En el Abierto de San Jorge hubo un nuevo reglamento, pero un viejo e histórico campeón: Chapaleufú.
En los últimos años, varias voces se han alzado denunciando que el reglamento actual de la Asociación Argentina de Polo necesita una renovación. Desde los que opinan que hacen falta pequeños retoques hasta los que creen que ha quedado obsoleto y no está a la altura de la profesionalización que alcanzó este deporte en otros ámbitos, existe una gran cantidad de posiciones intermedias. Se decidió entonces utilizar al Abierto de San Jorge como experimento para probar algunos cambios reglamentarios. Y, en el campo de juego, Chapaleufú demostró que se adapta a los nuevos tiempos y consiguió el título.
Las novedades
Para empezar, habría tres copas en juego, en lugar de las dos tradicionales. El Trofeo Duque de Edimburgo, para equipos de hasta 18 goles; el Trofeo Francisco Reyes Carrere, para conjuntos de hasta 16, con un militar en su formación y tomando en cuenta el hándicap; y la Copa Héroes de Malvinas, subsidiaria de mediano hándicap.
En cuanto a lo reglamentario, recurrimos directamente al comunicado de la AAP para explicar las modificaciones: “Francisco Dorignac anunció novedosas acciones que serán implementadas en la categoría alto hándicap con el consentimiento de los equipos participantes y que podrían, oportunamente, dar lugar a modificaciones en el Reglamento de Polo. Tienen como objetivo agilizar el juego e intentar que los equipos no saquen ventaja buscando foules. Las pruebas que se realizarán son tres. La primera es que los goles de jugada valdrán doble. La segunda, que los throw-in ya no serán disputados por los ocho protagonistas, sino tan sólo por cuatro. Y la tercera, se pondrá un límite a los jugadores en la carrera que toman antes de tirar un penal, que será de, como máximo, 50 yardas”.
¡A jugar!
El torneo de alto hándicap lo disputaron solamente dos equipos, en partido a ida y vuelta; mientras que el de mediano hándicap contó con cuatro conjuntos.
El 31 de agosto se jugaron, en Hurlingham al Norte, las semifinales del Trofeo Duque de Edimburgo. En primer turno, La Guapa recuperó seis goles de desventaja por su mejor valorización y se impuso 15-14 a Santa Paula (Carlos Menéndez Behety, Carlos Guillani, José Ortiz Masllorens y Mauricio Guillani). Luego, Los Porras derrotó sin sobresaltos a Financomp (Juan Cichero, Eduardo Fredes, Alejandro Palomeque y Rodolfo Grazzini).
La segunda jornada fue el 3 de septiembre. Ya en Palermo, donde se jugaría el resto de los partidos, Chapaleufú y La Natividad abrieron el duelo de alto hándicap. Gracias a los cambios reglamentarios, el equipo de los Heguy consiguió una amplia ventaja de 8-2 al final del segundo chukker, pero La Natividad reaccionó y acortó a 11-10 en apenas un período. Finalmente, Chapaleufú tuvo un gran sexto chukker para quedarse con el triunfo, 25-18, a través de once tantos de jugada y tres de penal. El goleador fue Julián de Lusarreta, que sumó 5 de jugada.
La idea original era disputar los encuentros decisivos el 6 de septiembre, pero las lluvias comenzaron una serie de postergaciones y el torneo, que se había iniciado semanas antes que el Abierto del Jockey Club, terminó después, el 21 de septiembre. Por ese motivo, la subsidiaria quedó sin definición.
En el mediano hándicap, La Guapa (Emanuel Kovalivker, Ernesto Urien, Santiago Mendivil y Hernán Tasso) cedió un gol por su mejor hándicap, pero se impuso por un amplio 17-7 a Los Porras (Fabio Porreca, Gonzalo López Vargas, Horacio Henry y Tomás Dartiguelongue), y se quedó con el Trofeo Francisco Reyes Carrere.
Claro que el gran evento era la final de alto hándicap. En la cancha 1 de Palermo, el primer chukker terminó 2-2. Chapaleufú tomó las riendas en el segundo (6-4) y estiró la ventaja en el tercero (9-4). Más allá de que el nuevo reglamento permitía alguna esperanza, la distancia parecía demasiada, especialmente porque La Natividad no contó con su líder, Lolo Castagnola, en esta revancha. Y terminó de ser decisiva tras el cuarto chukker: Chapa se fue al descanso con resultado de 13-6 y el trofeo prácticamente asegurado. La Natividad tuvo un prolijo cierre que le permitió una derrota ajustada (15-13), pero nunca estuvo cerca de dar vuelta la historia.
Fue el final de un experimental San Jorge, en el que sólo tuvieron éxito dos cosas: la iniciativa de un máximo de 50 yardas de carrera antes de patear un penal y, claro, el cuarteto de Chapaleufú.
Publicado en El Gráfico Especial Nº352 (noviembre de 2014)
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