martes, 15 de octubre de 2013

Londres 2012 - Que el medallero no tape el bosque

Por Martín Estévez

La delegación argentina consiguió menos medallas que en los dos Juegos Olímpicos anteriores, pero 21 de nuestros representantes terminaron en los 11 primeros puestos de su especialidad. Son los propios atletas quienes afirman que, gracias al Enard, el deporte nacional tiene un futuro prometedor.

“Los deportistas sabemos que la situación mejoró mucho y no nos cansamos de agradecerlo. Comparado con lo que pasaba diez años atrás, se modificó de un extremo a otro. Antes teníamos apoyo, pero un sistema muy trabado, y en la alta competencia es necesario tomar decisiones rápidas. Ahora cumplen todo lo planificado y sin demoras”. Las palabras son de Cristian Rosso, remero que junto a Ariel Suárez terminó 4° en la categoría doble scull y se llevó un diploma olímpico de Londres 2012. Pero podrían ser de cualquiera de los atletas argentinos que participaron en los Juegos.

El análisis de una competencia tan inmensa es extremadamente complejo. Puede dividirse por deportista, por disciplina, comparando con otros países, por repercusiones sociales, desde lo económico y un infinito etcétera. Sin embargo, entre el mar de datos existentes, elegiremos desde nuestra subjetiva mirada los que consideramos más importantes.

Si una de las conclusiones es que la preparación mejoró desde 2008 hasta 2012, ¿por qué disminuyó la cantidad de medallas? “El apoyo fuerte del Enard comenzó hace dos años, y los resultados no se consiguen a corto plazo –explica Rosso–. Argentina va a mejorar en el futuro. En cuatro años sí se van a conseguir más podios y diplomas”. Cuidado: medir el éxito o fracaso de la política deportiva de un país únicamente por la cantidad de medallas es un despropósito absoluto. Para argumentar esta opinión, intentemos una mirada más global.

¿Medallas, para qué?
Más allá de una alegría pasajera cada cuatro años, ¿para qué les sirve a los habitantes de una nación que su país gane medallas? ¿Por qué una parte del presupuesto nacional está destinado a que un atleta gane competencias que no afectan nuestra vida cotidiana?

Sin pensarlo, podríamos llegar a la conclusión de que no tiene sentido invertir en un deportista (aunque fuera el heroico Sebastián Crismanich), porque sus éxitos no modifican los índices políticos más importantes, como los culturales, educativos o económicos. Si la Argentina no mejora ni empeora porque un lanzador de bala obtenga un diploma, ¿para qué invertir?

La respuesta es compleja. Un Estado nacional medianamente decente sabe que el deporte es una herramienta clave para favorecer la salud, la educación y la organización social de un país. Y son necesarios dos factores para desarrollar esa herramienta: poseer la infraestructura necesaria y generar en los sujetos el deseo de practicar deportes. El primer objetivo se logra invirtiendo en la construcción y mantenimiento de centros deportivos, desde modernizar el Cenard hasta pagar el sueldo de un profesor municipal de tenis de mesa. El segundo objetivo es más difícil de alcanzar, y una de las estrategias es a través de ídolos y referentes. Seamos claros: desde que Las Leonas son Las Leonas, la cantidad de mujeres que juegan al hockey en la Argentina creció espectacularmente. Desde que Paula Pareto ganó la medalla de bronce, nacieron más judocas que en todas las décadas anteriores. Y no tengan dudas de que, desde el oro logrado por Crismanich, las academias de taekwondo deben estar sumando estudiantes como nunca antes.

Respondamos ahora sí, la pregunta inicial. ¿Para qué les sirve a los habitantes de una nación que su país gane medallas olímpicas? Para que se fomente la práctica del deporte, una herramienta fundamental para mejorar la salud, la educación y la organización social.

¿De dónde sale la plata?
Es necesario diferenciar a la Secretaría de Deporte de la Nación y al Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo). La Secretaría es responsable de los dos objetivos que mencionamos: generar infraestructura y fomentar la práctica. El Enard, en cambio, apunta al desarrollo de los mejores deportistas para su participación en las principales competencias.

El presupuesto del Enard surge de un impuesto del 1% sobre el consumo de telefonía celular que fue aprobado en diciembre de 2009. ¿Ley kirchnerista? No: recibió 55 votos a favor y apenas uno en contra en el Senado.

