Por Martín Estévez
Hace 20 años, la deportista argentina más popular en el planeta ganaba el Masters femenino, uno de los cuatro máximos logros de su carrera.
El 21 de noviembre de 1994, en el Madison Square Garden, vencía 6-3, 6-2 y 6-4 a la estadounidense Lindsay Davenport y se consagraba campeona del Masters. Gabriela Sabatini tenía apenas 24 años, pero ya se sentía una veterana. Tras una década entera viajando por el mundo y de batallar durante decenas de torneos contra la alemana Steffi Graf, la española Arantxa Sánchez Vicario y la gran Martina Navratilova (que se retiró justamente en ese Masters tras perder con Gaby), su nivel y, especialmente, su motivación habían entrado en un declive que no se notó en Nueva York.
Fue el último de sus cuatro mayores logros en el circuito tenístico: antes, había ganado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos y el Masters en 1988, y el US Open 1990. Fueron en total 27 títulos, 632 triunfos y 821 partidos. 77% de efectividad: eso significa que ganó casi 8 de cada 10 partidos que jugó en su carrera. Para comparar: otro grande, David Nalbandian, ganó el 67%.
Gaby, nacida el 16 de mayo de 1970, talentosa y dúctil en un circuito en el que comenzaba a prevalecer la fortaleza física, debutó como profesional a los ¡13 años! y le ganó a la griega Angeliki Kanellopoulou en Estados Unidos.
Explotó siendo tan joven (en Hilton Head, a los 14 años, derrotó a tres top ten y llegó a la final) que el tenis le comió no sólo una parte de la juventud, sino también la adolescencia entera. Popular en la Argentina y en todo el mundo, sufrió esa exposición: de perfil bajo, retraída, como fuera de la cancha pensaba sólo en tenis, a veces, dentro, su mente pensaba en otras cosas.
Ganó un título en 1985, 1 en 1986 y 4 en 1987, pero en 1988 dio el salto: la medalla, el Masters, la final del US Open y otros 3 campeonatos ganados. Sus partidos comenzaron a transmitirse por la televisión abierta y se produjo un fenómeno que se hizo rutina: el de familias enteras despertándose temprano para ver a Gabriela por la tele.
En el 89 ganó Miami, Amelia Island, Roma, y Filderstadt, y alcanzó ese puesto número 3 del ranking que tantas veces estuvo cerca de superar, pero que siempre fue su techo. En el 90 festejó en el US Open ante la Nº1, Graf, en la final.
La irrupción de Monica Seles sumó una durísima competidora, pero Gaby todavía tenía otro año maravilloso: en 1991 ganó 35 de sus primeros 37 partidos, completó una racha de 5 triunfos consecutivos sobre Graf y se impuso en Tokio, Boca Ratón, Hilton Head, Amelia Island y Roma.
Otros 5 títulos en 1992 la mantuvieron en la elite, pero su cansacio empezó a notarse en 1993, cuando se intensificaron sus problemas con el servicio (cometía muchas dobles faltas) y para cerrar los partidos. Su derrota ante Mary Joe Fernández en Wimbledon, luego de estar 6-1 y 5-1 en ventaja, simboliza aquellos momentos. Fueron dos años sin títulos que se cortaron en el Masters 1994. En octubre de 1996, ya fuera del Top Ten y lejos del nivel de las mejores, anunció su retiro. Tenía apenas 26 años, pero parecían muchos más.
Hace apenas unos días, se inauguró una estatua en su honor en la Ciudad de Buenos Aires. Verla será un pequeño consuelo para las generaciones que no disfrutaron la emoción de sentarse enfrente de la tele de para mirarla batallar en vivo frente a las mejores del mundo.
Publicado en El Gráfico N°4451 (noviembre de 2014)
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