Por Martín Estévez
En el último torneo de la temporada, Serena Williams intentará revalidar, una vez más, el mérito de ser la mejor jugadora desde el 2001 hasta el presente.
El final de la temporada 2015 del tenis femenino invita, como suele suceder, a realizar un balance anual enfocando en distintos tópicos. Y, entre ellos, uno de los más importantes es siempre el mismo: ¿cuál fue la mejor jugadora? El análisis, que habitualmente necesita de reflexión, debate y multiplicidad de argumentos, esta vez tiene una respuesta contundente y con poco lugar para la discusión: la mejor fue Serena Williams.
¿Qué otras candidatas lógicas existieron para conseguir ese honor? Antes del inicio de la temporada, Ana Ivanovic y Caroline Wozniacki eran dos potenciales dominadoras. Veamos qué les ocurrió, comenzando por Ivanovic. La serbia inició el año alcanzando la final en Brisbane, pero en el Abierto de Australia ya recibió un duro cachetazo: derrota en primera ronda ante la checa Lucie Hradecka, que venía desde el cuadro clasificatorio. Tambaleó hasta Roland Garros, cuando al menos alcanzó las semifinales y mostró algo de fuego, pero en Wimbledon otra vez fracasó: la eliminó la desconocida Bethanie Mattek-Sands, 158ª en el ranking. Al cierre de esta edición, Ivanovic no había ganado ni un solo título en la temporada. Definitivamente, la descartamos.
No podemos decir lo mismo de Wozniacki, ya que pasó el requisito mínimo: fue campeona en Kuala Lumpur. Pero la danesa de 25 años sólo obtuvo ese torneo, en el que no enfrentó a ninguna de las 80 mejores. El resto de su 2015 no fue nada deslumbrante: afuera en segunda ronda de Australia, contra Victoria Azarenka, que también le ganó en Doha y Roma. Además perdió rápido en Indian Wells y, especialmente, en Roland Garros: ante Julia Goerges, 72ª del mundo. En Wimbledon apenas arañó los octavos de final. Un año decepcionante para ella.
Al revés fue el caso de Carla Suárez Navarro. La española arrancó con bajo perfil y, a los 27 años, vivió los mejores meses de su carrera. Finalista en Antwerp, Miami y Roma, dio un salto en el ranking que le permitió llegar al Top Ten, pero su cifra de títulos ganados quedó en cero.
Hasta aquí, más que enemigas de Serena, las rivales parecieron sus amigas, porque le allanaron el camino. Sólo hubo dos que le dieron real batalla.
La rumana Simona Halep levantó el trofeo en Shenzhen y en Indian Wells. Sin embargo, en Australia perdió en cuartos de final y en Madrid cayó en su debut ante Alize Cornet (27ª). Hay más: tropezó bruscamente en Roland Garros (eliminada en segunda ronda contra Lucic, 70ª del mundo) y en Wimbledon, donde fue derrotada por Jana Cepelova, que ni siquiera se ubicaba entre las cien mejores. Nadie puede pretender, con esas manchas, ser considerada la mejor.
Mayores fueron los aplausos que recibió la popular Maria Sharapova. Ganó una gran final contra Ivanovic en Brisbane, trepó hasta la final del Abierto de Australia, fue campeona en Roma y semifinalista en Wimbledon. Claro que en la suma negativa también tiene consideraciones de mucho peso: cayó inesperadamente ante rivales como Flavia Pennetta (en Indian Wells), Daria Gavrilova (Miami) y Svetlana Kuznetsova (Madrid). Además, no pudo robarle siquiera un set a la mejor del año.
La mejor del año, claro, fue Serena. ¿Por qué? Porque comenzó ganando el Abierto de Australia, final contra Sharapova incluida. Porque en marzo festejó en Miami, dejando en el camino a Halep y a Suárez Navarro. Porque en mayo se llevó también el segundo torneo de Grand Slam: Roland Garros. Y porque en junio acumuló el tercero, Wimbledon, con autoridad. Ganó los tres principales torneos (al cierre de esta edición se disputaba el US Open), sumó 40 triunfos y apenas 2 derrotas en cancha (dos veces no se presentó a jugar por lesión). Lideró el ranking de principio a fin. Y demostró que en estado físico, técnica y mentalidad está dos escalones encima de todas sus rivales.
Un paso adelante
Al ser tan claro el dominio de Serena en 2015, es posible animarse a postularla para una condecoración mayor: ¿es la estadounidense la mejor tenista en lo que va del siglo XXI? Las únicas siete jugadoras que pueden entrar en esa discusión son Lindsay Davenport, Wozniacki, Victoria Azarenka, Amelie Mauresmo, Venus Williams, Sharapova y Justine Henin.
Davenport y Wozniacki cuentan con un gran caudal de tiempo liderando el ranking mundial. La estadounidense gobernó durante 98 semanas entre 2001 y 2006; mientras que la danesa lo hizo en 67 semanas en el período 2010-2012. Sin embargo, tuvieron una enorme cuenta pendiente: no ganaron torneos de Grand Slam.
Azarenka y Mauresmo sí obtuvieron campeonatos grandes: dos cada una. Un número relativamente bajo, al que además se suma una estadía más corta en el puesto número 1: la bielorrusa lo ocupó 51 semanas; la francesa, sólo 39.
Venus y Sharapova, por su parte, no tienen deudas con los Grand Slams. La mayor de las Williams festejó cuatro veces en Wimbledon y una en el US Open; mientras que la rusa obtuvo dos veces Roland Garros y una vez Australia, Wimbledon y el US Open. Claro que su inconstancia les juega en contra: lideraron apenas 11 y 21 semanas, respectivamente, el ranking femenino.
A todas ellas las supera la belga Justine Henin, que entre 2003 y 2008 fue la mejor del planeta durante 117 semanas, totalizando además 7 grandes torneos. Excelentes cifras, aunque le quedó pendiente ganar el título en Wimbledon.
Estos datos hacen más claro el desnivel: en la comparación, Serena Williams arrasa. No solamente ha liderado el ranking en distintos momentos entre 2002 y 2015, sino que lo ha hecho extensamente: acumula nada menos que 255 semanas como líder. Además, extermina al resto con sus 6 Abiertos de Australia, 3 Roland Garros, 6 Wimbledon y 6 US Open: ¡20 Grand Slams en 15 años!
Hay muchas otras categorías que podrían analizarse, pero estas dos sirven como muestra para afirmar lo que parece muy claro: Serena Williams es la mejor del siglo XXI. A partir del 26 de octubre, cuando comiencen a jugarse las WTA Finals en Singapur, tendrá la oportunidad de continuar elevando su nombre en los cielos del tenis mundial.
Publicado en Access DirecTV N°83 (octubre de 2015)
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