Nacional 'B': En Gerli, El Porvenir y Ferro empataron 1-1 bajo la lluvia dejando una estadística muy particular. Fue la única ocasión en que se destacó en un medio masivo el número de laterales realizados.
No fue un clásico de barrio, sino un clásico de barro. El 1-1 entre El Porvenir y Ferro fue un típico partido con cancha mojada: friccionado, impreciso y mal jugado. El visitante pudo haber ganado si el árbitro cobraba en el final un claro penal de Martens a Miralles. Pero no lo hizo y el empate alejó a los dos equipos de la punta.
Los errores del árbitro Walter Díaz comenzaron mucho antes: el estado de la cancha era impresentable y el partido no debió haberse jugado. Ese detalle atentó contra la naturalidad del espectáculo, que --en parte por eso-- fue pobrísimo. "Con la cancha así no se podía jugar", graficaría luego Adrián Guillermo. En la primera etapa pasó muy poco. Un cabezazo de Campodónico que Taborda sacó en la línea fue la más clara. En el complemento todo cambió con el 1-0: centro de Galíndez, Grecco la bajó y Campodónico transformó a la pelota en huésped de la red. El Porvenir se adelantó menos por convicción que por necesidad, pero de pronto todo se le facilitó. Lagorio se perdió un gol de cara al arco, fue expulsado Carballo, entró Tosi (le dio fútbol al equipo) y llegó el empate: centro de Tosi, cabezazo en el primer palo y la llegada de Maxi Benítez para poner el 1-1.
Si el partido se había desvirtuado por el estado del campo de juego, el entrevero que terminó con Morquio, Blanco y Ríos expulsados lo transformó en una rareza. Marcos Del Cero --mediocampista-- tuvo que ocupar el arco de Ferro, pero El Porvenir nunca pateó al arco. Los números terminan delatando al partido: 7 amonestados, 4 expulsados, 43 faltas y 65 pelotas enviadas al lateral.
El Porvenir necesitaba ganar pero el empate no le cayó tan mal: suma cinco sin perder y aún debe recibir al puntero Huracán. Ferro se quedó con bronca: pudo ganar, quedó a seis de la punta y comienza a despedirse del título. Aunque las hinchadas tenían sed de fútbol, el agua terminó ahogando las esperanzas.
Los errores del árbitro Walter Díaz comenzaron mucho antes: el estado de la cancha era impresentable y el partido no debió haberse jugado. Ese detalle atentó contra la naturalidad del espectáculo, que --en parte por eso-- fue pobrísimo. "Con la cancha así no se podía jugar", graficaría luego Adrián Guillermo. En la primera etapa pasó muy poco. Un cabezazo de Campodónico que Taborda sacó en la línea fue la más clara. En el complemento todo cambió con el 1-0: centro de Galíndez, Grecco la bajó y Campodónico transformó a la pelota en huésped de la red. El Porvenir se adelantó menos por convicción que por necesidad, pero de pronto todo se le facilitó. Lagorio se perdió un gol de cara al arco, fue expulsado Carballo, entró Tosi (le dio fútbol al equipo) y llegó el empate: centro de Tosi, cabezazo en el primer palo y la llegada de Maxi Benítez para poner el 1-1.
Si el partido se había desvirtuado por el estado del campo de juego, el entrevero que terminó con Morquio, Blanco y Ríos expulsados lo transformó en una rareza. Marcos Del Cero --mediocampista-- tuvo que ocupar el arco de Ferro, pero El Porvenir nunca pateó al arco. Los números terminan delatando al partido: 7 amonestados, 4 expulsados, 43 faltas y 65 pelotas enviadas al lateral.
El Porvenir necesitaba ganar pero el empate no le cayó tan mal: suma cinco sin perder y aún debe recibir al puntero Huracán. Ferro se quedó con bronca: pudo ganar, quedó a seis de la punta y comienza a despedirse del título. Aunque las hinchadas tenían sed de fútbol, el agua terminó ahogando las esperanzas.
Morquio, Ayala y Sekagya, pasados por agua
PUBLICADO EN CLARÍN, NOVIEMBRE DE 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario