Por Martín Estévez
¡Casi un milagro! Polito,
Ulloa, Monteverde y Mannix dejaron a Ellerstina afuera de la final.
Fin. Se terminó. La
definición repetida, los finalistas de siempre, el clásico moderno. Se acabó la
rutina, la tradición, el previsible hecho de que Ellerstina y La Dolfina jueguen todas las
finales importantes. Se destruyó la idea de que en el polo pasa siempre lo
mismo. La destrozaron cuatro tipos. Uno es el único canadiense que jugó la Triple Corona en
este siglo: Fred Mannix. Otro es un ex La Dolfina , con todo lo que eso significa: Lucas
Monteverde. El tercero es una promesa de 27 años que ya es realidad: Hilario
Ulloa. Y el que resta se transformó por un rato en la oveja negra de la
familia: Pablo Pieres, 8 goles de hándicap, terminó derrotando a los 29 que
sumaban Facundo, Gonzalo y Nicolás. Pieres contra Pieres, ganó el que nadie
esperaba.
En la Zona A , avanza Ellerstina.
En la B , La Dolfina. Apenas
definido el fixture del Abierto, las primeras conclusiones eran esas. Los de
Cañuelas lideraron su grupo, claro. Y Ellerstina arrancó firme contra
Chapaleufú, pero ya ante La
Aguada , ante esta versión de transición de La Aguada , necesitó un chukker
suplementario para seguir invicto. Raro. En la definición de la zona, contra
Alegría (34 goles, nada de otro mundo) llegó 5-5 al final del tercer chukker.
No pisó el acelerador y, entonces, no pisó al rival. Polito y Ulloa le
acertaban seguido a los mimbres: 9-7 para Alegría en el cuarto, 13-9 en el
quinto.
Ellerstina había
levantado varios partidos así en los últimos años, pero el final del sexto
período dejó una diferencia extrema: 16-10. Los de negro ya no jugaban contra
Alegría, sino contra el reloj. En el séptimo descontaron a 17-13. Cuatro goles:
la misma diferencia que de la que se habían recuperado contra La Aguada una semana antes.
Pero no. Alegría corrió, luchó, contraatacó cuando tuvo que contraatacar y se
llevó el partido. Sí, en serio: 19-17. Adiós,
Ellerstina.
Había jugado las últimas
quince finales de la Triple
Corona , diez consecutivas contra La Dolfina. No perdía su
grupo desde Hurlingham 2008. Y no faltaba a la final de Palermo desde 2004.
Definía el grupo contra Alegría, que jamás había llegado a una final de Triple
Corona. Pero perdió. Ellerstina perdió su silla en la Catedral porque Mannix
estuvo concentrado, porque Ulloa cubrió más espacios que nunca, porque
Monteverde aportó la experiencia de quien ganó cuatro veces el Abierto, porque
Polito no respetó apellidos, ni estadísticas, ni pronósticos. La definición
repetida, los finalistas de siempre, el clásico moderno se terminó. Fin.
PUBLICADO EN EL GRÁFICO POLO Nº338 (DICIEMBRE DE
2013)
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