Por Martín Estévez
Un mes después de anunciar su retiro del fútbol, el Vasco asumió la dirección técnica de Tigre y, fiel al puesto de toda su vida, ni se le ocurre juntar a cuatro centrales en la defensa. “Me gusta jugar con marcadores de punta y con enganche”, afirma.
Las doce letras que conforman la palabra Arruabarrena generan tres ideas inmediatas en el cerebro. La primera, emparentarlo con la Generación Bianchi que ganó todo en Boca, más precisamente con la línea defensiva: Ibarra, Bermúdez, Samuel y Arruabarrena. La segunda idea es el recuerdo de su paso por el Villarreal de Manuel Pellegrini que llegó a las semifinales de la Champions League. Y la tercera... sí, la tercera idea transcurre en Mar Azul, “donde Arruabarrena sale a barrenar”. ¿Podría el Vasco, en su nueva función de director técnico, aparecer de nuevo en una publicidad que nada tiene que ver con el fútbol? “Nooo... Bueno, no sé. Si la oferta es buena...”, responde, y se ríe.
-Vasco, se conoce cómo jugabas y tu personalidad, pero nadie sabe mucho sobre el Arruabarrena técnico. ¿Cómo te definirías, cuáles son tus principios?
-Antes que nada, tener la pelota la mayor cantidad de tiempo posible. La posesión es importante. Que haya sociedades, que haya triangulaciones. Y me gusta jugar con laterales. Pero todo depende siempre de los momentos y del estado de ánimo de los jugadores. Tenemos un buen plantel.
-Más allá de las circunstancias, ¿tu idea es jugar con línea de cuatro en defensa y que entre esos cuatro haya dos laterales?
-Sí, es la idea. Ya llegó Mariano (Pernía) y hay dos o tres opciones que estamos evaluando. La idea es jugar con laterales y que los laterales suban, se proyecten.
-Hay que tenerle respeto al puesto después de toda una vida como lateral, ¿no?
-Sí, me gusta jugar con laterales. Sé que actualmente hay pocos y por eso tenemos que ir a buscar afuera, porque es difícil encontrarlos acá. Por ese motivo me puso contento la llegada de Pernía.
-¿Te interesa trabajar con las Inferiores en la formación de jugadores? Para formar laterales, por ejemplo.
-Sí, estamos muy en contacto con Fabio Radaelli (el coordinador) y con toda la gente de Inferiores. Los chicos se están entrenando con nosotros, en el mismo lugar. Hemos subido a cinco o seis pibes que tienen futuro, que deben ir trabajando, ser profesionales. Y lo están haciendo muy bien. Me pone contento, quiero que si tienen oportunidades las aprovechen; que estén preparados para jugar en Tigre o en cualquier otro lado.
-¿Cómo formaste al cuerpo técnico?
-El profe Julio Santella es uno de los mejores preparadores físicos que tuve en mi carrera. Con él me une algo personal. A Diego Markic lo conocía, vivimos en el mismo lugar, nuestras mujeres son amigas, teníamos buena relación. Así fueron llegando todos; son todos muy capaces. Yo soy un técnico nuevo, voy a tener limitaciones y necesito que el cuerpo técnico me diga “Esto está bien, esto está mal, acá le erraste, acá no”. Al que menos conocía era a Fernando Belloso, entrenador de arqueros. Pero hablé con un par de muchachos, con Miguel Ángel Russo, que ha trabajado con él, y por lo visto hasta ahora, es un fenómeno.
-Además de Russo, ¿con qué directores técnicos conversás habitualmente?
-Tengo los teléfonos de muchos, pero trato de no molestar. Hablo con Diego Cagna, con Juan Antonio Pizzi, con Russo, he charlado con Bianchi... No tengo problemas con nadie. Me han aconsejado muy bien.
-¿Qué tipo de jugador preferís? ¿El talentoso rebelde que rompe con la táctica o el...?
-(Interrumpe) Todo equipo necesita de esos jugadores. Uno puede darle diferentes maneras de jugar u opiniones sobre algunos movimientos, pero el jugador tiene que decidir. Tiene que tener esa rebeldía. Tampoco quiero que un 2 me vaya a jugar de 9, eh.
-Actualmente son pocos los equipos que juegan con enganche. ¿Te gustaría que Tigre lo tenga o va a depender de esos momentos de los que hablabas antes?
-Depende de la situación. No, de la situación no: del estado de ánimo, tanto de Cachete (Morales) como de Botta. Y también tengo a Emiliano, del que no me sale el apellido griego y dificilísimo que tiene (NdeR: se refiere a Emiliano Ellacopulos, que realizó su primera pretemporada). Pongo muchas esperanzas en ellos. Yo he jugado casi siempre con enganche en Boca, en Villarreal también. Voy a adaptarme a los momentos, a la circunstancia y al rival, pero me gusta jugar con enganche. De mitad de cancha hacia arriba tengo variedad: puedo jugar 3-1-2, 2-3-1, 4-2... Esperemos tener 20 o 21 jugadores parejos. Sería muy bueno para todos.
-¿Qué es lo que más te molestaba que le hiciera un director técnico a un jugador?
-La indiferencia. Hay que estar. Primero hay que ser un ejemplo: el tema de los horarios, de las concentraciones. Y hay que estar. Porque el que juega siempre está contento, pero en algunos momentos es más importante el que no juega. Este cuerpo técnico lo sabe y tratamos de estar en todo.
-¿Y que es lo que más te molestaría que un jugador te hiciera a vos como técnico? Lo que no perdonarías...
