que tenía como futbolista, y el Diego te las hace descubrir dentro de la cancha.
-¿Por qué jugadores de tu edad, que casi no lo vieron jugar, lo admiran tanto?
-Es verdad, yo solamente lo vi en las últimas épocas de Boca. Tenía 7, 8 años. Creo que es porque fue un jugador diferente, alcanza con conocer poco sobre él para saberlo. Di Stéfano, por ejemplo, no tenía la prensa que tuvo Diego en su momento. Diego se crió en este ambiente, es un personaje, diciéndolo de la mejor manera. Siempre está en el aire, siempre está presente, siempre está en todo. En la Selección, en Boca, en esto, en lo otro. Nunca queda en el pasado. Hoy por hoy, a los jugadores les sirve y no les sirve el tema de la prensa. Hay jugadores a los que los levanta y otros a los que los tira abajo. Pero Diego ganó un Mundial, jugó lo que sabemos que jugó y por la prensa que tuvo, la misma que nosotros tenemos ahora, más el hecho de estar presente en el ambiente, creo que no lo vamos a olvidar nunca.
-Si juegan Huracán-San Lorenzo. ¿Te genera algo, te sigue importando Huracán?
-Sí, ¿cómo que no? Quiero que gane Huracán, grito si hace un gol. Yo contra Huracán no tengo nada. Huracán me dio todo. Puedo tener diferencias con dos o tres personas del club, pero no con la gente.
-Cuando llegaste a Corintians, esperabas cosas que finalmente no sucedieron. ¿Qué esperás de este paso por Independiente?
-Primero y principal, volver al nivel que tuve en Huracán para servirle al equipo, para sentirme bien conmigo mismo. Para sacar el signo de pregunta que hay en mí porque es difícil haber jugado seis meses en un buen nivel como lo tuve en Huracán e irme un año y medio afuera y no encontrar ese nivel. El dribbling que tenía, los pases en profundidad... Hoy tengo un signo de pregunta dentro de mí, mi nivel es una incógnita. Entonces quiero que empiecen los partidos para demostrar que puedo jugar en Independiente, que estoy a la altura.
-¿En qué lugar de la cancha te sentís más cómodo? ¿Cuál es tu puesto natural?
-Puedo jugar de enganche o de mediapunta. Me gusta bajar para llegar con la pelota dominada, porque hoy por hoy los defensores están muy fuertes, se trabaja mucho con el físico y yo de contextura no soy grandote. Entonces me gusta jugar más con la pelota al pie, llegar desde atrás con la visión de toda la cancha. Aprovechar mi velocidad con inteligencia. Así se me va a hacer más fácil que yendo al choque con los defensores.
-Dijiste que hasta ahora no resignaste nada, pero probablemente en el clásico rival ya no puedas jugar. ¿No te pondrías nunca la camiseta de Racing?
-Nunca hay que escupir para arriba. Me lo dijeron muchas veces, y por ahí fue un error haber dicho que soy hincha de Independiente porque me puede tocar jugar en Racing. Pero, de hecho, muchos jugadores son hinchas del clásico rival y no lo dicen. No es para tanto: hay millones de clubes en el mundo en los que se puede jugar.
-Pero uno solo del que también sos hincha.
-Es verdad: uno solo.
NOMBRE COMPLETO: Leonardo Matías Defederico.
FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO: 23 de agosto de 1989, en Capital Federal.
EDAD: 21 años. ALTURA: 1,68 metros. PESO: 65 kilos.
DEBUT: 6 de marzo de 2007, contra Tiro Federal de Rosario (1-1), por el Nacional B.
TRAYECTORIA: Huracán (2007-2009), Corinthians de Brasil (2009-2010), Independiente (desde 2011). TÍTULOS: Ninguno.
37 Los partidos que suma Defederico en el fútbol argentino, todos en Huracán. Dos fueron durante la temporada 2006/07 del Nacional B y 35 en Primera División. En total marcó 7 goles, 6 de ellos en Primera, donde debutó el 18 de agosto de 2007 ante Tigre (0-0). En Corinthians jugó 31 veces en un año y medio, e hizo 2 goles. En la Selección suma un partido y un gol.
PUBLICADO EN EL GRÁFICO N°4407 (FEBRERO DE 2011)
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