Los resultados también existen
A no confundirse: limitar la importancia de triunfos y derrotas olímpicas no significa ignorarla. En definitiva, los resultados influyen en el objetivo final: fomentar la práctica deportiva.

Argentina había ganado dos medallas de oro y cuatro de bronce tanto en 2004 como en 2008. Este año, la cosecha se limitó a una de oro, una de plata y dos de bronce. En ese aspecto no hubo mejora, aunque sí en la cantidad de diplomas olímpicos (los obtienen quienes finalizan del 4° al 8° puesto), que llegaron a diez. Y entre el 9° y el 11° lugar hubo siete representantes argentinos. Lectura posible: fueron menos los que ganaron medallas, pero más los que estuvieron cerca de obtenerlas. En 2008, entre el 1° y el 8° puesto se ubicaron nueve argentinos; en 2012, fueron 14.

El 42° lugar en el medallero fue impulsado principalmente por Sebastián Crismanich, ganador en la categoría hasta 80 kilos del taekwondo. El correntino había sido destacado en nuestra edición de noviembre de 2011 como uno de los deportistas del mes, y fue protagonista de una nota en abril de este año, en la que declaraba: “Si estoy con todas las luces, como cuando gané los Panamericanos el año pasado en Guadalajara, puedo conseguir una medalla. Busco formar parte de la historia”. Lo logró. 

Un escaloncito debajo de él, Las Leonas revalidaron sus hazañas y consiguieron la cuarta medalla consecutiva. Esta vez fue de plata. “Lo de las chicas, como siempre, fue espectacular –resalta Jorgelina Rimoldi, símbolo de la selección de hockey entre 1991 y 2001–. Buena parte de esos logros se debe a que ahora llegan mejor preparadas. Nosotras, cuando fuimos a Atlanta 96, recibíamos una beca mínima de la Secretaría. Y, si podíamos irnos de gira, era porque otros países nos invitaban. Las cosas cambiaron para mejor”.

El primer bronce de la delegación lo consiguió Juan Martín Del Potro. En semifinales, perdió un histórico partido ante Roger Federer (6-3, 6-7 y 17-19), pero se levantó y le ganó el tercer puesto a Novak Djokovic. Al igual que el fútbol, el tenis depende más de su propia evolución que del Enard. Es el que menos apoyo recibió entre los deportes olímpicos: $ 361.000. “El balance del tenis argentino es muy bueno gracias a Juan Martín –remarca Martín Jaite, ex N°9 del mundo y actual capitán de Copa Davis-. Su logro está a la altura de los más importantes de nuestros tenistas”.

La otra medalla llegó justamente de la disciplina en la que más se invirtió: el yachting. Los $ 11.398.000 tuvieron como premio el bronce obtenido por Lucas Calabrese y Juan de la Fuente en la clase 470. Es el quinto Juego consecutivo en el que el deporte de la vela le significa medallas a nuestro país.

Ganadores sin medalla
La ya mencionada dupla Rosso-Suárez estuvo cerquita del podio y terminó cuarta. “El balance es totalmente positivo –festeja Rosso-. Teníamos el objetivo de estar entre los seis primeros y lo superamos. Fue una experiencia excelente desde todos los puntos de vista. Gracias al Enard, para entrenarnos tuvimos botes que estaban al nivel de los mejores países, y fuimos a tres Copas del Mundo. Sin esas Copas, no hubiéramos llegado a los Juegos”.

La Selección de básquet emocionó otra vez. Cuando parecía que el límite estaba en cuartos de final, volvió a derrotar al peligroso Brasil y logró un fantástico 4° puesto. El bronce se frustró en una infartante derrota ante Rusia.

El judo consiguió dos diplomas. Paula Pareto, medallista en 2008, demostró que sigue en la elite y finalizó 5º. Emmanuel Lucenti alcanzó el 7° lugar. Ninguno supera los 27 años, por lo que podrían competir en Río de Janeiro 2016.

Más sorpresivo fue lo de Germán Lauro (6° en lanzamiento de bala, batiendo el récord argentino) y Federico Molinari (8° en anillas, primer gimnasta finalista). “El principal logro de los Juegos fue la cantidad de diplomas que se consiguieron –señala Jorgelina Rimoldi–. Que Lauro y Molinari hayan alcanzado una final olímpica son hechos históricos”.

