Por Martín Estévez
Este año, la checa Petra Kvitova ganó Wimbledon por segunda vez. Tiene condiciones para ser número 1, pero fuera de Londres sufre una gran irregularidad.
Había vivido un 2011 brillante. Ganó 6 torneos, incluyendo Wimbledon, fue elegida jugadora del año y quedó a un paso de la cima del ranking. Sin embargo, tenía sólo 21 años y luego no cumplió las expectativas puestas en ella. En 2014, cuando los focos ya no estaban sobre su raqueta, volvió a festejar en Wimbledon y revalidó esperanzas. ¿Podrá Petra Kvitova convertirse en la número 1 del mundo?
Una entre ocho mil
Nació en Bilovec, pueblo de ocho mil habitantes que en aquel momento (marzo de 1990) pertenecía a Checoslovaquia y actualmente, a la República Checa. Desde pequeña fue alta (hoy mide 1,83 metros) y eso le otorgaba potencial para varios deportes, entre ellos el tenis. Su papá Jiri la impulsó a entrenar y a los 16 años, cuando las condiciones de Petra estaban certificadas, se mudaron cerca de la prestigiosa escuela de Prostejov, de la que también surgieron Tomas Berdych y Lucie Safarova.
Allí terminó de perfilar su estilo: potente, con pocos efectos y un saque que, gracias a la constancia de las prácticas, se convirtió en uno de los mejores del circuito. ¿Su estilo es similar a algún otro? “Juego plano y rápido, como Juan Martín del Potro. Él juega como yo, o yo juego como él”, explica. Hay una diferencia esencial: la mano hábil de Kvitova es la izquierda. “Me encanta ser zurda –celebra-. Las demás jugadoras necesitan ajustarse y pensar diferente cuando me enfrentan”.
Debutó profesionalmente en junio de 2006, a los 16, con un triunfo 6-1 y 6-0 ante la letona Liga Dekmeijere, siete años mayor. Sí: ¡6-1 y 6-0! En aquel torneo de Prostejov ganó tres partidos hasta entrar al cuadro principal, donde cayó ante la argentina Clarisa Fernández. Fue un gran comienzo: en septiembre ganó un torneo en Hungría sin perder sets y en diciembre festejó en su país, terminando la temporada entre las primeras 500 del ranking.
Siguió sumando éxitos adolescentes en 2007: acumuló la anormal cifra de 17 triunfos consecutivos; levantó un trofeo en Alemania y tres en República Checa; logró sus dos primeros triunfos ante Top 100; y terminó entre las 200 mejores.
En febrero de 2008 ingresó por primera vez a un torneo WTA (principal nivel entre las mujeres): derrotó a Anabel Medina Garrigues (30ª) en París. Su nombre se hizo conocido en Memphis, cuando venció a la legendaria Venus Williams, entonces 8ª del ranking. Kvitova entró al Top 100 al ganar un torneo en España sobre superficies duras, al igual que todos sus títulos anteriores, y completó un 2008 que conmocionó: sumó 19 triunfos ante jugadoras Top 100, alcanzó los octavos de final en Roland Garros y se metió entre las 50 mejores. Tenía apenas 18 años.
Crecimiento acelerado
Su primer torneo en 2009 significó su primer título WTA: venció a tres Top 50 para imponerse en Hobart, Australia. Sufrió una lesión de tobillo en Roland Garros, pero se recuperó a tiempo para alcanzar octavos de final en el US Open tras derrotar a la Nº1 del mundo, Dinara Safina. Su carrera prometía ser magnífica y alimentó el entusiasmo al llegar a la final en Linz. Sin embargo, le faltaba mostrar su adaptación al césped. Y lo hizo en 2010: en Wimbledon alcanzó semifinales luego de eliminar a Caroline Wozniacki (3ª).
Su año de gloria, lo dijimos, fue 2011. Atención a la seguidilla entre enero y febrero: campeona en Brisbane, cuartos de final en el Abierto de Australia, ingreso al Top 20 del ranking y campeona en París derrotando a Kim Clijsters (2ª) en la final. En abril ganó su primer título sobre polvo de ladrillo: venció a Victoria Azarenka (5ª) en Madrid. Se convirtó en la sexta checa en ingresar al Top Ten y dio el gran golpe en Wimbledon, derrotando otra vez a Azarenka en semis, y a Maria Sharapova (6ª) en la final. Sus títulos en Linz y en el WTA Tour Championship pusieron el circuito femenino a sus pies: alcanzó el 2º puesto del ranking y fue elegida tenista del año.
No pudo con las presiones
Las vacaciones luego de aquella temporada fueron difíciles para Petra. La prensa y los aficionados querían un poco de ella: una entrevista, una foto, que fuera la mejor. Sin quererlo, hasta Martina Navratilova le sumó obligaciones. “La vi y pensé: ‘Dios mío, si esta chica trabaja en orden va a causar un gran impacto’”, declaró la checa, mejor tenista de la historia.
Arrancó el año como la gran candidata a ser Nº1 del mundo y le hubiera alcanzado con llegar a la final de Australia, en enero, pero cayó en semifinales ante Sharapova. Nunca más volvió a tener una chance tan clara. Fue un año con bajones, en el que alcanzó semifinales de Roland Garros, ganó dos títulos y cayó al 8º puesto. “Sentí mucha presión –confesó-, especialmente al tener que defender Wimbledon. Mi prioridad ahora es trabajar duro y mejorar en cada aspecto”.
En 2013 volvió a tener picos altos (campeona en Dubai y Tokio) y bajos (derrota ante Razzano, 131ª del mundo), perdiendo protagonismo ante el dominio de Serena Williams. Y 2014 había empezado en declive: no llegó a ninguna final hasta Wimbledon, donde ganó su segundo título de Grand Slam al derrotar con un contundente 6-3 y 6-0 en la final a Eugenie Bouchard. “Fue uno de los mejores partidos de mi vida –aseguró-. Wimbledon no es cualquier torneo, es realmente especial. Sé que mucha gente esperaba más de mí en estos tres años, pero ser la favorita en casi todos los partidos no me fue nada fácil”.
¿Qué más se puede decir sobre Petra Kvitova en este momento importante de su carrera? Mucho. Que sufre asma, pero desde que cambió de medicamento en 2012 la perjudica muy poco. Que su deuda pendiente son las superficies lentas: de sus 12 títulos, sólo uno lo obtuvo sobre polvo de ladrillo. Que no es buena jugadora de dobles: ganó 11 partidos y perdió 33. Que su twitter (@petra_kvitova) tiene 137 mil seguidores. Y que, con apenas 24 años, sus posibilidades de obtener más logros son muchísimas. “El número 1 significa mucho para todas”, declaró hace pocas semanas. Para ella, claro, también. Pero para alcanzarlo deberá luchar, mucho más que contra sus rivales, contra su propia mente.
Publicado en Access DirecTV N°71 (octubre de 2014)
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