-La falta de respeto. Te vuelvo a repetir: si vas de frente, si vos cumplís con las pautas que en principio imponés, nadie te puede decir nada. Me ha sucedido: he llegado y he tenido que dejar a jugadores afuera, pero fui de frente, lo dije. Hay chicos que han rescindido su contrato, hay jugadores que han sido compañeros míos y que tuvieron que irse a préstamo; pero todos lo entienden, lo comprenden. Son profesionales.
No se suelta, el Vasco. Después de tantos años en el rol de futbolista, intenta separarse de esa imagen sin que resulte chocante, trata de hablar con más formalidad pero sin ser antipático. Se siente como cualquiera de nosotros cuando empezamos un nuevo trabajo: observado y con ganas de demostrar por qué lo eligieron.
-Este cambio en tu carrera, ¿lo planeaste así? ¿Creías que ibas a ser técnico tan rápido y en Primera División?
-No, estas cosas aparecen de golpe. Había hecho el curso, pero me retiré más por temas familiares que por otra cosa. Me gusta entrenar, me gusta concentrar, pero fui a Chile y estaba solo, mi familia me extrañaba. Eran señales. En un momento dije “ya está”. Y surgió todo esto. Fue muy rápido, pero estoy contento. Me gusta, cada vez me gusta más, y espero que los jugadores comprendan lo que quiero.
-Desde que asumiste, ¿nombraste la palabra “promedio” o está prohibida hasta que empiece el torneo?
-En la primera charla dije que vamos a mirar el promedio porque es obvio, está ahí. Pero hay que tratar de trabajar y conseguir resultados. Si conseguís resultados, sumás puntos. Si sumás puntos, dejás de pensar en el promedio y, a la vez, podés aspirar a algo más. Pero hay que trabajar con tranquilidad, no hay que ser tan impaciente.
-¿Se puede jugar igual de local y de visitante?
-No es que se puede: se tiene que jugar igual. No sé por qué no se hace habitualmente. Tigre, de Caruso Lombardi para acá, sacó más puntos de visitante que de local. Quizás haya que tomar algunas precauciones porque el local te va a ir a buscar, pero se tiene que jugar igual. Si vos tenés la posesión de la pelota, tenés movilidad... La gente se puede oír durante los primeros dos, tres minutos. Después, son once contra once.
-¿Qué técnicos marcaron tu carrera? ¿De cuáles vas a tomar cosas para dirigir?
-Uno es Menotti. Si bien debuté con el Maestro Tabárez, él fue el que me dio más continuidad. También Carlos Bianchi, Manuel Pellegrini... y te agrego uno más: lo poco que he tenido a Marcelo Bielsa me ha gustado. Su forma de trabajo, la franqueza. Fueron solo tres o cuatro semanas: algunos amistosos, la Copa América y la clasificación para el Mundial, pero me encantó. Y no porque sean mis amigos, pero Juan Pizzi y Diego Cagna también laburan bien.
-Son muchos los que elogian a Bielsa aunque los haya dirigido poco tiempo. ¿Qué es lo que gusta de él?
-Que va de frente. Y eso, en la actualidad, el jugador lo valora bastante. Todos dan muchas vueltas. Marcelo, en el tiempo que ha estado conmigo, ha sido muy sincero. Y repito: ha hecho muchos trabajos que después se realizan en la cancha y sirven.
-Las famosas cintitas terminan sirviendo...
-Las cintitas, los trabajos en los laterales que no le he visto hacer a ningún otro técnico... Cosas que te quedan.
-¿Entonces veremos cintitas en algún entrenamiento de Tigre?
-(Sonríe) Haremos algunos trabajos específicos, por lo menos con los laterales. Después, Markic se encargará del medio. Pero sí, me gusta mucho trabajar con reducido. Esperemos poder hacerlo y que se trabaje con alegría, que también es importante.
El Vasco jugador
Ya es director técnico, pero es difícil no verlo un poco como futbolista. A veces hasta se mezcla con sus dirigidos en el entrenamiento y cuesta diferenciarlo del resto. Hace poco, muy poco, que Rodolfo Arruabarrena dejó el fútbol, y es un buen momento para recordar algunos momentos que vivió del lado de adentro de la línea de cal.
¿Tu mejor partido, Vasco? “El mejor fue contra Palmeiras, en la final de la Copa Libertadores 2000. Fue el partido de ida, empatamos 2-2 e hice los dos goles. Fue muy importante porque soy hincha de Boca y porque significaba mucho para nosotros. Buscamos mucho esa Libertadores. En Villarreal también tuve una buena Champions League y metí varios goles, pero ese partido con Boca tiene un valor sentimental muy fuerte”.
¿El peor partido? “Contra Lanús, jugando para Tigre, el día que me saltó la térmica y dije que no tenía más ganas de jugar. Fue hace muy poco, hará un año y medio. Hacía calor, había llovido y desde antes del partido no sentía ganas de jugar. Ibamos perdiendo 3-0. Les pedí disculpas a los muchachos y a Diego Cagna. Supieron entender, fue un partido nada más”.
¿La cancha más difícil? “No, ninguna. Incluso fui visitante en La Bombonera y no me pareció la más difícil. Sí sentís fastidio cuando te escupen. En Jujuy, por ejemplo, cuando ibas a sacar un lateral, escupían, escupían, escupían... Y encima, tenían buena puntería, ja. Te obligaban a sacar el lateral rápido; si no, el pelito terminaba arruinado”.
PUBLICADO EN EL GRAFICO N°4407 (FEBRERO DE 2011)
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