Además, aplaudimos desde nuestras páginas a Miguel Correa y Rubén Rézola (5° en canotaje), Carola López Rodríguez (9ª en taekwondo), la dupla María Gabriela Best-María Laura Abalo (9ª en remo), Juan Manuel Cano (22° en marcha), Miguel Bárzola (35° en maratón) y a Braian Toledo, que a los 18 años consiguió el puesto 30° en lanzamiento de jabalina.

A curar las heridas
“Los Juegos no fueron lo que esperábamos –reconoce Juan Manuel Vivaldi, arquero de la Selección masculina de hockey–. Aspirábamos a terminar entre el 5° y el 8° puesto, pero quedamos décimos. No alcanzamos el mejor rendimiento ni en lo individual ni en lo colectivo, y eso en los Juegos Olímpicos se paga carísimo”. Y esquiva las excusas fáciles: “No me gusta decir que los resultados no se dieron porque los rivales se levantaron mejor que nosotros. Tenemos que hacernos una autocrítica fuerte. Tuvimos todas las chances para hacer una preparación excelente, no hay reclamos posibles. Tenemos que ser menos irregulares”.

No es el único que dejó Londres con una mezcla de alegría y tristeza. Jennifer Dahlgren debe sentirse peor: anuló sus tres lanzamientos de martillo. Es buen momento para no olvidar sus enormes logros de los últimos años.

Lo de la Selección de handball ya era un éxito, porque fue la primera vez que consiguió la clasificación. Quedó, sin embargo, la sensación de que había potencial para mejorar el 10° puesto final. “El salto de calidad que dio Argentina en los últimos años es enorme –confirma Cristian Canzoniero, histórico exarquero de la Selección–. La mayoría del plantel juega en el exterior y recibe apoyo económico. El problema es que avanzar a nivel internacional es cada vez más difícil; una cosa es pasar de ser el 20° equipo del mundo al 18°, eso no cuesta tanto. Pero entre el 10° y el 8° hay un abismo. Al único que se le podía ganar y no se le ganó fue Túnez. La realidad es que estamos para pelear con los mejores africanos y los peores europeos. Apuntar más arriba sería un error”.

En el listado de los que imaginaban mejores resultados se incluyen Cecilia Biagioli (17º en aguas abiertas), David Nalbandian (afuera en la primera ronda del tenis) y Georgina Bardach (47º en 400 metros combinado).

La lógica económica
En definitiva, ¿a la Argentina le fue bien o mal? Lamentamos que la respuesta sea poco osada, pero le fue como marca su realidad social. El medallero evidencia que las potencias económicas son también potencias olímpicas: Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Rusia, Alemania... Esperar que la Argentina termine en los primeros puestos sin antes transformar su realidad de país oprimido es una ilusión sin fundamento. Es injusto compararnos con los más poderosos. Nos guste o no, nuestras medidas son México (7 medallas) y Colombia (8). Y, como objetivo a largo plazo, acercarnos a Brasil (17 medallas). Creer que sólo con esfuerzo pelearemos mano a mano con Australia o Francia es tan ingenuo como creer que, en la vida, todas las personas tienen las mismas posibilidades de progresar.


*Diez hechos inolvidables

Remando contra la historia. El Comité Olímpico Internacional (COI) invita a países para que participen en disciplinas en las que, por su bajo nivel, no podrían estar. El caso más recordado fue el de Eric Moussambani, de Guinea Ecuatorial, quien nadó en Sydney 2000. En Londres, se destacó el nigeriano Hamadou Issaka, elegido para competir en remo. La primera vez que lo intentó fue tres meses antes de los Juegos; terminó cayendo al agua. Issaka es un nadador de 35 años que subsiste como jardinero y limpiador de piletas. “Antes de los Juegos, nunca había probado un bote olímpico porque en Africa no tenemos”, contó.

Análisis del medallero. Estados Unidos lideró por 16º vez en la historia: sumó 10 oros más que en 2008 (46 contra 36) y recuperó el primer lugar perdido ante China, que logró 38. Gran Bretaña aprovechó la localía para pasar de 4° a 3° (29 oros); fue su mejor actuación desde 1920. Rusia quedó 4° (24 oros); y Corea del Sur pasó de 7° a 5°. Alemania retrocedió de 5° a 6°, y Francia recuperó terreno: había sido 10° en Beijing y fue 7° en Londres. Completaron el Top Ten: Italia, Hungría y Australia.

Roger, cada vez más grande. Uno de los pocos logros que le faltaban a la gloriosa carrera de Federer era una medalla olímpica en singles (había ganado oro en el dobles de 2008). En Londres, venció a Falla, Benneateau, Istomin, Isner y Del Potro hasta llegar a la final, donde perdió ante Andy Murray. ¿Fracaso? Su imagen besando la medalla de plata con una sonrisa enorme respondió que no. El suizo sabe valorar los logros ajenos y, cerca del final de su carrera, también los propios.  

De sexo debil, nada. La nadadora china Shiwen Ye batió un récord olímpico y uno mundial en Londres, algo poco habitual pero probable. El problema es que sus marcas en los 200 (2m08s39) y en los 400 metros combinado (4m28s43) generaron sospechas, especialmente porque tiene sólo 16 años. Impactaron los últimos 50 metros de la competencia de 400, que recorrió en 28s93, menos que Ryan Lochte, ganador masculino. Se habló de doping, pero nosotros creemos en su inocencia hasta que se demuestre lo contrario.

El rey de todos los tiempos. Michael Phelps lo logró. Había anunciado que serían sus últimos Juegos Olímpicos y le faltaban tres medallas para superar las 18 de la gimnasta ucraniana Larissa Latynina, récord histórico. Ganó 4 de oro (100 metros mariposa, 200 combinado y las postas de 4x100 combinado y 4x200 libre) y 2 de plata. Así, el nadador estadounidense alcanzó 22 medallas en su carrera, marca que difícilmente sea mejorada en las próximas décadas.

Próceres nacionales. Respecto a Beijing 2008, fueron menos los países que ganaron medallas: 87 contra 82. Siete subieron al podio por primera vez en su historia: Bahrein (Maryam Yusuf Jamal, bronce en 1500 metros); Chipre (Pavlos Kontides, bronce en yachting); Botswana (Nijel Amos, plata en 800 metros); Gabón (Anthony Obame, plata en taekwondo); Guatemala (Erick Barrondo, plata en marcha); Montenegro (plata en handball femenino); y el caso más espectacular: Kirani James ganó la prueba de 400 metros y le dio a Granada, pequeño país del Caribe con apenas 90 mil habitantes, la medalla de oro.

Bolt y el boom de Jamaica. Si Phelps era una de las grandes estrellas que se anunciaban en la previa, la otra era Usain Bolt. El velocista había logrado 3 oros en 2008 y repitió la hazaña en Londres ganando las mismas pruebas: 100 metros, 200 metros y la posta 4x100. Jamaica vivió una fiesta, ya que Bolt batió el récord olímpico en los 100 metros (9s63), el equipo nacional mejoró el récord mundial en 4x100 (36s84) y tres jamaiquinos llenaron el podio de los 200 metros: Bolt, Yohan Blake y Warren Weir. En el medallero, Jamaica terminó 18°. Tres de sus 4 oros fueron regalo de Bolt.

Alguna vez iba a perder. Yelena Isinbayeva es la mejor saltadora con garrocha de la historia. Batió 28 veces el récord mundial hasta alcanzar la nunca superada marca de 5,06 metros. La rusa había ganado la medalla de oro en Atenas 2004 y en Beijing 2008, pero en Londres no pudo ser. Saltó 4,70 metros y se quedó con el bronce. Primera finalizó la estadounidense Jennifer Suhr (4,75 m) y segunda, la cubana Yarisley Silva.

La presión mais grande do mundo. El fútbol brasileño sigue sin ganar la medalla de oro olímpica. Con Neymar, Hulk y Leandro Damiao era candidatazo, pero México lo superó 2-1 en la final y le destrozó la moral. Tremenda presión sufrirán sus jugadores en los próximos cuatro años. Primero serán locales en el Mundial 2014, con el fantasma del Maracanazo de 1950 (Uruguay les ganó la final) sobre sus espaldas. Y luego, en 2016, serán la sede de los Juegos Olímpicos, con la búsqueda del oro futbolístico como misión imprescindible.

Vecinos felices. Venezuela había ganado una medalla de oro en sus 16 participaciones: el boxeador Francisco Rodríguez, en México 1968. En Londres, el esgrimista Rubén Limardo terminó con la espera y consiguió la segunda. Sudamérica, que había sumado 5 oros en Beijing 2008, terminó con 6: además de Venezuela ganaron Brasil (3), Argentina (1) y Colombia (1). Chile y Ecuador, que habían logrado una de plata en 2008, se fueron con las manos vacías.


PUBLICADO EN EL GRÁFICO Nº4426 (SEPTIEMBRE DE 2012)

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